martes, 15 de octubre de 2024

La Bandera Rosa en Comodoro Rivadavia

Cuando el asesoramiento falta o no se respeta 

Comodoro Rivadavia - Izamiento 2023 de la bandera rosa
(foto "El Chubut)

Por Miguel Carrillo Bascary

Es bienvenida toda acción de concientización sobre la prevención del cáncer de mama, a tal fin se instituyó el mes de octubre y particularmente el día 19. Se trata de una enfermedad que tomada a tiempo puede ser curada en gran cantidad de casos por lo que su temprano diagnóstico resulta fundamental para todo tratamiento posterior, tanto sean mujeres como hombres, ya que nadie está exento de verse afectado. A tal propósito la creatividad comprometida para llamar la atención de la población es invalorable y la realidad cotidiana nos lo demuestra a cada instante.

El color rosado es el punto en común de todas las campañas y así está internacionalizado

Entre las acciones concientizadoras se cuenta llevar un lazo rosa sobre la vestimenta, iluminar de igual color los edificios públicos y hasta elementos paisajísticos. Vestir alguna prenda del mismo, organizar maratones, exposiciones, bicicleteadas, volanteadas, producir cortos en TV y actividades multimediales, son algunas otras actividades que se desarrollan en el mes de octubre. Muchas personalidades son convocadas a igual efecto.

No siempre fue el rosa

La inspiradora de la cinta rosa que se transformó en divisa universal sobre la concientización de la lucha contra este cáncer fue Charlotte Haley, quien, curada de su enfermedad, ideó distribuir cintas color durazno en distintos lugares de los Estados Unidos.

Esto inspiró a Alexandra Penney, editora de Self, revista de salud femenina, quien en conjunto con Evelyn Lauder, vicepresidenta del gigante de la Cosmetología, Estée Lauder, también sobreviviente al mal, promovieron una gran campaña con el objetivo de profundizar las investigaciones médicas, difundir la necesidad de los controles periódicos y colaborar con las terapias de apoyo a pacientes. Corría el año 1992, cuando en la oportunidad se dispuso cambiar el color, llevándolo al rosa que en Occidente se asocia con lo femenino.

Sin embargo …

Pareciera que siempre surgen cuestiones que complican todo y, en este caso, la causa parecería que radica en la falta de asesoramiento adecuado.

En Comodoro Rivadavia existe un interesantísimo Museo Ferroportuario[1] que fue recientemente recuperado y que cumple con una labor cultural excelente, según las referencias obtenidas. Como elemento patrimonial de los comodorenses es hoy un verdadero ícono de la historia local.

Como resulta de la fotografía que abre esta nota, de esta manera la Vexilología se asocia a la preocupación por la concientización sobre este cáncer, sobre tan importante cuestión. Es indudable el impacto que se logra al ver ondear una bandera en el paisaje cotidiano de una pujante ciudad.

La iniciativa cuenta con todo el apoyo oficial hasta el punto en que, según informa el medio “La Posta Comodorense”, en esta oportunidad el izamiento de la bandera rosa fue encabezado por la Secretaria de Cultura de la Municipalidad local y su par de la Secretaria de la Mujer, Género, Juventud y Diversidad, en compañía de la rectora de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, concejales municipales y destacados referentes cívicos y personas que se encuentran en lucha contra este mal. Es indudable el mérito que impulsa tan loable iniciativa y la buena fe que la inspira.

Izamiento 2024 (foto "La Posta Comodorense)

Pero …

El medio elegido entraña un grave y lamentable equívoco. Efectivamente, el mástil destinado a la bandera rosa es el único que existe en el lugar y esto implicó desplazar a la Enseña nacional, tal como resulta de las fotografías. Nada más inapropiado.

Quitar la Celeste y Blanca que identifica a la Nación argentina para reemplazarla por otro vexilo evidencia que quien lo dispone y ejecuta no tiene clara la escala de valores comprometida. Ni el más excelso propósito puede justificar el acto. Queda en claro que las autoridades implicadas no recibieron el debido asesoramiento, o eventualmente, que éste no fue escuchado.

En suma, la sustitución es un garrafal error, escrito con todas las letras y con indudable pesar.

Si se quiere generar un hecho simbólico como el del para llamar la atención de los transeúntes pudo apelarse a muchos otros medios que no implique quitar de su alto sitial a la Bandera oficial de la Nación.

Tampoco hubiera correspondido izar en el mismo palo la insignia rosa bajo la Bandera argentina, por la sencilla razón de que solo la enseña provincial puede flamear en posición inferior. El símbolo nacional evidencia soberanía, mientras que el local expresa la autonomía que la Constitución le reconoce, por lo que es elemental que ninguna otra puede compartir mástil.

La solución para instalar el paño rosa es muy simple. En la eventualidad, lo adecuado hubiera sido colocar otros mástiles y destinar alguno a la bandera rosa.

El hecho constatado en Comodoro Rivadavia no constituye un delito de agravio al símbolo nacional, nada de eso[2]. Para que se tipifique el mismo es imprescindible que en los autores del acto debió existir propósito deliberado de ofender la majestad de símbolo, lo que obviamente no es el caso.

Pero, reitero, no es propio que autoridades municipales de alto nivel autoricen y convaliden con su presencia un acontecimiento inapropiado que desnuda una falta de advertencia elemental en materia de dimensionar la valoración del Símbolo y del respeto que merece.


[1] https://cultura.vivamoscomodoro.gob.ar/index.php/museo-ferroportuario

[2] Código Penal. Artículo 222. [...] Será reprimido con prisión de uno a cuatro años el que públicamente ultrajare la bandera, el escudo o el himno de la Nación o los emblemas de una provincia argentina. 

viernes, 11 de octubre de 2024

Insignias presidenciales/ Nota 3

Otros emblemas representativos

 

Por Miguel Carrillo Bascary

Esta es la tercera parte de la serie Insignias presidenciales que comenzó abordando el bastón y la banda presidencial[1] y continuó tratando los vexilos representativos del primer mandatario[2].

En este análisis se considerarán otros elementos que la tradición iguala a los mencionados, aunque la caracterización de alguno puede prestarse a polémica. Lo notorio es que sobre la mayoría solo hay información inorgánica o la misma es poco clara.

4.- Marcha presidencial

En Argentina se atribuye este carácter a la “Marcha Ituzaingó[3]” que se halló entre el bagaje de los vencidos en la batalla de este nombre librada el 20 de febrero de 1827, en el marco de la guerra que enfrentó a la Argentina con el Imperio de Brasil.

La pieza es de autor desconocido, aunque algunos se la atribuyen a Pedro I, emperador de Brasil; se estima que pudo haberse reservado para exaltar el triunfo de sus tropas de haberse dado la victoria, lo que obviamente no ocurrió.

Se emplea tradicionalmente como insignia institucional del primer mandatario argentino desde que se estrenó en 1827, en ocasión de la conmemoración del 25 de Mayo de 1810.

Se la interpreta en los actos oficiales donde participa el Presidente de la Nación, para rendir honores a su investidura, indica tanto su llegada como su partida. También se ejecuta en otras oportunidades. Su uso está regulado de manera sumaria en el Reglamento de Ceremonial del Ejército Argentino (RCE; Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021) y en el Reglamento de Ceremonial de la Fuerza Aérea Argentina (RCFAA; art. 67, 1º).

Versión: https://www.youtube.com/watch?v=Tub253l06RY

Entre 1946 y 1959 fue sustituida por la “Marcha San Lorenzo[4]”. Algunos estiman que el precedente justificaría que sustituya “Ituzaingó” si así lo dispone el Presidente de la Nación.

5.- Collar de la “Orden del Libertador San Martín”

La institución es una reminiscencia de las órdenes nobiliarias que solían establecer los monarcas para distinguir a los miembros de su círculo íntimo y que, en ocasiones extendían a otros monarcas o dignatarios extranjeros. En consecuencia, el rey revestía la condición de “gran maestre”; por carácter transitivo en un régimen democrático a esta función la desempeña el Presidente de la Nación o el primer ministro. En muchos estados ordenes de este tipo que gozan de gran predicamento. En Argentina estos reconocimientos se emplean particularmente en el ámbito de las relaciones internacionales.

El Decreto Ley Nº16.628/ 1957 creó la “Orden del Libertador San Martín” para distinguir a “funcionarios, civiles y militares, extranjeros que merezcan el honor y reconocimiento de la Nación”. Los grados e insignias se reglamentaron por Decreto Nº16.643/ 1957[5]. La condecoración que singulariza al gran maestre solo se usa en plenitud en las reuniones del Consejo de la corporación y en las ceremonias donde se incorporan nuevos miembros.

6.- El “Sillón de Rivadavia”

Algunos autores lo incluyen entre los emblemas presidenciales. Acá corresponde informar a los lectores que no sean de nacionalidad argentina que Bernardino de la Trinidad González Rivadavia[6], tal su nombre completo, fue el primer argentino que desempeñó el cargo de Presidente de la Nación, entre 1826 y 1827. No hay registro de que haya empleado algún sitial en especial.

Referencialmente se computa el que Rivadavia donó a la Universidad de Bs. Aires, entidad que se habilitó durante su mandato, y que empleó en la ceremonia de apertura, más tarde quedó reservado a los rectores de la Casa hasta que su evidente deterioro lo relegó al Museo Histórico Nacional, donde se encuentra, es de caoba y tiene brazos cortos. También existe el asiento que el mismo Rivadavia regaló el Cabildo eclesiástico de Bs. Aires cuando terminaba su mandato, luego lo emplearon varios presidentes en las ceremonias religiosas. Según la información disponible se encuentra en el museo de la Catedral.

En consecuencia, esto del “sillón de Rivadavia” es una figura simbólica, sin basamento material, por la que se alude al cargo de Presidente de la Nación. Existen otros sillones que usaron los presidentes en el pasado que tienen carácter histórico, entre ellos el que utiliza el primer mandatario en su despacho de Casa Rosada que usó Roca en 1885[7] uno anterior se conserva en el Museo de la misma, data de 1861 y fue empleado por Santiago Derqui (1860-1861).

Sillones existentes en el Museo Histórico y en el Museo Casa Rosada

Sillón del despacho presidencial

7.- Escolta presidencial

Desde antiguo los dignatarios de mayor rango contaron con un cuerpo de guerreros seleccionados que lo acompañaban y que le aportaban un servicio de seguridad personal, al par que resaltaban su presencia ante los súbditos como expresión del poder. Muchos cobraron merecida fama, aunque en algunos casos desarrollaron formas patológicas, como ocurrió con la Guardia Pretoriana durante el imperio romano. La función de escolta persiste en la actualidad y, además, asume actividades ceremoniales de gran predicamento. Por lo general usan uniformes muy llamativos propios de tiempos pasados, como una manera de expresar las tradiciones.

Granaderos en los pasillos de la casa Rosada

En Argentina, el servicio de la Escolta Presidencial también puede considerarse como un emblema del primer mandatario; inapropiadamente algunos la llamen “guardia presidencial”, lo que implica confundir el cuerpo con una de sus funciones. Además, tiene a su cargo prestar honores al primer mandatario en diversos tipos de ceremonias, tanto en la cotidianeidad de la residencia de Olivos como en la sede del Poder Ejecutivo, la “Casa Rosada”, sita en la ciudad de Bs. Aires. Este cuerpo militar de elite es el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, cuyo nombre recuerda a ese gran argentino a quien deben su libertad: Argentina, Chile y el Perú. Es amplísima la bibliografía que existe sobre la historia del cuerpo, por lo que los interesados podrán acudir a la misma.

La unidad se formó en 1812 como un cuerpo de caballería para actuar en la guerra por la independencia americana y se disolvió en 1828, ya consumado el objetivo. Fue recreada por decisión del presidente Julio Roca (1898-1904) por medio del Decreto del 25 de mayo de 1903 y se la dotó del uniforme que originalmente diseñó el general José de San Martín; seis años más tarde el presidente Figueroa Alcorta (1906-1910) tomó al cuerpo como su custodia personal, condición que persiste en la actualidad. Tuvo su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo, provincia de Santa Fe (3 de febrero de 1813). Participó en la toma de Montevideo (1814) y en las campañas al Alto Perú, Chile, el Perú y Ecuador. En la guerra con el Brasil (1825-1828) donde Granaderos fue escolta del general del ejército en operaciones, Carlos M. de Alvear. Algunos de sus efectivos participaron en el Operativo Independencia contra la guerrilla marxista que se llevó a cabo en Tucumán (1975-1977). Tiene asiento oficial en Palermo, ciudad de Bs. Aires.

El Ceremonial de Ejército prevé que la unidad también será hará presente en el velatorio y durante la ceremonia de inhumación del fallecido Presidente de la Nación, a la que se sumarán cadetes de los institutos de formación militar (RCM, art. 4.036)

Velatorio del presidente Menem

En la hipótesis de que el Presidente visite una localidad donde no pudiera disponer de su escolta natural, se constituirá un elemento a tal fin con otras tropas al mando de un oficial, la que quedará como guardia de honor apostada en su alojamiento, colocándose dos centinelas en la puerta de acceso del alojamiento del funcionario (RCM, art. 4.026)

Dicho Reglamento prevé diversos dispositivos para rendir los honores prescriptos al Presidente de la Nación; por ejemplo: cuando se hallen unidades formadas (RCM, Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021). Lo propio ocurre con el Ceremonial Fuerza Área, que ordena dispositivos especiales de honor al Presidente de la Nación en su artículo 71 y 72. En particular se desarrollan los “honores en vuelo” (arts. 85 a 89). También en los ceremoniales de Gendarmería Nacional y Prefectura Marítima, hay normas particulares aplicables a la presencia y acompañamiento del Presidente de la Nación.

8.- Honras fúnebres presidenciales

Además de lo tratado precedentemente, hay otras honras que pueden considerarse atributos inmateriales que se trasuntan en ceremonias de variado tipo

De fallecer un Presidente de la Nación, se encuentre o no en ejercicio, se emitirá un decreto que establezca el “duelo nacional”, esto implicará que la Bandera Oficial de la Nación se coloque a media asta por el término que se establezca, en todo el territorio nacional, en las legaciones diplomáticas del país y en las embarcaciones.

El Ceremonial militar universal prevé las salvas de artillería y/o de fusilería como una forma de rendir honores a los jefes de estado y de gobierno (RCM; Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021). Las salvas son series de disparos consecutivos, con una cadencia constante, sin bala, tradicional forma de saludo o de rendición de honores. En Argentina, la normativa dispone 21 salvas, cuando el féretro de un Presidente de la Nación llega al peristilo, al recinto en donde se cumplirá la inhumación o donde se depositarán sus restos mortales (RCE, art. 4.041).

Una vez finalizadas las palabras de despedida del último orador un corneta ejecutará el toque de silencio de reglamento. (RCE, art. 4.043)

9. Quinta de Olivos

Es la principal residencia del Presidente de la Nación por lo que constituye un atributo más que le corresponde en razón de su investidura.

Residencia presidencial en Olivos

Originalmente fue un predio suburbano que perteneció a Miguel de Azcuénaga, uno de los vocales del primer gobierno patrio. En el año 1854 mandó construir allí una gran residencia el hijo del citado, su arquitectura se debe a Prilidiano Pueyrredón. Los descendientes donaron el predio a la Nación en el año 1918. Ocupa un solar de unas 30 hectáreas, en Olivos, partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires. Numerosos presidentes de la Nación y sus familias han habitado el lugar. Se la declaró “monumento histórico nacional” por medio del Decreto Nº1.842/ 2013[8], cuyos fundamentos aportan una sintética historia de la mansión.

10. Marca de la Presidencia de la Nación

Este elemento comunicacional es relativamente reciente en la práctica del Ceremonial, solo se remonta al año 1999.

Desde el portal oficial del Estado se accede al “Manual de marca institucional de Presidencia de la Nación Argentina[9]” que la define en logotipos, paletas de colores y piezas de comunicación y también se expresan los lineamientos para aplicarla.

No debe confundirse con el “logo de gestión de gobierno” que adopta cada mandatario para caracterizar visualmente su accionar. En este Blog se difundió un estudio sobre el que emplea el actual primer mandatario[10].

Puede ampliarse al respecto en: https://www.direcciondemarcas.com/post/la-marca-gobierno-en-la-argentina

El caso del Vicepresidente

Por imperativo del sistema de sucesión presidencial que define la Constitución argentina algunos de estos atributos corresponderán también al Vicepresidente de la Nación, cuando ocupe transitoriamente la primera magistratura, y aún de otro ciudadano que quede a cargo del Poder Ejecutivo en caso de que opere la “Ley de Acefalía” Nº25.716.



Pena de destierro en Malvinas

 Drástica ordenanza virreinal

Islas Malvinas, 1768

Por Miguel Carrillo Bascary

La incesante curiosidad por lo histórico me llevó a encontrar una olvidada ordenanza del siglo XVIII que dictó el virrey Vértiz, uno de los funcionarios más eficientes del gobierno colonial. La temática resulta oportuna para reflexionar sobre le principio de igualdad en el día 12  de octubre, en que se recuerda el "respeto de la diversidad cultural".

Al parecer es una simple norma de policial que intentaba paliar los conflictos generados en los bailongos populares ubicados junto a la costa del río de la Plata, una especie de “zona roja” donde se concentraba la movida marginal de la Buenos Aires de aquellos tiempos. Ahí, las distintas expresiones del juego, la bebida y otras tentaciones tenían ambiente propicio.

En esto hay poco de novedad, este tipo de normas es recurrente en el costumbrismo. Lo particular aflora cuando se analizan las penas a que pesaban sobre los infractores.

Los simples “bailes indecentes” eran merecedores de doscientos azotes, ni más ni menos, con independencia de si la falta era de carácter grave o menor; en suma, doscientos para todos y todas. Cada lector podrá imaginar qué conductas quedaban comprendidas en calificativo que se aplicaba a dichas danzas.

Se trataba de un castigo realmente extremo, ya que indefectiblemente los látigos de cuero que se usaban abrían la piel de los reos dejando horrendas heridas que cicatrizaban en forma de queloides, no pocas veces la infección generaba complicaciones de gravedad. Además, según las crónicas de la época, la paliza dejaba al sujeto postrado hasta por dos meses, un tiempo razonable para pensar en enmendarse.

Espalda flagelada

Cicatrices de látigo en el exesclavo Peter Gordon; Missisipi (1860)
(foto iluminada)

Por si fuera poco, recordemos que esta pena se ejecutaba en forma pública, con el objeto de "ejemplificar" a los mirones. Los golpes se aplicaban sobre el torso descubierto, fueran hombres o mujeres, todo acorde a los cánones de entonces que, para las últimas, implicaba una vergüenza adicional. En principio podría pensarse que esta desnudez buscaba incentivar el morbo público, no lo niego, pero subyacía una razón médica que es necesario explicar.

Demás está recordar la poca higiene que imperaba en la época, tanto en los cuerpos, como en las ropas. Llamo la atención sobre este último factor, porque cuando el látigo golpeaba sobre las vestimentas estas se deshilachaban a los pocos impactos y las fibras, obviamente contaminadas por el polvo, el sudor rancio y otros factores, se introducía en la carne viva. Estos cuerpos extraños contribuían al desarrollo de graves infecciones. Como terapia posterior al castigo, en el mejor de los casos, se practicaba un somero lavado con salmuera y después grasa, cuyo dudoso origen no quisiéramos indagar. A veces se podía contar con el auxilio de curanderos que aplicaban emplastos de hierbas o la conocida receta de telas de araña, destinadas a paliar el sangrado.

El ítem 10 de la ordenanza señala esta draconiana sanción para los responsables de los duelos y, previsiblemente, a los otros disturbios producidos por el exceso de bebida, el juego y las pasiones encendidas. Como vemos los desórdenes y violencias que aun hoy ocurren a la salida de los boliches nocturnos, tienen un directo antecedente en los hechos que llevaron a Vértiz a disponer lo que dispuso.

Pero todavía falta algo más dramático, que surge de atender la última parte de la norma transcripta. Se verá ahí que, si los responsables eran negros, mulatos, indios o mestizos, la pena de azotes traía como accesorio, “dos años de destierro a las Islas Malvinas”, sí como se leyó bien.

Por entonces el destino era realmente amenazante, implicaba que el condenado quedaba reducido poco menos que a la muerte civil, ya que el traslado a las islas y lo prolongado de la obligada estadía lo apartaba de su familia y de sus relaciones; eventualmente también le impedía ejercer su trabajo y esto irrogba la pérdida de sus propiedades. Además, le deparaba un amiente hostil, frío, lluvioso, y lo sujetaba a duros trabajos imprescindibles para “merecer” las mínimas raciones presidiarias. En definitiva, la amenaza del destierro era realmente terrible. Agrego más, como en Malvinas existía un régimen castrense, los desterrados quedaban sometidos a lo que las leyes militares dispusieran … y a lo que la voluntad del gobernador y sus oficiales dependientes quisieran hacerles decir, sin que los extrañados tuvieran posibilidad alguna para defenderse de los más que predecibles abusos.

También hay otro detalle que nos escandaliza porque afecta el elemental principio de la igualdad ante la ley que caracteriza al régimen democrático. Si el condenado era “español”, se le duplicaban los años de destierro. Por “español” se entendía a las personas de raza blanca, tanto hubieran nacido en Europa como en América. En tanto que los negros, indios y mestizos contaban con una mayor benevolencia de la ley, la distinción presuponía que por su condición social eran más propensos a incurrir en el delito. A los ojos de la autoridad colonial los “españoles” tenían una mayor responsabilidad social por las consecuencias de sus actos y que, por lo tanto, se creía justo que la pena fuera exactamente del doble, lo que puede traducirse "a mayor responsabilidad, mayor sanción".

Más allá de que sorprenda esta diferencia de trato lo expuesto revela la relativa “benignidad” de las leyes hispánicas, pues en otros regímenes coloniales los beneficiados eran aquellos a los que se consideraba de raza blanca.

Queda para la anécdota que las Islas Malvinas fueran consideradas poco menos que el infierno encerrado en los límites del virreinato. En el caso particular de Vértiz, como hábil funcionario, entendía perfectamente que tan recóndito territorio del Virreinato debía ser poblado para asegurar la soberanía del rey y usarlo como pesidio y lugar de destierro era una buena medida.

Transcribo la parte pertinente del documento:

“Don Juan José de Vértiz, caballero comendador de Puerto Llano en la Orden de Calatrava, inspector general de todas las tropas veteranas y milicias de esta Provincia del Río de la Plata, mariscal de campo de los reales ejércitos, gobernador y Capitán General interino de ellas, etc. (sic)

Por el presente mando y ordeno a todos los vecinos y moradores, de esta ciudad y su jurisdicción, observen, guarden y cumplan lo siguiente: 

[…] 9. Que se prohíben los bailes indecentes que al toque de su tambor acostumbran los negros; y si bien podrán bailar públicamente aquellas damas que acostumbran en las fiestas que se celebran en esta ciudad, se prohíben las juntas de estas; los mulatos, indios y mestizos tienen para los juegos que ejercitan en los huecos [baldíos, descampados], bajos del río y extramuros, prohibiéndoseles también los mismos juegos, de cualquier clase que sean, todo bajo la pena de doscientos azotes.

10. Que todas las canchas de juegos que hay en el río y otros parajes, porque sirven de noche para abrigo de las maldades que en ellas se cometen, deban por obligación de los duelos, ser cerradas, de modo que no se pueda acoger persona alguna; y con la obligación de vigilar sobre esto, además de aquellos reparos que se han de poner para atajar la entrada; y se condena al que se tomare dentro de ellas, en cualquier hora de la noche, a la pena de cien azotes, siendo negro, mulato, indio o mestizo, y de dos años de destierro a las Islas Malvinas; y siendo español, duplicados los dos años de destierro. Y al dueño de dicha cancha se le destruirá esta inmediatamente, con apercibimiento que se le destruirá lo mismo si se averigua de que ellas resulten quimeras o se permite que se juegue por alguno más de un real o al fiado y, asimismo, si consiente que jueguen algunos esclavos. […]

Hecho en la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Sta. María de Buenos Aires, a veinte de septiembre de mil setecientos setenta”. 

Información para lectores que no sean argentinos.

a) Sobre el virrey Vértiz

Retrato del virrey Don Juan José de Vértiz

El territorio que en su mayoría hoy corresponde a la República Argentina perteneció al Virreinato del Río de la Plata que el rey Carlos III de España estableció en 1776. La sede de la autoridad local designada por el monarca, fue Buenos Aires.

Juan José de Vértiz, no era español, sino americano. Había nacido en Mérida, Yucatán, actual México, en 1718. Como una apretada síntesis reproduzco algunos de los conceptos de la Real Academia de la Historia (España)[1] luego de referir que había sido gobernador de Bs. Aires desde 1769:

“Muy pronto tuvo que llevar a cabo importantes misiones militares, como la que en 1770 organizó el gobernador de Buenos Aires, Francisco de Bucareli y Ursúa para expulsar a los ingleses de las islas Malvinas. Vértiz tuvo que hacerse cargo desde Montevideo del alistamiento y el control de tropas que iban a embarcar para la expedición. La misión de desalojo partió desde Montevideo el 11 de abril de 1770 y culminó con un éxito rotundo. realizó una amplia labor militar, política y social. La erección del virreinato, Desde el punto de vista del gobierno interior, había tenido especial cuidado con los lugares públicos, estableciendo comisarios de barrios”.

En 1778 Vértiz fue designado segundo virrey de la jurisdicción y su gestión se caracterizó por el orden, la represión del contrabando y la decidida acción contra la penetración de portugueses e ingleses en la región. Gozaba de gran predicamento cuando finalizó su comisión en 1784 y volvió a España, donde murió en 1799.

b) Sobre las Islas M alvinas

Puerto Soledad (1770), grabado francés (Univ. de Sevilla)

En el curso del siglo XVIII el archipiélago de las Malvinas era por derecho dominio de la Corona castellana. Entre 1764 y 1765 expedicionarios franceses y británicos establecieron dos factorías, Pto. Saint Louis y Puerto Egmont, respectivamente. Ante las protestas hispanas Francia reconoció sus derechos de dominio. Finalmente, en 1774 Capitán de Fragata Francisco Gil y Lemos tomó posesión de Malvinas donde se estableció una gobernación dependiente. En 1790 la Convención de Nutka entre España y el imperio inglés, reconoció implícitamente la soberanía de la primera sobre las islas, situación que el segundo pretende ignorar.

Entre 1767 y 1811, cuando la última autoridad española despobló Pto. Soledad para trasladarse a Montevideo a consecuencia del movimiento revolucionario que estalló el 25 de mayo de 1810 en Bs. Aires, se sucedieron 32 gobernadores hispanos residentes en el archipiélago. En 1820 el gobierno criollo retomó la posesión de las islas y nombró hasta siete funcionarios a cargo, hasta que en 1833 la usurpación británica se consumó, situación que mantiene a la fecha[2], pese a lo dispuesto por la Naciones Unidas, que consideró se trata de un hecho de colonialismo, incompatible con al Derecho Internacional.


[2] Con excepción de la reocupación argentina entre el 2 de abril de 1982 y el 14 de junio del mismo año, que dio lugar a lo que la historia llama “Guerra de Malvinas”; https://www.argentina.gob.ar/armada/gesta-de-malvinas,  https://www.argentina.gob.ar/ejercito/malvinas

martes, 8 de octubre de 2024

Símbolos de gestión “hechos bandera”

El caso Rosario 

Rosario: emblemas de gestión, bandera y escudo municipal

Por Miguel Carrillo Bascary

Para evidenciar las actividades de una determinada gestión política al frente de los municipios se ha hecho usual emplear isotipos, imago tipos e isologos en forma de banderas, muchas veces se utilizan en Ceremonial compartiendo los dispositivos con las enseñas nacionales, provinciales y las que pertenecen a las mismas ciudades. Cuando llega un nuevo titular a la intendencia, es lógico que estos elementos se reemplacen. Para indicar una nueva etapa de gobierno, cuando el funcionario es reelecto, también suelen cambiarse.

Como ejemplo analizaré el caso de la ciudad de Rosario[1], provincia de Santa Fe, para esto es necesario aportar algunas referencias para conocimiento de los muchos lectores de este Blog que no conocen Argentina.

Sobre la ciudad

Se formó espontáneamente en derredor de una humilde capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, en un proceso histórico que comenzó formalmente en 1730, cuando se creó la jurisdicción del “Pago de los Arroyos” y se estableció un curato que fijó su sede e iglesia parroquial donde hoy es el centro histórico de la localidad. En 1823 se la reconoció como pueblo, con el título de villa y en 1852 como ciudad.

Poco pasó para que alcanzara un desarrollo francamente explosivo; en 1852 tenía unos 3.000 vecinos, en 1914 contaba con 220.000, en 1947 superó los 400.000, en la actualidad llega a un millón y se ubica como la tercera ciudad argentina, con un área metropolitana de casi dos millones de almas. Se encuentra a unos 200 km de Bs. Aires, es núcleo de servicios para una extensa zona y un centro portuario agroexportador de nivel mundial.

a) Cavallero, las primeras marcas de gestión

En diciembre de 1989 el partido Socialista Popular alcanzó por primera vez el gobierno municipal, con lo que el Dr. Héctor Cavallero se convirtió en intendente. Durante su mandato se adoptaron sucesivamente varios símbolos de gestión, en los dos primeros se basaron en el Monumento a la Bandera que se levantó donde esta se izó por primera vez en el año 1812, por lo que la ciudad se conoce como “cuna de la Bandera”.


Primeros emblemas de la gestión Caballero 

Como se observa, ambos eran muy primarios. Exponían la torre que caracteriza al memorial, principal ícono arquitectónico de la ciudad. La inclinación de la viñeta aportaba una idea de progreso que se reforzaba con la silueta en flecha.

Posteriormente se adoptó el Sol que aparece en nuestra Bandera nacional, tal como está reproducido en las cuatro caras de la Torre del mismo Monumento. Si bien era un motivo estático, en la percepción general evidenciaba el positivo mensaje que desde hace siglos caracteriza al Astro rey, al mismo tiempo que su relación con la ciudad es absolutamente clara. Lamento no haber podido identificar al autor de tan señalada propuesta.

Tercer emblema de la gestión Caballero y su original

Este particular “Sol” se difundió en las publicaciones, carteles de obras públicas y otros usos similares. De esta manera la Administración Cavallero adoptó por primera vez una modalidad ampliamente extendida en otras latitudes, cual es utilizar un “símbolo de la gestión”, aunque nunca asumió forma de bandera.

El propósito de particularizar una gubernamental  reconocía un precedente en el imago tipo que había empleado la Secretaría de Obras Públicas del municipio, fue durante el gobierno anterior, a cargo de Horacio Usandizaga (1983–1989). Consistía en el croquis de la planta del municipio que destacaba las grandes vías troncales en diversos tonos de gris. Siento no disponer de una reproducción adecuada para ilustrarlo.

b) Binner y “la ciudad deseada”

Como todos los núcleos urbanos argentinos, el municipio de Rosario contaba con un escudo heráldico que, en su caso, databa de 1862. Era de caracteres clásicos que obviamente no se correspondía con la dinámica que se buscaba imprimir; cabe aclarar también que la ciudad carecía de bandera.

En 1995 asumió como intendente municipal el Dr. Hermes Binner, también representando al Socialismo Popular. Una de las ideas fuerza de su gobierno propugnaba un ambicioso proceso de modernización, con un eje a corto plazo, la descentralización territorial de la Administración, lo que la acercaría a los rosarino a través de seis núcleos de servicios; hacia el futuro, postulaba definir e implementar el Plan Estratégico Rosario (PER) para concretar “la ciudad deseada”, desde una perspectiva ampliamente pluralista.

Como signos del cambio en un primer momento se prescindieron de los símbolos utilizados por la gestión anterior. A poco se buscó definir un emblema comunicacional que identificara tanto a la ciudad como a la nueva administración.

En abril de 1996, a través de la Dirección de Comunicación Social se generó un concurso para definir un elemento en el que podemos reconocer un “símbolo o marca de gestión”.

La participación fue multifacética y concitó 78 propuestas entre las que se contaron las que aportaron: diseñadores profesionales, arquitectos, universitarios, publicistas, personas de buena voluntad y hasta niños de escuelas.

Los diseños fueron muchos y muy variados. Hacían referencia a la Bandera, a la Iglesia Catedral (núcleo de la urbanización), a los leones que flanquean la entrada al Palacio municipal, a su fachada, al reloj que lo corona, al Monumento a la Bandera, al general Belgrano, al río Paraná, a la llama votiva del Soldado Desconocido, al croquis estilizado de la traza urbana. También a la estrella que corona la Torre del Monumento, al puerto, a diversos tipos de embarcaciones, al perfil de las edificaciones vistas desde el río, al nombre de Rosario, al escudo oficial, al croquis de la ciudad, a las playas, etc[2].

Finalmente se eligió un isotipo compuesto de cuatro elementos, alusivos al propósito de que Rosario fuera un ámbito especialmente centrado en la niñez, en la apertura hacia el río Paraná y en un modelo de desarrollo que privilegiara la calidad de vida, fomentando los espacios soleados y la ecología urbana. La expresión “Municipalidad de Rosario” explicitaba la referencia simbolizada.

La autora del proyecto fue la joven publicita Helga Schöppler que, si bien nació en la provincia del Chaco, acreditaba varios años de residencia en la ciudad. Ella explicó el significado de su obra en términos aproximados a los siguientes: el trazo grueso e irregulares síntesis del dibujo infantil, el rostro de niño, alude a una imagen de futuro, el pez, recuerda al río, al puerto, el Sol, representa al Monumento a la Bandera[3] donde el astro aparece plasmado en la Torre y además posee una connotación universal como fuente de luz, mientras que la hoja, remite a la Naturaleza y a la contemplación activa de las políticas de nuevo ambiente. El Sol y el pez, en conjunto conforman la idea del patrimonio histórico de la ciudad.

Este isotipo fue ampliamente difundido en diversos soportes, incluso tomó forma de bandera, cuando se lo estampó sobre un paño blanco.

Emblema de la gestión Binner en forma de bandera

Corresponde aclarar que este vexilo tuvo un uso más bien publicitario, ya que señalaba los lugares donde la Municipalidad ejecutaba una obra pública, ofrecía un espectáculo o acompañaba alguna actividad que se desarrollaba al aire libre. Algunas de las entidades sumadas al Plan Estratégico también lo emplearon en la presentación de sus realizaciones, como una manera de explicitar la inserción en el proyecto.

c) Lifschitz y el primer "MR"

Las elecciones del 2003 marcaron una continuidad política con el mandato popular saliente. Esta vez fue el ingeniero Miguel Lifschitz quien ocupó la Intendencia. A comienzo del año 2004, se dio a conocer lo que sería el nuevo símbolo de su gestión.

 

El diseño surgió de un trabajo en equipo a partir de varias propuestas que consideró el nuevo conjunto gubernamental. En expresión de su inspirador, el Lic. Daniel Canabal[4], director general de Comunicación Social, se lo definió como “un diseño absolutamente minimalista, despojado de todo y refiere específicamente a tener la ciudad como marca registrada”, M. R., clásicas siglas que coinciden con las la referencia al municipio rosarino. En cuanto el uso del color, el diseñador destacó:

Naranja es un color que en términos publicitarios y gráficos posee un alto impacto, es decir, es atractivo, y tiene una ventaja, si uno le quiere poner letras negras se lee, si le quiere poner letras blancas se lee, prácticamente cualquiera de los colores primarios funciona a la perfección en contraste, por lo cual la relación entre forma y fondo nunca se ve afectada. La facilidad con la que se recuerda, se imprime en la memoria de la gente, esto fue lo que principalmente nos llevó a tomar la decisión de implementar el símbolo.”

De esta manera se plasmaba la idea de convertir a Rosario en una marca registrada símbolo de su proyección hacia la región y para el mundo. Este emblema también se adaptó como bandera, con una función complementaria.

El emblema en forma de bandera (2003-2007)

d) Lifschitz y el segundo "MR"

El Ing. Lifschitz desarrolló un gobierno que lo llevó a desempeñar un segundo mandato entre los años 2008 y 2012. Con la idea de expresar la continuidad y, al mismo tiempo, la renovación se dispuso utilizar una evolución del emblema previo, lo que dio por resultado el siguiente isologotipo, que también se empleó en negativo, su desarrollo visual se plasmó en el “Manual[5] de Marca de la gestión” que se elaboró.

e) Fein, la tercera bandera de gestión

Entre 2011 y 2015 gobernó Rosario la Dra. Mónica Fein encabezando una coalición de partidos políticos (Frente Unidos para Cambiar Santa Fe) donde el principal término era el mismo Socialismo Popular que había llegado al poder a fines de 1989. En este contexto se continuó usando el segundo isologo “MR”, más por inercia que por designio concreto.

Fue entonces que, rompiendo con las experiencias anteriores la Municipalidad contrató a una empresa para diseñar un elemento identitario. De su accionar resultó un imago tipo que buscó privilegiar la integración social en la realidad urbana de Rosario, trascendiendo los aspectos urbanísticos y productivos para desarrollar un universo de valores que se presumen caracterizan, no ya a la ciudad, sino a los rosarinos en conjunto.

Se partió de un proceso de indagación y reconocimiento que respondiera a una pregunta y aportara su respuesta: “¿Qué es Rosario? Rosario sos vos”. Para acompañar esta reflexión la Municipalidad elaboró el muy desarrollado “Manual de Marca, Ciudad de Rosario, 2017”

El documento explica como “embrión del sistema visual” un imago tipo donde:

El celeste nos recuerda a nuestra bandera, a los colores nacionales por excelencia, brinda reconocimiento y potencia. Cercanía.

La tipografía moderna, robusta y con rasgos redondeados sugiere una marca amigable, accesible y cercana.

El signo representa igualdad y bandera en simultáneo. Transmite conexión, pertenencia, orgullo e identidad.

Todo plan de diseño de marca se basa en que las marcas se construyen en el tiempo y en la mente de las personas. También en sus corazones”.

El emblema usado como bandera

f) Javkin, tradición y proyección

Al llegar el 10 de diciembre de 2019 asumió la Intendencia Municipal el Dr. Pablo Javkin, encabezando una fuerza aliada al socialismo en el Frente Progresista Cívico y Social, desde su raíz en la Unión Cívica Radical. Esto justificó un cambio en lo simbólico que definió una “marca de gestión[6]” propia del funcionario, que eventualmente encabeza la Intendencia, y una “marca de gobierno” que identifica todo lo que implica la actividad gubernamental, por lo que está destinada a trascender a una gestión. Claro que no hay seguridad de que las futuras administraciones respeten esta distinción, que es muy válida entre los analistas de procesos comunicacionales, pero que entraña ciertas sutilezas que escapan al común de la población.

Aplicación primaria y versión en negativo

Entiendo que el Dr. Javkin quiso que la ciudad reflexionara sobre la tradición autogestionaria y progresista que siempre definió a los rosarinos. Por esto se tomó como base cuasi-intemporal al escudo tradicional, actualizado, dotado de rasgos más simples, acordes a la realidad vigente, con lo que se generó una suerte de puente entre el brillante pasado rosarino y su prometedor futuro. Esto se expresó en otro “Manual de Marca de la Municipalidad de Rosario[7]”, que en su presentación expresa:

Los elementos que componen nuestro escudo histórico continúan tan vigentes como al momento de su creación.

Próximos al 170 aniversario de la declaración de Rosario como ciudad, asumimos el desafío de rescatar este patrimonio marcario invaluable y otorgarle un rigor grafico de alta calidad que responda a las exigencias de nuestra época.

Un símbolo que resume las grandes aspiraciones de la Rosario del pasado, la marca de Gobierno de Rosario del futuro”.

Interesa aportar algunas referencias sobre el blasón cívico. Fue planteado y diseñado en el año 1862 por el Ing. Eudoro Carrasco (1824-1881), polifacética persona de destacada actuación en la Rosario de su tiempo. Con los años el diseño experimentó numerosas alteraciones a gusto del artífice que lo componía. Tras varios intentos en los que se buscó definir un modelo único se llegó al año 1964[8], cuando se estableció un modelo patrón que oficialmente rige[9].

Escudo oficial y la versión de la administración Javkin

En forma complementaria, un trabajo a cargo de Estudio Lunes que participó de la preparación del emblema expresó al respecto:

“Con la convicción de que los identificadores gráficos deben ser patrimonios de las ciudades y no de las gestiones, formamos parte del equipo que se propuso recuperar con carácter de marca el escudo oficial de Rosario. Un símbolo que sintetiza los sueños de quienes construyeron la ciudad y cuyos elementos continúan tan vigentes como al momento de su creación”. Con lo que se busca resumir las aspiraciones progresistas que tenía la ciudad a mediados siglo XIX[10]”.

En esta oportunidad la marca de gobierno fijada por la gestión Javkin también tomó forma de bandera:

A fines del año 2023 hubo nuevamente comicios en la ciudad de Rosario, de los mismos resultó reelecto el Dr. Javkin, esta vez postulado por “Frente Unidos para Cambiar Santa Fe”, que ampliaba el espectro político de la fuerza política que lo postuló a su primer mandato. Sin embargo, no se registraron cambios en la marca de gestión, obviamente tampoco en la impronta de gobierno.

En conclusión

-  Distinguir entre marca o emblema de ciudad, de gestión y de gobierno, como se planteó en Rosario al asumir el gobierno el Dr. Javkin, resulta de mucho interés pues permite analizar la naturaleza de estas representaciones, aunque en la práctica no haya margen fáctico para tal sutileza.

-  Los emblemas de gestión, aun cuando se empleen en forma de bandera, representan a un gobierno en particular. No simbolizan a la Municipalidad como ente político pues ninguna agrupación de este carácter puede asumir como propio el mandato institucional que circunstancialmente ejecuta. Tampoco identifican a la ciudad como realidad sociológica. Por esto, su empleo en forma de bandera es meramente referencial y netamente transitorio.

Nota: para quien desee profundizar sobre un aspecto puntual de la temática me permito recomendar el ensayo de Paulina Marcaida, La marca de ciudad como instrumento de la internacionalización de territorios. Algunas reflexiones en torno al proceso de construcción de una Marca Ciudad para Rosario (1998-2017); accesible desde https://rephip.unr.edu.ar/server/api/core/bitstreams/412c0ef5-f329-4ef6-8aa5-29a461cf956f/content



[2] Las viñetas mayoritariamente elegidas fueron: el Monumento (56), el Sol (34), la Bandera nacional y el río Paraná (31), el escudo de la ciudad (20) y el croquis urbano (13).

[3] Rosario se caracteriza como “cuna de la Bandera Nacional” a partir que la misma se izó por primera vez en la misma, el 27 de febrero de 1812. De ello da testimonio el grandioso Monumento Histórico Nacional dedicado a la Enseña patria, que se inauguró en el año 1957. Es el principal ícono rosarino y constituye un atractivo turístico de primer orden.

[4] Diario “La Capital” (Rosario), edición del 3 de enero 2004.

[6] En el caso del Dr. Javkin adoptó el siguiente diseño como marca de su gestión :

[10] El equipo se dedica a servicios de branding, bajo dirección de Bárbara Gómez y Claudio Zecca; https://estudiolunes.com/municipalidad-de-rosario