Desisdia y responsabilidad
Por Miguel
Carrillo Bascary
El motivo de esta nota: destacar un gravísimo error cometido, señalar responsabilidades
y vivenciar en qué poca consideración se tiene a los símbolos oficiales.
Lo concreto: la colocación en forma invertida de la bandera
provincial de Santa Fe (Argentina)
La sensación: una profunda pena.
Los afectados: el pueblo de la provincia de Santa Fe (Argentina) y
su gobierno, representados en esa bandera.
El lugar: un
jerarquizado ámbito público de una importante ciudad de la provincia.
El momento: un significativo acto cívico, con presencia de
autoridades, fuerzas vivas y vecinos.
Lo cierto: pese a la gravedad del hecho, desde mi humilde parecer y sin perjuicio del criterio judicial eventualmente llamado a intervenir, no se trató de un “ultraje" que podría haber dado lugar a una acción pública, ya que el Artículo 222 del Código Penal de Argentina que tipifica el delito, demanda que haya un dolo evidente, una intención clara de mancillar el símbolo. Considero que en el caso hubo una falta objetiva de la responsabilidad inherente a los involucrados.
Los responsables objetivos:
a) el/la docente que estuvo a cargo de
la delegación que representó a la comunidad educativa del establecimiento; él o ella
es a quien mayor responsabilidad tiene.
b) quienes armaron la bandera en la oportunidad.
c) la abanderada, que debió advertir el error. Téngase en cuenta que
la niña se encuentra cursando el último año del nivel secundario y, que si
consideramos la fecha del acto, ya debía haber participado de las ceremonias
con que en Argentina se celebran las principales fechas patrias, de tal forma
que contaba con experiencia en la función.
d) el/ la directora/a del
establecimiento, quién en tal
carácter debió preparar adecuadamente a su cuerpo docente y a la abanderada de
la institución para que desempeñaran adecuadamente sus funciones.
e) los organizadores del acto que, siendo tan evidente la falta cometida, quienes debieron
intervenir para que la abanderada no subiera al estrado en estas condiciones o, consumada su presencia, debeieron acercársele y darle la orden de que se
retirara transitoriamente para colocar correctamente la bandera en el asta, para más tarde reintegrarse a la posición inicial.
El responsable mediato: el Ministerio de Educación de
la provincia de Santa Fe, que
desde hace años omite incluir el ceremonial de los símbolos patrios en
la currícula de la carrera docente y que tampoco aporta instancias de
actualización y perfeccionamiento en la materia.
La impotencia: la de quien firma esta nota ya que, de haber
obedecido a un primer impulso, tendría que haberme destacado de entre el
público, atravesar el espacio central de la ceremonia y encarar a la abanderada
para pedirle que rectificara la posición del paño, lo que por, sobre todo,
habría causado un importante trauma a la joven, además de generar un verdadero
escándalo dado el marco en que se desarrollaba el acto.
La enseñanza: se hace evidente que quienes se desempeñan en funciones de responsabilidad
deben contar con la capacitación suficiente para hacerlo; no
fue el caso de los involucrados en el bochorno. Cuantos más conocimientos debe
tener el funcionario, mayor debe ser su atención para que no se “deslicen” este
tipo de cosas. De existir, se podría haber intervenido antes de que la escuadra
que portaba la bandera invertida accediera al estrado en que se posicionó frente
al público y a las autoridades.
Medidas de prudencia, con humildad y sincero deseo de que no se malinterpreten mis palabras, me permito aconsejar que, así como se asignan diversas responsabilidades a los miembros del equipo que representa a una institución o del que organiza la actividad, es adecuado confiar en un colaborador específico que controle la forma de presentación de los abanderados y escoltas, ANTES de que se hagan presentes en el escenario y que, además, cumplan un protocolo de intervención para el caso que ocurra una irregularidad tan evidente como la expuesta. También: que en los guiones de la ceremonia se incluyan las ordenes necesarias para que las escuadras se desplacen en tiempo y forma, las que incluirán las moniciones adecuadas para que posicionen correctamente la bandera que portan. Obsérvese que en la fotografía se advierte que la escuadra escolar antecede a las banderas de unidades pertenecientes a las fuerzas de seguridad presentes, lo que infringe la precedencia protocolar.
Mi respeto: para los colegas implicados en el hecho, razón que me
lleva a no identificar las circunstancias del caso y; agrego: destacar que
considero a estas puntualizaciones como una corrección fraterna, al igual que aquellas que oportunamente recibí yo de otros colegas de mayor experiencia.
La esperanza: que este tipo de errores no se repitan.


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