Avatares de las bandas gubernamentales
Por Miguel
Carrillo Bascary
El uso de bandas como símbolos de autoridad o de dignidad es una constante universal. Indican el
ejercicio de un significativo grado de poder en la sociedad, pero también la pertenencia
a una orden. Los testimonios abundan en todas las culturas y en todos los
tiempos. De su análisis, podemos detraer una serie de reglas para su empleo en concreto.
Para su uso rigen principios
que determinan la etiqueta en el vestir
que propone el Ceremonial público para diversas circunstancias, especialmente
las que demanden mayor formalidad.
Uno de ellos dispone que penderán del hombro derecho, atravesando
el pecho y la espalda, hasta la izquierda de la cintura; aunque hay estados donde
la tradición es inversa. No dejo también de señalar, que existen representaciones
pictóricas en que se presentan a la inversa, bien sea por licencia artística o desconocimiento del autor.
Cuando los funcionarios
visten uniformes, las bandas van
sobre el mismo, bien visibles, ya que indican el mando que sus portadores invisten.
Si se trata de un traje de calle, las bandas se llevan
por sobre el saco; pero, cuando el
conjunto es de etiqueta (frac, chaqué, spencer, generalmente) se revisten
sobre el chaleco, pero con la chaqueta abierta, para permitir que se aprecie de
forma discreta, pero suficiente. Las
mujeres siempre portan la banda por sobre sus vestidos, aun cuando se trata
de trajes sastres.
En ocasiones pueden
llevarse sobre vestimentas típicas
de alguna cultura, pero los casos son excepcionales. Los estados semitas
prescinden de estos implementos.
La flexibilidad de la etiqueta que se manifiesta en las últimas décadas
hoy tolera que algunos funcionarios
prescindan de llevar corbata cuando revisten las bandas que evidencias su
autoridad. En Argentina, la tendencia la inició el expresidente Mauricio Macri,
a ella se adscribieron varios gobernadores. Obvio es decir que el detalle escandaliza a los puristas y
que en el ámbito internacional no es
bien visto, para nada pues señala un grado de displicencia extraño a la
etiqueta de ámbitos estatales.
Lo escrito señala lo usual, pero, el poco respeto por las pautas de Ceremonial, justifica comentar la
fotografía que abre esta nota. Fue tomada del periódico Infobae del pasado 2 de agosto de 2025 y muestra al gobernador de
la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur con la
banda que caracteriza su cargo colocada ¡sobre
su camisa!
Quede en claro que el
funcionario tiene el derecho de vestir como le plazca, pero su criterio no deja
de ser calificar de disruptiva. Otros colegas seguramente serán mucho menos piadosos con el
calificativo con que empleen para juzgar la imagen. Como mínimo no resulta
elegante y esto afecta la imagen institucional.
Me queda un consuelo, ¡menos mal que se trató de una camisa lisa y de
mangas largas! ¿Ustedes se representan qué concepto merecería si la prenda
tuviera mangas cortas o fuera de un textil de fantasía?
La flexibilidad lleva a posibilidades infinitas. dado que permite traje de calle no me animo a exigir la corbata.
ResponderEliminarLlegar a la camisa nos pone a un paso de la musculosa, o remera sin cuello o simplemente remera , una vestimenta absolutamente casual o deportiva.