En el día de la Escarapela argentina
Por Miguel
Carrillo Bascary
Orígenes y normativa
Las escarapelas, como las llamamos hoy, surgieron como
divisas militares en tiempos donde
la uniformidad era tan variada que en el fragor de las batallas existía el
peligro de confundir a camaradas de armas con los enemigos. Por este motivo
fueron mucho más grandes que las que actualmente empleamos (1) y, por lo
general, se colocaban en el lugar más visible de un combatiente, su cubrecabeza
y/ o su pecho.
Como objeto funcional adoptaron diversas formas, desde
simples tiras de género hasta el clásico modelo que llamamos cucarda. Fue
durante la Revolución Francesa
cuando se popularizó entre los civiles, atento a que éstos fueron convocados
como parte del ejército en activo. De hecho, fue el propio Luis XVI quién formalizó la cucarda tricolor. Lo cierto es que estas divisas se divulgaron por
todo el mundo tomando como referencia general el color de las banderas
estatales.
Cucarda Revolucionaria
Fue durante la Primera Guerra Mundial cuando,
precisamente en Francia, sus aviones
ostentaron la escarapela pintada en sus estructuras; una manera práctica de
poder distinguirlos ante la imposibilidad de que se usaran banderas. El uso se
generalizó en todas las naciones y aún persiste.
Las tropas que protagonizaron la Reconquista y la Defensa contra la intentona británica de ocupar el
Virreinato del Río de la Plata en 1806 y 1807 emplearon con toda lógica la divisa
que distinguía a los ejércitos realistas, una cucarda roja, la que se mantuvo
en uso hasta febrero de 1812, cuando el Triunvirato, a pedido de Manuel
Belgrano. decretó la “escarapela nacional” que nos distingue.
Cucarda del histórico Regimiento "Patricios"
Aunque no debemos olvidar que el agrupamiento de
tropas convocado por Juan Martín de Pueyrredón en la chacra de Perdriel para
oponerse a los ingleses, empleó como señal de reconocimiento las “medidas de la Virgen de Luján”;
dos cintas en celeste y blanco cuya extensión estaba pautada por la altura de
la venerada imagen. Cabe aclarar que este tipo de cintas son un sacramental (2)
católico que se distribuyen en los santuarios marianos de todo el mundo a
manera de recuerdo del paso de un peregrino por el lugar; como ejemplo presentamos una "medida" correspondiente a la Virgen del Pilar
El primer dato documentado
sobre el empleo de una escarapela en
lo que hoy es nuestro país, fue en la ciudad de Mendoza, cuando su
gobernador intendente, José Moldes, comunicó al gobierno de Bs. Aires haber
organizado dos compañías de alabarderos, a dijo haber señalado vestir una “escarapela
nacional, que he formado con alusión al sur, celeste, y las puntas blancas por
las manchas que tiene este celaje que ya vemos despejado” (oficio del 31 de
diciembre de 1810). También en esa ciudad se habría visto a un patriota con
esta divisa, el patriota Manuel Corvalán, el 6 de junio de ese año, tal como lo
recuerda años después el realista Faustino Ansay en sus “Memorias”.
Puede afirmarse con alto grado de verosimilitud que el primer lugar donde se empleó
oficialmente la escarapela nacional fue en el poblado de Rosario, cuando el
27 de febrero de 1812 Belgrano hizo izar por primera vez la que hoy
consideramos la bandera argentina. Precisamente el prócer dejó expresado en sus
escritos que hizo la bandera conforme a la escarapela que, por su pedido, había
sido decretada por el Triunvirato el día 18 de ese mismo mes. En esta norma se
dispuso abolir la roja que se usaba hasta entonces.
Nuestra escarapela en su formato primigenio
El más cercano antecedente sobre esta divisa es la Real Cédula del 14 de enero
de 1801 por la que se puso en vigencia el “Reglamento para las milicias
disciplinadas de infantería y caballería del Virreinato del Río de la Plata”
ordenó que se usara “cucarda encarnada” (artículo 48; Capítulo I). La normativa
castrense estableció la escarapela “encarnada”
por medio de las Reales Ordenanzas de 1768 (Título IV, artículo 1º)
Referencias
pictóricas nos permiten conocer que en sus primeros momentos las escarapelas
usadas por los patriotas tuvieron centro
celeste y corona blanca.
En
este aporte no puede dejar de señalarse que a lo largo de nuestra historia diversas fracciones emplearon distintivos
que podemos caracterizar como escarapelas, pero no como “nacionales”. Por
ejemplo: la Sociedad Patriótica que se distinguía con cucardas celestes y centro
blanco; o los “revolucionarios del Parque”, que emplearon cintas blancas, rosas
y verdes.
Desde su aparición en Rosario uso se difundió
rápidamente y se incorporó como parte de los uniformes de los ejércitos
rioplatenses. Prueba de esto resulta el decreto de 13 de marzo de 1812 que fijó
las “Instrucciones a los comisarios de
guerra” donde, respecto a los uniformes de los oficiales superiores se
ordena que comprende: “bastón y escarapela nacional” (art. 7) y que, hasta la
entrega de uniformes a los reclutas, se les distinga por “la insignia de la
escarapela” (art. 28).
Sombrero elástico usado por el almirante Brown
También puede mencionarse al decreto del 20 de abril de 1812, dictado por el gobernador intendente de
Córdoba, Santiago Carrera, cuando dispuso que compone “de los dos colores blanco y azul celeste”;
que será de uso exclusivo de las “tropas
de la patria”; prohibió el uso de cualquier otra escarapela (especialmente
de aquella de color rojo que identificaba a las tropas coloniales y permitió su
uso facultativo a los particulares; además de fijar sanciones discrecionales
por las contravenciones a lo ordenado. Esta norma, que consta en el “Registro
Nacional de Leyes” (tomo I, página 139) permite entender que cada autoridad
delegada por el gobierno pudo dictar normas similares. El 4 de marzo de 1814,
nos habla de la escarapela otro decreto que dictó el director supremo, Gervasio
Posadas, disponiendo que los militares retirados la usaran en sus uniformes. Ordenes
similares dirigidas a otros efectivos resultan de los decretos de 22 de
septiembre y 3 de octubre.
Así llegamos al decreto del 23 de enero de 1816 del
director supremo Álvarez Jonte, en el que se ratifica que el uniforme de los
cuerpos de líneas, milicias y retirados tenga “sombrero armado con escarapela nacional”;
norma que consagró un uso ampliamente divulgado.
Los años pasaron y mucha
sangre de hermanos corrió por las tierras argentinas; en tiempos de Rosas los unitarios se identificaron con la
escarapela nacional y por orden del gobernador de Bs. Aires se impuso el rojo
(decreto del 3 de febrero de 1832), paradójicamente el mismo que otrora emplearon
las tropas coloniales.
Fue el 25 de julio de 1853
en que el gobernador de Bs. Aires, pastor Obligado dispuso que la “cucarda
nacional [sic] es símbolo de unión y paz” y faculta su libre uso. Atento al
contexto histórico y al significado atribuido, personalmente considero que esta fecha y no otras debe
considerarse como el verdadero “día de la Escarapela”; pero, claro solo es
mi opinión.
Sucesivos reglamentos de uniformes se detuvieron
en la escarapela prescribiendo en algunos casos que se presentara elaborada en
mostacillas; en raso o en metal esmaltado.
El 13 de mayo de 1935 el Consejo Nacional de
Educación formó una comisión oficial con el fin de organizar el “día de la escarapela” al 18 de mayo,
el antecedente más lejano de la conmemoración de la fecha. Pero recién fue el 4
de abril de 1941 en que esta misma autoridad oficializó la efeméride.
En 1951 una resolución del ministro de Educación
cambió la fecha por el 18 de mayo;
lo que jerarquizó una resolución del Consejo Nacional de educación del 12 de mayo
de 1960.
Una referencia discutida
Alegoría escolar
A esta altura del relato es lógico que muchos se
preguntarán ¿… y qué fue de las
escarapelas que French y Beruti distribuyeron en los sucesos de la Semana de
Mayo de 1810?
La respuesta es muy simple, la actuación de estos
agitadores que la historia oficial, a partir de una tradición recogida por
Mitre, nos los presentan como jóvenes entusiastas que tuvieron la inspiración
de componer y distribuir cintas celestes y blancas durante los acontecimientos
que determinaron el derrocamiento del virrey y la formación del primer gobierno
patrio dando origen a la escarapela nacional no es más que una leyenda urbana que inexplicablemente se
sigue enseñando como verdad histórica en muchas escuelas argentinas.
Para conocer
más sobre esta cuestión tan poco tratada pueden verse lo apuntado en http://banderasargentinas.blogspot.com/search?q=Escarapela
¿Qué es la escarapela”
Su naturaleza como emblema de la nacionalidad, además de la tradición queda probada
con las citas normativas realizada; pero cabe señalar que no podemos
considerarla como un “símbolo”, por cuanto no se la menciona en el Decreto Nº
10.302/ 1944 que definió como tales a la Bandera, al Escudo y al Himno
nacionales; omitiendo significativamente
a la escarapela. Precisamente, esto es lo que faculta que el emblema pueda
usarse con múltiples formas, lo que
no ocurriría si hubiera quedado estratificada en una norma. Este criterio es el
que sostiene la mayor parte de los estudiosos de estos temas.
En
mérito a la verdad histórico no puedo soslayar que el Decreto Nº858/ 1999
aclaró sin mayor expresión de fundamentos que la escarapela era un “símbolo
nacional”, pero el posterior Decreto Nº233/ 2001, derogó el anterior restituyendo
la situación al estado anterior.
Uso de la escarapela
De hecho, corresponde su empleo a todos los miembros
de las Fuerzas Armadas y de seguridad que visten uniforma. Mientras que la
falta de alguna norma proscriptiva autoriza que los civiles la llevemos cada
día del año y, con particular referencia en las Fiestas Patrias y sus vísperas.
Reflexión final
En su sencillez la escarapela nacional posee un hondo
significado para las tradiciones argentinas; ella lució en los pechos y
cubrecabeza de aquellos que literalmente lucharon por la emancipación y la
organización de nuestro país; tanto en los primeros tiempos de nuestra historia
como posteriormente en los diversos hechos de armas en que muchos debieron
arriesgar y hasta perder la vida para asegurar la vida de nuestro pueblo. También
en los millones de niños que más tarde la llevaron sobre sus pechos.
Hoy sigue luciendo en aquellos que con todo orgullo nos sentimos
argentinos.
Notas
1.- Constan ejemplares que miden 10 y hasta 15 centímetros
de diámetro.
2.- Sacramentales: “Son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos,
se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de
la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de
los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida"
(Catecismo de la Iglesia Católica; Nº1.667)
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