Uso popular y una muy buena nota
Hace un par de días un amigo me mandó un archivo y me pidió opinión sobre su contenido. Fue extraído del Diario UNO, de Mendoza, y lleva la firma de la periodista Martina Baiardi. Gratamente me expresaré calificando la nota como excelente, señalando que el nivel de apreciación y los conceptos articulados son exactos y de muy buena factura. Por esto estimo que merece destacarse y difundirse.
Antes de mayores consideraciones consignaré debidamente la fuente: https://www.diariouno.com.ar/sociedad/que-significa-tener-la-bandera-argentina-colgada-la-ventana-la-casa-n1408556/amp Seguidamente transcribiré esas líneas y le iré sumando algunos aspectos que considero de interés, particularmente para quienes trabajan en Ceremonial. El texto original irá negro y cursiva, mis glosas en azul.
Título de la nota periodística:
“Qué significa tener la bandera argentina colgada en la ventana de la casa”.
Usar la bandera argentina colgada en alguna de las ventanas de casa es una tradición muy común en nuestro país. Pero seguro no te has preguntado qué significa.
En cada rincón de nuestro país, es común ver, sobre todo en fechas patrias o en momentos de fervor popular, casas, balcones y ventanas adornados con la bandera argentina. Pero, ¿qué significa que la bandera argentina esté colgada en la ventana de la casa?
Lo primero a señalar es que en Argentina no existe ninguna legislación que estipule cómo mostrar las banderas en ventanas y balcones. Esto no implica que puedan prevalecer los gustos personales, ya que hay pautas consuetudinarias que deben respetarse, porque también la costumbre es fuente normativa en nuestro país. Por el contrario, hay algunas naciones donde la exhibición de su bandera nacional es compulsiva en determinadas ocasiones y bajo un estricto protocolo. El ejemplo más cercano es Chile, también en Perú.
Puntualizo que, desde 1985 la única Bandera Oficial argentina es la que lleva el Sol, así lo dispuso la Ley Nº23.208. Con anterioridad los particulares tenían prohibido hacerlo ya que era privativa de las Fuerzas Armadas, de las reparticiones nacionales y provinciales. Esta advertencia tiene su importancia, ya que la llamada “bandera sin sol o mercante”, consistente en las tres franjas horizontales, celeste, blanca y celeste, ha dejado de ser bandera, hoy es un simple elemento de ornato y, por ende, no representa ni al Estado, ni a la Nación en su conjunto.
Como bien lo destaca mi colega vexilólogo, Francisco Gregoric, “la Bandera puede usarse los 365 días del año mientras se la mantenga con respeto y honor”, no hay ninguna norma que disponga en contrario. Ciertamente que lo usual, transformado en una costumbre inveterada en nuestro país, es que se instale al comenzar la “Semana de Mayo[1]” y se la mantenga hasta el 17 de agosto, aniversario del fallecimiento del General San Martín. En este punto vale un llamado de atención a las autoridades municipales, que suelen ornamentar las calles de sus ciudades en las fechas tradicionales pero que luego olvidan retirar los vexilos y con los meses, la acción del tiempo, la lluvia y los vientos los va degradando, sin que parecieran advertir la pobre imagen que así presentan, en desmedro de la belleza urbana, de la diligencia de la gestión y, por sobretodo, del respeto que merece nuestra Enseña patria.
Una recomendación: al comprar una bandera deben buscarse los ejemplares que tengan el Sol plasmado según su diseño oficial, ya que en el mercado hay muchas que no cumplen con tan elemental requisito. Para ilustrar al gran público acompaño el modelo patrón del astro, tal como lo define el Decreto Nº1.650/ 2010[2].
Atender que, cuando se muestran dos o más vexilos, la Bandera nacional debe gozar de precedencia protocolar.
Colgar la bandera en la ventana de la casa es una forma de mostrar la identificación con el país y sus valores. En las celebraciones nacionales como el 25 de mayo o el 20 de junio, las calles y viviendas se visten de celeste y blanco, pero "izar" la bandera en la ventana va más allá de la simple conmemoración de una fecha histórica.
Ni queé en ocasión de algun triunfo deportivo, en fiestas populares y hasta en recitales de música, donde los colores nacionales afloran como las flores despúes de la lluvia sobre un desierto.
En este sentido, se convierte en una forma de manifestar un compromiso con el país, una manera de alzar la voz sin palabras, a través de la visualidad de un símbolo que, a pesar de sus variados significados, une a todos bajo una misma identidad.
Además, en momentos de crisis o dificultades, como las que la Argentina ha atravesado a lo largo de su historia, colocar la bandera en la ventana también cobra un matiz de resistencia y esperanza.
Foto: Diario UNO
Así, en tiempos de inestabilidad política o económica, ver la bandera izada en muchas viviendas se convierte en una señal de que, más allá de los problemas, el espíritu nacional sigue vigente y el amor por la patria no decae.
En muchos países devastados por ciclones, terremotos y otro tipo de tragedias, la decisión de los sobrevivientes de levantarse de las ruinas se expresa izando una bandera.
Como señal de respeto y adecuados cuidados, habrá que guardar algunas pautas para con las Bandera nacional que empleamos en nuestras casas.
Para mostrar una bandera siempre se preferirá elegir la abertura más jerarquizada del edificio o casa.
Una prevención obvia, pero que siempre conviene recordar, es que debe izarse del derecho, pendiente del lado de la driza o bien, si lo hacemos en horizontal, se dejará el lado de la driza a la izquierda (derecha de la ventana, por ej.). Otra medida elemental es revisar que las ataduras queden en buen estado y atarlas bien firmes, caso contrario el viento puede soltarlas o romperlas con lo que el paño se rasgará o lucirá en embrollado. De colocar la enseña apaisada, se recomienda coser las cintillas con fuerte puntada, lo que permitirá fijar el lado del vuelo.
Exhibirla bien limpia y planchada, son elementales formas a observar. Vale recordar que en Argentina no hay ninguna norma que prohíba lavar o planchar los paños[4]. Su buen estado evidenciará la cultura de quienes la muestren y su respeto por el símbolo. En la eventualidad de un desgarro, tampoco hay nada que prohíba zurcirla y hasta agregarle un parche; es preferible exhibirla en estas condiciones que mostrar el balcón o la ventana sin ella.
No corresponde mostrar una bandera detrás de las rejas de una ventana, esta posición sugiere que está “prisionera[5]”. De instalarse tras del antepecho de un balcón habrá que cuidar que no quede sobre el pasamanos (borde superior).
Si en algún momento se declara “duelo nacional”, no se demanda retirarla ni modificar la posición de la Enseña patria que cuelgue en un balcón o desde una ventana. Advierto acá no caer en otra práctica errada, colocarle un moño negro cosido sobre el paño, una costumbre bastante difundida en España, principalmente. Tampoco es necesario formar con ella una especie de rollo.
Otro detalle consiste en extremar cuidados al regar las plantas que pudiera haber en las aberturas del hogar. No es poco frecuente que el salpicado sobre las macetas se ensucie al paño.
De hecho, durante algunas protestas o eventos de gran carga simbólica, la bandera argentina se convierte en un estandarte de lucha. Es común ver a ciudadanos que, en respuesta a situaciones que los afectan, despliegan la bandera en la puerta de su hogar como un grito mudo de descontento, pero también de esperanza.
Valga como ejemplo de lo expuesto, la dramática situación por la que atraviesa Nicaragua desde el 2018, cuando el régimen sedicentemente de izquierda encarnado en los tiranos Daniel Ortega y Rosario Murillo, llegó al poder en el 2007 y luego destruyeron la institucionalidad para sostenerse y continuar avasallando los derechos de un pueblo que, lamentablemente, ha conocido numerosas y sangrientas dictaduras. Allí, como una forma de manifestar el anhelo de libertad el pueblo salió a las calles llevando en sus manos la enseña azul y blanca que históricamente identificó a su país. Cuando se multiplicó esta silenciosa expresión, el régimen no trepidó y, sencillamente, prohibió que los ciudadanos nicaragüenses salieran con su lábaro patrio, que los mostraran y aún, en gorras, sombreros, pulseras, pañuelos y otras prendas con sus colores, bajo pena de arresto y de otras represalias. Vemos así ¡hasta qué punto puede llegar un totalitarismo!
Para muchos, colgar la bandera en la ventana también refleja un acto de civismo y responsabilidad cívica. Es un recordatorio de los valores fundamentales sobre los que se construye la nación: la libertad, la igualdad, la justicia y el respeto por los derechos humanos. En este contexto, la bandera se convierte en un llamado a reflexionar sobre el papel de cada ciudadano en la construcción de un país mejor.
Esto se patentiza en la exhibición de banderas argentinas cuando se aproxima una elección significativa. Puede considerarse una respuesta silente a la asfixiante propaganda política desplegada en esas fechas y un recordatorio de que el verdadero protagonista de un comicio no son los candidatos, tampoco los partidos, ni los frentes electorales, sino la ciudadanía llamada a volcar su voto en las urnas.
Escribe Martina sobre el significado de los “valores fundamentales sobre los que se construye una nación”. Esto me da pie para recomendar a los colegas ceremonialistas que en los eventos cuya temática se relacione aquellos principio, se incluya la “Bandera Nacional de la Libertad Civil”, que en el año 2015 fue reconocida como “símbolo patrio histórico[6]”. Este lábaro se lo entregó el General Belgrano al pueblo de Jujuy como testimonio explícito por su desempeño en las batallas de Tucumán y Salta e, implícitamente, por el heroísmo desplegado en la epopeya cívica del Éxodo Grande (1812). Es oportuno recordar, que el término “libertad civil” es la forma arcaica usada por los pro-hombres que conquistaron la Independencia y que equivale a lo que hoy llamamos el “estado de derecho”. Un concepto fundamental de la democracia, que podría traducirse en las siguientes palabras: “Las autoridades deben llevar adelante su gestión de gobierno conforme a las leyes y no según la razón de estado afín a sus intereses; por ende, habrán de respetar los derechos humanos de aquellos que las eligieron”. Me interesa destacar lo precedente en forma muy especial, porque también es válido que los particulares acompañen el lucimiento de la Enseña patria, sumándole este segundo vexilo, de tan trascendente significado[7]. Salvo en Jujuy, de la que también es insignia provincial[8], nuestro cuarto símbolo nacional[9] se emplea en numerosas provincias pero como bandera de sitio, más que nada.
Finalizando; para colocar banderas en mástiles y astiles las recomendaciones son otras, sobre lo que trataré en una próxima oportunidad.
[1] O sea, los seis días previos al 25 de Mayo.
[2] Información complementaria en este Blog: "Febrero 27 y las banderas ESPURIAS": https://banderasargentinas.blogspot.com/2025/02/febrero-27-y-las-banderas-espurias.html
[3] Véase en este Blog la nota: "El valor de un gesto"- https://banderasargentinas.blogspot.com/2019/04/el-valor-de-un-gesto.html
[4] Dígase una vez más, por tradición (y no por estar normado) las únicas banderas que no se lavan son las de guerra.
[5] Véase en este Blog “Bandera prisionera”-http://banderasargentinas.blogspot.com/2015/09/bandera-prisionera-siempre-es-laudable.html
[6] Véase la Ley Nº27.134, Artículo 1º, sobre la que existe una amplia bibliografía en este Blog, su texto en -https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/245000-249999/247735/norma.htm
[7] La Ley Nº27.134 demanda que la “Bandera Nacional de la Libertad Civil” no se muestre sola, sino acompañando a la Enseña oficial de la Nación.
[8] Véanse la ley jujeña Nº5772, que así lo dispone -https://boletinoficial.jujuy.gob.ar/?p=61166
[9] Recordemos que los símbolos nacionales son nuestra Bandera, el Escudo y el Himno, a los que ha venido a sumarse la enseña legada por Belgrano y que, la escarapela no comparte esta naturaleza como se enseñó por mucho tiempo en forma irreflexiva, sino que es un emblema de nacionalidad con origen militar.