Imagen institucional del Vocero presidencial
Por Miguel
Carrillo Bascary
Por iniciativa del Gobierno
nacional se presentó hace pocos días una nueva
versión del emblema que utiliza la Oficina del Vocero oficial, lo que
ha dado mucho que hablar. Algunos distraídos plantearon que es un intento de
reemplazar al Escudo Nacional y lo
que sería muestra del “autoritarismo” en ciernes. ¡Nada de eso!
Como se adelantó en la
primera línea de esta nota la viñeta solo
identifica a una repartición y sustiye el que comenzó a usar en los
primeros momentos de la gestión Milei, al que dediqué dos notas difundidas desde este mismo blog[1].
Es oportuno consignar que no hay ninguna disposición que obligue a utilizar
el Escudo Nacional para identificar las reparticiones nacionales. Es cierto
que algunos gobiernos establecieron pautas generales al respecto, pero estuvieron
limitadas solo al tiempo en que estuvieron en el poder.
En líneas generales el emblema recuerda a versiones usadas en el
siglo XIX, donde el campo heráldico se acompañaba con profusión de banderas,
dos antiguos cañones y, a veces, sumaban otros elementos bélicos, como cajas de
guerra, balas y fusiles. Estas reminiscencias definen una tendencia revival, lo que sería coherente con la recuperación del brillante futuro de orden
y progreso que auguraba al país a fines del siglo XIX y comienzos del XX, que
posicionaron a la Argentina entre los principales paises del mundo, como reiteradamente lo cita Milei.
Pero, en realidad la aparición de banderas y piezas de
armamento es muy anterior ya que la primera vez que la elipse de nuestro
escudo se acompañó de esta manera fue en 1813,
cuando el gobierno de la Asamblea General reunida ese año mandó acuñar las que
se conocen como “primeras monedas patrias”. Una de ellas, la de oro, muestra al blasón rodeado de cuatro vexilos, sin que
pueda atribuírseles algún significado cierto. Algunos han señalado que
correspondían a las principales ciudades del Virreinato del Río de la Plata:
Buenos Aires, Charcas, Asunción y Montevideo, pero solo son especulaciones sin
posibilidad de comprobación. En cuanto a las armas, remitirían a las luchas que
demandaba el momento, pero también que su presencia obedecía solo al estilo
decorativo vigente por entonces.
Lo importante es señalar
que como la Asamblea no definió un modelo patrón del símbolo los sucesivos
gobiernos, sus reparticiones, y hasta cada artista se sintieron con la libertad de emplear diversas viñetas. Así ocurrió
desde aquél momento fundacional hasta 1944, en el ínterin aparecieron decenas y
decenas de escudos que resistieron varios intentos de unificación. En la década
de 1940 los estudios del académico Dardo
Corvalán Mendilaharsu dieron pie a que por medio del Decreto Nº10.302/ 44 se fijara un diseño oficial para el Escudo. Su
empleo se impuso, pero nunca alcanzó a eclipsar a las variantes. Prueba de esto
es que durante la gestión De La Rúa se
adoptó un diseño de líneas más simples elaborado por Esteban Guerrini, con
lo que se buscaba representar la modernidad
que quería mostrar ese gobierno. Los presidentes sucesivos continuaron
empleándolo, hasta la actualidad, aunque también se emplean otros una situación decididamente anómala.
Volviendo a tiempos
pretéritos algunas viñetas impresas en Londres incorporaron numerosas banderas,
a veces intercaladas con fusiles. Esto da pasto para que al emblema del Vocero se
le asigne orígenes británicos, pero por paradoja, fue la composición que con más asiduidad se usó en el gobierno de Juan
M. de Rosas que, como se sabe, enfrentó al Imperio. De todas formas, por
entonces no alcanzó exclusividad, ya que convivió con muchas otras variantes
hasta bien entrado el siglo XX.
Sus componentes
Como se dejó trascender
desde el gobierno, la novedad implica:
- Mostrar
las banderas de los 24
distritos del país (las 23 provincias y Ciudad Autónoma de Bs. Aires),
reforzando la imagen de federalismo
que impulsa el gobierno nacional y que también proclaman ellos, anticipando
las nuevas formas que debería adoptar el sistema con perspectiva de
futuro.
- Introducir
una cartela en donde se lee la
frase “En unión y libertad”, que es “icónica de la historiografía oficial del país”, que de hecho
es el lema que identifica a nuestra Nación desde 1813, tal como se plasmó en
la primera monada patria. (No lo veo bien, superponer una cartela al campo
de un escudo es una posición condenada por la Heráldica)
- Usar un Sol con el entrecejo contraído,
lo
que podría referenciarse con la determinación del Gobierno en el
marco de la gestión que desarrolla. Algunos comentarios señalan una
semejanza con la mirada del dirigente libertario Ramiro Marra, considero
que esta opinión implica un subjetivismo extremo, similar a los
“parecidos” que suelen encontrarse entre el rostro de un niño con el de su
mamá o papá.
Señalo por mi parte otra novedad, la frondosidad de los gajos de laureles que flanquean
la elipsis, no conozco que otros analistas hayan señalado esta característica.
Esto contrasta vívidamente con la espartana simplicidad de los que vemos en la
versión tradicional del blasón. Aventuraría que esto intenta mostrar la vitalidad del proceso político en curso,
anticipando un futuro venturoso. Este tipo de follaje nos remite al modelo de
escudo nacional que el Ministerio de Relaciones Exteriores impuso a sus
oficinas en 1885.
La visión del emblema proyecta una lógica imagen de orden, explicitaría un
sistema equilibrado, pese a estar formado por muchos elementos. La impronta
mostraría la serenidad y la referencia de las figuras tradicionales inscriptas
en la elipsis y, contrastando, el dinamismo
plástico que sugiere la posición de las banderas.
En mi parecer hubiera reemplazado las lanzas por el modelo de moharra que es clásico en la historia nacional. El nuevo isotipo recuerda indudablemente a las aguzadas puntas que se ven en los emblemas de los Estados Unidos, aunque no puede olvidarse que hacia 1910 esta forma fue muy popular en las representaciones de nuestro escudo, donde cada una se particularizaba con pequeños escudos de cada provincia ubicados en sus bases. En el detalle se apreciará que hay astas sin escudo que corresponden a las antiguas gobernaciones, que se convirtieron en provincias durante la década de 1950.
No veo razón alguna para incluir ambos cañones, ya que
aparecen descontextualizados. A mi juicio son rémoras del diseño inspirador que pudieron haberse eliminado.
Otra nota particular que acentúa el aspecto retro es el uso de la madera para formar la corona externa, donde se identifica a la repartición, y en el marco de la elipsis.
[1] Presidencia Milei: Apuntes de su asunción/3. Logos de identidad, imagen institucional https://banderasargentinas.blogspot.com/2023/12/presidencia-milei-apuntes-de-su_21.html y Milei y ¿el nuevo Escudo argentino?https://banderasargentinas.blogspot.com/2023/12/un-nuevo-escudo-argentino.html
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