sábado, 16 de diciembre de 2023

Milei y ¿el nuevo Escudo argentino?

No, es un emblema gubernamental

 Imagen 1: Escudo oficial (1944)         Imagen 2: nueva versión (2023) 

Por Miguel Carrillo Bascary

En la presente semana los argentinos nos vimos sorprendidos por una imagen que aparenta ser una nueva versión del Escudo nacional. Más allá de su composición en forma de isotipo[1], en blanco y sobre fondo de un azul profundo, las diferencias con el modelo vigente del símbolo nacional son evidentes. La novedad merece este análisis, pero antes es necesario proporcionar alguna información adicional.

¿Qué significa un escudo nacional?

Desentrañarlo implica remontarse en el tiempo hasta llegar a los grandes sellos con que reyes y otros dignatarios legalizaban sus documentos acompañando a su firma o, más aún, sustituyéndola en forma total.

Los escudos fundamentalmente expresan a la autoridad máxima de un sistema político. El rey en una monarquía, el presidente en un estado presidencial o al primer ministro, donde rija el parlamentarismo. En consecuencia, el escudo es símbolo del poder, que se manifestado en el gobierno de un estado.

Pero además entraña otro significado. Modernamente, sobre la base de que todo gobierno ejerce la autoridad que le delegó el pueblo en virtud del principio representativo, puede decirse que el escudo nacional también representa a la soberanía popular.

Desde la percepción general los complejos diseños que definen todos los escudos usados en el mundo son herméticos, anfractuosos, “difíciles” y es lógico que así sea ya que se elaboran siguiendo las antiquísimas leyes de la Heráldica. Por esta razón no es lo mismo representar los elementos que los constituyen de una forma o de otra, la correspondencia entre la norma que define al blasón con la imagen que se usa en la realidad debería ser perfecta.

No siempre ocurre así, en ocasiones se agregan peculiaridades, en otras se alteran, en algunas se simplifican o se “enriquecen”. En el universo de los que emplean los estados actuales los ejemplos son muchos. Lo cierto es que la exacta correspondencia debería ser regla con validez absoluta y que, cuando no se cumple no estaríamos frente a un símbolo legítimo sino ante uno viciado.

Por esto, es de buena técnica normativa que cuando se legisla sobre un escudo nacional se acompañe un modelo patrón, de tal forma que toda reproducción sea idéntica al fijado. Las reglas del diseño profesional actual permiten cumplir muy fácilmente con este requisito, a condición de que los profesionales del campo sean oportunamente convocados, claro está.

Antecedentes y definición normativa

El sello oficial que utilizó la Asamblea General Constituyente, reunida en Bs. Aires en 1813 fue consagrado posteriormente como Escudo Nacional argentino. No existe constancia de la disposición que dispuso su adopción primaria, pero sí hay imágenes contemporáneas consignadas en documentos oficiales de aquella época. La falta de un modelo gráfico determinó que con los años el diseño experimentara variantes, algunas fueron de pequeño detalle otras, de bulto.

Modelo datado circa 1840

Abreviando, en 1944 tramitaba en el Congreso argentino un proyecto de ley destinado a fijar definitivamente los patrones del Escudo y de la Bandera, pero la quiebra del orden constitucional generó la disolución del órgano. El gobierno de facto subsiguiente tomó aquel precedente y dictó el Decreto Nº10.302/ 1944 que procuró alcanzar el objetivo indicado. La técnica normativa fue deficiente, ya que no incluyó un modelo gráfico del símbolo, pero entre los antecedentes referidos surge la imagen que abre esta nota y que puede considerarse que está implícita en el Decreto, por lo que se la caracteriza como definición legítima del Escudo Nacional.

Para fundamentar históricamente la imagen consagrada se tomaron como referencia sendos sellos obrantes en dos cartas de ciudadanía del año 1813 es decir, a las que se considera que cuentan con mayor autenticidad.

Sello de lacre en la carta de ciudadanía de Francisco de Paula Saubidet

Sin embargo, la desatención o desidia (califíquese como se quiera) de los gobiernos subsiguientes generó nuevas variantes al diseño del símbolo. Pese a todo el Decreto Nº10.302/ 1944 continúa en plena vigencia[2] y, por ende, existe el deber de respetar la forma prevista para el escudo de armas de la Nación argentina.

Sello postal emitido por el Correo Argentino en el año 2010

Llegado el gobierno que encabezó Fernando De la Rúa (10 de diciembre 1999 a 20 de diciembre 2001), se intentó presentar una imagen renovada de la gestión y se comenzó a usar un modelo de escudo sedicentemente “modernizado”, con rasgos más simples que el legítimo. Su autor fue un profesional distinguido, Sebastián Guerrini[3], cuyo cuidado trabajo en pos de establecer un verdadero código de imagen institucional para aquel gobierno fue de carácter integral, expresado con criterio moderno y que por lo tanto merece todo reconocimiento.

La imagen elaborada por Guerrini

Los gobiernos posteriores continuaron usando este diseño propuesto por dicho profesional, combinando diversos tipos de fuentes y fondos, ya sea en forma de logotipos, imagotipos e isologos[4] variados, dejando de lado la composición oficializada en 1944 y toda su tradición histórica. Se presenta un ejemplo:

Según puede constatarse, comparándolo con el modelo oficial (1944), las diferencias son por demás de importantes.

Paralelamente se apunta que, es indudable la influencia que implica Wikipedia en nuestra realidad cada vez más virtualizada (por decirlo de alguna manera). En la voz “Escudo de la Argentina[5]” se muestra el siguiente modelo que, según los antecedentes del archivo, se incorporó en el año 2009, en donde se cita como fuente al “Gobierno argentino[6]”, también acá las diferencias con el de 1944 son numerosas. Cabe remarcar que esta versión gubernamental/wikipedista no cuenta con ningún respaldo legal, por lo que no deja de asombrar el origen de la fuente. Lamentablemente muchas personas de buena voluntad no reparan en el olvido de la norma establecida, un grosero equívoco en que incurren instituciones privadas y gubernamentales, también estados extranjeros.

Fuente: Gobierno nacional, obrante en Wikipedia

Los interesados en acceder a un estudio más profundo sobre el emblema nacional se recomienda “El escudo argentino en la Numismática[7]” y otros trabajos sobre el mismo[8], que publicó por Luciano Pezzano en el Boletín Electrónico del Centro Filatélico y Numismático San Francisco ,“El Reverso, la otra cara de la Numismática”.

El gobierno de Milei

La elección presidencial del 10 de diciembre de 2023 implicó la gran novedad de que llega a la primera magistratura nacional un presidente que no integra ninguno de los partidos políticos históricos de Argentina. Es evidente que la gestión intenta manifestarse en la mutación que se identifica como “Imagen 2” que abre esta nota). Desde el gobierno no se emitió ninguna aclaración al respecto, lo que dio pábilo para que alguna versión señale como su inspirador al cineasta, creativo publicitario y abogado, Santiago Oría, un profesional ampliamente vinculado con Javier Milei desde el lanzamiento de su candidatura; lo que no nos consta, por lo que agradeceré cualquier información al respecto[9].

Su uso en concreto

El muy esperado mensaje al país a cargo del Ministro de Economía, que salió al aire a tres días después de la asunción del presidente Milei, muestra a ese escudo inscripto en un doble círculo que identifica a la repartición, como pauta identitaria de aquel cargo, así se ve en la siguiente toma:


Captura de pantalla obtenida de canal A24

Lo mostrado marca una tendencia, esto se evidenció en la conferencia de prensa que brindó la Ministra de Seguridad en su reciente exposición sobre el protocolo establecido para asegurar la libre circulación por las arterias viales:


El juego de las diferencias

Comparamos las imágenes que abren esta nota vale comenzar por el elemento central, según lo prescribe la Heráldica para la descripción de los blasones. Así:

El “gorro de la Libertad” (mal llamado frigio) está simplificado, sin las “arrugas” que definen su volumen.

Los brazos que sostienen la pica son más musculosos, que en el modelo 1944, un signo de la fuerza que quiere mostrar el nuevo gobierno a partir de haber contado con el 56% de los votos en la reciente elección.

La forma del campo es algo más elíptica que la del modelo original, lo que recuerda al escudo de la provincia de Bs. Aires[10]. Su trazo es más definido, más sólido, más visible que en la versión de 1944, lo que jerarquiza la forma, por sobre su acompañamiento externo.

Escudo de la provincia de Bs. Aires

El campo del modelo “Milei”, por ser versión en dos colores, muestra el segmento (cuartel, en Heráldica) superior rayado, según el código de Pietra Santa, usado para representar al azur (azul), desde hace siglos. Si bien en Argentina se utiliza el celeste, de conformidad a la Bandera y a su antecedente directo, la escarapela.

En cuanto al Sol, falta en el usado el perfil del rostro que presenta el de 1944, así como los rasgos internos de los rayos, un detalle que mi juicio conspira contra la personalidad del elemento. También faltan las líneas del ceño, lo que alejaría la preocupación que denota el rostro original de Febo, la frente despejada plantearía la intención de mostrar a un gobierno sereno, que nace en el horizonte de la Historia argentina con la clara decisión de llevar al país a un destino de pleno desarrollo, como el que ejemplificó Argentina entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, época de los gobiernos liberales. La nueva versión suma el trazo de la nariz, lo que a mi juicio desmerece el aspecto, aunque esta apreciación será un prescindible criterio subjetivo.

Las guirnaldas vegetales tienen caracteres absolutamente geométricos, desprovisto de la natural irregularidad de las originales. Esto evidenciaría el  equilibrio en la acción de gobierno y podríamos entender que expresan la acción de los tres poderes del estado, en perfecto equilibrio, como lo soñaron los padres de la Constitución. Los tres confluyen en un punto nuclear, algo que evidenciaría el origen popular de la autoridad de cada órgano. Un aspecto acertado y muy logrado, desde mi perspectiva personal. Eso sí, llama la atención de que falta el tallo central que da unidad a los dos conjuntos, podría interpretarse que fue suprimido para contribuir a la simplicidad de rasgos, pero no deja de ser notable.

En total son 18 los grupos de hojas que pueden verse, los dos niveles superiores cuentan con uno y dos hojas cada uno, lo que contribuye a la terminación en la perspectiva geométrica de los gajos. Ninguna de las hojas muestra nervaduras.

Otro aspecto a señalar es que los gajos no se cierran sobre el rostro solar encubriéndolo, como sí ocurre en la versión de 1944 y en la informada a Wikipedia. Esto la da una impronta identificada con la trasparencia con que procura impulsar su gestión el gobierno actual. También es otro punto saliente, en mi criterio personal.

Faltaría comentar sobre el lemnisco que cierra los gajos, en los que no se observan las tres franjas que remiten a la clásica “cinta argentina”, poco hubiera costado incluirlas, pero se entiende que su ausencia se relaciona con la simplicidad que ser procura alcanzar en el conjunto. El volumen de la cinta es superior al del modelo tradicional y tiene los brazos más largos. Este elemento remite a las cintas con que se adornaban los atletas de la antigua Grecia que obtenían la victoria en los Juegos Olímpicos, en consecuencia, podría explicarse el incremento volumétrico manifestaría el mayor premio que espera al pueblo argentino si logra superar la presente crisis económico-social.

Finalmente corresponde aludir al sobrio azul del fondo, un aspecto muy clásico, lo que destaca netamente los trazos del blasón, haciendo que el observador centre su atención en el emblema, prescindiendo del entorno. En consecuencia, se prescindió del celeste, un tono que remitía al que se apropió el kirchnerismo tomándolo de la Bandera Nacional y que usó en sus boletas electorales y otros soportes vinculados con la imagen institucional de sus gobiernos. Como vemos, un cambio de paradigma que sincera al diseño elegido.

En conclusión

Pueda gustar o no el escudo recientemente implementado no sustituye al que oficialmente representa a la Nación y al gobierno de Argentina, aunque lo respete en líneas generales, su naturaleza lo caracteriza como un logo de gestión que en este caso busca identificar la que encabeza el actual presidente Milei y que, mediante alguno de sus trazos trasmite varios rasgos ideológicos particulares, con lo que contribuye a definir una nueva imagen institucional.



[2] Véase: El Decreto 10.302/44, su larga y pacífica vigencia https://banderasargentinas.blogspot.com/2019/08/larga-y-pacifica-vigenta.html

[8] Véanse particularmente los Boletines Nros. 62, 63 y 65.

[10] Rodríguez, Adolfo E y Corrado, Rubens. Escudos provinciales de la Argentina. Edic. del Consejo federal de Inversiones. Bs. Aires, 1996: http://biblioteca.cfi.org.ar/wp-content/uploads/sites/2/1996/01/39870.pdf

1 comentario:

  1. Faltó aclarar el detalle simpsoniano de los dedos. Igualmente todo el argumento fafa no envejeció bien.

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