Una bandera que no es bandera
Por Miguel Carrillo Bascary
En el año 1928 se abrió un concurso de anteproyectos para testimoniar el homenaje del pueblo
argentino a su Bandera. Pocos años antes se había truncado el que se confió a
Lola Mora y la presión de la opinión pública demandaba cumplir con la promesa
implicada. es aquí el espacio para abundar sobre este intento que finalmente se
frustró cuando se declaró desierta la
compulsa.
Recién en 1939 tendrá lugar otro certamen al que
coronó el éxito, y cuyo anteproyecto triunfante derivó en el grandioso
Monumento Nacional a la Bandera que se inauguró el 20 de junio de 1957.
Hoy es el caso de traer a la memoria el proyecto que presentó Rogelio Yrurtia (1879
–1950), el muy notable escultor argentino.
Consiste esencialmente en diversos volúmenes cuadrangulares que dan base a una inmensa columna conformada por sucesivos planos, sobre la que se yergue la figura de una mujer (la República Argentina) que sostiene un vexilo con forma de estilizado pendón, (ver destaque en la imagen que abre esta nota), que intentaría representar a la Bandera nacional, aunque de hecho la sustituiría. Una paradoja que, al menos desde mi punto de vista, era causa para descalificar la propuesta.
La alegoría y la enseña debieron ser de bronce, mientras que el basamento se
preveía en cemento martelinado o
recubierto de mármol travertino. En
su interior debió existir una cripta alegórica,
con dos accesos guarnecidos por grandes puertas de bronce. Leones colosales echados, enmarcaban al conjunto.
Como no escapará al ojo medianamente observador, la propuesta de Yrurtia recuerda
inevitablemente a la columna que honra al almirante Horacio Nelson emplazada en
la plaza de Trafalgar (Londres), obra de Charles Barry (1795-1860) que se
erigió en 1844. Es de granito y alcanza los 45 metros de altura.
Entre los que conocen la historia del Monumento Nacional
a la Bandera se sostiene que el concebido por Yrurtia gozó de las preferencias del entonces presidente de la Nación,
Marcelo T. de Alvear. Si este favoritismo no es verdadero, pudo ser
probable.
Los que recorren Buenos Aires pueden apreciar otras
dos colosales obras de Yrurtia, el Mausoleo
de Bernardino Rivadavia (1932) y la compleja alegoría “Canto al Trabajo” (1907).
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