martes, 16 de diciembre de 2025

Banderas marrones

La tierra en vuelo

Brown county (Nebraska, Estados Unidos)

Por Miguel Carrillo Bascary

El uso del marrón en el diseño de banderas es minoritario, como bien lo enseña la Vexilología. Sin embargo, hay numerosos exponentes, lo que justifica detenernos para considerar la cuestión. Es toda una paradoja que, siendo este el color de la tierra, lo veamos ondear contra los cielos, contenido en vexilos de estados, ciudades, regiones y pueblos.

Todo Vexilólogo, todo vexilógrafo, debería ser lector de Michel Pastoureau (París, 1948), titulado con toda como el “historiador del color”. Mucho podría decir para presentarlo a quienes no lo conozcan, pero me llevaría un extenso espacio. Les dejo su nombre para que los interesados puedan googlearlo y sorprenderse con su muy original aporte a la cultura general, tanto desde la perspectiva del color como de la Semiótica.

Aun así, considero necesario señalar que es Director de Estudios de la “Escuela Práctica de Estudios Superiores” de la Universidad de la Sorbona, donde es titular de la cátedra de “Historia de la Simbología Occidental”. También preside la “Sociedad Francesa de Heráldica y Esfragística” (Sigilología) y es autor de una larga secuela de títulos, a cuál más interesante. En lo personal lo descubrí hace varias décadas, cuando todavía ignoraba que con el tiempo me dedicaría a la Vexilología. Ese primer encuentro fue al leer una reseña de su obra[1] “Azul, historia de un color” en el diario “La Nación” de Bs. Aires del 15 de abril del 2001.

Tras esta breve anécdota cito a Pastoureau, quien en su “Diccionario de los Colores[2]” escribió: “En francés, el adjetivo marrón, derivado en el siglo XVIII del nombre del fruto que designa la castaña grande”. De manera que para la lengua española el término es un galicismo.

Esto explica la relación entre ese color y el popular fruto seco, cuya harina salvó del hambre a numerosas poblaciones de Europa en épocas de escasez, aunque haya llegado del Asia Menor. Apunto que, al menos en Argentina, se emplea habitualmente el término “marrón” y muy escasamente el “castaño”, excepto para prendas de vestir.

Otra notable obra de referencia imprescindible es “Sicología del color”, de Eva Heller[3]. Ella informa que “… el marrón es el más rechazado de los colores Es más, una mezcolanza de colores que un color”. Avanzando en la lectura lo califica como “el color de lo feo y lo antipático”, por sus connotaciones escatológicas. También dice que refleja la “pereza y la necedad”, lo “anticuado y lo común”, con referencia la vestimenta de los pobres de la Edad Media, razón por la que lo eligieron para su hábito las ordenes de frailes mendicantes, como los franciscanos. La autora también le encuentra connotaciones positivas, hasta el punto de ser identificado con lo acogedor, y con los “materiales robustos” en alusión a la madera, también con los “amores secretos” (ilegítimos).

Por su parte, Kassia St. Claire[4] en “Las vidas secretas del color[5]” nos brinda otra interesante información. Afirma que el marrón ilustra la riqueza de la tierra y destaca que no se encuentra en el arco iris, de manera que para fabricarlo hay que mixturar numerosos colores. Señala que fue de los primeros en ser empleados por el hombre primitivo, pero que al carecer de un matiz brillante fue generalmente despreciado por el arte, aunque lo hayan usado tradicionalmente para componer sus esbozos y líneas bases. Indica con toda razón que es uno de los colores más abundantes en la Naturaleza. Hace constar, además, que durante el siglo XIX se empleó en los uniformes militares para contrastar con los rojos y azules, hasta el punto que la tonalidad caqui fue aceptada como pauta de camuflaje mínimo en las grandes guerras del siglo XX.

Héller ha investigado las relaciones entre las diferentes tonalidades del marrón y nos aporta nada menos que 96, de entre las que selecciono diez: café, caoba, cigarro, cieno, tostado, pardo, caca, carmelita (con referencia al hábito de esta orden religiosa), chocolate, tabaco, madera y castaño, sin olvidar el tierra, por supuesto. El color en sus diversas variantes es fundamental en los uniformes de baja visibilidad[6]

Desde el portal “reddit.comUdzu nos ofrece una imagen que contiene numerosas banderas que usan el castaño, lo que servirá como referencia al interesado[7]:

Por mi parte, aporto otra buena cantidad

En conclusión, aunque podamos coincidir o no con las investigaciones de Eva Heller quien caracteriza al marrón como "el más rechazado de los colores" , cuenta con su presencia en banderas que identifican a pueblos, estados, ciudades y otras muchas realidades polìticas y sociológicas.


[1] Fue en la nota de Alejo Schapire, “El azul, según pasaron los siglos”.

[2] Paidós. Barcelona, 2009, originalmente publicado en francés en 2007, como “Dictionaire des coleurs de notre temps. Symbolique er societé”. 316 pp.

[3] Eva Heller (1948-2008) fue una socióloga, psicóloga. Existe una muy buena reseña que sin dudas les será de interés (https://olgacarreras.blogspot.com/2008/11/resea-psicologa-del-color-de-eva-heller.html). Barcelona, ed. 2012. 310 pp.

[4] Nacida en 1985. Graduada en Historia y Artes, las universidades de Bristol y Oxford. Especializada en vestimentas.

[5] Edit. Indicios (2ª. Ed.) Valladolid, 2017. 360 pp.

[6] Véase: “Banderas miméticas, tácticas o de baja visibilidad” - https://banderasargentinas.blogspot.com/2025/11/banderas-mimeticas-tacticas-o-de-baja.html

[7] https://www.reddit.com/r/vexillology/comments/f1qff8/some_flags_with_brown_in_them/?tl=es-419#lightbox

sábado, 13 de diciembre de 2025

La Bandera argentina de 4 colores

El castaño y su función

Sol de la Bandera argentina, Figura 1 (Monocromo) - Expresión a color

Por Miguel Carrillo Bascary

Si se detiene a cualquier persona y se le pregunta por los colores de la bandera argentina, la respuesta general será: celeste y blanco con el Sol (amarillo) en su centro.

Sin embargo, no será lo correcto ya que el Decreto Nº1.650/ 2010 que regula las características técnicas del vexilo indica que el diseño de una de sus variedades suma un cuarto color: el marrón o castaño, con mayor precisión.

En consecuencia, si se le explica esto al interpelado lo más probable es que nos mirará sorprendido, pensando que intentamos hacerle una broma, cuando nuestro propósito es enriquecer su conocimiento.

La explicación técnica

Al efecto corresponderá distinguir entre las dos variantes principales del vexilo, según resulta del Decreto Nº1.650/ 2010.

1) La “Bandera argentina de izar”

Normativa

El Decreto regula su diseño mediante la Norma IRAM-DEF D 7677[1], que en su Artículo 3.4. indica que sus colores se determinan en base a las coordenadas CIELAB, que detalla tomando como referencias a la franja celeste, a la blanca y al Sol, que irá en amarillo. Además, consigna que el “delineado del sol (castaño)” irá con determinados guarismos. La Figura 1 anexa del Decreto contiene la imagen patrón del astro (ver al inicio de esta nota).         

Colores del vexilo

En base a lo expuesto deberá representarse en celeste, blanco, amarillo y castaño, sin duda ni licencia en contrario alguna.

Ampliando

El término “delineado” indica que, tomando como referencia la Figura 1, las líneas en oscuro van en castaño, con lo que ayudará a que el observador deslinde apropiadamente el contorno y el relieve del Sol. De no ser así la percepción de la imagen se debilita sobremanera, máxime cuando el paño flamea en lo alto. Acá cabe recordar uno de los principios rectores del diseño heráldico que prevé que dos metales”, o sea el color blanco (plata) y el amarillo (oro) no deben estar en contacto para evitar el efecto negativo que se apunta. Efectivamente, en el modelo patrón de la enseña argentina de ceremonia, entre el blanco de la franja central del vexilo y el amarillo, que por lógica corresponde al Sol, se intercala el castaño, lo que permite acentuar los rasgos.

“Delineado” o “fimbriado”

Hemos visto que para referirse a los trazos del Sol la Norma IRAM DEF-D 7677 usa el término delineado”, es correcto ya que de esta manera definirá la carga. Acá traigo a colación que el término usual propio de la Heráldica lo define como “fimbriado”.

Si apelamos al “Real Diccionario de la Lengua Española”, dice que una “fimbria” es el “borde inferior de la vestidura talar[2]” o bien, una “orla o franja de adorno”, ambas expresiones dan una idea del concepto.

Lo concreto es que ambos términos “delineado” o “fimbriado” expresan una misma realidad, al menos en principio. Sobre esto el fimbriado en la Vexilología me referiré en una próxima oportunidad.

¿Qué es el “castaño”?

En esta nota queda planteado que el castaño es parte mismo de la bandera argentina de izar. Para no desviarnos del tema en análisis contestaré el interrogante en una futura oportunidad.

Su función

Obviamente se utiliza para destacar los rasgos de la figura, no implica ningun significado oculto, es netamente funcional. El negro hubiera dado un una mayor rigidez, podría haberse optado por un naranja saturado, pero el legislador quiso dar un comntraste mayor. Cualquier otro color habría contaminado la imagen.

2) La “Bandera argentina de ceremonia”

Normativa

Deberá confeccionarse conforme a la Norma IRAM-DEF D 7679[3], que en sus Artículos 4.1 y 4.4 se refiere al celeste y al blanco de las franjas, cuyas coordenadas técnicas precisa. Cuando la disposición se refiere al Sol, en el Artículo 4.2.2. describe sus proporciones y en el Artículo 4.5.1. indica que debe bordarse “en ambas caras del paño, en relieve, sin relleno, con hilo metálico bañado en oro o similar dorado, según el diseño de la Figura 1”. La interpretación literal de la regla es clara, el Sol va "bañado en oro" o en dorado, según su materialidad, lo que excluye sumarle el castaño y ningun otro color.

Duda y respuesta

Ante lo expuesto, un primer análisis nos lleva a formular una pregunta ¿esto quiere decir que la Bandera argentina de ceremonia no utiliza el castaño? Y, también, ¿el legislador sufrió un lapsus, tuvo un olvido, en el momento de escribir la norma?

La respuesta al primer interrogante será positiva, en la versión de ceremonia el sol se borda exclusivamente en “hilo metálico de oro o similar dorado”, excluyendo al castaño. Por el contrario, la contestación a la segunda cuestión, será negativa.

3) La excepción a la regla

El célebre Vicente de Cadenas y Vicent (1915-2005), a quien se considera como el “último cronista rey de armas de España” expresa que la Heráldica, con todo lo rigurosas que son sus reglas, es la “ciencia de las excepciones”. En sentido amplio es factible aplicar el enunciado a la Vexilología, una disciplina mucho más laxa.

Para explicar a qué me refiero recordemos que el Decreto Nº1.650/ 2010, define dos variedades de banderas argentinas: la de izar y la de ceremonia. En la primera el Sol irá estampado y en la segunda bordado. Sin embargo, hay una tercera variante a la que no se refiere la norma, se trata de aquella en que se respetará las mismas disposiciones prevista para la de ceremonia pero que usa el Sol estampado.

La definen simples razones de costos ya que el bordado reglamentario incide obviamente en el precio de la pieza, un factor de importancia en la vida cotidiana de muchas instituciones de escaso presupuesto por lo general, que apelan a este tipo de vexilo, particularmente para usarlo como “ejemplar de sitio”, aunque en ocasiones se lo emplea como un sucedáneo no conforme a la ley.

Este tipo de banderas deberá llevar un Sol de diseño idéntico al previsto por el Artículo 3.4. de la Norma IRAM –DEF D 7677, con lo que se empleará el amarillo y el castaño. Así resulta de la interpretación sistémica del precepto, por vía de analogía. Advierto esto por cuanto se ven en el mercado versiones que usan el negro o el naranja para el delineado, lo que resulta un equívoco inaceptable.

Concluyendo

a)- La Bandera Oficial Argentina en su versión de ceremonia utiliza los colores celeste y blanco, para el paño, con dorado, para el bordado del Sol. La nomra no admite que el delineado incorpore el castaño, tampoco en otro color.

b)- La versión de izar se sirve del celeste y del blanco, para el paño y del amarillo y el castaño para el Sol.

c)- La versión que existe de hecho (no reglada), es similar a la de ceremonia pero con el Sol estampado. Esta debe emplear el celeste y el blanco para el paño, mientras que el astro se representará amarillo, delineado en castaño.

Por último, para el común de los lectores lo acá expuesto podrá parecer una sutileza, pero no lo es tratándose de un tema que hace al diseño de la Bandera Oficial de la Nación Argentina, símbolo de soberanía.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Departamento Gral. López, su bandera

En el vértice de la Bota

 Presentación de la enseña de Gral. López

Por Miguel Carrillo Bascary

En la provincia de Santa Fe (Argentina), desde el año 2017, comenzó a desarrollarse el fenómeno destinado a identificar con banderas a los departamentos. Cada una de estas jurisdicciones territoriales abarca un número variables de ciudades y pueblos de diferentes realidades y las zonas rurales implicadas.

Sobre este particular tipo de vexilos ya tuve oportunidad de manifestarme en “Banderas departamentales, su ubicación en el Ceremonial[1]”, por lo que para mayor información remito a esta nota.

Hoy es la oportunidad de presentar la bandera del departamento General López, ubicado en el extremo Sur de la provincia, por lo que constituye “la punta de la Bota”, si consideramos que el territorio de Santa Fe recuerda este calzado.

El diseño elegido a partir de un concurso abierto, en el que se presentaron 36 propuestas, correspondió al Licenciado en Medios Digitales Hernán Guardia. El vexilo se presentó en la emblemática recreación del histórico fortín de Melincué, por lo que tuvo especial significación. Impulsó el proyecto la senadora Leticia Di Gregorio.

Descripción a tenor de la información distribuida[2]:

“La bandera posee un fondo verde que alude a la fertilidad del suelo y a la matriz productiva regional. Una franja diagonal blanca atraviesa el diseño y marca la ubicación geográfica del sur santafesino. A sus lados se incorporan barras amarillas y un sol central de 31 puntas, que representan a las localidades del departamento y expresan la idea de unidad territorial. El sol está rodeado por engranajes, en referencia a la industria y al desarrollo, y por hojas que evocan al ombú, símbolo de tradición y naturaleza”.

Por su parte, el diseñador explicó:

“… uno de los desafíos principales consistió en integrar la nueva bandera al sistema simbólico ya existente. Era un diseño que debía ubicarse por debajo de las banderas nacional y provincial, y por encima de las municipales. Ese fue el ecosistema donde tenía que funcionar”.

Entrevistado por Manuela Dias Fredes[3] de “Sur 24” amplió:

“Para ello analizó previamente la estructura y composición de las insignias superiores, identificando que ambas colocan sus iconos principales en el centro. Ese criterio lo llevó a trabajar con un elemento central fuerte -el Sol- que permitiera mantener coherencia visual. El proceso también involucró una revisión de las demás propuestas presentadas. Guardia destacó que varios trabajos coincidieron en utilizar la forma de la punta de la bota como recurso simbólico. “Al ver los diseños de otros participantes, noté que ese elemento aparecía en muchos. Demuestra que es un rasgo identitario que todos reconocemos”.

En otras imágenes difundidas en las redes se observa que la bandera se presentó sobre una pantalla, en donde el tono del verde es más claro y saturado que en los ejemplares físicos. Hemos de suponer que la confección de los textiles se corresponde en mejor forma con la determinación cromática definitiva.

En las fotos siguientes se observan ciertos rasgos en las imágenes que corresponderían a perturbaciones generadas por la proyección.

La fotografía que abre esta nota muestra a un ejemplar de ceremonia, donde las “barras amarillas” aparecen sustituidas por el dorado. Esto da pie a considerar si la mutación cuenta con respaldo normativo o bien fue el resultado de las circunstancias. En el ejemplar de flameo que aparece en la crónica indica que el amarillo de la descripción fue respetado.

Nota: se advertirá que el orden protocolar no se encuentra respetado, pero no se puede formular juicio al respecto ya que se ignora la perspectiva de la toma.

En este estado no deja de llamar la atención el lejano parecido con la enseña del departamento San Lorenzo, institucionalizada en el año 2018 que sintetizó las iniciativas de Valentín Demichelli, alumno de la Escuela Nº672, y de varios jóvenes que cursaban el 4to. año de la escuela “Cristiano Redentor”, ambas de la ciudad de San Lorenzo.

Bandera del departamento San Lorenzo

De ahora en más comienza el proceso de enriquecimiento del símbolo. En la siguiente toma se advierte el acierto de haber presentado como abanderado a una persona caracterizada conforme al perfil rural del departamento. Acertadamente se dotó al mismo del asta que reglamentariamente corresponde, destaca también la corbata conformada por los colores predominantes del paño.

Para completar el panorama se reproducen las muy bien logradas imágenes confeccionadas por la organización del concurso bajo la referencia “Colores del Sur[4]”, en donde lucen las banderas de los municipios que componen el departamento Gral. López:

martes, 9 de diciembre de 2025

Los símbolos de los afrobolivianos

 Una monarquía más en América

Bandera de la Dinastía Afroboliviana

Por Miguel Carrillo Bascary

La concepción eurocéntrica de la Historia peca de un parcialismo injusto e irrazonable que recién en las últimas décadas encuentra oposición.

Es innegable que, en el continente africano, como en cualquier otra porción del planeta las sociedades desarrollaron estructuras de poder de muy diversas características pero que respondían a las tradiciones y cosmovisiones de cada pueblo.

El colonialismo bajo una de sus peores construcciones, el comercio de esclavos para ser vendidos en América arrasó con las culturas africanas.

Con ello, los esclavos convertidos literalmente en ganado debieron adaptarse a su nueva condición de sumisión en una sociedad que les era totalmente extraña. De alguna manera intentaron preservar aquellos rasgos de identidad plural que les resultara posible en cada entorno en concreto.

Es indudable que entre ellos pudieron reconocer algunos individuos que derivaban de linajes propios de África y, a partir de esto, se recrearon vínculos de lealtades. Cabe suponer que otros individuos resolvieron sumarse por propia decisión a tales reconocimientos, aunque en origen no hayan pertenecido.

El Estado Plurinacional de Bolivia, desde la sanción de su actual constitución política aprobada en el año 2009 reconoció formalmente la existencia de entidades que por sus características comunes se consideren minorías sociales organizada como una monarquía no soberana. En particular menciona al pueblo afroboliviano cuatro normas, siendo el artículo 32, la más significativa a los efectos de esta nota. Veamos:

“Artículo 3. La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano.

Artículo 32. El pueblo afroboliviano goza, en todo lo que corresponda, de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales reconocidos en la Constitución para las naciones y pueblos indígena originario campesinos.

Artículo 100. II. El Estado protegerá los saberes y los conocimientos mediante el registro de la propiedad intelectual que salvaguarde los derechos intangibles de las naciones y pueblos indígena originario campesinas y las comunidades interculturales y afrobolivianas.

Artículo 395. I. Las tierras fiscales serán dotadas a indígena originario campesinos, comunidades interculturales originarias, afrobolivianos y comunidades campesinas que no las posean o las posean insuficientemente, de acuerdo con una política estatal que atienda a las realidades ecológicas y geográficas, así como a las necesidades poblacionales, sociales, culturales y económicas…”

Poco antes, la prefectura del Departamento de La Paz, ejerciendo las funciones que le competen reconoció oficialmente al Señor Juan Pinedo como "rey afroboliviano" , siendo "digno de contar con el respeto, reconocimiento y consideración" de la población (sic).  Se acompaña imagen del documento, Resolución Nº2.033  emanada del Consejo Departametal del 15 de nocviembre de 2007, por lo que no merece que se la incluya dentro de la nómina de micronaciones.

Es el caso de la Dinastía Real Afroboliviana hasta prueba en contrario reúne a gran parte de los afrodescendientes que habitan la extensa zona de las Yungas y se manifiesta en varios departamentos.

En razón de la brevedad remito a los interesados a la muy completa web de la Dinastía[1]. Ahí se podrá ver la trayectoria histórica de este pueblo, los fundamentos jurídicos y culturales que definen sus instituciones, junto con otros aspectos de significación.

De esa misma fuente copio la lectura heráldica del blasón dinástico:

Escudo cuartelado. Primer cuartel de oro, un sol de gules figurado. Segundo cuartel de azur, un barco al natural. Tercer cuartel de azur, una llama al natural, contornada. Cuarto cuartel de sinople, un busto de africano coronado. Timbrado con una Corona Real. Lema: "Ductus sum a maioribus" (Mis antepasados me guían)”.

Apunto que la corona se corresponde en diseño con la que luce el escudo oficial del Reino de España. El sol flamígero recuerda al que ostentan las banderas de Uruguay y Argentina, bien que en esta última tiene 32 rayos.

La bandera, podría calificarse como “heráldica”, ya que toma sus colores del blasón, cargado al mismo en el tercio inmediato a la asta en la franja central.

Resulta necesario precisar que, técnicamente es un vexilo dinástico, no una bandera que represente al pueblo afroboliviano en su conjunto. Esto no implica que, de hecho, se utilice para identificar al importante segmento de la comunidad que reconoce un vínculo cultural con la dinastía.

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Nota: hace algún tiempo publiqué en este Blog[2] “La última monarquía nativa de América. El pueblo Naso o Teribe, en Panamá”. En este caso se trataba sobre un señorío de origen americano, con lo que difiere de lo analizado en la presente.

sábado, 6 de diciembre de 2025

¿Dónde va la estrellita?

… y ¿por qué no, el cometa?

 

Por Miguel Carrillo Bascary 

En estos días, a lo largo de todo el mundo se arman los arbolitos de Navidad, un elemento definitivamente entronizado en las tradiciones de múltiples culturas, aunque en algunas regiones jamás haya crecido un abeto.

Hoy me limitaré a contestar la pregunta que abre esta nota, en otras ya me detuve en diferentes aspectos de la ambientación navideña, refiriéndome a las tradiciones y fantasías de este tiempo[1], sin perjuicio de tener presente el 25 de diciembre recordamos nada más ni nada menos que el nacimiento de quien es verdadero hombre y verdadero dios al que reconocemos con el nombre de Jesús, Nuestro Señor.

Y, hablando de tradiciones, cuando se termina de decorar el árbol navideño con cintas, luces, regalitos y demás parafernalia, llega el momento cúlmine, cuando el pequeñín de la familia coloca “la Estrella”, figurando ser aquella que condujo a los Reyes Magos hasta el pequeño poblado de Belén, cuna del Niño Dios. La razón de la preferencia etárea radica en la percepción de los niños en cuya primera infancia ( hasta los 6 años) se enlazan la realidad y la fantasía, siendo así una etapa de su vida en que se establecen las bases de su desarrollo emotivo, cognitivo y social, lo que será capital para su futuro.


En la historia de la Astronomía se solía atribuir a los cometas, estrellas caudadas (con cola) la revelación de un prodigio o el anuncio de un hecho trascendental, tanto de buen augurio como de padecimientos.

Las interpretaciones del astro y su calificación sustancial difieren, con lo que se demuestra que este tipo de signos no son lo más importantes, sino que expresan un simbolismo trascendente, inmaterial, que supera la forma con que se nos presentan arropados por la Cultura.

Para algunos lo que se coloca en la cima del árbol es una gran estrella, de volumen superior a todas las que se pudieron haber colocado entre las ramas. Convencionalmente se trata de un astro de cinco puntas. También habrá quienes prefieran un perfil de mayor cantidad de vértices, destacándola así en forma particular. 

Su color es cambiante, las habrá plateadas y doradas, pero también de cambiantes luces.

Otros preferirán acogerse a la tradición más acendrada y optarán por un cometa, cuya cauda representará el astro viajero al que siguieron los Magos recortando su particular brillo sobre las oscuras noches de Oriente. Igualmente se colocará en la punta del árbol, pero también se admite hacerlo unos centímetros por debajo, para que la cola se destaque netamente sobre el verde.

Los artesanos nos ofrecen desde antiguo una alternativa que más se acerca a la estrella que al cometa. Estaba bastante extendida en tiempos donde los adornos navideños se confeccionaban con vidrio soplado. Se trataba de un pico estilizado que surgía de una esfera, uno de cuyos lados aparecía aplanada, formando una estrella en su interior. 

Tras una somera investigación en los mercados on line no encontré más que unos pocos con esta forma, lo que indicarían que las preferencias de los públicos se inclinan a decididamente por las estrellas de cinco puntas. En lo que sí se advierte variedad es en el empleo de estos picos, formados por dos o más globos superpuestos, terminados en punta.

La voz de la Heráldica

Esta ancestral disciplina modeló en el inconsciente colectivo la forma que le atribuimos a las estrellas y cometas, lo que define las imágenes que colocamos en los arbolitos de Navidad.

Se las representa mayormente planas, dotadas de cinco rayos, y se las llama “pentáculo” (si se inscriben en un círculo). La figura se apoya sobre dos de ellos, de manera que el superior se perfila solitario y los dos restantes hacia los lados. Si se analiza bien esta forma es indudable que nos remite al “Hombre de Vitrubio”, que concibió Leonardo Da Vinci hacia el 1490, para representar la proporción aurea aplicada al cuerpo humano, como una relación matemática perfecta. 

Pero no siempre es así, también puede concebirse la estrella ranversada, que se apoya sobre un solo rayo, lo que suele verse particularmente en las figuras octópodas.

Al respecto se asigna a la estrella de cinco brazos un origen celta-británico; a las de ocho se las hace germánicas, mientras que la representación itálica utilizaría tanto las de seis como las de ocho vértices. Hay también estrellas de cuatro brazos, a las que se atribuye representar al Lucero (Venus), que destaca en el cielo nocturno por ser el astro que más brilla luego de la Luna, lo que la simbología cristiana señala como imagen de la Cruz.

La Ciencia del Blasón describe numerosas variantes de la figura esencial, la decoración navideña las admite en su totalidad, veamos algunas. La caudada, donde uno de los rayos es de mayor extensión, sea recto u ondulante, en cuyo caso también puede interpretare como un cometa. La flamulada, donde todos los rayos tienen forma de ondas. La realzada, que evidencia un relieve a partir de desprender un vector sede cada vértice que se reúnen en el centro de la figura, lo que le otorga una apariencia tridimensional.

Todavía podrían citarse a otras muchas formas de este mueble heráldico que recogieron diversas culturas y que, a su vez, se les atribuyen significados particulares: la moleta (con el centro perforado), el hexagrama, referenciado con el profeta David (magen), con el rey Salomón, (hexagonal), los pitagóricos y el Majzén marroquí.

En cuanto a su aspecto referenciado en los blasones, el típico las hace conformadas por un metal heráldico, el plata (argent), lo que se traduce a los ojos del profano como “blanco”; pero también se las admite en cualquier otro color, incluso en dorado (oro).

Respecto al simbolismo de las estrellas ya se ha visto que remite a la que vieron los Magos, pero la Cristiandad ve un ángel en cada una. También son imagen de la espiritualidad, que se ve exacerbada durante la noche, y de lo eterno. Nuestra Señora, bajo su advocación de la Inmaculada Concepción, lleva una corona de doce estrellas, también se la venera como "Stella Maris", "Estrella de los Mares".


En cuanto al cometa, la Heráldica suele representarlo como una estrella octogonal, con su brazo inferior extendido aproximadamente hasta un largo triple, ya sea en punta como terminando en un haz de trazos, en cuyo caso será cabellado. Pero si este brazo cuenta con una serie de trazos que surgen de su centro el cometa será crinado.

Pero, en concreto la Heráldica define como “Estrella de Belén” a la que lleva una cola, desplegada desde la izquierda (Oriente) a la derecha (Occidente), recreando el trayecto de los Sabios desde sus lejanos países, que transitaron hacia el Oeste, para ir a detenerse en su percepción sobre la región de Palestina, más concretamente sobre la localidad de Belén. Su representación más propia es en plata y tanto de ocho como de cinco rayos.

La simbología cristiana la considera como el anuncio universal del nacimiento de Jesús, como imagen de la gracia divina, de la búsqueda de Dios, del cumplimiento de la promesa que Él le hizo a Adán y a Eva, cuando merecieron ser expulsados del Paraíso, por no abundar.

Concluyendo

De esta forma queda contestado el interrogante que titula esta nota. Además, se enriquece su consideración con algunas explicaciones sobre el simbolismo y las formas que nos aporta la estrella que corona el “Árbol de Navidad”.



[1] En este Blog hay muchas notas sobre la Navidad, te comparto un par de links que te permitirán conocerlas: “Juguetes y dulces en el árbol de Navidad” - https://banderasargentinas.blogspot.com/2025/11/juguetes-y-dulces-en-el-arbol-de-navidad.html y “Navidad, historias y leyendas” https://banderasargentinas.blogspot.com/2024/12/la-navidad-historias-y-leyendas.html Te invito a explorarlas.