lunes, 6 de octubre de 2025

LOS 300 DE ROSARIO

En definitiva: dos preguntas 

Banderita alegórica que se distribuyó profusamente en la celebración de 1925 (Museo Histórico Provincial, Rosario)

Por Miguel Carrillo Bascary

Verdaderamente los rosarinos somos … ¡complejos! (aunque algunos usarían otros calificativos)

Estamos en vísperas del 7 de octubre del año 2025 en que nuestra Municipalidad nos propone celebrar “los 300 años de Rosario”.

Hace cien años, fueron los propio rosarinos quienes desde diversos sectores de la civilidad resolvieron festejar los 200 de lo que llamaron “la fundación de Rosario”. El gobierno acompañó la iniciativa.

Entonces, casi 400.000 rosarinos se dieron de lleno a festejarlo y lo hicieron en forma. Hubo actos de todo tipo, inauguraciones, bailes, certámenes deportivos, banquetes, desfiles, iluminación de edificios públicos, festivales artísticos, misas y procesión, bailes populares, visitas importantes, galas, ornamentaciones, descubrimientos de placas, imposición de nombres, entrega de medallas alegóricas y discursos, muchos discursos.

Todos admiten que Rosario no tuvo una fundación formal, pero asumió por propia decisión que a su origen tuviera una referencia cierta, indubitable. 

Lo hizo arraigando en la veneración de una pequeña imagen de Nuestra Señora del Rosario a la que los rosarinos y rosarinas del siglo XVIII levantaron una humilde capilla de abobe. Ante Ella llevaron sus hijos a bautizar, frente a la misma concurrieron para pedir la bendición de sus matrimonios. De esto dan cuenta los libros parroquiales, que identifican a una niña de nombre Petrona como la “primera rosarina”, bautizada el 7 de mayo de 1731, quien con catorce días de vida fue llevada en brazos de su feliz madre, Juana Medina, y de su orgulloso padre, Marcos de Ávalos[1], quienes pidieron así que fuera admitida en la Iglesia.

Donde todo empezó, la Capilla y la Catedral que levantaron los rosarinos

Más tarde, ese poblado que surgió sin nombre fue reconocido como la "Capilla del Rosario", una pujante ciudad desde 1852 y una urbe que se abre a la realidad de su autonomía plena desde el año 2025.

Por todo esto, por propia decisión, Rosario tomó como “su día” al 7 de octubre, fiesta universal de nuestra Madre en su advocación del Rosario[2].

Nuestra Señora del Rosario, fundadora y patrona de la ciudad

Hoy los rosarinos sumos más de un millón, pero algo parece haber cambiado desde 1925. Los sentimientos son distintos.

Muchos cuestionan esto de los “300 años”, discuten sobre la certeza del número y descreen de su significado. Otros se refugian en la indiferencia de sus rutinas, como si nada pasara, negando de la dimensión de la fiesta. Algunos esperan con ansias un efímero espectáculo musical, en el marco silente Monumento que honra a Rosario en su condición de “cuna de la Bandera nacional”. Otros recrearán las manifestaciones inveteradas de fe y agradecimiento hacia Aquella que reiteradamente se reconoció como amorosa “patrona de la ciudad”.

Cada rosarina, cada rosarino es libre de vivenciar la fecha a su arbitrio pero, viendo el panorama que se nos presenta, no puedo dejar de pensar que otros pueblos toman cada oportunidad como una fiesta, que celebran en conjunto, cada uno al ritmo de sus alegrías y percepciones, pero todos confluyendo en el abrazo del encuentro, sin exclusiones de ningún tipo. Siento que no pasa con Rosario.

Lo paradójico es que muchos rosarinos envidian ese “saber festejar” que anima a esos otros pueblos y que, al llegar ciertas fechas, se endeudan y viajan para mimetizarse con ellos.

Es así que, mirando ese río a cuya ribera nació Rosario, no dejo de preguntarme, con cierta nostalgia y curiosidad:

¿qué habrá sido en la vida ese niño o niña que con justificada ilusión empuñó la banderita que abre esta nota?

Pero, también me pregunto, con mucha esperanza:

¿qué sentimientos embargarán al pueblo de Rosario en el 2125?


[1] Así lo recuerda la Ordenanza Nº8.277, aprobada en el año 2008, que impuso su nombre a un pasaje de la ciudad. La iniciativa partió de la Junta de Historia de Rosario, entidad del ámbito privado, cuyo fin es el estudio de nuestra ciudad. Véase el texto de la norma en: https://www.rosario.gob.ar/normativa/verArchivo?tipo=pdf&id=52322

[2] En breves palabras. Es necesario hacer presente que el fundador de una ciudad adquiría los privilegios del patronato. Es decir que, en tal carácter, tenía la precedencia en las ceremonias públicas, gozaba de la posibilidad de discernir cargos y otras prebendas. De hecho, la ley de 1823 que reconoció a Rosario como “ilustre y fiel villa”,  y el decreto municipal Nº1.435 de 1979, reconocen específicamente a Nuestra Señora del Rosario como patrona de la hoy ciudad.

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