miércoles, 30 de diciembre de 2020

Tres mástiles y dos banderas

Muchas dudas, una certeza

Serie: Ceremonial práctico

Por Miguel Carrillo Bascary

Una interesante consulta me llega de una localidad del interior de la provincia de Río Negro, cuya consideración vuelco en esta entrada por considerarla de interés para casos similares.

El caso de hoy

En una localidad se inaugurará próximamente una plazoleta central que dividirá ambas manos de la avenida de acceso; en ella se instalarán tres mástiles alineados y de idéntica altura. Dos de ellos están destinados a la Bandera nacional y a la provincial, el tercero correspondería a la enseña comunal, pero como todavía no se cuenta con ella se genera la duda sobre cuál otra colocar; o en su caso de qué manera deben disponerse.

La consulta

En el seno de la administración local no hay acuerdo, un criterio postula dejar el mástil central libre y colocar a su derecha la Bandera nacional y a su izquierda la provincial.

Otro parecer sugirió poner la bandera provincial en el centro y dos nacionales a cada uno de los lados.

También hay quién postula que la Bandera nacional vaya en el centro, la provincial a su derecha y, con respecto del tercer mástil se plantea la opción de instalar la enseña del cooperativismo (muy activo en la región, según me informan); del movimiento Scout (lo que implicaría satisfacer una demanda de sus numerosos cultores) o bien, una de las tantas "banderas de la paz".

Sin confirmación oficial se aventuró que un funcionario sugirió que para alagar al intendente se podría colocar la enseña del club de futbol de cuya comisión directiva preside, so pretexto que acaba de salir campeón de la liga por cuarto año consecutivo.

Respuesta

Desde mi posición resulta claro que la precedencia corresponda a la Bandera nacional, por lo que debe colocarse en el mástil central.

A su derecha sugiero colocar a la Bandera Nacional de la Libertad Civil, por ser nuestro símbolo patrio histórico y en el tercero la enseña de la provincia

Así, con toda simplicidad se ocupan los tres mástiles y se observan las respectivas precedencias.

Prospectiva

Como la Bandera Nacional de la Libertad Civil es de uso optativo, cuando la comuna defina cuál será su insignia particular la primera podrá ser quitada, en cuyo caso el ordenamiento será el lógico: en el centro la Nacional, a su derecha la provincial y a la izquierda de la primera irá la de la localidad.

Consideraciones

Dejar un mástil libre no resulta estético; además expresa una carencia a los ojos de quien no residen en la localidad y desconoce que por el momento no hay bandera comunal.

Colocar la enseña de la provincial en el centro es contrario a la precedencia que merece la Nacional, por lo que debe descartarse de plano.

En cuanto a la idea de izar en el tercer mástil la bandera de cualquier otra expresión sectorial implica un desconocimiento supino de lo que significa un símbolo estatal, ya que si bien no es contrario al ceremonial complementar el izamiento de la Bandera Nacional con enseñas particulares para éstas debe usarse mástiles que estén claramente diferenciados, jamás formando un conjunto único.

Agrego en particular:

a) la bandera del cooperativismo alude a un movimiento económico – social; si bien es de carácter universal, no deja de ser una insignia sectorial; es el mismo caso que la de los scouts; las que corresponden a distintas etnias. orientaciones de género o de alguna religión; por la misma razón correspondería excluir el pabellón de un estado extranjero cuyos ciudadanos hayan contribuido significativamente al poblamiento de la región, ya que si bien tendría naturaleza oficial esto estará planteando una preferencia respecto de los habitantes de otro origen nacional.

b) a lo largo de los años se han propuesto varias "banderas de la paz", cada una contando con diversos orígenes, algunas de ellas inspiradas por filosofías u otro tipo de ideología; pese a su propósito integracionista su misma pluralidad las señalan como emblemas sectoriales.

c) menos aún correspondería utilizar el paño representativo de una empresa que eventualmente haya donado la obra; la de una agrupación política o la del cuadro de futbol local, por más que haya sido un reiterado campeón.

domingo, 27 de diciembre de 2020

La bandera más temida

La señal de PESTE


Por Miguel Carrillo Bascary 

Lo primero a destacar es que no se trata propiamente de una “bandera”, sino de una señal en “forma de bandera”. El vocablo “peste” vine del latín, pestis, apelativo con que se designaba a cualquier enfermedad que afectaba a un conjunto de personas.

El título que abre esta entrada se justifica plenamente, cuando pensamos el horror que despierta en la Humanidad constatar su miseria como especie ante el insondable misterio de la enfermedad, un estado capaz de aniquilar civilizaciones; destruir familias; descalabrar el comercio; paralizar el trabajo … en definitiva, que esta señal nos hace ver a los hombres y mujeres de toda edad, la nada que somos ante las realidades de la Naturaleza.

El terminar este año, el vexilo pestífero desnudando la soberbia de una Humanidad que se consideraba dueña de su destino.

Antiguo sobre franqueado con el timbre alusivo a la 
Exposición Mundial de N. York y una viñeta alusiva a la cuarentena

Los hombres de hoy nos igualamos con aquellos, que con un valor a toda prueba desafiaban los mares desconocidos en débiles embarcaciones de madera, pero palidecían al ver ondear en la brisa la “bandera de la peste”. Contra los piratas podía lucharse; eventualmente confiar en su misericordia, pero contra la enfermedad nada podía hacerse, sino rezar.

Hoy como ayer, ante ese tremolar, los ojos de la Humanidad se vuelven a los cielos buscando a Dios, en mil idiomas, pidiéndole su protección.

El enemigo invisible sigue acechando buscando presas; implacable; mutante; disfrazado en el negacionismo insensato de muchos para sorprender a los incautos y a otras víctimas, aquellas surgidas en la desconsideración de sus vecinos; de sus propios hijos y de sus amigos.

El color amarillo

A lo largo de los siglos diversas patologías se han visto reflejadas en la señal que hoy tratamos: el cólera; la viruela; el sarampión; la fiebre amarilla y la peste bubónica, por supuesto, la “muerte negra” que acabó con más de un tercio de la población europea en el siglo XIV.

Es paradójico que el amarillo, el mismo color del oro y del Sol, símbolo de la vida, de la prosperidad y la energía; haya sido seleccionado para representar el horror de la muerte por enfermedad.

El amarillo también ha señalado a los reos de traición; a las meretrices; a los condenados por herejía; a los locos y a los comerciantes en quiebra. En la Alemania nazi se impuso a los judíos una gran estrella de David de este color que debían llevar cosida sobre su pecho; cruel afrenta que avergüenza a todo el género humano. También en los medios del arte se considera que convoca a la mala suerte.

El amarillo fue el color predominantemente elegido para simbolizar la enfermedad, lo que podría explicarse por varias razones:

  • es uno de los colores más visibles al ojo humano y por ende sirve de advertencia para mantener alejadas a las personas sanas;
  • las principales potencias marítimas de Europa no lo usaban en sus banderas, de manera que en el mar no generaba confusiones;
  • el color ceniciento de la piel de los enfermos, suele representarse con el amarillo pálido, por contraposición del rosado, que caracteriza a la buena salud.

Como vemos, al amarillo se le atribuyen grandes dones pero también, connotaciones cargadas de negatividad.

Un oficio inmemorial

Un lejano antecedente de la enseña pestífera podrían ser las banderolas que llevaban en la Edad Media los cazadores de ratas (rat catchers) que recorrían calles y caminos de Europa aplicando su oficio para el control de estos roedores. En aquellas ciudades fétidas cumplían un verdadero servicio público. Una manifestación muy conocida es la conocida fábula del “Flautista de Hamelín”.

Subsisten antiguas viñetas que muestran a estos peculiares personajes. Se especula que pudieron ser amarillas, para resaltar mejor las siluetas de ratas que llevaban pintadas señalando el oficio.

 

Reforzando la alerta

Como una variante al “mensaje”, la señal de peste se potenció con el agregado del negro, representativo de la muerte en las culturas europeas que, en coincidencia con el amarillo componen una marca visual sumamente clara.

Esto se refleja en las señales negras-amarillas que se usan en las carreteras y como código de advertencia en materia de seguridad industrial. Apareció así la bandera cuadriculada en negro y amarillo.

Con el advenimiento de la cultura del automóvil fue necesario reglar su circulación y como principal señal luminosa se apeló al semáforo, donde el amarillo significa: cuidado; advertencia. De allí su simbolismo pasó a muchos otros usos.

Otros significados

La temida “yellow Jack”, como la llamaron los marinos británicos, se usó para advertir la presencia de enfermos a bordo; por extensión se empleó para simbolizar la cuarentena sobre una embarcación; los hospitales (antes de que se inventara la “cruz roja” a mediados del siglo XIX); los lazaretos; colonias de leprosos y otros lugares similares.

Otro nombre que mereció fue el de “Quebec”, emblema de la “Q” en el alfabeto de señales marítimas. Claro estereotipo discriminante que emplearon los británicos para con los habitantes de la antigua colonia francés de la ciudad homónima. Hoy ha persistido en el "Código Internacional de Señales" para la navegación, implementado desde 1855 por iniciativa de la "Cámara de Comercio Británica” (British Board of Trade). Sin embargo, luego de sucesivas revisiones el código Quebec hoy indica precisamente lo contrario a su primitiva connotación, y se considera que implica: “barco sano”.

La lucha actual

Al declararse la actual pandemia de corona virus la “Sociedad Española de Vexilología” promovió un concurso que permitió seleccionar un emblema de la lucha contra este mal. Se consideraron 23 proyectos (1) de entre los que fue seleccionado el que presentó José Manuel Erbez. Su memoria descriptiva dice así:

      “La mitad superior de la figura central en forma de Sol sobre la mitad inferior en forma de coronavirus simboliza la victoria sobre la enfermedad. Además, la mitad superior simboliza el amanecer de un nuevo tiempo sin cuarentena (representada por el amarillo de la parte inferior)”.

Notable síntesis en su mensaje; dotado de un bella esperanza y una señal coherente con la tradición aquí explicada. En cuanto a los colores seleccionados; consta el amarillo, por supuesto; pero superpuesto a él, vemos al celeste, emblema de un cielo despejado, sereno, formando un conjunto binario, tal como se expresa en los usos marítimos del Japón para aludir a la letra “Q”. Al respecto advierto la significativa diferencia con el diseño anterior, donde el azul se trasmuta en celeste, acorde al significado que le asignó su creador.

 

Formulo votos para que, vacuna mediante, se concrete el triunfo preconizado en el paño. Las vacunas que por estos días comienzan a distribuirse, así lo hacen esperar. Confiemos.

Banderas en consecuencia

Al comienzo de la pandemia se hizo conocido el crucero turístico “Diamond Princess” que puso en su borda una bandera de Japón con una inscripción que señalaba que llevan enfermos de covid (o por lo menos, así decía el epígrafe).

Vistos los efectos luctuosos de la pandemia, a lo largo del mundo diversas comunidades quisieron expresar su dolor ante la muerte de sus miembros mediante la clásica colocación de las banderas a media asta; lo que en otros tantos puntos del planeta fue rechazado por considerarse una claudicación ante la enfermedad. De ello surgió una polémica sin solución ya que, tanto es legítimo expresar el duelo con este posicionamiento, como es válida la decisión de mantener en alto las banderas. como emblema de fortaleza ante la adversidad. Ambas muy respetables.


Otras banderas de la angustia

Pero también en los últimos meses, luego de las primeras semanas de declarado el confinamiento surgieron otras señales dramáticas. Son las banderolas que procuraban llamar la atención de los poderes estatales y conmover a las simples personas de buena voluntad sobre el hambre y el desamparo que padecían las víctimas más vulnerables de la adversidad. Así, a la blanca se la asignó como significado una urgente demanda de alimentos y a la roja, al pedido de medicinas.


Una manifestación solidaria ante las consecuencias del coronavirus es la coloración de monumentos y de algunos elementos naturales con las banderas de los estados más afectados. Con espontaneidad así lo hizo la comuna de Zermatt (Suiza) que proyectó la enseña argentina sobre el Matterhorn (monte Cervino), actitud que también se reprodujo aludiendo a otros países. En la misma línea podría citarse a la ciudad de Bs. Aires que hizo lo propio con la de Italia, plasmada sobre el Obelisco que la caracteriza.


Así, en plena Era Tecnológica, la “bandera del horror”, la “bandera de la peste”; sigue atemorizando a la Humanidad.

 

Nota: Pueden verse los otros diseños que se presentaron a concurso desde el link https://vexilologia.org/propuestas-para-bandera-de-la-lucha-contra-la-covid-19/?fbclid=IwAR00gv8jsVAdJH2YnAMIfzgm2JafPX2RdaG52wkm9gKjE_hWdZSndfbA7IA

Como curiosidad les presento otros tres diseños presentados al concurso que por distintos motivos me llamaron la atención, en cada caso quedan señalados sus autores.

Daniel Silva                                       Mario Ruiz

Gerard Mendoza


lunes, 21 de diciembre de 2020

Banderas en las pulperías de la pampa

Rojo, había carne fresca; blanco, bebidas

 

Texto al pie de la ilustración: “1. La Pulperia con una caña con grimpola á la puerta que le sirve de distintibo. 2 Un Paisano q.e llega á comprar bebida. 3. Hastas q.e llaman Chifles en donde se conduce regularm.te la bebida para Viaje. 4 Cocina. 5. Vista de un rancho de campo q.e llaman Chacara” (sic)

 

Por Miguel Carrillo Bascary

Quienes vivimos en este siglo XXI tenemos muy afianzada la idea de que las banderas representan a estados, ciudades y un vario pinto conjunto de agrupaciones de humanos, pero en la historia, estos vexilos también han servido como señales empleadas para trasmitir un mensaje convencionalmente conocido.

Un ejemplo lo vemos en los banderines que solían usarse en las pulperías ubicadas en la inmensidad de las llanuras pampeanas durante el siglo XIX, como señal para los gauchos que la recorrían.

Según lo rescata de las tradiciones orales el literato argentino Leopoldo Lugones, el rojo indicaba la disponibilidad de carne y el blanco, la de bebidas, obviamente alcohólicas.

En su obra “El Payador”, publicado en 1916, puede leerse:

    “Para el domingo, la pulpería aislada en la pampa como una barcaza en el mar, izaba en la punta de un largo palo, que era igualmente vigía para observar a los indios merodeadores, un guión, blanco si no había más que bebida, rojo si también vendía carne. Los gauchos llegaban con sus parejeros de carrera y sus gallos. Pronto disponían en el suelo aplanado, canchas para la taba. Otros concertaban sobre el mostrador, partidas de truco y de monte. Allá buscábanse los valientes de fama “para tantearse el pulso” en duelos provocados por una trampa de juego, una pulla o un poético lance de contrapunto. Este último incidente provenía de una institución y un tipo que han sido la honra de nuestra campaña, al comportar su ejercicio el culto apasionado de la poesía” (Pág. 58;  tomo 1; https://www.letras.edu.ar/elpayador.pdf)

La referencia nos la ofrece el investigador Roberto Amigo, jefe de curadores del Museo Nacional de Bellas Artes, quien tuvo a su cargo la muestra “Un viajero virreinal. Acuarelas inéditas de la sociedad rioplatense” realizada en dicho repositorio entre noviembre de 2015 y enero del 2016. El catálogo de viñetas realizadas entre fines del siglo XVIII y el XIX fue editado posteriormente y en él se ilustra una acuarela que el investigador describe con las siguientes palabras:

"El jinete de espaldas, de pie junto a su caballo, lleva un poncho arribeño decorado con listas de colores; usa el cabello largo y atado con una trenza, con un sombrero de ala ancha; botas de potro y espuelas. Cuelgan de su montura tres chifles de cornamenta de buey donde se almacena la bebida para las travesías; seguramente ha llegado para reabastecerse. En la puerta de la pulpería aparece la figura de una mujer campesina, de escasa representación en el conjunto, con abalorios al cuello, pañuelo en la cabeza; camisa y pollera acampanada. Es, probablemente, la encargada del comercio, cuyo propietario puede que haya sido el mismo que el de la chacra que se representa en el fondo de la composición. Este rancho en el horizonte se menciona en el texto como "el que llaman chacara".

A lo expuesto puedo agregar que el uso de gallardetes obedece a su simplicidad de confección, obviamente, pero también a su función. Para que fuera visible desde lejos un véxilo debe flamear y para esto nada mejor que un jirón de tela, por su mejor aerodinamia y menor peso.



domingo, 20 de diciembre de 2020

¿Escarapelas provinciales?

Cuando Buenos Aires buscó darse escarapela


Por Miguel Carrillo Bascary

Las escarapelas surgieron como emblemas militares que permitían identificar a los miembros de un ejército o coalición en tiempos donde la uniformidad no existía. En Argentina es bien conocida la iniciativa del entonces coronel Manuel Belgrano, que desde Rosario pidió al gobierno del Triunvirato que decretaría una escarapela nacional, para distinguir a los efectivos patriotas en caso de un enfrentamiento con los hispánicos. Un precedente cercano fueron las “medidas de la Virgen de Luján”, tradicional sacramental católico (1) que Juan Martín de Pueyrredón dispuso que usara el cuerpo que improvisó para enfrentar a las tropas británicas, en 1806.

En los primeros años de la historia nacional el uso de la escarapela se difundió ampliamente y llegó a formar parte de los uniformes. Las luchas de facciones hicieron surgir divisas que permitieron la mutua identificación. La más conocida es la de color punzó, propia de los federales que por muchos años formó parte del atavío cotidiano de personas de toda edad y condición.

Pese a su innegable tradición no es un símbolo nacional, por razones que nos llevarían a otro objeto que el que nos ocupa. Puede ampliarse en https://banderasargentinas.blogspot.com/2019/05/historia-y-grandeza-de-la-escarapela.html

 

¿Escarapelas provinciales?

Esta introducción nos sirve para analizar el caso de un símbolo propuesto desde el actual gobierno de la provincia de Bs. Aires que se vio esterilizado a consecuencia de la pandemia aún en curso. No es mucha la información disponible, pero la que aquí se cita servirá para caracterizar el proyecto.

En concreto con el objetivo de crear una mística social en torno al protagonismo de la provincia de Bs. Aires, en los primeros años del 2020 su gobierno dispuso crear una “escarapela bonaerense” que evidenciara los “200 años de la autonomía provincial”.

Recordemos que en Argentina cada provincia cuenta con una bandera particular; algunas tienen un himno o canción local pero solo una cuenta con escarapela, la de Santiago del Estero.

Esta se adoptó en el año 1997, en concordancia con la reforma del escudo provincial, que a su vez se basó en la composición tradicional del blasón en conjunto con la bandera que la provincia usa desde 1986. No ha sido mucha la difusión del emblema, pero cumplimos con reseñar su existencia. Consta de una escarapela argentina y. superpuesta una estrella roja, convencional imágen del federalismo, con el Sol y la espada del apóstol Santiago que carga la bandera local.


Escarapela santiagueña

 La escarapela de la provincia de Bs. Aires

Fue concebida para ser empleada exclusivamente en el curso del año 2020, como representación de la autonomía provincial.

El portal oficial de Bs. Aires nos aporta los siguientes datos: https://www.gba.gob.ar/noticias/bicentenario_provincia_de_buenos_aires


Los tres valores que inspiran el diseño son: “la diversidad, la producción y la integración; pilares de la identidad y del orgullo bonaerense”.

La escarapela bonaerense se trata de un isologo inscripto en un entramado más amplio; que expresa la idea de “una Provincia que abraza al País, una Provincia que integra a la Nación con orgullo y protagonismo hermanada con las demás”.

Se continúa explicando, a manera de fundamentación, que:

    “a 200 años de su fundación, se han superado los conflictos divisionistas que tuvieron dolorosa recurrencia en nuestra historia. La Provincia es en la patria. No se trata de un isologo cerrado sobre sí mismo, retrata a la Provincia sin fronteras, una tierra que se ha distinguido por dar lugar y oportunidades a migrantes e inmigrantes provenientes de distintas partes del mundo, que fueron también ellos los que vinieron a poblarla y a construirla”.

Sobre el diseño

El proyecto fue desarrollado por el Ministerio de Comunicación Púiblica de la provincia, es todo lo que se informó al respecto.

Les comparto lo expresado en la web oficial:

    “La escarapela está compuesta por elementos del escudo provincial y del escudo nacional, enfatizando esa doble pertenencia. En su centro contiene al sol amarillo del escudo provincial, un engranaje rojo que retoma de su bandera y un anillo de olivos y laureles que se prolongan en una infinita red de lazos que terminan de construir la imagen de la escarapela.

El sol del escudo provincial, el engranaje de la producción y el trabajo, las hojas del olivo y el laurel representando la unidad y la gloria construyen la identidad bonaerense en el marco de su bicentenario.

El contraste de colores y símbolos busca expresar la diversidad de la Provincia, que con sus ríos, mares, sierras, campos, grandes ciudades y pequeñas localidades compone un universo tan amplio como heterogéneo. La diversidad reflejada por la escarapela convive en el marco de una integración solidaria, entre el campo y la industria, la naturaleza y la cultura, la Provincia y el País.

El color rojo del engranaje remite al federalismo, a partir del cual la Provincia asume su compromiso solidario con el resto de las provincias, pero también expresa la idea de una provincia viva y vibrante; el rojo simboliza el ADN de un pueblo que abraza los valores de la solidaridad, la igualdad, el trabajo y la producción.”

Como se observa, se apela a una dialéctica ambiciosa, ciertamente omnicomprensiva.

La composición es muy bella y despierta la curiosidad por conocer su significado, pero desde mi experiencia en la materia no resulta apropiada al efecto buscado. Posee una complejidad evidente lo que impide su fácil reproducción. Para desentrañar su significado es imprescindible conocer la exposición de motivos. En definitiva, luce más como un elemento publicitario que como emblema institucional.

El rojo alcanza un protagonismo tal que opaca la alegada síntesis entre el Escudo nacional y el provincial. La simplificación de los rayos solares solo permite advertirlos desde una muy corta distancia. Quizás el blanco debió tener mayor diámetro.

Según se comentó desde fuentes oficiales esta escarapela del bicentenario provincial procura fundamentalmente destacar la identidad local, en tal caso no se entiende porqué se buscó referenciarla con la nacional. La incongruencia destaca aún más si se observa que entre sus colores falta el verde que compone el 50% del paño de su bandera. Pero, claro estás que son apreciaciones subjetivas.

 

De ciclos y símbolos

En todo aquello que simbolice a una sociedad determinada puede distinguirse un ciclo; que básicamente comprende varias etapas: elaboración; presentación a la comunidad; su eventual aceptación; la oficialización y su enriquecimiento o enraizamiento en la experiencia social.

Este orden no siempre es claro y, a veces, las etapas se interrelacionan entre sí. En mi libro “La Bandera Nacional de la Libertad Civil, su historia y su pueblo” (2015) me detengo sobre esta temática. Para quien desee adentrarse con mayor profundidad les recomiendo como imprescindible la obra del profesor Antonio Castagno, “Símbolos y mitos políticos” (Eudeba, 1980).

El diseño de la escarapela comentada puede verse en cada página del portal web bonaerense; se difundió en medios oficiales cuando el gobernador abrió las sesiones de la Legislatura, pero por las circunstancias pandémicas su propósito quedó frustrado. Habrá que ver si durante el año próximo se insiste con su empleo.

De momento entonces, el ciclo de tan particular escarapela está fracturado. Consta de su preparación; su presentación a la población de la provincia (una faceta que solo ha podido concretarse en mínimo grado) y su oficialización, en la forma expresada. Su falta de difusión es evidente, ha impedido concretar la etapa de aceptación de la propuesta y obviamente, tampoco ha sido posible avanzar en acciones que lleven al enriquecimiento, atento a las razones de público dominio.

 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Consulta sobre el ñadutí para banderas

La cuestión del ñandutí

Fotografía que motivó la consulta

Por Miguel Carrillo Bascary

Hace unos días recibí la consulta de Romina Scarlotti sobre mi parecer acerca de unas banderas elaboradas con el tipo de tejido que se conoce como ñandutí (tela de araña) y me acompañó la captura de pantalla con que se abre esta entrada.

Mucho le agradezco la oportunidad de volver sobre un tema que ya había tratado en diciembre del año 2015; aunque desde otro punto de vista.

Su interés versaba específicamente sobre la factibilidad o no de presentar una bandera argentina confeccionada de esta forma.

Para poder dar una respuesta terminante a la pregunta necesitaría mayor información sobre las circunstancias.

Veamos algunas consideraciones. La Bandera Oficial de la Nación argentina, en su variante de ceremonia, que también puede emplearse como un ejemplar “de sitio”, lógicamente, solo puede confeccionarse con el textil específicamente fijado por las Normas IRAM – DEF D 7679 y 7674, p así lo estableció el Decreto Nº1650/ 2010.

Una bandera confeccionada con cualquier otro textil, técnicamente “no sería una Bandera Oficial de la nación” y por lo tanto no puede dársele ningún uso oficial; ni escolar; ni institucional y tampoco cabe que se la emplee en una situación formal.

Podría presentarse como una manifestación de artesanía regional, pero ya no sería técnicamente una “bandera” y por lo tanto tampoco cabe un uso ceremonial.

Desconozco en concreto si la legislación de Brasil y Paraguay estipulan cómo debe ser el textil empleado para confeccionar sus enseñas. Si la normativa no lo prohíbe, sería factible hacerlo.

Supongamos que en Paraguay existe autorización legal para hacerlo y que se realizará allí una ceremonia en donde quiere presentarse la bandera paraguaya y una argentina, ambas tejidas en ñandutí. En tal caso la de Argentina, indudablemente no debe elaborarse con este tipo de tejido, porque obviamente sería contraria a la legislación nacional.

Se podrá preguntar: ¿cabe que la bandera paraguaya sea de ñandutí y la argentina de la tela dispuesta en el decreto Nº1650/ 2010?. La respuesta será negativa, ya que la regla de la igualdad jurídica de los estados, aplicada al caso, indica que cuando se presentan dos banderas soberanas, ambas deben ser del mismo tamaño, calidad y género. En consecuencia, aunque la normativa del país anfitrión, Paraguay, autorice que su enseña sea en ñandutí, esto no autoriza que se incumpla lo dispuesto por el decreto referenciado.

Precisamente este principio de Derecho Internacional fue el que impidió que la delegación paraguaya empleara su bandera en ñandutí en ocasión de los Juegos Olímpicos realizados en Londres.

En la eventualidad de que se hiciera caso omiso a la norma argentina, se verificará una inaceptable falta de cortesía internacional que, eventualmente, autorizaría que la autoridad argentina presente en la ocasión demandara el respeto al derecho nacional por la vía que mejor resulte en la ocasión.

Para mayores referencias les comparto el link a la entrada que publiqué hace unos cinco años: https://banderasargentinas.blogspot.com/2015/12/una-bandera-en-tela-de-arana-nanduti.html

Una orgullosa tejedora nos muestra su producto

jueves, 10 de diciembre de 2020

La Bandera y el reloj

¿A qué hora se iza / arría la Bandera?

Por Miguel Carrillo Bascary

El tema se las trae ya que es uno de las clásicas preguntas que se nos suelen formular a quienes intentamos dedicarnos al Ceremonial con la seriedad que merece. No es para menos ya que involucra a nuestra Enseña nacional.

En principio la cuestión se plantea muy sencilla, solo se necesita fijar el horario, sin embargo, hay muchos factos a considerar. En Argentina, la incertidumbre proviene de la falta de una normativa común e inequívoca que regule el Ceremonial de la Bandera.

Para información de los lectores que no sean argentinos, nuestro país carece de una norma que abarque todos los aspectos de la disciplina, esto genera dudas, errores y no pocas contradicciones, a lo que se une que por ser una federación es factible que las provincias (unidades sub nacionales) comparte atribuciones con los poderes nacionales.

Por ende, mi enfoque será de carácter general ya que en algunas disposiciones provinciales se establecen directivas precisas y, además, las Fuerzas Armadas y de Seguridad disponen en concreto, cuyos orígenes se remontan a las seculares tradiciones castrenses hispanas.

El principio general es que la Bandera se iza “al salir el Sol” y se arría coincidiendo con su puesta.

El origen del criterio y su aplicación

Una bandera nacional se muestra en un mástil para señalar la soberanía de un Estado en el sitio concreto y en su entorno. Es de uso universal que estos vexilos se coloquen al tope durante el día, ya que de esta forma pueden ser vistos. No tiene sentido izarlos en la noche, donde no podrán cumplir su misión, simplemente porque no se alcanzarán a ver.

El análisis del Ceremonial comparado indica que hay dos criterios para regular la práctica:

a) el astronómico - convencional; y

b) el sociológico

En el primero la oportunidad del izamiento y del arrío se fija convencionalmente tomando una hora que corresponda con la salida del Sol y su ocultamiento.

El problema radica que el ciclo solar es dinámico, por lo que no pueden fijarse parámetros absolutos ya que las condiciones de luminosidad varían con el avance de las estaciones, por lo que difieren en los estados de gran extensión territorial, como es el caso de Argentina.

Por ejemplo; en el mes de enero la Antártida tiene un día sin puesta de Sol propiamente dicha (noches blancas); mientras que en invierno el lapso de luminosidad es prácticamente inexistente.


La modalidad determinante se aplica en el ámbito castrense, donde las actividades están rigurosamente tabuladas en los reglamentos propios de la vida militar, donde las ceremonias tienen una estructura uniforme y formal acorde a las rutinas cotidianas.

Por otra, parte en las múltiples actividades de la sociedad civil el criterio inapropiado por lo que los procedimientos de izado y arrío demandan un correlato con las conductas humanas.

Ambas ceremonias tienen un contenido social innegable, aunque la cotidianeidad tienda a hacernos olvidar sus profundos significados. Quienes participan en ellas lo hacen en nombre de la Nación toda. No debería ser una rutina.

Digámoslo con todo énfasis: el izado y el arrío son rituales trascendentes y por su naturaleza los protagoniza un conjunto social y esto implica promover la participación de los involucrados.

Nada obsta, aún en la eventualidad de que haya una única persona a cargo de la operación, en esta soledad está implícita el protagonismo tácito de todo el pueblo argentino.

 

Reflexiones de síntesis

Lo ideal es que la legislación establezca una pauta horaria de referencia; que convencionalmente y acorde a los usos actuales es a las 8 a.m. para el izamiento y a las 19 en verano; pudiendo acortarse a las 18 en invierno; por corresponder esto con la existencia de luz natural en el lapso en la generalidad del territorio nacional. Consideremos también que durante el estío la puesta del Sol se concreta aproximadamente entre las 19,30/ 20 hs. con lo que en principio el arrío podría demorarse hasta entonces.

Lo dicho justifica que estas pautas sean flexibles, facultando que la autoridad responsable pueda disponer cambios excepcionales en los horarios, con el propósito de favorecer la participación cívica.

Así lo consagra el anteproyecto de “Ley Sistémica de Símbolos Nacionales y su Ceremonial” promovido ante el Congreso por el INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO. En el mismo se dispone también que la hora de izado puede adelantarse para hacerla coincidir con el inicio de las actividades a realizarse en el lugar de que se trate.

Por ejemplo; si en un establecimiento las clases comienzan a las 7, 30 se podría izar la Bandera a las 7,45, para promover la participación de la comunidad educativa.

Algo parecido corresponde para el descendimiento donde, si la actividad en el lugar finaliza antes de los horarios pautados, será adecuado adelantar el acto para que sea la última actividad común del día y no se reduzca al solitario gesto del personal que se retira último.

En las ya caducas “Normas generales de Ceremonial” para actos escolares dispuestas por la Resolución del Min. de Educación Nº1635/ 1978, se ordenaba practicar estas operaciones “al iniciar las clases del turno de la mañana y al terminar la del turno tarde”; mientras que los fines de semana y feriados se optaba por el criterio astronómico – convencional, el izamiento a las 8 y el arrío a las 18, cualquiera sea la fecha del año.

La flexibilidad también cabe ante circunstancias climáticas o ambientales.

Por ejemplo; en una región de clima muy riguroso donde en una escuela no haya un mástil interno que permita izar la bandera al momento de entras a clase, a las 8 hs. Eventualmente podría diferirse la ceremonial hasta media mañana, cuando la temperatura ambiente sea algo más cálida lo que permitirá preservar la salud de los niños.

Asimismo, es la pauta que habilita recoger el paño en condiciones de intenso viento, que eventualmente pueden desgarrarlo o cuando ocurran precipitaciones o nevadas que lo perjudiquen.

Foto de Cristian Argañaraz

En el ejercicio cotidiano de las actividades oficiales, donde las agendas de los altos funcionarios de la Administración pública son muy densas y complejas; la flexibilidad en los horarios de izamientos y arríos es una necesidad.

Con lo expuesto entiendo que las razones que avalan deberían despejar todo temor de infringir los convencionalismos cuando resulta necesario adecuar los momentos, a condición de que se concrete con la debida prudencia.

El paradigma

La factibilidad de modalizar horarios vinculados al lucimiento de la Bandera Nacional nos lo aporta su propio creador, el general Manuel Belgrano. Fue en el sublime momento en que, tras crear la Enseña patria mandó izarla por primera vez en la batería “Libertad”, el 27 de febrero de 1812.

En el conocido oficio, donde informó el hecho al Triunvirato consta que el acto se cumplió a las 18,30, momento que habría elegido para facilitar la concurrencia de la población de Rosario, una vez finalizada la jornada laboral.

En consecuencia, el precedente que recordamos debe servirnos de ejemplo para no atarnos a un formalismo estéril sino para disponer todo aquello que favorezca la participación cívica.

 

El izado durante la noche

Está muy difundido el concepto de que es una falta de respeto al símbolo que permanezca izado en horas nocturnas, como si hubiera sido “olvidado” por los responsables de la tarea.

El caso es que, al perfeccionarse la tecnología, particularmente desde el advenimiento del sistema LED, hoy es posible mantenerlos iluminados adecuadamente, por lo que hoy cabe admitir que permanezcan izados, a condición de que sean claramente visibles, por lógica.