Certezas e incógnitas de la bandera del Ejército de los Andes
Por Miguel Carrillo Bascary
El vexilo una reliquia cívica de enorme significado para los pueblos de Argentina y Chile. Su diseño despierta incógnitas que los historiadores aun intentan develar. Desde el año 2012 se exhibe en el memorial que le está dedicado, en el Centro Cívico de la ciudad de Mendoza. Un digno sitial que asegura su debida conservación. Efectivos del histórico Regimiento 11 de Infantería, con uniformes de época, le brindan custodia de honor.
Fue creada por decisión personal del general José de San Martín, en vísperas de iniciar el cruce de la cordillera para ir a libertar a Chile y el Perú [1]. No fue resolución sencilla, desde 1816 las Provincias Unidas ya contaban con bandera oficial[2] y pudo parecer lógico que ésta fuera la enseña del Ejército de los Andes, pero es evidente que el Libertador no quería que los chilenos la vieran como un signo de ocupación. Por eso, recurrió a una antigua facultad de los capitanes generales, como de hecho él lo era de Cuyo[3], quienes tenían la facultad de dar a sus ejércitos una bandera particular, diferente a la del país. En 1814 San Martín había comandado el Ejército Auxiliador del Perú, al que el general Belgrano dotó de una enseña propia, blanca y celeste, en horizontal. A ella sumó San Martín un escudo de características coincidentes al de la Asamblea de 1813, con el agregado de unos montes alusivos a la Cordillera andina, lo que correspondía a la designación de la fuerza.
La presentó al ejército
formado en Mendoza, durante la ceremonia
cumplida el 5 de enero de 1817. Con toda solemnidad se la bendijo y fue
jurada. Acompañó en combate la campaña libertadora y, en los campos de Maipú, el
propio Libertador cargó a los hispanos llevando la divisa a su lado.
Puede afirmarse, con toda seriedad, que su forma original tuvo un largo más extendido que el ancho, no como hoy se presenta. La pieza mide 1,44 m de ancho por 1,22 de vuelo, su forma atípica hace pensar que se recortaron sus extremos por haberse estropeado. Su historia particular da cuenta de azarosas circunstancias por las que debió pasar, hasta que finalmente pudo ser preservada.
Muestra un escudo (bordado en
ambas faces) muy parecido al que usara la Asamblea General de 1813, y una
reducida superficie del paño. Se debate
si el blasón estaba originalmente en el centro o junto al asta, hay testimonios
iconográficos que muestran ambas disposiciones, pero, lamentablemente, no es
posible contar con referencias que resuelvan sin cuestión cuál fue su aspecto
inicial. Advierto que, en ocasiones, se usan versiones cuyo escudo presenta notorias diferencias con el que aparece en la divisa histórica.
Existe un relato muy
difundido sobre su confección, que deriva de una carta donde la esposa del
Coronel Olazábal explicó el proceso. Sin embargo, los investigadores Francisco Gregoric y Mario Golman[4]
desnudaron enormes errores en el
documento, tanto en la secuencia fáctica como sobre las personas
involucradas, con lo que se concluye que la carta es una mistificación
apócrifa. La versión tradicional
expuesta en la misiva indica que las damas
mendocinas cosieron sus joyas en el escudo de la bandera, pero las tareas
de preservación a que se sometió la pieza en 2011 indica que ¡no existen evidencias que haya podido tener piedras
engarzadas al paño! En 1968 la Junta de Historia de Mendoza difundió un
estudio del prestigioso Esteban Fontana,
quien señala a las monjas de la Buena Esperanza como las que elaboraron la
bandera, una tarea que requirió varios meses. Esta hipótesis parece mucho más
plausible, ya que es materialmente imposible concretar el bordado de los escudos en poco menos que diez días, como resulta de la versión contada por Olazábal.
En 1970 el Reglamento de
Ceremonial del Ejército hizo de esta enseña
el símbolo de la Fuerza. Desde 1992 es la bandera oficial de Mendoza, algo lógico ya que el ejército de los
Andes mayormente se formó en esa provincia.
En el siglo pasado, un grupo de damas de la sociedad mendocina inició la tradición de donar una réplica de la histórica bandera a
las escuelas que cumplían cien años de
actividad. La práctica se institucionalizó para la educación media por medio de la Resolución Nº394/ 1981 del Ministerio de Cultura[7]
de la Nación pero, la transferencia de las escuelas a las provincias en 1991, determinó
que la práctica quedara librada a lo que estas dispongan.
En suma, la bandera del Ejército de los Andes es un vexilo netamente militar, más allá de que la provincia de Mendoza la tenga por su enseña oficial. Ella materializa el ideal de libertad que encarnaron los hombres conducidos por el general San Martín y el aporte indiscriminado del pueblo cuyano, un enorme legado.
[1] Cuando inició la campaña al Perú, hizo lo propio con la enseña que llevó el Ejército Unido, bajo su mando. Era similar a la actual bandera de Chile, pero con tres estrellas en el cantón.
[2] Era la celeste, blanca y celeste, a franjas horizontales que dispuso el
Congreso General reunido en Tucumán, el 20 de julio de 1816.
[3] Años más tarde, la gran provincia cuyana se dividió en las de Mendoza,
San Juan y San Luis.
[4] La Bandera del Ejército de
los Andes – Reflexiones sobre la carta que explica su confección. Editorial 4 Vientos. Bs. Aires. 2014.
[5] Texto actualizado: https://www.argentina.gob.ar/normativa/provincial/ley-5930-123456789-0abc-defg-039-5000mvorpyel/actualizacion
[6] Los regimiento de Infantería 7, 8 y 16; también los de Caballería Blindada 8 y Ligero 5; así como el Grupo de Artillería de Montaña 8.