lunes, 16 de junio de 2025

Monumento a la Bandera: los olvidados

 También se lo debemos a ellos

  

El Ing. Guido (saco claro, centro), explica a la Comisión 

ciertos detalles del proyecto (octubre 1943)

Por Miguel Carrillo Bascary 

En general, la opinión pública tiene bien en claro que el Ing. Ángel Guido tuvo a su cargo el diseño y la dirección de obra del Monumento que la Patria dedicó a la Bandera nacional. Algunos suman a los escultores José Fioravanti y Alfredo Bigatti, unos pocos recuerdan que el Arq. Alejandro Bustillo cooperó con el diseño. Menos aún sabe decir qué rol le cupo al 

Sin embargo, la historia registra un nutrido conjunto de personas que aportaron lo suyo para llevar adelante el ideal común. Lo hicieron sin distinciones actividad política, de ideología, de profesión o de diversos sectores del quehacer comercial. Ellos son los olvidados hacedores del Monumento Nacional a la Bandera, a ellos se les debe memoria y reconocimiento. Lamentablemente su sola mención

La primera iniciativa de construir el Monumento a la Bandera perteneció al ingeniero al servicio de la Municipalidad de Rosario, Nicolás Grondona, italiano, que la formuló en 1872. Se concretó parcialmente al año siguiente cuando con fondos privados se construyó un modesto obelisco conmemorativo a la batería “Independencia”, que levantó Belgrano en la isla frente a Rosario. Fue arrasado por la corriente del río Paraná durante la gran crecida de 1876. La mayoría de los suscriptores eran extranjeros. También se había propuesto levantar una construcción similar en el emplazamiento de la batería “Libertad”, donde hoy se yergue el Monumento, pero quedó en buenas intenciones.

En 1898 el Intendente municipal Luis Lamas hizo colocar la piedra fundamental que adelantaba el esfuerzo de una comisión de notables decididos a lograr su propósito, pero no se pudo avanzar más.

La negativa experiencia del monumento obra de Lola Mora (1909-1925) y un concurso posterior, desalentaron a algunos pero fortaleció la decisión de muchos rosarinos que anhelaban la construcción del memorial.

Fueron muchos los nombres que sostuvieron encendida la tea de la idea, entre ellos el Dr. Calixto Lassaga, de cuyas enseñanzas se aprobó la ley que en 1938 creó el “día de la Bandera”. Si solamente mencionáramos los nombres en una hipotética nómina, seguramente que excedería de la centena.

La acción del Dr. Miguel Culaciati, dos veces intendente de la ciudad, acompañado por varios de sus amigos logró hacer ver al presidente Ortiz la justicia del homenaje y, nuevamente, se puso en marcha el proceso. 

Corría el año 1939 cuando el Gobierno nacional reservó una partida del presupuesto destinada a su construcción, hasta que se formó una comisión nacional presidia por el propio Culaciati, a quien acompañaron varios notables rosarinos de diversa extracción política: Emilio Pareto, magistrado judicial, Leopoldo Uranga, médico y muy notable deportista, Federico Coverton, hacendado, Juan José Colombo Berra, notable abogado y el distinguidísimo médico Eduardo Solari, a ellos deben sumarse el médico e historiador Carlos de Sanctis, el Ing. Tavernier y el historiador Ricardo Levenne. Con el tiempo se sumaron otros más, como el Cnl. Marcelino De Loredo, que presidía la Comisión a la fecha de la inauguración (20 de junio de 1957), Julio Marc, fundador del Museo Histórico Provincial, el escultor Eduardo Barnes y el Arq. Domingo Trangoni. 

Para contribuir a documentar lo que antecede reproduzco seguidamente el Decreto Nº25.828 de 1939, por el que el gobierno del presidente Ortiz ratificó con carácter nacional la Comisión formada tres años antes. Casi todos sus miembros eran socios del “Jockey Club Rosario”. Al par, le otorgó amplias facultades para organizar el concurso de diseño, para seleccionar el proyecto de monumento, contratar la construcción, administrarla y disponer de los fondos necesarios. Esto implicó que la Comisión compartiera con el Ing. Guido la responsabilidad de acordar numerosos aspectos de la ejecución, hasta el punto que, sin opacar el accionar de este último, corresponde reconocer el trascendental aporte con que sus miembros contribuyeron a la ejecución de la obra.

En torno al trascendental decreto existen varias circunstancias que corresponde destacar. Lleva como fecha de firma el 14 de marzo de 1939, pero recién fue publicado en el “Boletín Oficial” del 2 de octubre de 1943, es decir, más de cuatro años después. Algo inusitado, ya que los decretos se dan a conocer en esa fuente, a lo sumo, unas pocas semanas más tarde de ser firmados por el Presidente de la Nación.

Se apunta también que el contrato con Guido se firmó en 1942 y que en mayo de 1943 tomó posesión de la plaza “Belgrano”, donde debía levantarse el Monumento, con lo que, recién entonces, se dio por iniciada su gestión.

Tras su inauguración el Monumento siguió formalmente en manos del Gobierno Nacional a través de la Comisión que había actuado durante su construcción. Hasta que el Ing. Guido fue nombrado como su director, por Decreto Nº2017/ 1959 (10 de marzo), pero a poco falleció (29 de mayo de 1960), con lo que la administración del espacio quedó acéfala.

En la emergencia, ante la pasividad del Gobierno nacional y sin nada que lo autorizara la Municipalidad de Rosario asumió el mantenimiento del Monumento. Vista la necesidad de regularizar la anomalía el Intendente Luis C. Carballo pidió que se cediera a Rosario la tenencia, custodia y conservación del memorial. Fue entonces que el presidente de facto José María Guido dispuso en consecuencia, mediante el Decreto Nº374/ 1963 (16 de enero).

Como es muy difícil acceder a esta normativa se trascribirá seguidamente, tomándola de su publicación en el “Boletín Oficial de la Rep. Argentina”:

Tampoco podemos olvidar a quienes trabajaron en la obra, con un cariño a toda prueba erigido sobre su compromiso de estar creando "algo grande", ni a quienes contribuyeron materialmente con su aporte, cuando se hizo necesario, entre los que se encontraban aquellos chicos de escuela que desde todo el país compraban pequeñas estampillas sin valor postal, cuyo producido era para construir el Monumento.

Valgan estas pocas líneas para testimoniar que, tanto los rosarinos, como el resto de los argentinos, debemos reconocer los esfuerzos de todos los olvidados de la historia del Monumento Nacional a la Bandera que contribuyeron a levantarlo para admiración de las jóvenes generaciones y como legado de un pasado cercano hacia un inconmensurable porvenir.

Mayor información: 

Amargo testimonio de un resentido - https://banderasargentinas.blogspot.com/2021/12/rosario-la-bandera-el-monumento-el.html

¿De quién es el Monumento?  - https://banderasargentinas.blogspot.com/2021/04/de-quien-es-el-monumento-la-bandera.html


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