La impronta paterna en un futuro estadista
Hace unas semanas se publicó
en este Blog una nota sobre Don Domingo Belgrano, padre de nuestro prócer[2].
El interés que despertó en los lectores motiva que hoy les ofrezca esta otra colaboración, que nos muestra un perfil del referenciado.
En este caso destaco la eventual influencia que pudo tener en el alma de ese niño de diez años que era Manuel Belgrano cuando en 1781 vio a su padre portar el Real Estandarte en su recorrido solemne por las calles de Buenos Aires. A esto se unió el hecho de ver al pendón reverenciado en la sala de recibo de su casa familiar durante el transcurso de ese año.
Estoy íntimamente convencido de que esta vivencia quedó hondamente grabada en
la mente del futuro prócer y que este factor psicológico fue una impronta
indeleble que oportunamente afloró en sus acciones, hasta el punto de inspirar el nacimiento de la Bandera Nacional y de los otros vexilos que se
le deban, tal como lo testimonia su trayectoria.
Para ilustrar el punto nada mejor que abrevar en el breve pero sólido trabajo que se reproduce seguidamente. Fue elaborado por la Prof. María Elena Speroni[3] y el Dr. Juan Carlos Rossi Belgrano[4] y que se publicó en la “Revista Digital de la Asociación Belgraniana de C.A.B.A.” Nº16[5], agradezco a sus editores la autorización que permite esta reproducción, que viene a prestigiar el presente Blog. En ella se incluyen algunas notas destinadas a ilustrar a los lectores que no sean de tradición hispano americana. Se modernizó la trascripción de los trextos encomillados para facilitar su traducción a los numerosos lectores de habla no hispánica.
M.C.B .
San
Martín de Tours, Domingo Belgrano y el Real Estandarte
Por María Elena Speroni y Juan Carlos Rossi Belgrano
Introducción
Gran parte de esta
historia transcurre en 1781. Por entonces Manuel Belgrano era un niño de once
años que cursaba sus primeros estudios en los claustros del Convento de Santo Domingo.
En la conmemoración realizada ese año en honor a San Martín de Tours, patrono
de la ciudad de Buenos Aires, su padre, Domingo Belgrano Peri[6],
ofició como Alférez Real portando el Real Estandarte, símbolo y representación
del poder del Monarca en la lejana colonia.
Esperamos, a través de
estas líneas, transmitir la profunda y piadosa emoción que produjo a los
pobladores de la aldeana Buenos Aires el imponente acto, tan lleno de
simbolismo.
En la puerta misma del
hogar de los Belgrano se vivió un momento trascendente cuando, Domingo Belgrano
Peri, bandera en mano, esperaba a los dignatarios y vecinos de la ciudad que,
en solemne cortejo, se dirigieron a su encuentro para comenzar con los
homenajes al venerado Santo Protector de la ciudad.
El Pleito Homenaje[7]
En la votación realizada
en el Cabildo, el primero de enero de 1781, Domingo Belgrano Peri resultó
electo Regidor y Alférez Real; el 6 de agosto de dicho año fue elegido Síndico Procurador
General por renuncia de Pedro Vicente Cañete, quien había recibido un
nombramiento como asesor del gobierno del Paraguay[8].
En aquellos tiempos, la
asignación del Alférez Real se realizaba pocos días antes de las celebraciones
a San Martín de Tours, que tienen lugar el 11 de noviembre de cada año. El
protocolo comenzaba con la liberación del juramento al Alférez anterior, la
presentación en la Sala Capitular del Estandarte Real y el juramento (Pleito
Homenaje) del nuevo Alférez Real. Por lo tanto, en el Acuerdo del Cabildo del 6
de noviembre de 1781 se señalaba[9]:
“... Se leyó un pedimento del Señor Síndico Procurador General presentando al Señor Teniente de Rey Gobernador, pidiendo se alce el Pleito Homenaje al Señor Regidor que fue el año próximo pasado Don Pablo Ruiz de Gaona, que tiene prestado desde dicho año de custodiar el Real Estandarte..."
Cumplido el año durante el
cual el Regidor Pablo Ruiz de Gaona ofició como Alférez Real, correspondía
liberarlo del Juramento realizado a través del Pleito Homenaje por el cual se
había comprometido a custodiar el Real Estandarte.
“...a cuya continuación aparece un Decreto de Su Señoría en que previene que, haciendo el Pleito Homenaje dicho Señor Procurador Geneal y Regidor Alférez Real Don Domingo Belgrano Pérez se la entregue el Real Estandarte..."
En reemplazo de Ruiz de
Gaona se designó al padre del Prócer quien, como ya señalamos, ejercía como
Regidor y Procurador General.
“...en cuyo cumplimiento el citado Señor Don Pablo Gaona exhibió en esta Sala Capitular en manos del Señor Alcalde de primer voto con las ceremonias sumisas de veneración que se deben ...”
Real Estandarte usado hasta 1789 en Bs. Aires, en el reverso llevaba la imagen de la Virgen María y del Niño Jesús
El Real Estandarte era la
representación del Rey y por eso se le debían grandes muestras de respeto y
veneración.
“...y hallándose presente el expresado Señor Síndico Procurador General; por el nominado Señor Alcalde se le
recivió juramento, diciendo “V. S. Jura y hace Pleito Homenaje como
Alférez Real cuyo empleo ha de ejercer por este año según fuero, y
costumbre de tener por Nuestro Rey y Señor el Real Estandarte,
custodiándolo con la fidelidad debida, como que representa la Majestad de Nuestro Soberano hasta rendir la vida en su defensa, y de no entregarlo sin que
primero se le alce el Pleito Homenaje y Juramento que se le recibe...”
Para poder ejercer como
Alférez Real, debía realizar el correspondiente Pleito Homenaje. Se trataba de
una ceremonia solemne que se acompañaba de un ritual especial.
Por antiguos testimonios
conocemos como se realizaba este acto en la ciudad de Santa Fe[10].
El nuevo Alférez Real se arrodillaba y el Alcalde de Primer Voto tomaba sus
manos entre las suyas mientras decía la fórmula señalada precedentemente:
“...a que respondió S. S. “si juro y hago el
correspondiente Pleito Homenaje de cumplirlo asi”, en cuya conformidad, y bajo este
solemne Juramento queda en su poder el Real Estandarte...”
Luego del juramento de
Domingo Belgrano, el Alcalde le entregó formalmente el Real Pendón. Terminada
esta ceremonia comenzó a tratarse cómo iba a realizarse la celebración del
Santo Patrono de la Ciudad, San Martín de Tours.
“...se trató sobre que, hallándose próxima la festividad de Nuestro glorioso Patrono Señor San Martín, y de ser preciso se haga con la decencia que corresponde, para que asi se verifiquen, unánimes los Señores determinaron diputar para el efecto a los Señores regidores Don Manuel Martínez de Ochagavía y Don Cristóbal de Aguirre, quienes asimismo deberán correr con la función de cuarenta horas que se han de verificar los tres últimos días de la Novena...”.
La Celebración
Correspondía a Domingo
Belgrano realizar el Paseo del Real Estandarte en el día de la Víspera y en el
de la conmemoración del Santo (11 de noviembre).
En la noche anterior
comenzaban las iluminaciones de los edificios públicos y también de las casas particulares.
Los vecinos más pudientes colocaban sus lámparas delante de cornucopias que
multiplicaban sus resplandores a través de los espejos. Era, sin dudas, la
festividad más importante de la vida colonial.
A través de las páginas de
“Por Buenos Aires con San Martín de Tours”[12]
podemos reconstruir la tocante ceremonia. Por la mañana se reunían frente al
Cabildo los alcaldes, regidores y demás autoridades, ataviados con trajes de
gala y con sus cabalgaduras lujosamente enjaezadas. Luego, junto con los vecinos
comenzaba la marcha hacia el Fuerte. Abrían el cortejo los negros maceros,
vistiendo sus trajes de terciopelo rojo y llevando relucientes mazas de plata
potosina. Detrás, según orden de importancia, desfilaban los ediles y el resto
de los vecinos.
En el Fuerte, se unían a
la marcha el Gobernador y una escolta de soldados. La nutrida comitiva se
dirigía entonces a la casa del Alférez Real, que los esperaba sosteniendo en
sus manos el Estandarte Real.
Montando un caballo
lujosamente adornado, se colocaba a la derecha del gobernador y comenzaba su
recorrido por las calles de la ciudad rumbo a la Catedral. A su arribo, el
Obispo los recibía para comenzar la ceremonia religiosa.
El Alférez Real, ayudado
por dos ediles, llevaba el Pendón hasta el Altar Mayor y lo colocaba junto al
Evangelio. Luego del canto del Solemne Tedeum,
el Alférez y la comitiva regresaban con igual ritual hasta la casa del
abanderado donde el Estandarte Real quedaba en exhibición.
Por la tarde se realizaba
la procesión del Santo y comenzaban los festejos populares con torneos
ecuestres, juegos de distintos tipos, representaciones teatrales y acrobáticas.
Tradicionalmente, las
celebraciones se extendían por varios días. Sin embargo, las estrecheces
económicas que atravesaba la ciudad impidieron llevar a cabo la habitual
corrida de toros que se realizaba tres días después de la celebración al Santo Patrono[13].
La participación de
Domingo Belgrano Peri fue recordada en la “Relación de Méritos y Servicios”
realizada en 1792 por Miguel Díaz de Antoñana:
“...en el año de mil setecientos ochenta y uno
fue electo Regidor el nominado Domingo Belgrano, y sacó el Estandarte Real,
costeando la función con todo lucimiento...[14]”.
El 22 de noviembre se
presentaron al Cabildo el resumen de los gastos que originaron los festejos
“...se presentaron por los Señores Alférez Real y Diputados para la fiesta y Jubileo de cuarenta horas de Nuestro
Glorioso Patrón el Señor San Martín, las cuentas de los gastos
ocasionados en una y otra funcion, y vistas por los Señores dijeron que respecto
a estar arregladas las aprobaban, y que en consecuencia se libren por el Señor Alcalde de primer voto contra el Señor Tesorero de propios los cuatrocientos cuarenta y ocho pesos tres reales...[15]”.
Si bien no consta en los
documentos revisados, era habitual que
el Alférez Real participara en las celebraciones de San Sabino y San Bonifacio
y en la octava jornada de Corpus Chisti,
en la cual el Cabildo se presentaba como corporación[16].
Fin de la asignación
El 8 de noviembre de 1792,
cumplido el año de su nombramiento, Domingo Belgrano solicitó se le libere de
su juramento:
“...Se leyó un pedimento del Señor Síndico Procurador General presentado al Señor Teniente de Rey Gobernador Interino pidiendo se le alce el Pleito Hmenaje que tenía hecho como Alférez Real que fue el año próximo pasado, de custodiar el Real Estandarte...”
El nuevo Alférez sería
Isidro José Balbastro:
“...a cuya continuación aparece un Decreto de
S. S. en que previene que haciendo el Pleito Homenaje el Señor Regidor Don Isidro José Balbastro se le entregue el Real Estandarte, en cuyo
cumplimiento el citado Señor Síndico Procurador exhibió en esta Sala Capitular
en manos del Señor Alcalde de primer voto con las ceremonias
sumisas de veneración que se deben (a) dicho Real Estandarte...”
Domingo Belgrano presentó
el Estandarte en la Sala del Cabildo y con el juramento del nuevo Alférez Real quedó
liberado de sus obligaciones[17].
Los Patricios de Buenos Aires
Pasaron los años y en 1806
el Lic. Manuel Belgrano, ahora con treinta y seis años, fue nombrado Sargento
Mayor del recientemente creado Regimiento de Patricios, luego de la victoria
obtenida por las armas de la Patria en la Primera Invasión Inglesa.
En la tumultuosa votación
efectuada el 8 de noviembre, en el Consulado de Buenos Aires, su participación
fue esencial para encauzar la elección de los Comandantes. En esa misma jornada
decidieron, también por votación, nombrar Patrono Tutelar del Regimiento a San
Martín de Tours:
“...los Comandantes del Cuerpo de voluntarios Patricios
de esta Capital, exponiendo haber nombrado por Patrono y tutelar al Glorioso
Señor San Martín e implorando la protección de este Ilustre Cabildo, solicitan
se le permita depositar a su cargo las Banderas (...) y se les tenga presente para
los honores que le correspondan en sus funciones, lo mismo que en la guarda del
Real Estandarte...”
El 9 de noviembre fueron
solemnemente bendecidas en la Catedral de Buenos Aires las banderas de los tres
batallones que integraban al Cuerpo de Patricios, junto con la bandera del Cuerpo
de Arribeños.
Al día siguiente, vísperas de la celebración del Santo, se realizó el tradicional Paseo del Estandarte Real, pero en esta ocasión, y por vez primera, el pendón estuvo flanqueado por las banderas de las compañías que habían participado en la defensa de la ciudad.
"Se
leyó un oficio de los Comandantes del Cuerpo de Voluntarios Patricios de esta
Capital, en que exponiendo haber nombrado por patrono y tutelar al glorioso
Señor San Martín, e implorando la protección de este Ilustre Intercesor
solicitan se les permita depositar a su cargo las Banderas y fijar el punto de
reunión para cualesquier caso en sus Casas Capitulares y se les tenga presentes
para los honores que corespondan en sus funciones, lo msmo que en la guarda del
Real estandarte que defenderán hasta derramar su sangre. Y los S. S. acordaron
se les conteste en el acto, exponiendoles en los terminos mas expresivos que
este Cabildo recibe al Cuerpo bajo su protección, admite el depósito de las
Banderas y cuenta con él para la defensa del real Estandarte; y mandaron se
copien y archiven uno y otro oficio".
Nuevos tiempos
Luego de la Revolución de
Mayo, la “regeneración política” hizo que la celebración, relacionada
cercanamente con la monarquía, perdiera el favor de las autoridades. En 1811 el
desfile del Real Estandarte se desplazó al 25 de mayo y a su víspera, no
teniendo lugar en noviembre como era tradicional. Beruti, en sus “Memorias
Curiosas” señalaba:
“No salió el paseo del real estandarte por
haberse transferido esta función para el 25 de mayo en que se celebra la
instalación de la Junta[18]”.
Nunca más desfilaría el
Real Estandarte por las calles de Buenos Aires. A principio de 1812 el Primer
Triunvirato brindó una fuerte declaración al respecto:
“...Considerando este gobierno que el paseo del
estandarte en los pueblos de la América española es una ceremonia humillante,
introducida por la tiranía, e incompatible con las prerrogativas de la libertad
que ha proclamado y defiende, ha determinado en acuerdo de 11 del corriente,
que se suspenda por ahora, y hasta tanto que con las consultas de Vuestra Excelencia y demás
autoridades se sustituya al paseo del estandarte una demostración mas digna y
análoga a nuestra regeneración civil...”
Pero la fe en el Santo
Patrono de la Ciudad no menguaba por estos sucesos políticos. El 24 de enero,
Manuel Belgrano empezaba la marcha que lo llevaría, junto a los Patricios, a Rosario
y que daría lugar a la creación de la bandera.
Al anochecer de esa
jornada harían campamento en San José de Flores y el santo y seña establecido
fue: “San Martín y Buenos Ayres” y la
respuesta era “Constancia[19]”.
En 1816, Francisco
Belgrano, el hermano más querido del Prócer (y su compañero durante su primera
estadía en Europa), fue elegido Alcalde de segundo voto en el Cabildo de Buenos
Aires. Por propuesta suya, luego de declarada la Independencia, se sustituyó el
pendón real por la bandera celeste y blanca de la Patria en las celebraciones
al Santo Patrono[20].
“...Hizo moción el Señor Alcalde de segundo voto
para que con el objeto de celebrar con la solemnidad y lucimiento posibles la función
del glorioso Patrón de eta Ciudad San Martín Obispo, e infundir en los Cívicos
y Vecindario las más nobles ideas de devoción y entusiasmo, se acordase, que a
imitación de la práctica que se observaba en tiempo de los Reyes de enarbolar el
Real Estandarte, y presentarlo al público en las Galerías de Cabildo al toque
de las doce en la víspera del día, se ejecute del mismo modo con la Bandera de
la Patria, enarbolándose a la misma hora en la ventana de la Torre del mismo
Cabildo, que cae a la Plaza mayor, donde debe subsistir dicha víspera y día del
Santo, cuyo acto sea inmediatamente precedido del toque de las doce con el
badajo de la Campana de dicha Torre, luego que el Reloj acabe de darlas, y
solemnizado con la salva de Artillería por la Fortaleza, oficiándose a este fin
al Exmo. Señor Director, (...) como
se ha practicado este año y apoyada la moción acordaron los Señores de
conformidad a ella y que se ponga esta constancia para su inalterable
observancia en lo subcesivo...”
Y su “inalterable observancia” ha llegado hasta nuestros días desde su
nombramiento como Patrono de Buenos Aires, realizado el 20 de octubre de 1580,
pocos meses después de la fundación de la Ciudad.
Hasta aquí esta breve historia que comenzó con el padre del prócer y el estandarte real en tiempos de la colonia y concluyó con su pródigo hijo, la enseña celeste y blanca, que nos legara, y la Patria libre e independiente por la cual se sacrificó hasta ofrendar la vida.
[1] Tinta, acuarela y témpera sobre papel, firmada por Pedro Fortuny (26,5
x 37 cm.) Publicado en Narraciones
coloniales. Buenos Aires en el siglo XVII. El recobro del Real Estandarte. Ilustró
el texto publicado en la Revista Plus
Ultra, Nº24 (1918) por B. J. Mallol, quien describe así la imagen: “La
escena representa el paseo del Estandarte Real –símbolo y representación del
monarca- durante los festejos en Bs. Aires celebrando la proclamación del rey
Carlos III. Al centro el Alférez Real montando, un magnífico caballo, enjaezado
con bridas de seda, tapafunda, mandil de borlas, gualdrapa de brocato; todo
bordado con pasamanería de oro y plata. Bizarramente llevaba el Estandarte del
que, a su vera, los dos alcaldes tenían las borlas; cerraba el cortejo otro
escuadrón de Dragones.”. Ref.: https://www.hilariobooks.com/producto/el-recobro-del-real-estandarte-circa-1918
[2] LEDESMA, Norma. Don Domingo Belgrano
Pérez. Importante comerciante comerciante rioplatense - https://banderasargentinas.blogspot.com/2025/10/don-domingo-belgrano-perez.html
[3] Profesora y docente, autora de libros y artículos de historia
argentina, fundadora del Instituto Belgraniano de la Ciudad de Buenos Aires,
ocurrido el 2 de abril de 2019.
[4] Doctor en Química por la Univ. de Bs. Aires, investigador del
CONICET, docente universitario, miembro fundador del Instituto Belgraniano de
la Ciudad de Bs. Aires.
[5] Publicación original en: Revista Digital de la Asociación Belgraniana de C.A.B.A. Nº16, Noviembre 2021. https://drive.google.com/file/d/1Txe5ySGYOgA9zWW0ccfGI38kkTM7GYIu/preview
[6] Nota del Editor (N.E.): Peri era el segundo apellido del
biografiado, quien lo castellanizó como “Pérez” al trasladarse al Río de la
Plata.
[7] N. E.: En el Medioevo, el “pleito homenaje” era un solemne juramento
que prestaba de manera publica el vasallo ante su señor lo que establecía el
vínculo feudal entre ambos.
[8] Acuerdos del Extinguido Cabildo
de Buenos Aires. Tomo XLIV. Acuerdos de 1781, Cabildo del 6 de agosto, p. 697, foja 192 del
documento original.
[9] Acuerdos del Extinguido… Tomo XLIV, Acuerdos de 1781,
cabildo del 6 de noviembre, p. 716, foja 14 del libro original.
[10] Actas del Cabildo de Santa
Fe de la Vera Cruz. Período XVI a XIX. Tomo XVII B,
XVII, pp. 353 a 355 v, 7 de enero de 1808.
[11] Fuente: https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcStMUCSEr6HCvadPEUeRNcZ39DMDOJoP8fg06b3VwwjIISUT7XZ
[12] VANZINI, Marcos Gabriel. Por
Buenos Aires con San Martín de Tours. Bs. Aires 2008, ISBN
978-987-1037-79-7.
[13] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, p. 719.
[14] Documentos para la Historia
del General Manuel Belgrano. Tomo 1. Instituto
Nacional Belgraniano. Bs. Aires. 1982.
[15] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, Acuerdos de 1781,
Cabildo del 22 de noviembre, p. 717.
[16] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, Acuerdos de 1781,
Cabildo del 23 de mayo de 1782, Libro XLIV, foja 103 vuelta del libro original,
p. 65.
[17] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, p. 111, foja 161 del libro original.
[18] GÓMEZ, Fernando. La primera
década de Fiestas Mayas (1811-1820). Su aporte para la construcción de legitimidad
en el Buenos Aires postrevolucionario. Facultad de Humanidades y Centro
Regional Universitario Bariloche. 2009.
[19] FITTE, Ernesto (comentador). Diario
de Marcha del Coronel Belgrano a Rosario, Instituto Nacional Belgraniano.
Bs. Aires. 1995, p. 21.
[20] Acuerdos del Extinguido …, p. 648. Libro LXXIV, Cabildo del 14 de noviembre de 1815, foja
13 vuelta del libro original.




No hay comentarios:
Publicar un comentario