1945 - 2025
Por Miguel
Carrillo Bascary
Ochenta años ya de una vigencia que con cada hoja de calendario alienta a
quienes comparten su día con lo mejor que tenemos, nuestros hijos … y nietos. Un agradecido recuerdo para aquellos que pasaron por mi vida. Sirva como medio esta nota que rescata del olvido la norma que implementó el homenaje en el ya lejano 1945.
Los orígenes
Soy un convencido de que la población en general merece conocer el porqué de las conmemoraciones públicas. No aparecieron por generación espontánea. Cada
una surgió con motivaciones concretas, en un tiempo determinado y, en su
mayoría, por una disposición normativa en que contribuyó a su arraigo.
En 1943, cuando el mundo
estaba conmovido por el curso de la Segunda Guerra Mundial, se reunió la “Conferencia
Interamericana de Educación[1]”.
Un claro signo de que el continente apostaba a su desarrollo económico y social,
más allá de las contingencias planetarias. Entre las diversas resoluciones del
foro se acordó valorizar la tarea de los docentes estableciendo una fecha común,
se eligió el 11 de septiembre, en recuerdo de ese gran promotor de la
escolaridad general y gratuita que fue Domingo F. Sarmiento, fallecido en
Asunción, ese mismo día, pero de 1888.
En Argentina se formalizó
lo decidido por el decreto que el día anterior firmó el entonces presidente de facto, Edelmiro
Farrell. Desde entonces se implementó en todas las escuelas del país, hasta la
actualidad y constituye una de las efemérides
más arraigadas en la conciencia popular.
La norma:
Según el propósito fijado les comparto su texto:
“Decreto Nº21.215/
1945
Buenos Aires, 10 de septiembre de
1945.
Que la primera Conferencia
de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, que se
celebró en Panamá en 1943, instituyó como día del maestro el 11 de septiembre
de cada año –aniversario el fallecimiento de Don Domingo Faustino Sarmiento-
como homenaje de gratitud y devoción de los maestros de América al prócer que
con abnegación y sacrificio enseñó y orientó a los pueblos del continente.
Que debe hacerse efectiva la resolución
de la precitada Conferencia de Panamá, honrosa para la Argentina, cuna del
ilustre patricio;
Por ello, el Presidente de la Nación
Argentina, DECRETA:
“Artículo 1º.- Instituyese como Día del Maestro el 11 de Septiembre de cada año, aniversario del fallecimiento de Dn. Domingo Faustino Sarmiento, que deberá ser conmemorado en todos los establecimientos educativos del país”.
(El Artículo 2º es de forma).
Comentarios
Como se observa, el
Decreto es muy escueto. En la práctica, el Consejo
Nacional de Educación, que por entonces coordinaba la acción oficial en la
materia, emitió una serie de resoluciones que a lo largo de los años sustentaron
la ejecución de lo indicado.
Particularmente, la
persona de Sarmiento se me presenta con brillantes claros, particularmente en
su accionar en pro de la educación general, pero también con grandes sectores
oscuros, muy oscuros. Creo que esta impresión es común a muchos. No es el momento para polemizar, un vocablo que el “Maestro de América” conyugó cada día de su vida
pública.
Hoy, “Día del Maestro” (tal la designación establecida), mi condicionado reconocimiento al prócer, y mi homenaje a todos los educadores sin que el uso del neutro acorde con la Academia implique soslayar a “las Maestras” que hoy por hoy componen la inmensa mayoría de quienes se consagran a tan esencial actividad.
[1] La de Panamá no fue la “primera”
de estas conferencias continentales, calificativo que corresponde a la que se
llevó a cabo en Atlanta (Estados Unidos) del 1º al 3 de julio de 1929. Aclaro esto porque en diversas fuentes se incurre en el error que resulta de lo expuesto.
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