sábado, 27 de diciembre de 2025

Banderas en la Heráldica

Consideraciones diferenciadas

Gran escudo de España, mediados del siglo XIX 

Por Miguel Carrillo Bascary

La Heráldica cuenta con un desarrollo que hace siglos supo conocer su edad dorada, pero que continúa vigente a despecho de la modernidad. En cuanto a la Vexilología, nace convencionalmente a fines de la década de 1950 y su explosivo desarrollo indica que todavía está lejos de alcanzar su mayor potencial. No puede establecerse una división tajante entre ambas disciplinas, aunque, de hecho, así lo planteen ciertos doctrinarios pretendidamente puristas. Si bien los vexilos fueron indudablemente anteriores que los escudos, la sistematización de la disciplina que los estudia es muy anterior

Los vínculos entre ambas disciplinas son innegables y, en la actualidad, ambas se influyen mutuamente. Valga como ejemplo que la Vexilología reconoce que existen las “banderas heráldicas” cuyo diseño, si no copian, se basan sustancialmente en blasones. También son muchos los vexilos que cargan escudos, muebles y otras figuras heráldicas como principal elemento de su diseño. Desde una perspectiva histórica, que ubicamos en la Baja Edad Media, las banderas fueron netamente heráldicas y esta característica prácticamente se mantuvo hasta comienzos del siglo XIX, cuando surgieron las que identifican a los estados nacionales.

Un buen ejemplo es la del estado de Maryland (E. Unidos), que reproduce fielmente el blasón de George Calvert (1580-1632), primer barón de Baltimore y fundador de la colonia. Se comenzó a usar como enseña extraoficial en 1880 y se oficializó en 1904, aunque en origen era de paño azul cargado con el escudo, mantelado y con tenantes. Más tarde, el lábaro se simplificó y adoptó la forma más conocida Está cuartelado con los colores de los Calvert, lores de Baltimore, y  los de Crossland, linaje materno de Cecil Calvert (1605-1675), hijo del propietario original. En ocasiones se representa con tenantes y en otras con dos leopardos como soportes. 

Bandera del estado de Maryland

Gran escudo

Escudo en estilo moderno

Lo que contrasta es que, para la Heráldica, las banderas y estandartes son elementos menores, hasta el punto que se los clasifica entre los ornamentos de los blasones, ya que van por fuera, acompañándolos.

Una observación, puede caracterizarse a los estandartes como aquellos vexilos que emplean las caballerías[1], en tanto que “banderas” son todos los que se emplean en otro tipo de circunstancias, con excepción del término “pabellón”, que en la Náutica se reserva para el vexilo que acredita la nacionalidad o estado. Existen otros ornamentos a los que se aplican similares reglas, como las banderolas, pendones y gallardetes, por caso.

También toman forma de cargas, pero casi siempre como parte de un mueble[2], no como elemento autónomo. Veamos algunos ejemplos de blasones cívicos españoles que incorporan banderas:

Diversas banderas de ciudades españolas (Francisco Piferrer)

La colocación externa de vexilos se manifiesta en forma diversa. Generalizando, se observa en España, Alemania y en Italia, también en Francia, con la peculiaridad que además se los ve en posición de cimeras, particularmente como referencia a los cargos desempeñados. En Inglaterra, Flandes y en Borgoña mayormente aparecen referidos a tenantes y soportes[3]. Más adelante se incorporan imágenes que amplían este panorama.

Según toda evidencia las banderas ubicadas por fuera de los blasones indican: pertenencia a un linaje, referencias a trofeos obtenidos en batalla o a plazas tomadas, al origen territorial, a la cantidad de heridas o distinciones recibidas, al ejercicio de comandos o de cargos honoríficos, y también pueden interpretarse como evidencia de las unidades o de los ejércitos en los que se ha servido. Estas remisiones se concretaban respecto del protagonista y, en principio, no resultaban trasmisible a los descendientes.

Los blasones de los virreyes del Río de la Plata son buenos ejemplos. Se muestras dos:

Pedro Antonio de Cevallos, virrey del Río de la Plata (1777–1778) 

Escudo de Armas de Santiago de Liniers, Conde de Bs. Aires y virrey del Río de la Plata (1807-1809), rodeado de las banderas conquistadas a los británicos en 1806 (diseño recreado)

Piferrer[4] también señala la existencia de banderas que son simples soportes de otro elemento simbólico, por ejemplo cuando el paño ostenta una letra que compone o remite a una divisa.

Ampliando la óptica se ofrecen otros ejemplos de diversas épocas:


Primitivo blasón de la ciudad de Córdoba (Argentina) al tiempo de su fundación, 1573, y en la actualidad (versión no oficial)

Confederación Argentina, circa 1840, con banderolas alusivas a sus entonces 14 provincias

Provincia de Catamarca (Argentina), 1922

Escudo real de Canadá (1921/1923), vigente en la actualidad

Nueva Zelanda (1911/1956) vigente en la actualidad

Gran escudo del reino de Bélgica, con las banderas de sus provincias

Ciudad de Copenhague, Dinamarca

Gran escudo del ducado de Sajonia-Meiningen

Brandemburgo, Alemania

Escocia
 
Reino de Prusia (1873-1918)

[1] Los cuales tienen forma cuadrada o aproximada a esta figura, bien sea con farpas o sin ellas.

[2] Muebles son todos los elementos que se colocan sobre el campo de un blasón, pero no deben confundirse con sus particiones, ni con las piezas heráldicas.

[3] GARCÍA CARRAFFA, Arturo y Alberto. Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispanoamericana. Tomo I, p. 170. Madrid. 1920. https://www.raicesreinovalencia.com/sala/Biblioteca/Enciclopedia_Her_ldica-_Hermanos_Garc_a_Carraffa.pdf

[4] PIFERRER, Francisco. Tratado de heráldica y blasón, p. 173. 1858. https://archive.org/details/bub_gb_A61AAAAAcAAJ/page/n71/mode/2up?q=banderas.

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