lunes, 7 de diciembre de 2020

La Virgen María y sus vestiduras

Una mujer vestida del sol …

 

Apocalipsis, 12: 1

Por Miguel Carrillo Bascary

 Los días 8 de diciembre de cada año la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, madre del Salvador y también nuestra.

Son muchísimas las apariciones que se le atribuyen a lo largo de más de dos milenios, pero la Iglesia tiene por acreditadas una treintena. Esto no quita veracidad a otras, pero las características de las primeras las hacen particularmente válidas. En algunos casos los reconocimientos los ha realizado el obispo de una iglesia local.

No es mi objetivo tratar este tema que, por supuesto me excede, solo me propongo analizar aquellas cuyo registro permite identificar los colores de la vestimenta con que se presentó Nuestra Señora, lo que sí es propio de este Blog. No pretendo tampoco realizar un análisis exhaustivo, pero entiendo que el trabajo nos aportará un panorama de mucho interés.

Como guía tomaré el contenido de la obra de Roy Abraham Varguese “Enviada de Dios” (Edit. Sudamericana. Bs. Aires. 2000). En cada caso transcribiré las citas de las descripciones con que los videntes se refieren al punto. No se incluirán las referenciadas con algún elemento físico, como la archiconocida Virgen de Guadalupe. En cada caso busqué las representaciones más usuales de cada una.

En un anterior entrada me refería a "El celeste y la Inmaculada Concepción", les dejo el link donde podrán acceder a una nota que considero de enorme interés: http://banderasargentinas.blogspot.com/2018/12/el-celeste-y-la-inmaculada-concepcion.html

Seguidamente, analizaremos las apariciones que tienen formal reconocimiento papal:

 

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa (París, 1830) Ob. cit. p.114

“Su vestido era blanco como el alba (…) cuello alto y mangas simples. Un velo blanco cubría su cabeza y caía a ambos lados de sus pies. Debajo del velo, su pelo, peinado en roscas, estaba atado con una redecilla de encaje, de alrededor de tres centímetros de altura o de dos dedos de ancho, sin pliegues y que descansaba suavemente sobre su cabeza”.

Nuestra Señora de La Salette (Francia, 1846) ) Ob. cit. p. 116

“La ropa de la Santísima Virgen era de un blanco plateado intensamente brillante (…) Estaba hecha de luz y de gloria, radiante y esplendorosa. No puede haber una expresión o comparación adecuada sobre esta Tierra. Llevaba un delantal amarillo, más brillante que una multitud de soles juntos. La corona de rosas que tenía en la cabeza era tan hermosa, tan brillante que desafiaba la imaginación. Las rosas de diferentes colores (…) unidas entre sí”.

Nuestra Señora de Lourdes (Francia, 1858) Ob. cit. p.123

“Está vestida de blanco, con un moño azul atado a la cintura, que fluye hacia abajo con el vestido. Lleva en la cabeza un velo que también es blanco; este velo solo permite ver muy poco de su cabello y luego cae hacia atrás, por debajo de su cintura. Sus pies están desnudos excepto lo que cubren los últimos pliegues de su vestido, y salvo en el lugar en que hay una rosa amarilla que brilla sobre cada uno de ellos”.

 

Nuestra Señora de Pontmain (Francia, 1871) Ob. cit. p.126

“Estaba vestida con una túnica azul bordada con estrellas de oro. Sobre su cabeza llevaba un velo negro y una corona de oro y en sus pies, zapatos azules con cintas de oro”.

 

Nuestra Señora de Fátima (Portugal, 1917) Ob. cit. p. 131

“… toda vestida de blanco, más luminosa que el Sol, que desprendía rayos de luz más claros e intensos que un vaso de cristal lleno de agua”. 

Nuestra Señora del Corazón de Oro (Beauring, Bélgica, 1932) Ob. cit. p. 135

“Llevaba una túnica blanca que fluía e irradiaba una especie de luz azul”. 

Nuestra Señora de los Pobres (Banneux, Bélgica, 1933) Ob. cit. p.137

“… llevaba una larga túnica blanca con un lazo de un azul inolvidable y un velo blanco y transparente que cubría su cabeza y sus hombros. Se podía ver su pie derecho coronado de una rosa amarilla entre los dedos”.

Estas otras advocaciones gozan de reconocimiento del obispo ordinario del lugar:

Nuestra Señora de Knock (Irlanda, 1879) Ob. cit. p. 100

“… llevaba un manto largo de color blanco, que caía en grandes pliegues sueltos alrededor de sus hombros y estaba abrochado al cuello; tenía una corona en la cabeza y parecía ser un poco más amarilla que el vestido o la túnica que usaba Nuestra Bendita Señora”.

Nuestra Señora de todas las Naciones (Ámsterdam, 1945 -1984), también llamada Ntra. Sra. de los Pueblos. Ob. cit. 172

“Estaba vestida de blanco y llevaba un pañuelo”

 

Nuestra Señora de la Revelación (Abadía de Tre Fontane, Roma, Italia, 1947)

“… vestida con una túnica blanca y ceñida en la cintura con un cinto rosado. Los cabellos eran negros y ligeramente recogidos por una cinta verde esmeralda que llegaba, al igual que la túnica, hasta los pies descalzos, en su mano derecha sostenía un libro de pasta color ceniza”.

 

Nuestra Señora de la Oración (L'Ile Bouchard, Francia, 1947)

“Llevaba un vestido blanco brillante con bordes dorados, una faja azul, y tenía consigo un rosario blanco. Su velo era blanco de un matiz diferente y le llegaba casi hasta los pies” .

 

Nuestra Señora de Cuapa (Nicaragua, 1980) Ob. cit. p. 148

“El vestido era largo y blanco con un lazo celeste alrededor de la cintura y tenía mangas largas. Cubriéndola había un velo, de color crema pálido, con un bordado de oro en el borde”. 

Nuestra Señora de Soufanieh (Damasco, Siria, 1982 – 1990)

“Tenía un velo blanco que cubría su pelo. El velo era parte del vestido. Sobre su hombro derecho había una capa de color azul cielo que le envolvía la espalda y se cruzaba sobre su lado izquierdo. El vestido blanco le cubría los pies y sólo se podían ver sus manos. El vestido y la capa parecían estar hechos de luz blanca y azul”. 

Nuestra Señora del Rosario (San Nicolás, Argentina, 1983)

“Tenía un vestido azul y cargaba al niño Jesús en sus brazos con un rosario largo”.

María, Rosa Mística (Montichiari, Italia, 1987)

“…  vestida de blanco, con una capa blanca que tenía reflejos de luz plateada. Un manto blanco sujetado bajo la garganta, como por un gancho. Este manto le llegaba hasta los pies, dejando entrever sobre la frente cabellos color castaño claro. Tenía ribete bordado en oro”.

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