Las cosas en su lugar
Por Miguel
Carrillo Bascary
Esta nota muestra una
faceta de la compleja realidad de un símbolo sometido a las tensiones de las ideologías.
De ninguna manera puede entenderse como un análisis de los múltiples enfoques
que habilita el tema.
Referencias de lo cotidiano
Desde hace algunos años
Argentina sufre la acción de grupos, sedicentes
mapuches, que plantean reivindicaciones más allá del marco legal, apelando
a todo tipo de medidas violentas. Un panorama similar, pero de mayor entidad,
se verificó en la Rep. de Chile, hasta el punto que su ejército fue mandado a poner
coto a las graves agresiones[1],
pasado ese crítico momento las tensiones continúa subyacentes. En los últimos
meses las noticias de Argentina abundan en consideraciones sobre el problema, donde
el interesado podrá abrevar en busca de mayor información[2].
Para los lectores del
exterior, corresponde señalar que los “pueblos originarios” o “indígenas
argentinos”[3]
cuentan con una amplia gama de derechos colectivos, además de aquellos de carácter
subjetivo que les corresponden por ser ciudadanos del país. Es lo que
especifica Constitución Nacional en su reforma de 1994, (inciso 17[4]
de su artículo 75) y en la numerosa normativa derivada. Para decirlo con
claridad: en Argentina no hay mapuches, hay
argentinos de etnia mapuche y como tales no tienen ningún impedimento para
ejercer todos sus derechos, en el marco de la ley, como cualquier otro
nacional. También es un dato de la realidad que mapuches con nacionalidad
chilena, que habitan dentro de nuestras fronteras, lo que gozan de derechos
como todo extranjero.
Perspectiva histórica
Las consideraciones
históricas sobre la temática exceden mucho a este reducido medio. Habitualmente
se habla del “pueblo mapuche”,
aunque no hay consenso, sobre la acepción de este término. En él se distinguen
diversas parcialidades u orígenes territoriales,
que reconocen un tronco común con significativos caracteres culturales, pero
que expresan diversas trayectorias históricas. Quienes
se reconocen parte de la etnia mapuche son originarios de Chile; hoy habitan
una importante porción de su territorio y de Argentina.
En esta última, la minoría tiene mayor densidad en las
provincias de Neuquén, Chubut y Río Negro. También hay un número significativo
en algunos puntos de la provincia de Bs. Aires, en La Pampa y San Luis, que si
bien se identifican como “ranqueles” tienen origen aonikenk (tehuelche)
y están fuertemente influidos por la cultura mapuche.
En tiempos pasados, las relaciones
entre los mapuches, otras etnias indígenas y las comunidades bajo la égida de
las autoridades de Chile y Argentina presentaron un complejo panorama de
enfrentamientos sangrientos, alianzas parciales y períodos de convivencia pacífica.
A lo largo del siglo XIX y hasta bien entrada el XX se definió una política integracionista que en la
perspectiva del tiempo hubiera implicado la pérdida de la identidad cultural
indígena. También hubo graves manifestaciones de xenofobia, hasta tiempos recientes, particularmente en Chile. En
las últimas décadas el panorama cambió
drásticamente, revelando peculiaridades divergentes a cada lado de la
frontera andina. Hoy la diversidad
cultural se valora como un rasgo positivo para el futuro de ambos países.
Perspectiva normativa
En este aspecto me
enfocaré en la legislación argentina,
partiendo con cierta arbitrariedad desde el año 1994, cuando se aprobó la reforma a la Constitución Nacional que
introdujo el inciso 17 del artículo 75 entre las atribuciones del Congreso. Su importancia
demanda reproducirlo:
“Artículo 75.- Corresponde al Congreso: […] Inc. 7. Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una
educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus
comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que
tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para
el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni
susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión
referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las
provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.
El panorama reconoce
importantes antecedentes, como la Ley Nº23.302
(1985), llamada de “Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes” y la
Ley Nº24.071 (1992) por la que
Argentina adhirió al “Convenido 169 de la Organización Internacional del
Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales”. Por su parte, muchas provincias
aprobaron numerosas normas en beneficio de estas minorías. Desde entonces puede
afirmarse que hubo un cambio de
paradigma en favor de los pueblos
originarios que implicó el reconocimiento explícito de sus identidades culturales
y de la capacidad de autogestión que determinó una gran apertura en materia
de participación sociopolítica.
Mapuches y banderas
En la historia a de Sudamérica
hay referencias ciertas de que los mapuches se identificaron con distintos vexilos en
diversas circunstancias.
Durante las Guerras de Arauco (ca. 1546- 1647) emplearon banderas azules con una estrella blanca de ocho puntas que, se acepta, representaba al Lucero de la mañana (planeta Venus), guñelve o wuñelfe, lo que dio nombre al vexilo. Su uso se documentó en la primera mitad del siglo XIX[5], pero ya contaba con una larga tradición oral. Tiene una amplia vigencia, a veces comparte el paño con una medialuna; el Lucero suele adoptar diversos diseños.
Una porción de la doctrina visualiza a la Guñelve mimetizada en el interior de la estrella que luce en su cantón la bandera que adoptó Chile[6] en 1817.
Incluso, desde 1604 se
computa la creación del Tercio de Arauco,
formado por mapuches bajo autoridad peninsular que combatieron a sus compañeros
de etnia en las Guerra de Arauco portando banderas hispanas. Esta afinidad se
mantuvo hasta tiempos tan tardíos como las luchas por la independencia de
Chile, donde los mapuches sostuvieron las enseñas blancas con la Cruz de Borbón
en la zona de Chiloé hasta 1826.
Asimismo, puede computarse
la experiencia del francés Orellie-Antoine de Tounens (1825-1878), sedicente rey de Araucanía y Patagonia, que se
desarrolló en dos etapas entre 1860 y hasta 1862. Este aventurero reunió
algunas tribus bajo la bandera que él mismo concibió como símbolo de su utopía. Pretendía ejercer soberanía sobre el norme espacio
comprendido por el litoral sobre el Pacífico entre el río Bio Bío (Chile), el
Estrecho de Magallanes y la costa atlántica de la Patagonia, hasta el curso del
río Negro. Pretender que este experimento político constituyó un antecedente de
la autodeterminación mapuches es desconocer la realidad, pero hay a quienes lo afirman con pasión.
Como otra referencia se
computa la bandera de la Federación
Araucana, que en 1934 se adoptó en Chile.
En la tradicional ceremonia
conocida como guillatún (rogativa[7])
se emplean banderas azules y amarillas,
lo que evidencian a la cosmogonía mapuche.
Aparece la Wenufoye
Como respuesta al llamado
“Quinto Centenario” de la llegada de
Cristóbal Colón a América, en Chile se conformó el “Consejo de Todas las
Tierras” o Aukiñ Wallmapu Ngulam
(AWNG) que se reunió Temuco en 1990. En innegable que la izquierda fue
principal impulsora de esta convocatoria que se concretó en el marco de la
lucha contra la dictadura pinochetista (1973-1990) que reunió a grupos de
diferentes posiciones ideológicas.
El Consejo promovió una significativa toma de conciencia sobre
las tradiciones y la identidad mapuche, plasmando una perspectiva dialéctica contradictoria de la cultura mayoritaria, a
la que caracterizó como “huinca” (wingka).
Este término puede
traducirse como un equivalente de “raza blanca”, pero en lengua mapuche, equivale
a extraño, invasor, extranjero, en definitiva, a lo “no mapuche” o a “los
otros”. Los más extremos suelen asignarle el significado de “ladrón”.
En la “2a. Conferencia
Nacional de Autoridades y Personalidades Originarias”, reunida en Temuco, entre
el 18 y 21 de marzo de 1991, se convocó a presentar proyectos de banderas representativas
de la etnia. Las referencias indican que llegaron entre 300 y 500 proyectos desde comunidades chilenas y de
Argentina. Cada uno expresó a su manera diversos símbolos y colores que
posteriormente se sintetizaron en cinco,
que representaron a los diferentes orígenes territoriales del gran tronco
mapuche[8].
En el ínterin el gobierno de Chile emprendió varias acciones en procura de
desalentar el proceso en ciernes, lo que escapa a la temática de esta breve
nota.
En la agitada reunión del
Consejo que se realizó en Temuco el 6 de octubre de 1992 (algunas fuentes dicen
que fue el 5 y aún el 7), por medio de una decisión cuya legitimidad podría ser
cuestionada según indican algunos de los propios dirigentes de la etnia, se aprobó adoptar un diseño válido para
todo el conjunto al que se llamó Wenufoye (canelo celestial, en tanto que
este árbol tendría connotaciones místicas). La enseña resultó
significativamente parecida a la divisa nagche, mientras que su emblema central
es coincidente con la huenteche y la laftquenche:
Pocos días más tarde se presentó en esa ciudad y en Santiago de Chile,
durante las manifestaciones de repudio a los actos del Quinto Centenario (12 de
octubre de 1992), con lo que comenzó el proceso
de difusión del símbolo.
En el año 1993 el gobierno
de Chile dictó la ley sobre “Protección,
fomento y desarrollo de los Indígenas”, Nº19.253[9]
que, en tanto garantiza la “protección del patrimonio cultural” indígena, se
considera que tutela a la Wenufoye. En el criterio mapuche esto implica el reconocimiento del emblema con carácter
nacional; esta subjetiva interpretación no deja de ser forzada si se considera
el texto normativo pertinente:
“Artículo 28.- El reconocimiento, respeto y
protección de las culturas e idiomas indígenas contemplará: […] f) La promoción de las expresiones
artísticas y culturales y la protección del patrimonio arquitectónico,
arqueológico, cultural e histórico indígena”.
En el año 2010 la Controlaría General de Araucanía
(Chile) emitió su dictamen 022247N10[10],
que concluyó afirmando:
“…
la Municipalidad de Villarrica se
encuentra facultada para autorizar el izamiento de la bandera, emblema o escudo
del pueblo mapuche junto a la bandera nacional, en las reparticiones
municipales de su dependencia, en el entendido que el uso de esos símbolos
cumpla la exigencia de satisfacer una expresión cultural, educativa o artística
de la referida etnia”.
Este parecer se consolidó
a lo largo de los años, hasta la actualidad y constituye un reconocimiento jurídico de la Wenufoye
por el Estado chileno.
Desde este contexto
combativo y radicalizado la Wenufoye adquirió
características políticas y su uso se divulgó con creciente aceptación
hasta el punto que algunos advierten sobre el peligro de su banalización, ya que el omnipresente mercado se
apoderó de ella y hoy se la ve como emblema de los más variados productos y
vestimenta, aparece en manifestaciones folklóricas, en preparados naturales y demás.
En la actualidad la Wenufoye es un emblema multifuncional,
con el que se identifica particularmente al pueblo mapuche. Es un atributo que
lucen con legítimo orgullo quienes se ven reflejados en este paño, soslayando
las pretensiones secesionistas que le asignan otros, que la consideran la imagen misma de un estado propio (Mapudungún), que abarcaría territorios que
están bajo la soberanía de Argentina y de Chile.
Descripción
La documentación vinculada
a la creación de Wenufoye se conserva de
manera parcial. Existen varias descripciones, aproximadamente coincidentes
que dan razón de su significado.
Corresponde describirla desde su centro, formado la representación plasmada en un cultrún o cultrum o kultrum ceremonial, usado en los ritos tradicionales. Es un instrumento
de percusión formado por una caja semiesférica construida en un tronco ahuecado
de canelo (foye, considerado un árbol
sagrado), pero también de laurel (triwe)
o lenga (variedad de roble), al que
se adosa un parche de cuero ovino, caballar o de guanaco. Su diámetro frisa en los 40 centímetros. En el
interior se colocan piedrecillas, hierbas medicinales, plumas o huesos.
La superficie el parche se pinta de amarillo (chod) aludiendo a la vitalidad solar, y una figura compleja trazada
en tinte rojo (o con sangre sacrificial) que representa la “tierra de los
cuatro lugares” (meli witran mapu),
señalada con los puntos cardinales, donde destaca al Este (pwel, lugar del nacimiento del Sol (a veces con forma de cruz
gamada), con lo que se sintetiza al universo. En los espacios así definidos se
representan generalmente al Sol y a la Luna, pero también a otros símbolos o al
primero, en forma exclusiva, como así también estrellas. Cada cuarto de la
superficie alude a las estaciones, formando una cruz de brazos iguales.
Mientras que los trazos que las dividen evidencian al relmu (arco iris) otros indican que son las patas del choique (ñandú).
En cuanto al paño del vexilo consiste en tres
franjas iguales, horizontales, en celeste o azul (calfu) signo de la vida, del cielo, el orden; verde (karü), la naturaleza, el poder de
sanación, lo femenino, y rojo (kelü)
la fuerza, el poder, la memoria ancestral.
Por arriba y por abajo, hay dos guardas rituales guemiles (ngümin) de color negro y blanco (kuri/ liq) aludiendo al equilibrio de
todo, el día y la noche, lo estable y lo dinámico, lo tangible y lo intangible.
Contiene una sucesión de estrellas escalonadas (nimiñ[11]),
por lo general doce, número que puede variar, las que aparentan ser cruces en
la mirada del profano. Se considera que estas guardas muestran el poder
transformador que surge de las artes y el trabajo, el conocimiento, las
ciencias.
Esta interpretación podría extenderse aún más, con
numerosos detalles, que no siempre son coincidentes.
Símbolo de contradicción
En los últimos años esos grupos radicalizados de los que se habló derivó en la comisión de todo tipo de delitos: cortes de rutas, usurpaciones de tierras públicas y privadas, amenazas de todo tipo, destrucción de infraestructura, exacciones a los transeúntes, incendios de propiedades y de bosques nativos, violencias, hasta de lesiones y asesinato de pobladores de la zona. La organización Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) de la que Francisco Facundo Jones Huala es cabeza visible, se adjudicó la mayor parte de esas acciones[12]. La agrupación posee un escudo, pero no cuenta con bandera propia, sino que utiliza la Wuenufoye con la idea de dar legitimidad a sus actividades. Algunas de sus entidades satélites han empleado vexilos negros con el cultrún en blanco, lo que remite a una de las enseñas del anarquismo.
Transcurría el año 2017 bajo el
gobierno del presidente Mauricio Macri, cuando a través de su ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich, se planteó la seria
amenaza para la convivencia democrática en la región que implicaban estas entidades clandestinas[13].
Coincidió el líder de la oposición en el Senado, Miguel Pichetto[14].
En Argentina la débil y
hasta cómplice política de los gobiernos
de Cristina (2007-2015) y de Aníbal Fernández (2019-2023) toleró estos abusos, incluso otorgó
escandalosos subsidios[15]
para estas agrupaciones, mientras que no ocurrió igual para con comunidades que
acreditan larga residencia en sus tierras. No deja de ser significativo que en
el año 2021 el ex canciller Rafael Bielsa[16],
embajador argentino en Chile, abogara por la liberación de Jones Huala, detenido por crímenes en ese país. En Argentina,
una mayoría de tribunales prefirió minimizar
su accionar, dilatando la toma de decisiones en los procedimientos
policiales y demorando las acciones tutelares de los pobladores perjudicados. Así,
se configuró una gran paradoja, al
amparo que les aporta el sistema legal argentino los grupos radicales niegan la
soberanía de los estados argentino y chileno, desconociendo a sus autoridades y
la vigencia de la ley en ambos lados de la cordillera. Una situación que
aparece fogoneada y multiplicada con netos propósitos ideológicos desde la Mapuche International Link (MIL)/ Mapuche Nation, fundado en Bristol
(1996)[17],
activa central radicada en el Reino
Unido.
El inicio de la
explotación a gran escala del riquísimo yacimiento gasífero de Vaca Muerta en Argentina (junio, 2023) parece haber agregado un elemento más en
la compleja la situación.
Paralelamente existen numerosas comunidades de mapuches que
pueblan esas mismas zonas desde el siglo XIX, que desarrollan su vida con total
normalidad, reivindicando sus demandas, cultivando sus rasgos culturales,
explotando sus tierras y cooperando con la acción del gobierno constituido. Ellas también se identifican con la Wenufoye,
no consideran que sea un vexilo separatista, en consecuencia, niegan las
veleidades de formar un estado nacional mapuche (Wallmapu) basado en la pertenencia a la etnia y aspiran a que no se
los confunda con los nucleamiento radicales. En su concepción, la Wenufoye no
es una divisa combativa, ni un emblema que acompañe actos delictivos. No
extraña entonces que hayan sido blanco de agresiones de quienes los consideran traidores
a los ideales radicales.
No se conocen
cómputos en Argentina pero en el año 2021 una nota de la BBC indicó que el 70% de los mapuches chilenos rechazaban la
violencia[18]
como medio de obtener sus reivindicaciones.
Aunque ambos sectores se referencien en la Wenufoye,
es claro que existe una antinomia entre la visión de unos y otros. De esta
manera la enseña se constituye en todo un símbolo de contradicción, una situación
que admite ser explotada desde una perspectiva ideológica. Esta es la realidad
que desde la Vexilología interesa puntualizar.
Identidad y convivencia
Ante evidencias de que los
recientes incendios en la zona de El
Bolsón (Río Negro) y Epuyen (Chubut)
tuvieron origen delictivo y considerando las recientes manifestaciones de Jones
Huala, el sentimiento de rechazo a las demandas de estos grupos se acentuó
notablemente en la opinión pública de Argentina. La escalada piro maníaca colmó
la medida. Así, por Resolución Nº210/ 2025 del Ministerio de Seguridad Nacional[19],
se calificó a la RAM[20]
como una “organización terrorista”.
En consecuencia, hay referentes
sociales y políticos que pretenden se considere
a la Wenufoye como un símbolo subversivo y que, por ende, debe ser proscrita[21].
Subjetivamente este designio puede entenderse como una posición extrema, ya que
no puede considerarse que es de uso
privativo de los violentos, ni mucho menos. Sin embargo, lo acontecido en
los últimos años confunde las cosas y torna ambivalente la función del símbolo.
Desde la Vexilología podría
decirse que a futuro se visualizan varias
opciones. O bien alguno de los grupos referenciados modifica su diseño, para
que exprese su particular posición o adoptan otro diferente, con el que se consideren
mejor identificados, aunque esto se considera muy improbable.
En Chile existió un precedente en el vexilo que adoptó
una fracción de la tendencia ultramontana; un paño rojo, con la estrella de
Arauco en blanco[22].
En definitiva
Más allá de este planteo teórico se estima que la Wenufoye continuará siendo usada tanto por la generalidad de la etnia, como por la minoría ideologizada y violenta.
El empleo de la Wenufoye acredita ya más de tres décadas
y cuenta con amplia aceptación, además de que cada segmento detenta la
aspiración de considerarse legítimo heredero de aquella bandera que surgió en
1991 en el despertar de las reivindicaciones por la identidad mapuche.
Por lo expuesto, quienes se dediquen al Ceremonial, al Protocolo, a la Organización de Eventos y los responsables de llevar adelante actos oficiales harán bien de actuar con extrema prudencia, cuando se trate de la aparición de este vexilo en sus eventos. De hecho, nunca debe compartir mástil, ni con la Bandera Nacional, ni con las de provincias, que que estas son símbolos de naturaleza estatal.
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Otra nota en este Blog
Banderas indígenas de Chile/3: Los
pueblos de la ancestralidad mapuche. El gran tronco mapudungun; https://banderasargentinas.blogspot.com/2022/08/banderas-indigenas-de-chile-3-los.html
[1] https://www.dw.com/es/chile-extiende-militarizaci%C3%B3n-de-zona-del-conflicto-mapuche/a-60569274
[2] Como ejemplo: CLARÍN, 05/2/2025: El
Gobierno denunció a Jones Huala por “incitación a la violencia colectiva”; https://www.clarin.com/politica/gobierno-denuncio-jones-huala-incitacion-violencia-colectiva-reivindicar-incendios-patagonia_0_WoDGtjNZlq.html?srsltid=AfmBOoqJngQqZzXSFJ5-m21Frt0UnZqXDo0cSWvHi10vgH64SwRP2qw5
[3] Con este término figuran en la Constitución Nacional.
[5] FAMIN, César. Historia de Chile.
Imp. Guardia Nacional. Barcelona. 1839, p. 14; https://books.google.com.ar/books?id=QvlQAAAAcAAJ&printsec=frontcover&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
[6] CARRILLO BASCARY, Miguel. El
misterio de las dos estrellas https://banderasargentinas.blogspot.com/2023/01/el-misterio-de-las-dos-estrellas.html
[7] NAVARRO, Herminia. El
Nguillatun, ceremonia mapuche: Un análisis desde la antropología lingüística https://repositoriosdigitales.mincyt.gob.ar/vufind/Record/MemAca_eade43da9c31537c79ce032f9ee848aa
[8] Ellos son los huiliches,
lafquenche, nagche, pehuenche y huenteche.
[10] https://www.contraloria.cl/pdfbuscador/dictamenes/022247N10/html y también: https://www.contraloria.cl/pdfbuscador/dictamenes/057658N14/html, https://www.contraloria.cl/pdfbuscador/dictamenes/022796N16/html
[11] Doce son los jugadores del palín, suerte de juego lejanamente parecido al hockey sobre césped, que también se desarrolla con quince participantes.
[12] Declaraciones de Jones Huala: https://youtu.be/pZD3xTUmlmE
[13] Comando Unificado contra la
violencia de la RAM https://www.argentina.gob.ar/noticias/comando-unificado-contra-la-violencia-de-la-ram y R.A.M. https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_ram-_diciembre_2017.pdf
[15] INFOBAE 9/2/2025: Dos
auditorías de la SIGEN (Sindicatura General de la Nación) revelaron graves
irregularidades en millonarios subsidios; https://www.infobae.com/politica/2025/02/09/dos-auditorias-de-la-sigen-revelaron-graves-irregularidades-en-millonarios-subsidios-girados-a-comunidades-mapuches-que-usurpan-tierras/
[16] Ref.: https://www.pagina12.com.ar/466414-chile-el-embajador-argentino-rafael-bielsa-abogo-la-libertad
[19] Texto íntegro en: https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/321157/20250214
[20] Entidad establecida hace el año 2009, cuyos miembros han sido
condenados como responsable de muchos delitos, tanto en Argentina como en
Chile.
[21] https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2024/06/22/191169-proyectos-para-que-prohiban-la-promesa-a-la-bandera-mapuche-en-las-escuelas-rionegrinas
[22] CARRILLO BASCARY, Miguel. La
estrella sobre el cielo sangrante. https://banderasargentinas.blogspot.com/2022/12/la-estrella-sobre-el-cielo-sangrante.html
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