Notable experiencia con formato a nostalgia
Por Miguel Carrillo
Bascary
Con la llegada de Franco Colapinto a la F1 y la coyuntura
económica que de alguna manera favorece el viaje de los argentinos al exterior,
se multiplicaron las ofertas de paquetes
turísticos para concurrir a alguno de los Grand Prix que restan en el
calendario 2025 de la categoría magna.
Ya ocurrió algo similar en
algunas de las temporadas en que Carlos
Alberto Reutemann compitió en el máximo torneo (1972 a 1982), aunque los
altos costos reservaban excursiones turísticas-deportivas a una muy escasa
cantidad de connacionales.
Para contraste, no ocurrió igual cuando Juan Manuel Fangio y una
legión de argentinos compitió en los Campeonatos Mundiales de Conductores
durante la década de los años cincuenta. Esto obedeció a varios motivos: las
pocas facilidades que existían para los viajes en avión, las restricciones
cambiarias y, por, sobre todo, por la falta de promoción de actividades turísticas
destinadas a conformar una oferta especializada.
Aun así, hubo un pequeño nicho de mercado formado por quienes
podían darse el lujo de viajar para asistir a los grandes eventos del
automovilismo. El caso detectado de que da cuenta el anuncio que abre esta
nota, estuvo centrado en las 500 Millas
de Indianápolis de 1955, una competencia que integró el programa del
Campeonato Mundial de Conductores entre los años 1950 y 1960.
En la ciudad de Bs. Aires
la empresa EVES (Entidad de Viajes
Educativos y Sociales) supo organizar viajes a los estados unidos, el Canadá y
Cuba, estratégicamente armados para que los pasajeros pudieran asistir a la que
se promocionaba como “la carrera más famosa del mundo”.
La edición de 1955 fue la 39ª, lo que contrasta notoriamente con la 109ª,
que se disputó en el 2025, setenta años más tarde. Las decenas de argentinos
que adquirieron la excursión pudieron asistir al triunfo de Bob Sweikert, al comando de su Kurtis
Kraft – Offenhauser a un promedio de 206,332 km/h, contra los 270.16 km/h que
alcanzó el triunfador de la edición 2025 Alex
Palou (español) del equipo Chip Ganassi- Honda.
Completaron el podio de 1955: el legendario Tony Bettenhausen (primero de la dinastía), y Jimmy Davies. ¿Sus máquinas? Kurtis- Offenhauser, ¡por supuesto! El motor Offy que dominó sin solución de continuidad desde 1946 a 1964, hasta ser destronado en el ’65 por el Lotus 38 – Ford V8 de Jim Clark, ¡el primero con motor trasero!
Los fanáticos argentinos pudieron tener en sus manos el programa oficial de las 500 y contemplar el famosísimo Trofeo Borg Warner que se disputa desde 1911.
El periplo del contingente que partió de Bs. Aires incluyó: Detroit,
por entonces meca de la industria automovilística del mundo, las Cataratas del
Niágara, Canadá (no consta qué ciudad/es) Nueva York, Washington, Miami y, como remate, los casinos de La Habana pre-castrista.
Interesa señalar que EVES comenzó a operar en 1928, en 1955 tenía su casas en Mendoza Bs. Aires, Rosario y Santa Fe. También supo ofrecer tours por Europa, posibilitando la asistencia a los Grand Prix en los que participaba el Quíntuple, Juan Manuel Fangio.
La empresa se retiró del mercado en el año 2020. De no ser así, seguro que estaría ofreciendo viajes para los argentinos que quisieran seguir a Colapinto.
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