Su ausencia en las de Argentina
Bandera argentina empleada por el gobernador de Tucumán
José Frías Silva (19099 - 1913)
Hoy en el Museo de La Banda (Tafí del Valle)
Una de las pocas enseñas nacionales con flecos (plateados)
Por Miguel Carrillo Bascary
Nota: con este post continuamos con la publicación realizada hace unas semanas http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/2018/03/los-flecos-en-las-banderas-su-ausencia.html
Los flecos como muestra de poder
Durante muchos siglos la confección de banderas implicó bordarlas con materiales preciosos y hasta aplicarles pedrería, como forma de realzar su valor simbólico y venal, tengamos en cuenta que estas enseñas se identifican con la autoridad o grupo social al que pertenecían y por esto, si tenían alto costo, evidenciaban el poder de su titular.
Es el caso de muchas banderas medievales; tanto de señores feudales como de burgos y gremios. La usanza se extendió en muchas regiones hasta bien entrado el siglo XIX y, aún, a principios del XX. También se dio en las unidades castrenses donde en muchos casos eran sus propios efectivos los que gustosamente contribuían económicamente para ornamentar la enseña que los singularizaba.
Es así que los flecos en las banderas pueden asimilarse a un emblema de poder y de riqueza; en definitiva, son una forma de ostentación. En la mentalidad occidental, donde predomina la democracia como forma de gobierno, la ausencia de flecos señala el valor de la austeridad.
Cuestiones prácticas
Es evidente que el uso de flecos implica un mayor costo en la construcción de banderas; lo que se multiplica si deben utilizarse gran número de piezas. Por otra parte, es muy fácil que con el uso los flecos se dañen, particularmente si son metálicos; lo que acorta la vida útil de la bandera. Razones de más para desaconsejar este ornamento. Un ejemplo de estos daños podemos verlo en esta bandera de la República de Texas (1836):
Por paradoja, cuando los daños sufridos por la bandera han sido muy importantes y/o cuando las malas condiciones de preservación la han degradado es factible que los flecos sea lo único que resta de la enseña, particularmente si tienen un componente metálico. Veamos como ejemplo uno de los muchos ejemplos que podrían citarse, el estandarte del 8º de Caballería de Filadelfia usado entre 1861 y 1864:
El ceremonial de banderas
Los usos y costumbres que rigen en la materia determinan que, si se emplean varias banderas en un ámbito ceremonial, sus dimensiones y estructura deben ser idénticas, de manera que, si alguna tiene flecos, las demás deberían incorporarlos.
Sin embargo, hay excepciones. Es técnicamente factible que la enseña de mayor jerarquía tenga flecos y que las restantes no; pero esta solución no es “políticamente correcta” ya que expresa una supervaloración que no resulta simpática en el concepto actual de las R.E.P.P.
Colocar flecos a una bandera de izar es todo un despropósito; en primer lugar, por el considerable incremento del costo de la unidad, ya que sus perímetro alcanza varios metros. En segundo, porque los flecos adicionados a una bandera enarbolada en un mástil o en un espacio externo, generalmente son poco visibles debido a la altura en que flamea (como vemos con la enseña croata y con la dominicana que aparecen en las siguientes fotografías). En tercero, porque la acción de los vientos; el agua; el sol y la contaminación ambiental degradan los flecos sobremanera.
Flecos de varios colores
También es factible componer flecos de esta forma, lo que puede tener agradables efectos. Veamos un ejemplo:
Cuando el movimiento olímpico adoptó su bandera que lució originalmente en la ceremonia inaugural de los juegos de 1922, el blanco paño con sus característicos anillos apareció ornamentado con flecos de sus cinco colores. El efecto visual de la divisa es muy lucido y contribuye a realzar el emblema.
Esta composición con flecos en dos o más colores tiene antecedentes en banderas del pasado, como resulta de la siguiente, que perteneció a los “Dragones de Caravajillo” un regimiento realista que combatió en Chile durante las luchas por la independencia de esta nación.
Otra curiosidad resulta de la imagen que nos presenta un ejemplar de la “bandera de la raza” difundida en Latinoamérica a mediados del siglo XX, en donde vemos flecos en las aristas del vuelo:
Presencia en las enseñas del imperio español
El régimen monárquico que rigió a la mayor parte de América durante tres siglos hizo amplio uso los flecos en los estandartes reales y en las banderas de sus unidades militares. Los americanos se acostumbraron a ver flecos en las enseñas más jerarquizadas que se usaban en su realidad. Así lo demuestran las muchas que se conservan en los museos e iglesias del continente.
En base a este antecedente, fue natural que los revolucionarios identificaran a las banderas con flecos como una característica propia de la colonia. Si a esto unimos los escasos recursos que contaron las fuerzas criollas, es lógico que en la percepción general la falta de flecos tuviera connotaciones democráticas y republicanas. Así resulta de la realidad histórica predominante.
¿Con flecos o sin flecos?
Teniendo presente lo antedicho, la pregunta siempre tendrá respuestas subjetivas. Además, su uso dependerá de muchas variables. Como un aporte al análisis presentamos las siguientes fotografías de la bandera de Oman, donde se evidencia el efecto visual que produce su presencia o su falta:
¿En lo personal? Entiendo que las banderas evidencian su plena individualidad sin que los flecos establezca un parámetro uniforme.
Los flecos en las banderas de Argentina
El extraordinario relevamiento de los especialistas Juan Manuel Peña y José Luis Alonso; difundido en su obra “Las banderas de los argentinos. 200 años de historia” (Bs. Aires, 2009) confirma que el uso de flequillo fue excepcional en nuestro país.
La más antigua que incorpora esta característica es en realidad una banderola de lanza usada por el comandante Juan Pascual Pringles (ca. 1820). Luego nos presentan cuatro estandartes federales posteriores a 1835; otros dos que pertenecieron a las fuerzas del caudillo Justo José de Urquiza (ca. 1831/ 1852); el correspondiente al Regimiento “1º de Mayo” (1858). Más adelante, nos presentan otros pocos ejemplares.
Podrían agregarse el estandarte usado por el general José María Paz en la batalla de Caa- guazú (1841), ocasión donde también se vio la empleada por la unidad al mando del general correntino Benjamín Virasoro, que tiene su paño orlado de flecos azules y blancos, segmentados.
Esto demuestra que, en la tradición predominante en Argentina, de cualquier naturaleza que sean las banderas, no llevan flecos en su contorno, ni aún las de ceremonias.
Tal pauta fue sabiamente recogida por el Decreto Nº 1650 del año 2010, que reguló en detalle y bajo Normas IRAM la composición de las banderas nacionales. En su consecuencia, como la Bandera oficial de la Nación no lleva flecos, la norma implícitamente dispone que ninguna otra podrá incorporar los, ya que hacerlo implicaría una distinción desmedida a esta última en detrimento del emblema principal del país. Un ejemplo lo ilustrará:
Si en una recepción es previsible que la dueña de casa no luzca joyas en su atuendo ería un despropósito que una invitada utilizara una pieza esplendorosa; no sería una simple falta de etiqueta, sino que podría considerarse hasta un insulto para con su anfitriona.
Cabe señalar que cuando alguna autoridad oficial o delegación argentina visita otras naciones puede ocurrir que el gobierno anfitrión disponga que su bandera se presente con flecos, en consecuencia también la nuestra deberá tenerlos, un aspecto que corresponde disimular como una cortesía. En este blog nos hemos referido expresamente a estos casos, como podrá verse en http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/2015/08/las-banderascon-flecos-la-costumbre-de.html
Los flecos en las corbatas
Donde sí aparecen estos adminículos en Argentina es en las cintas que componen la corbata reglamentaria de las banderas oficiales de ceremonias. Así lo dispone el Decreto Nº 1650/ 201, que remite a la Norma IRAM-DEF D 7675; apartado 3.2. En cuanto a los flecos en concreto se ordena:
“Ambas cintas deben llevar, como ornato, en la parte inferior, flecos de 70 mm de largo, confeccionados con hilo tipo “lurex” dorado, u otra fibra similar que simule hilo metálico de oro”
Más adelante se indica que, en las corbatas usadas en las banderas para niños, los flecos serán de 50 mm (apartado 3.2.4)
La costura que se deberá emplear para fijar los flecos al paño está determinada en la Norma IRAM-DEF D 7674, cuyo apartado 4.2.4. define que:
“Las cintas deben llevar cosidas, en la parte inferior, flecos, utilizando la costura 3.05.03” (que grafica en el Anexo A)