También se lo debemos a ellos
El Ing. Guido (saco claro, centro), explica a la Comisión
ciertos detalles del proyecto (octubre 1943)
Por Miguel Carrillo Bascary
En general, la opinión pública tiene bien en claro que el Ing. Ángel Guido tuvo a su cargo el diseño y la dirección de obra del Monumento que la Patria dedicó a la Bandera nacional. Algunos suman a los escultores José Fioravanti y Alfredo Bigatti, unos pocos recuerdan que el Arq. Alejandro Bustillo cooperó con el diseño. Menos aún sabe decir qué rol le cupo al
Sin embargo, la historia registra un nutrido conjunto de personas que
aportaron lo suyo para llevar adelante el ideal común. Lo hicieron sin
distinciones actividad política, de ideología, de profesión o de diversos sectores
del quehacer comercial. Ellos son los
olvidados hacedores del Monumento Nacional a la Bandera, a ellos se les
debe memoria y reconocimiento. Lamentablemente su sola mención
La primera iniciativa de construir el Monumento a la Bandera perteneció al ingeniero al servicio de la Municipalidad de Rosario, Nicolás
Grondona, italiano, que la formuló en 1872. Se concretó parcialmente al año
siguiente cuando con fondos privados se construyó un modesto obelisco conmemorativo
a la batería “Independencia”, que levantó Belgrano en la isla frente a Rosario. Fue arrasado por
la corriente del río Paraná durante la gran crecida de 1876. La mayoría de los
suscriptores eran extranjeros.
También se había propuesto levantar una construcción similar en el
emplazamiento de la batería “Libertad”, donde hoy se yergue el Monumento, pero
quedó en buenas intenciones.
En 1898 el Intendente municipal Luis Lamas hizo
colocar la piedra fundamental que
adelantaba el esfuerzo de una comisión de notables decididos a lograr su
propósito, pero no se pudo avanzar más.
La negativa experiencia del monumento obra de Lola Mora (1909-1925) y un concurso posterior, desalentaron a
algunos pero fortaleció la decisión de muchos rosarinos que anhelaban la
construcción del memorial.
Fueron muchos los nombres que
sostuvieron encendida la tea de la idea, entre ellos el Dr. Calixto Lassaga, de cuyas enseñanzas se aprobó la ley que en 1938 creó
el “día de la Bandera”. Si solamente
mencionáramos los nombres en una hipotética nómina, seguramente que excedería de
la centena.
La acción del Dr. Miguel Culaciati, dos veces intendente de la ciudad, acompañado por varios de sus amigos logró hacer ver al presidente Ortiz la justicia del homenaje y, nuevamente, se puso en marcha el proceso.
Corría el año 1939 cuando el Gobierno nacional reservó una partida del presupuesto destinada a su construcción, hasta que se formó una comisión nacional presidia por el propio Culaciati, a quien acompañaron varios notables rosarinos de diversa extracción política: Emilio Pareto, magistrado judicial, Leopoldo Uranga, médico y muy notable deportista, Federico Coverton, hacendado, Juan José Colombo Berra, notable abogado y el distinguidísimo médico Eduardo Solari, a ellos deben sumarse el médico e historiador Carlos de Sanctis, el Ing. Tavernier y el historiador Ricardo Levenne. Con el tiempo se sumaron otros más, como el Cnl. Marcelino De Loredo, que presidía la Comisión a la fecha de la inauguración (20 de junio de 1957), Julio Marc, fundador del Museo Histórico Provincial, el escultor Eduardo Barnes y el Arq. Domingo Trangoni.
Para contribuir a documentar lo que
antecede reproduzco seguidamente el Decreto
Nº25.828 de 1939, por el que el gobierno del presidente Ortiz ratificó con
carácter nacional la Comisión formada tres años antes. Casi todos sus miembros eran socios del “Jockey Club Rosario”. Al par, le otorgó
amplias facultades para organizar el concurso de diseño, para seleccionar el proyecto de
monumento, contratar la construcción, administrarla y disponer de los fondos
necesarios. Esto implicó que la Comisión
compartiera con el Ing. Guido la responsabilidad de acordar numerosos aspectos
de la ejecución, hasta el punto que, sin opacar el accionar de este último, corresponde
reconocer el trascendental aporte con que sus miembros contribuyeron a la
ejecución de la obra.
En torno al trascendental decreto existen varias circunstancias que corresponde
destacar. Lleva como fecha de firma el 14 de marzo de 1939, pero recién fue
publicado en el “Boletín Oficial” del 2 de octubre de 1943, es decir, más de cuatro años después. Algo inusitado, ya
que los decretos se dan a conocer en esa fuente, a lo sumo, unas pocas
semanas más tarde de ser firmados por el Presidente de la Nación.
Se apunta también que el contrato con
Guido se firmó en 1942 y que en mayo de
1943 tomó posesión de la plaza “Belgrano”, donde debía levantarse el Monumento,
con lo que, recién entonces, se dio por iniciada su gestión.
Tras su inauguración el Monumento siguió formalmente en manos
del Gobierno Nacional a través de la Comisión que había actuado durante su
construcción. Hasta que el Ing. Guido fue nombrado como su director, por Decreto Nº2017/ 1959 (10 de marzo),
pero a poco falleció (29 de mayo de 1960), con lo que la administración del
espacio quedó acéfala.
En la emergencia, ante la pasividad del Gobierno
nacional y sin nada que lo autorizara la
Municipalidad de Rosario asumió el mantenimiento del Monumento. Vista la
necesidad de regularizar la anomalía el
Intendente Luis C. Carballo pidió que se cediera a Rosario la tenencia,
custodia y conservación del memorial. Fue entonces que el presidente de facto José
María Guido dispuso en consecuencia, mediante el Decreto Nº374/ 1963 (16 de enero).
Como es muy
difícil acceder a esta normativa se trascribirá seguidamente, tomándola de su
publicación en el “Boletín Oficial de la Rep. Argentina”:
Tampoco podemos olvidar a quienes trabajaron en la obra, con un cariño a toda prueba erigido sobre su compromiso de estar creando "algo grande", ni a quienes contribuyeron materialmente con su aporte, cuando se hizo necesario, entre los que se encontraban aquellos chicos de escuela que desde todo el país compraban pequeñas estampillas sin valor postal, cuyo producido era para construir el Monumento.
Valgan estas pocas líneas para testimoniar que, tanto los rosarinos, como el resto de los argentinos, debemos reconocer los esfuerzos de todos los olvidados de la historia del Monumento Nacional a la Bandera que contribuyeron a levantarlo para admiración de las jóvenes generaciones y como legado de un pasado cercano hacia un inconmensurable porvenir.
Mayor información:
Amargo testimonio de un resentido - https://banderasargentinas.blogspot.com/2021/12/rosario-la-bandera-el-monumento-el.html
¿De quién es el Monumento? - https://banderasargentinas.blogspot.com/2021/04/de-quien-es-el-monumento-la-bandera.html
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