jueves, 31 de marzo de 2016

Un libro para vos

BRITISH FLAGS: their early history and their development at sea; with an account of the origin of the flag as a national device (Illustrated in colour)

 
Navío empavesado; reinado de Enrique VIII

El sistema de la Biblioteca Universal “GUTEMBERG” ofrece esta interesantísima obra, profusamente ilustrada a todos los interesados en la Vexilología.

Este verdadero clásico de la especialidad es obra de W. G. PERRIN y H. S. VAUGHAN y fue editado por primera vez en 1922 por Cambridge at the University Press.

Puede bajarse gratis a partir del link: http://www.gutenberg.org/files/46370/46370-h/46370-h.htm

Este blog tiene mucho gusto en poder compartir este verdadero regalo y agradece a los autores y al PROYECTO GUTEMBERG su importante contribución a la profundización de los estudios vexilológicos.

Portada de una de sus reediciones

viernes, 25 de marzo de 2016

Banderas de Cristo (primera entrada)

La bandera de Cristo  resucitado

“La Resurrección” (Botticelli, 1490)

Por Miguel Carrillo Bascary

¡Cristo ha resucitado!    ¡Feliz Pascua!

       Asociándonos a la Festividad Pascual analizaremos esta curiosa “bandera” cuyas dos versiones han influenciado poderosamente a la Vexilología universal.
      Sirva también el presente post como un amistoso saludo de Pascuas dirigido a todos nuestros sufridos seguidores.

En innumerables composiciones artísticas de diversos períodos históricos se representa a Nuestro Señor Jesucristo saliendo triunfador del sepulcro, tras su resurrección. La temática comenzó a difundirse desde la Baja Edad Media y se multiplicó en el período del Renacimiento, prolongando su vigencia hasta la actualidad. Ese es el origen pictórico de la supuesta “bandera de Cristo resucitado” que de hecho nunca existió.

La imagen responde al deseo de los artistas de reforzar el triunfo de Cristo sobre la muerte, un acontecimiento central en la historia universal que dio sentido a tan supremo sacrificio redentor sustentado en el inmenso amor Dios.

La Resurrección en al Arte

“La Resurrección” (Rafael, ca. 1500)

           Quizás la más famosa obra sobre el tema se la atribuida a Rafael Sanzio, un óleo sobre tela que atesora el Museo de Arte de Sao Paulo (Brasil), puede datarse entre 1499 y 1502. Posee una estructura rítmica en la que participan los diversos elementos de la composición destacando el protagonismo central de Cristo que con su mano izquierda empuña un estandarte blanquirojo, mientras bendice al observador con su derecha.

Al finalizar este post ofrecemos numerosas imágenes ordenadas cronológicamente que ilustran a Cristo resucitado portando el lábaro del que tratamos aquí.

Las dos versiones del estandarte de la Resurrección

En las investigaciones que sustentan este material hallamos que la versión de la “bandera del Resucitado” más difundida tiene fondo blanco y la cruz roja. En menor medida el Arte aporta una visión inversa; donde el paño es rojo y la cruz es blanca. 

No se trata de una imagen positiva y otra negativa; ambas se nos presentan autónomas; legítimas en sí mismas; perfectamente válidas, tanto una como la otra. Sus valores son equivalentes y ambas coinciden en destacar algunos de los atributos de Cristo y el hecho mismo de la maravilla de su triunfo sobre las tinieblas de la muerte.

La cruz; el paño y el asta

En la Resurrección la cruz pierde su condición de un patíbulo que tenia originalmente; de un instrumento de la vindicta pública contra los mayores delincuentes y se transforma en un símbolo del triunfo sobre la muerte, hasta el punto de identificarse con Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre; Alfa y Omega de toda la Creación.

La cruz es el atributo central que carga el paño del estandarte resurreccional y se refuerza, por lo general, cuando se reitera en el remate del asta que la sostiene ratificando el poder vivificador del símbolo.

En manos de Cristo el asta se refleja en el cayado que utiliza el “Buen Pastor”, una imagen que nos acostumbráramos a ver desde el beato Pablo VI y que luego utilizaron todos sus sucesores.

El beato Paulo VI, con su báculo favorito

En cuanto al paño, la pieza es representación misma de Cristo. En las expresiones artísticas vemos que se usa en dos composiciones:

a) Blanco con una cruz roja:

El color del paño remite a la luminosidad del blanco, símbolo de la luz, lo que establece una directa antítesis con el negro que sugiere la muerte, consecuencia del voluntario apartamiento del Hombre de los designios de su Creador, algo que habitualmente se conceptúa como “pecado”. El blanco es también imagen de pureza; de alegría; de la perfección; del bien; aunque que no dejamos de señalar que para algunas culturas que este color remite a la muerte por recordar la palidez cadavérica, a los fantasmas y al vacío. Sin embargo, en Occidente siempre se le asignó un sentido positivo.

Para los interesados en la simbología de los colores recomiendo calurosamente las obras de Michel Pastoureau (son muy numerosas y a cuál más apasionante) o bien “Psicología del Color” de Eva Geller (Edit. GG, Barcelona; 2004)

La cruz caracteriza el supremo sacrificio del Hijo de Dios en aquél instrumento de suplicio que era la cruz en tiempos de Roma. Paradojalmente, en manos de Cristo, la cruz implica el triunfo del Amor de Dios por su creatura quién no trepidó en enviar a su Hijo para morir por el género humano que lo rechazó, como lo vemos en el relato del Génesis.

El rojo de los trazos es una reminiscencia de la sangre corriendo por el cuerpo de Nuestro Señor; que se desliza desde ambas manos, traspasadas por los clavos que las fijan al madero, para coincidir con el flujo que cae en vertical desde su cabeza lacerada por la corona de espinos; para formar literalmente un riacho que se precipita por su cuerpo torturado y que se prolonga más allá de sus pies (también clavados) para chorrear por el madero hasta empapar la tierra, símbolo que alude a la redención por la Cruz de toda la Creación y de todo el género humano que la habita.

En consecuencia, el estandarte blanco con la cruz roja es una imagen del mismo Cristo crucificado; composición que interpretaban sin dificultad los contemporáneos de los artistas que usaron esta imagen en sus creaciones.

A la vista del observador el lienzo blanco con la cruz roja contrasta nítidamente con el fondo de las pinturas, generalmente oscuro o multicolor, lo que otorga a la imagen una sensación de profundidad que destaca al estandarte y que se complementa con las albas vestiduras del Resucitado en un paralelismo que refuerza ambos elementos.

“La Resurrección” (Andrea di Bartolo, ca. 1400)

b) Rojo con una cruz blanca

También aquí el paño del estandarte es imagen del cuerpo de Cristo glorificado, teñido de rojo por el sangrando de la infinidad de las heridas recibidas, en tan cruento sacrificio. En la Antigüedad el rojo saturado tenía origen en la púrpura, un pigmento cuyo altísimo precio lo reservaba para los reyes, transformándose en símbolo de la majestad; del poder. Como alegoría espiritual el rojo alude al sacrificio supremo de oblar la sangre; el martirio; pero también alude al Amor; a las llamas amorosos que consumen la totalidad de la persona; a la vida; a la alegría y al dinamismo. También puede asignársele significados negativos (ira; odio; pasión carnal; etc.), pero el contexto histórico de la Resurrección excluye este correlato.

En definitiva, podemos ver en el rojo la realeza y la magnificencia de Cristo como hijo de Dios; imagen misma del Amor en su más alta expresión que admitió la entrega total en la Pasión y muerte; y muerte de cruz.

Si observamos detenidamente el paño teñido de rojo con la cruz blanca en su centro, esta última destaca aún más y establece una mutua correspondencia que potencia ambos colores. Contrastando con el blanco de las vestiduras de Cristo se complementan íntimamente y se proyectan te a la consideración del observador.

“La Resurrección” (Autor desconocido, ca. 1400)
  
El estandarte de Cristo en manos de los Santos

El lábaro de la Resurrección también aparece en manos de diversos santos captados por el Arte, cual campeones de Cristo en la lucha contra el mal. Curiosamente no ocurre igual con las santas, como si los artistas hubieran reservado este atributo para aludir justamente a enfrentamientos bélicos, donde según las convenciones del pasado el género masculino monopolizaba los puestos de lucha de los estaba excluida la mujer. Obviamente nuestra concepción actual ha reformulado tan rígidos roles. La iconografía nos manifiesta este hecho en:

San Jorge de Capadocia

a) San Jorge de Capadocia.

La Cristiandad ubica a este santo hacia fines del siglo III y es recordado por su victoria en el singular combate sobre Satanás que había adoptado la forma terrorífica de un dragón. Fue martirizado el 23 de abril del año 303. El acontecimiento real se ha confundido con la leyenda; al Santo se lo suele representa en el Arte con la figura de un caballero que con su espada hiere de muerte al monstruo; lleva capa roja y monta en un caballo blanco, a veces porta un escudo albo ornamentado con la roja cruz de Cristo. Antonio se convirtió tempranamente en uno de los santos más populares y su veneración se extendió por todo el mundo.

La cruz roja sobre campo blanco fue distintivo durante las Cruzadas, lo que implicó la difusión del símbolo. Mas tarde fue la divisa de la poderosa Orden de Caballeros del Templo (Templarios). Desde el año 930 Milán tomó como propia la bandera blanca y granate que enarbolara su obispo Adalberto. Cuenta la leyenda que en el 1096 Pedro I de Aragón sitiaba la ciudad de Huesca, en poder de los musulmanes, cuando los cristianos se retiraban descendió de los cielos San Jorge portando enseña con una cruz roja, la aparición les dio renovados brios y consiguieron la victoria; desde entonces Huesca asumió la esa divisa. Génova izo lo propio al menos desde 1198 (según el “Annales Januenses”) y la difundió durante sus años de predominio en el Mar Mediterráneo.


El “Libro de todos los Reinos” (1350) asigna a Georgia una bandera Blanca cargando una cruz roja: 


Eduardo el confesor, de Inglaterra, reconoció a San Jorge como santo patrono del reino en 1348 lo que determino que los colores predominantes en su tradicional imagen pasara a identificar a Inglaterra; pero, aunque de hecho esta disposición ya caracterizaba las huestes de este origen desde que Ricardo III, Corazón de León se sumo a la III Cruzada con muchos de sus súbditos.

Bandera de la cruz de San Jorge / Inglaterra

La ciudad de Londres adoptó una enseña similar, con un sable en el cantón:


La “cruz de San jorge” es parte esencial del diseño de la Unión Jack, emblema del Imperio Británico y origen de una extensa familia de banderas:

El posterior desarrollo del Reino Unido como potencia marítima y el hecho de que el principal grupos de sus navíos utilizada la llamada insignia blanca (“White Ensigne”) potenció el uso de este diseño que fue ofilializado en 1864:


Es entendible que otras naciones no quisieron que sus pueblos asociaran la bandera de San Jorge (con Inglaterra y Génova, por ejemplo) con la que el Arte atribuía a Cristo resucitado, por esto se prefirió usar la segunda versión de la bandera de gloria, la que tiene paño rojo con la cruz alba cuyo usos algunos remontan al Imperio Romano de Oriente; otros a la Orden de los Caballeros Hospitalarios u Orden de Malta, que la conserva hasta nuestros días, bien que con algún diferencia de diseño.

Dinamarca reconoce también un origen milagroso que se identifica con Cristo, ya que según la leyenda cuando el rey Valdemar II combatía a los estonios en 1219 se vio descender del cielo una enseña roja ornada de una cruz blanca, a cuya consecuencia se produjo el triunfo danés.

La “Dannebrog”

El ducado de Saboya y, consecuentemente, el Piemonte también usan el mismo esquema como su signo tradicional:


b) San Santiago Apóstol, cuya devoción se hizo muy popular durante las luchas de los españoles contra los moros, también suele ser representado munido de un estandarte blanco con la cruz roja.

San Santiago "mata-moros"

c) San Juan el Bautista es otro a quién el imaginario popular inviste con un pendón similar. La lista no se agota con él, podríamos señalarse otros muchos integrantes del santoral que por tradición se representan con el atributo que comentamos.

La forma de pendón o gonfalón

 
 
Gonfaloneros:  recreación moderna  e imagen antigua

Para quienes recién se aproximan a la Vexilología, el “pendón” es un vexiloide cuyo largo es mayor que su ancho y que cuelga de un travesaño que cruza perpendicularmente el asta. En consecuencia, “pende” (cae), de donde toma su nombre.

Los gonfalón o confalón (gonfaloni), terminología que se origina en las regiones itálicas; alcanzan amplio uso por parte de las comunas y gremios medievales.

Este tipo de insignia permite apreciar su contenido mejor que una bandera pues su flamear es casi inexistente. Por esta razón, los pendones se prestan excelentemente para ser usados en ceremonias solemnes, donde al lento paso de su portador permite que el público aprecie fácilmente los símbolos que carga el paño; circunstancia que históricamente favoreció el uso del pendón en la Liturgia y en eventos institucionales.

Como una excepción vemos que el pendón predominó durante el periodo medieval del Japón aunque en este caso la fijación se realizaba por uno de los laterales y por el superior.

Banderas samurai (Excelente imagen diseñada por Emmanuel)

La adopción del pendón para acompañar la figura de Cristo, resalta su protagonismo con el acompañamiento del vexilo.

“La Resurrección” (José Espinoza Chamorro, Lima)

La “bandera del Cordero de Dios”

En tanto que Cristo es el llamado “Cordero de Dios” (Agnus Dei), víctima pura e inocente inmolada por el perdón de los pecados; hoy se constituye como un símbolo del sacrificio de Jesús en la cruz. Alude al cordero que sacrificó el pueblo judío en la conmemoración de la Pascua y a Isaac, que estuvo a punto de ser inmolado por su padre Abraham. San Juan Bautista alude a Cristo al decir “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, como nos relata el evangelista San Juan en el capítulo 1, versículo 27. La alusión la repite el mismo Juan en el Apocalipsis y San Pablo hace lo propio en su Primera Carta a los Corintos; también puede verse una remisión en el Antiguo Testamento, en palabras de los profetas Isaías (Is 53, 7) y Ezequiel (Ez 46, 13). Son numerosas las representaciones artísticas que presenta a este animal sosteniendo un estandarte similar al de la Resurrección, consecuencia de la idealización de Cristo Resucitado que adoptaron los artistas.

Por lo general el Agnus Dei embanderado aparece con pendón blanco y cruz roja; en otras versiones la enseña es totalmente blanca o dorado; también se lo ve portando una cruz en el remate de un asta larga; solo por excepción carga un estandarte rojo de cruz blanca.

Mosaico con el Agnus Dei embanderado

Las siguientes imágenes ilustrarán lo expuesto, entre las que se cuenta el escudo de armas de Puerto Rico:
Escudo de Puerto Rico 


 

¿Es la bandera del Cristianismo?

Contra lo que podría creerse los hipotéticos diseños que vemos en las expresiones artísticas de la Resurrección no son el símbolo del Cristianismo. De hecho, esta religión no tiene una bandera que la identifique, aunque hay algunas confesiones parciales que hayan adoptado una enseña particular como la episcopal.

 Bandera de la iglesia Episcopal

 La Iglesia Católica Apostólica y Romana, tampoco posee hoy una bandera propia, aunque su conductor, el Papa, haya tenido diversos pabellones para representar su autoridad terrenal; en la actualidad utiliza la bandera del Estado de Ciudad del Vaticano:
Bandera oficial del Vaticano (en suso desde 1824)


Influencia en la Vexilología

Estas supuestas banderas que el Arte atribuye a Cristo Resucitado tendrán una enorme influencia en la definición de numerosas enseñas a lo largo de los siglos. 
Tanto su variedad blanquiroja como en la rojiblanca engendraron extensísimas “familias de banderas” que multiplicaron sus imágenes a todo lo ancho del orbe. 

En un futuro post expondremos diversas banderas que se basan en las que aquí comentáramos.

Cumpliendo lo prometido:

             Aportamos otras imágenes pictóricas de la Resurrección: 

Autor moderno cuyo nombre no conocemos

                                  Peruggino ca. 1500                                 Sin datos        

                      Meister des Hausbuches                        Retablo de Trebon, ca. 1380

Para los más interesados:

Interesante desarrollo en power point, de Emilio Fernández Cordobés (2013), en: http://es.slideshare.net/efeferna/la-resurreccin-de-cristo-en-el-arteef-26215543?related=2
Remarcable blog del artista peruano Joel Espinoza Chamorro: http://joelespinoza.blogspot.com.ar/

Otra interesante selección sobre el tema aparece en  http://www.radikewl.com/50450216.html





viernes, 18 de marzo de 2016

Un fraude histórico al descubierto

“La  Bandera del Ejército de los Andes – Reflexiones sobre la carta que explica su  confección”

Libros Notables

 Portada de su primera edición

Por Miguel Carrillo Bascary

El diseñador bonaerense Francisco Gregoric y el investigador residente en Bariloche, Mario Golman; ambos vexilólogos de nota, nos ofrecen el resultado de sus desvelos en esta notable obra que contribuye a clarificar uno de los misterios más apasionantes de la Historia argentina.

Antecedentes del tema

Se sabe que el general José de San Martín, libertador de Chile y Perú, considerado “padre de la patria” de Argentina, se distinguió como un excelso estadista pero brilló, más aún, como militar. El ejecutó el notable plan de formar un ejército de alta potencialidad y lo hizo cruzar la formidable barrera de la cordillera de los Andes. Con él derrotó a las fuerzas coloniales que dominaban Chile. Formó también una escuadra con la que su ejército llegó al Perú, para vencer el poderío español asentado en su virreinato y dar la independencia a este pueblo.
La preparación de su ejército se cumplió en Cuyo (actuales provincias de Mendoza; San Juan y San Luis) y próximo a iniciar su campaña San Martín enfrentó una decisión crucial que tenía un profundo significado político: debía dar una bandera a sus huestes.
San Martín era entonces gobernador de la provincia de Cuyo, en el ámbito de la entidad política que llevaba el nombre de “Provincias Unidas en Sudamérica” y que más tarde evolucionará hasta formar la República Argentina[i]. El gobierno del Directorio lo había investido de esa autoridad que le otorgó el marco de legalidad necesario a su expedición libertadora. No era un ejército destinado a la conquista, sino uno de los brazos armados de los americanos con los que se buscaba sacudir el yugo colonial de todo el continente. En sus filas se alistaban efectivos predominantemente nacidos en las Provincias Unidas, pero también muchos chilenos que habían emigrado precipitadamente y sin recursos, luego que el proyecto revolucionario trasandino cayó derrotado en Rancagua.
Las Provincias Unidas habían declarado su independencia política el 9 de julio de 1816, pocos días más tarde adoptaron como bandera aquella que espontáneamente se venía utilizando; tenía tres franjas horizontales (celeste, blanca y celeste). Parecía lógico que el ejército expedicionario usara la misma pero San Martín no quería dar lugar a ninguna interpretación que afectara la identidad de los chilenos y que pudiera hacer pensar en una invasión extranjera a las tierras trasandinas.
Fue entonces que San Martín, como capitán general y gobernador de Cuyo apeló a una antigua facultad que el derecho español reconocía a la autoridad que investía: dar una bandera a su ejército; con ella protagonizaría la gesta libertadora de Chile. Era el 5 de enero de 1817.
Nació entonces la “bandera del Ejército de los Andes”, que identificó esta fuerza en las acciones militares posteriores y tremoló en los episodios cívico/políticos que implicaron la declaración de la independencia de Chile.

Bandera del Ejercito de los Andes, tal como se exhibe hoy

La reliquia histórica

La historia de tan gloriosa insignia es verdaderamente compleja. Luego de la campaña libertadora quedó en Chile pues San Martín continuó su periplo de gloria con otra bandera que representaba a los pueblos de Argentina, Chile y Perú. A mediados del siglo XIX se la recuperó en azarosas circunstancias. Fue reconocida como una verdadera reliquia patria de primera magnitud. Hoy se conserva en el memorial que la honra, en la ciudad de Mendoza (Argentina)
Con toda lógica fue resignificada como bandera oficial de la provincia de Mendoza[ii] y también es la insignia institucional del Ejército Argentino.

Las circunstancias de su creación no están claras; no se ha conservado documentación. Muchos acontecimientos enrarecen su historia. Como testimonio material de su época la pieza textil ha sufrido mucho, hoy se encuentra reducida poco más que al espacio que ocupa el escudo que porta, bordado en cada uno de los pliegos. Este blasón es semejante al que hoy identifica a la República Argentina que fue adoptado por la Asamblea General Constituyente en 1813; pero no es igual, lo que permite caracterizarlo como “escudo del Ejército de los Andes”.

Una carta y un difundido relato

En 1929 del “Museo Histórico Nacional” (Argentina) adquirió una carta fechada en 1856 atribuida a Laureana Ferrari de Olazábal, quién hace recordar a su esposo en qué circunstancias participó en la confección de esta bandera, en compañía de otras, un grupo que la historia argentina recuerda como “las patricias mendocinas”. El conocimiento general difundió esta versión que fue “canonizada” por la historiografía oficial en textos; monumentos y otras manifestaciones. Hasta tal punto llega esta difusión que un gran mural marmóreo alegórico recrea el episodio de “Las damas mendocinas cosen la bandera del Ejército de los Andes”, que luce en el magnífico “Monumento Nacional a la Bandera”, sito en la ciudad de Rosario.
Sin embargo existe otra versión mucho menos difundida que confronta la anterior a partir de un documento datado en 1830 que fue analizado por el historiador Esteban Fontana en 1966 pero que muy pocos conocen fuera de un reducidísimo número de especialistas.

Sabemos que más allá de emotivos recuerdos y sentires la Historia se construye con documentos y otros objetos materiales, las tradiciones pueden complementarlos, pero nunca deberían imponerse a las verdades objetivadas en los vestigios del pasado; aunque los intereses ideológicos o historiográficos sean muy poderosos.

La obra y su trayecto

El libro que Gregoric y Golman aportan a la historiografía argentina expone con rigor de verdaderos peritos forenses sobre la forma y contenido de esa misiva.
En su ensayo los autores dicen haberse fijado los siguientes objetivos:
·        Realizar un estudio crítico y completo del manuscrito
·        Intentar validare las pautas de preparación de la enseña descripta en el documento con aquella que se exhibe en Mendoza

Golman y Gregoric nos presentan sus reflexiones sobre el papel, la tinta, la caligrafía y analizan, muy especialmente, el contenido de aquella carta. Por momentos pareciera un relato detectivesco del que hacen cómplice al lector.
Con estilo directo y despojado, fácilmente entendible para el profano, nos conducen por sus hipótesis y planteos; exponen nuevos interrogantes y llegan a conclusiones sorprendentes utilizando como método el cruzamiento y cotejo de fuentes de variado tipo. Además, tienen bien presente el informe elaborado por el grupo de especialistas que trabajó en la restauración de la enseña durante el año 2011, lo que arrojó resultados sumamente novedosos. La cuidada edición se completa con un apéndice fotográfico a todo color, la reproducción de documentos y una amplia bibliografía.

En definitiva, recomendamos ampliamente esta publicación que puede conseguirse en librerías de la ciudad de Bs. Aires; Corrientes; Resistencia, Córdoba; Guaymallén (Mendoza), Mendoza, ciudad; Mar del Plata; Rosario (Corrientes al 800 y Córdoba al 900) y Santa Fe.
El ensayo de Gregoric y Golman es hoy de consideración imprescindible para todos los que estudian la gesta sanmartiniana.
Los autores:


Mario Golman expuso sus investigaciones vexilológicas de muchos años en su obra “Enigmas sobre las primeras banderas argentinas, una propuesta integradora” (2007) que reeditó y completó tiempo más tarde. Ha concretado verdaderas peregrinaciones, investigando la temática y difundiendo su prédica por diversas ciudades del país dando a conocer sus conclusiones en conferencias y jornadas. Fue distinguido por prestigiosas instituciones como la “Asociación Gaucha Jujeña”; la “Dirección General del Monumento a la Bandera” y el “Instituto Belgraniano de Rosario”, entre otras. Es contador graduado en la Universidad de Bs. Aires. Como docente se desempeñó en la Facultad de Ciencias Económicas de la universidades de Buenos Aires y en la sede Bariloche de la Universidad FASTAS (Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino). Publicó numerosos artículos sobre la Bandera argentina y demás símbolos patrios. Es columnista de redacción de la revista “Rosario, su historia y región” y conferencista en temas de Vexilología y de Historia argentina.


Francisco Gregoric, es diseñador industrial egresado de la Univ. de Bs. Aires. Es miembro de la “Asociación Vexilológica Argentina”; participó en numerosas actividades académicas en Argentina y en el exterior. Fue jurado en los concurso reunidos para definir las banderas de las ciudades de Tres de Febrero y Cañuelas (provincia de Bs. Aires), también asesoró al jurado que definió la enseña de Río Gallegos (provincia de Santa Cruz). Es el ilustrador del actual modelo patrón de la “Bandera Nacional de la Libertad Civil” oficializado por la Ley provincial de Jujuy Nº5772 de 2013 que la definió como bandera provincial, y en la ley Nacional Nº27.134 de 2015 que la reconoció como símbolo nacional histórico de la República Argentina. Se le deben diversos artículos e ilustraciones que constan en numerosas publicaciones especializadas, entre ellas: las revistas “Todo es Historia” e “Historia”, de Argentina y “Serga de España; los boletines “Estandarte”, de la Asociación Argentina de Vexilología y “Banderas”, de la Sociedad Española de Vexilología, entre otros. Es uno de los ilustradores del libro “Las Banderas de los Argentinos. 200 Años de Historia”, de Juan Manuel Peña y José Luis Alonso publicado por FATE /ALUAR en 2009, donde también participó en el anexo que historió la evolución de la representación del Sol en la Bandera argentina.


Notas

[i] La denominación “Provincias Unidas del Río de la Plata” aún hoy es uno de los nombres oficiales del estado más comúnmente conocido como “Argentina”, así lo determina el artículo 35 de su Constitución nacional.
[ii] Me honra manifestar que la ley respectiva se aprobó a partir de la iniciativa del subscripto.

jueves, 17 de marzo de 2016

Guayana Francesa

La  bandera más joven de Sudamérica 
 Bandera oficial de Guayana (Francesa)

Por Miguel Carrillo Bascary
La Guayana Francesa debe ser la entidad política más desconocida del continente sudamericano. Presentamos hoy la bandera que la identifica junto a varias referencias que la ilustran. 

La Guayana (Francesa)

 Mapa de la Guayana

La Geografía política escolar de hace unos cincuenta años difundía la existencia de tres entidades sujetas a potencias europeas, las Guayanas Inglesa (hoy Guyana); Holandesa (hoy Suriname) y la Francesa.

 Croquis de la región de Guayanía
 
La Geografía política escolar de hace unos cincuenta años difundía la existencia de tres entidades sujetas a potencias europeas, las Guayanas Inglesa (hoy Guyana); Holandesa (hoy Suriname) y la Francesa.

Aspectos políticos y sociales

La colonización francesa comenzó a principios del siglo XVI, se afianzó a partir de 1643, cuando se la incorporó formalmente como posesión de Francia, pero enfrentó duras privaciones. En el siglo XIX, a partir de 1852, la Guayana de hizo famosa por las crueles condiciones de su presidio principal sito en la isla del Diablo y otras colonias penales en tierra firme; este sistema recién fue abolido en 1951.

Desde 1946 Francia la consideró “departamento de ultramar” (al igual que las islas de Martinica y Guadalupe), por lo que de hecho y de derecho dejó de ser colonia y hoy es parte misma del Estado Francés, como tal también integra la Comunidad Europea. En consecuencia las Naciones Unidas no consideran que la Guayana sea un territorio colonial.

Como entidad política integrante de Francia, la Guayana goza de un amplio margen de autonomía. Su población es de unos 250.000 habitantes; la mayoría de ellos son naturales y descendientes de antiguos esclavos de raza negra. Su capital es Cayena.

Desde 1975 comenzó sus actividades la base espacial de Kouru, que movilizó la economía de Guayana.

Se registra la actividad de grupos minoritarios independentistas; pero el futuro de Guayana pareciera ser mucho más prometedor a partir de fortalecer la integración con Francia y de afianzar el mayor grado posible de autonomía.

Las banderas de Guyana

Como colonia y posterior departamento francés, la primera bandera de Guyana fue la nacional gala:

Bandera de Francia utilizada en Guayana
 
El gran desarrollo de las unidades administrativas francesas desde mediados de la década de 1970 dio lugar al uso a que los organismos gubernamentales locales utilizaron una bandera blanca con el logo regional en el centro.
 Bandera administrativa guyanesa

 Su bandera oficial

Su diseño se remonta a septiembre de 1967 cuando fue presentada por el líder social Turenne Radamonthe al congreso fundador de la Unión de Trabajadores de Guyana (UTG) como un símbolo de lucha común. Más tarde la adoptaron otros movimientos sociales e independentistas.

 Bandera primigenia

 En diciembre de 2005 se realizó un gran foro social en la ciudad de Awala-Yalimpo donde se debatió ampliamente sobre la bandera que identificaría a Guayana. Esto se reactivó a partir de junio de 2007, cuando se celebró el cuadragésimo aniversario de la presentación de la bandera primigenia.

El consenso que con los años adquirió su diseño permitió que en enero de 2010 por voto unánime, el Consejo General de Guayana lo adoptara como bandera oficial del departamento; pero se acordó invertir los colores como rasgo diferenciador.

Significado

El verde alude a la selva que cubre la mayoría de su territorio. El amarillo a las riquezas minerales subterráneas. La estrella roja admite diversas interpretaciones: hoy se entiende que representa la sangre vertida por el pueblo guyanés; anteriormente remitía a la orientación socialista de los movimientos sindicales.

El escudo oficial

El jefe del blasón contiene el azul y tres flores de lis, características de Francia, con la cifra de su incorporación como posesión francesa. La faja roja también reconoce igual origen, carga una barca de diseño local repleta de oro, símbolo de la riqueza de la región. La verde alude a la selva y a los ríos por los que se genera el comercio que engendra la riqueza, adicionando tres flores de nenúfar, propias de su flora fluvial. Timbra el campo una corona mural en oro. Los tenantes son dos osos hormigueros, especie que abunda en Guayana.  Como lema se lee:”Fert Aurum Industria” (en latín), “El trabajo crea la abundancia”



Blasón con tenantes y simplificado

 Bandera apócrifa

En algunos sitios de Internet se difunde erróneamente como bandera guyanesa un diseño que constituye la ampliación de su escudo:


Guayana y el fútbol

Para este universal deporte la Guayana también es parte de Francia y por ello no está afiliada a la FIFA y no participa de la Copa del Mundo, sin embargo desde los años ‘90 interviene a nivel regional en la Copa del Caribe. Su principal logro en esta fue vencer al campeón defensor del título, Jamaica (2 x 1). La camiseta que se utiliza remite a la bandera guyanesa.
 
Selección representativa de Guayana Francesa, 2015

A no confundir . . .

 Bandera del Estado Independiente de Acre (1899/1900 - 1902/1903)

 La bandera de Guayana posee una conformación similar a la del efímero Estado Independiente de Acre escindido de Bolivia en 1899, con el manifiesto apoyo del Brasil. Fue reintegrado a Bolivia entre 1900 y 1902 para volver a separarse a fines de este último. Finalmente el territorio fue incorporado a Brasil en 1903 y hoy es uno de sus estados. La bandera que emplea es:

                                 Bandera del estado de Acre (Brasil)  / Bandera de Guayana