Un flamear estático
Por Miguel Carrillo Bascary
Las bajas temperaturas que
se registran en esta época del año en el hemisferio Sur es un factor que
propicia que las banderas se congelen en
sus mástiles. Esto podrá parecer extraño para quienes viven en zonas cálidas,
pero es una cruda realidad en las regiones donde el hielo se deposita sobre los textiles dándoles caprichosas formas
acartonadas.
La naturaleza de las banderas de izar radica en flamear a los vientos,
por esto el Ceremonial demanda que en circunstancias donde la humedad pueda
cuajar en hielo, el vexilo debe arriarse para que no pierda su esencia. Además,
es una forma elementan para preservarlo debidamente.
Como ejemplo de la debida prudencia en materia de izamientos vemos que
en las bases antárticas argentinas la Enseña patria solo se eleva solo cuando
existen buenas condiciones atmosféricas.
También en la base Amundsen-Scott de los Estados Unidos,
ubicada en el Polo Sur, se hacen ondear las banderas de los estados partes en
el “Tratado Antártico”, pero se recogen en caso de mal tiempo.
Pese a todo hay personas
que quizás por una mala información
proceden al izamiento o a dejarlas sin bajar, aun cuando las condiciones atmosféricas
se tornan adversas.
Otros, que son cerradamente formalistas, demandan que mientras
no haya una norma que prohíba izar las banderas en estas circunstancias, se
deberá hacerlo, indefectiblemente.
¡En fin! Como reza un
dicho tradicional “hay de todo en la viña
del Señor”.
Lo apropiado es que las banderas no permanezcan al tope de los mástiles durante la noche, así se especifica claramente en la normativa de ceremonial de muchos estados. En consecuencia, si no se recogen al finalizar el día, exite baja temperatura y una determinada humedad ambiente, lo más probable es que al día siguiente se encuentren cubiertas de hielo, como veremos en las siguientes tomas:
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