viernes, 21 de noviembre de 2025

Manuel Belgrano y el Real Estandarte

La impronta paterna en un futuro estadista

“El recobro del Real Estandarte[1]”, Pedro Fortuny (1918)

    Hace unas semanas se publicó en este Blog una nota sobre Don Domingo Belgrano, padre de nuestro prócer[2]. El interés que despertó en los lectores motiva que hoy les ofrezca esta otra colaboración, que nos muestra un perfil del referenciado.

En este caso destaco la eventual influencia que pudo tener en el alma de ese niño de diez años que era Manuel Belgrano cuando en 1781 vio a su padre portar el Real Estandarte en su recorrido solemne por las calles de Buenos Aires. A esto se unió el hecho de ver al pendón reverenciado en la sala de recibo de su casa familiar durante el transcurso de ese año. 

Estoy íntimamente convencido de que esta vivencia quedó hondamente grabada en la mente del futuro prócer y que este factor psicológico fue una impronta indeleble que oportunamente afloró en sus acciones, hasta el punto de inspirar el nacimiento de la Bandera Nacional y de los otros vexilos que se le deban, tal como lo testimonia su trayectoria.

Para ilustrar el punto nada mejor que abrevar en el breve pero sólido trabajo que se reproduce seguidamente. Fue elaborado por la Prof. María Elena Speroni[3] y el Dr. Juan Carlos Rossi Belgrano[4] y que se publicó en la “Revista Digital de la Asociación Belgraniana de C.A.B.A.” Nº16[5], agradezco a sus editores la autorización que permite esta reproducción, que viene a prestigiar el presente Blog. En ella se incluyen algunas notas destinadas a ilustrar a los lectores que no sean de tradición hispano americana. Se modernizó la trascripción de los trextos encomillados para facilitar su traducción a los numerosos lectores de habla no hispánica.

M.C.B .

San Martín de Tours, Domingo Belgrano y el Real Estandarte

Por María Elena Speroni y Juan Carlos Rossi Belgrano

Introducción

Gran parte de esta historia transcurre en 1781. Por entonces Manuel Belgrano era un niño de once años que cursaba sus primeros estudios en los claustros del Convento de Santo Domingo. En la conmemoración realizada ese año en honor a San Martín de Tours, patrono de la ciudad de Buenos Aires, su padre, Domingo Belgrano Peri[6], ofició como Alférez Real portando el Real Estandarte, símbolo y representación del poder del Monarca en la lejana colonia.

Esperamos, a través de estas líneas, transmitir la profunda y piadosa emoción que produjo a los pobladores de la aldeana Buenos Aires el imponente acto, tan lleno de simbolismo.

En la puerta misma del hogar de los Belgrano se vivió un momento trascendente cuando, Domingo Belgrano Peri, bandera en mano, esperaba a los dignatarios y vecinos de la ciudad que, en solemne cortejo, se dirigieron a su encuentro para comenzar con los homenajes al venerado Santo Protector de la ciudad.

El Pleito Homenaje[7]

En la votación realizada en el Cabildo, el primero de enero de 1781, Domingo Belgrano Peri resultó electo Regidor y Alférez Real; el 6 de agosto de dicho año fue elegido Síndico Procurador General por renuncia de Pedro Vicente Cañete, quien había recibido un nombramiento como asesor del gobierno del Paraguay[8].

En aquellos tiempos, la asignación del Alférez Real se realizaba pocos días antes de las celebraciones a San Martín de Tours, que tienen lugar el 11 de noviembre de cada año. El protocolo comenzaba con la liberación del juramento al Alférez anterior, la presentación en la Sala Capitular del Estandarte Real y el juramento (Pleito Homenaje) del nuevo Alférez Real. Por lo tanto, en el Acuerdo del Cabildo del 6 de noviembre de 1781 se señalaba[9]:

“... Se leyó un pedimento del Señor Síndico Procurador General presentando al Señor Teniente de Rey Gobernador, pidiendo se alce el Pleito Homenaje al Señor Regidor que fue el año próximo pasado Don Pablo Ruiz de Gaona, que tiene prestado desde dicho año de custodiar el Real Estandarte..."

Cumplido el año durante el cual el Regidor Pablo Ruiz de Gaona ofició como Alférez Real, correspondía liberarlo del Juramento realizado a través del Pleito Homenaje por el cual se había comprometido a custodiar el Real Estandarte.

“...a cuya continuación aparece un  Decreto de Su Señoría en que previene que, haciendo el Pleito Homenaje dicho Señor Procurador Geneal y Regidor Alférez Real Don Domingo Belgrano Pérez se la entregue el Real Estandarte..."

En reemplazo de Ruiz de Gaona se designó al padre del Prócer quien, como ya señalamos, ejercía como Regidor y Procurador General.

“...en cuyo cumplimiento el citado Señor Don Pablo Gaona exhibió en esta Sala Capitular en manos del Señor Alcalde de primer voto con las ceremonias sumisas de veneración que se deben ...”

Real Estandarte usado hasta 1789 en Bs. Aires, en el reverso llevaba la imagen de la Virgen María y del Niño Jesús

El Real Estandarte era la representación del Rey y por eso se le debían grandes muestras de respeto y veneración.

“...y hallándose presente el expresado Señor Síndico Procurador General; por el nominado Señor Alcalde se le recivió juramento, diciendo “V. S. Jura y hace Pleito Homenaje como Alférez Real  cuyo empleo ha de ejercer por este año según fuero, y costumbre de tener por Nuestro Rey y Señor el Real Estandarte, custodiándolo con la fidelidad debida, como que representa la Majestad de Nuestro Soberano hasta rendir la vida en su defensa, y de no entregarlo sin que primero se le alce el Pleito Homenaje y Juramento que se le recibe...”

Para poder ejercer como Alférez Real, debía realizar el correspondiente Pleito Homenaje. Se trataba de una ceremonia solemne que se acompañaba de un ritual especial.

Por antiguos testimonios conocemos como se realizaba este acto en la ciudad de Santa Fe[10]. El nuevo Alférez Real se arrodillaba y el Alcalde de Primer Voto tomaba sus manos entre las suyas mientras decía la fórmula señalada precedentemente:

“...a que respondió S. S. “si juro y hago el correspondiente Pleito Homenaje de cumplirlo asi”, en cuya conformidad, y bajo este solemne Juramento queda en su poder el Real Estandarte...”

Luego del juramento de Domingo Belgrano, el Alcalde le entregó formalmente el Real Pendón. Terminada esta ceremonia comenzó a tratarse cómo iba a realizarse la celebración del Santo Patrono de la Ciudad, San Martín de Tours.

“...se trató sobre que, hallándose próxima la festividad de Nuestro glorioso Patrono Señor San Martín, y de ser preciso se haga con la decencia que corresponde, para que asi se verifiquen, unánimes los Señores determinaron diputar para el efecto a los Señores regidores Don Manuel Martínez de Ochagavía y Don Cristóbal de Aguirre, quienes asimismo deberán correr con la función de cuarenta horas que se han de verificar los tres últimos días de la Novena...”.

Firma autógrafa de Domingo Belgrano Pérez [11]

La Celebración

Correspondía a Domingo Belgrano realizar el Paseo del Real Estandarte en el día de la Víspera y en el de la conmemoración del Santo (11 de noviembre).

En la noche anterior comenzaban las iluminaciones de los edificios públicos y también de las casas particulares. Los vecinos más pudientes colocaban sus lámparas delante de cornucopias que multiplicaban sus resplandores a través de los espejos. Era, sin dudas, la festividad más importante de la vida colonial.

A través de las páginas de “Por Buenos Aires con San Martín de Tours”[12] podemos reconstruir la tocante ceremonia. Por la mañana se reunían frente al Cabildo los alcaldes, regidores y demás autoridades, ataviados con trajes de gala y con sus cabalgaduras lujosamente enjaezadas. Luego, junto con los vecinos comenzaba la marcha hacia el Fuerte. Abrían el cortejo los negros maceros, vistiendo sus trajes de terciopelo rojo y llevando relucientes mazas de plata potosina. Detrás, según orden de importancia, desfilaban los ediles y el resto de los vecinos.

En el Fuerte, se unían a la marcha el Gobernador y una escolta de soldados. La nutrida comitiva se dirigía entonces a la casa del Alférez Real, que los esperaba sosteniendo en sus manos el Estandarte Real.

Montando un caballo lujosamente adornado, se colocaba a la derecha del gobernador y comenzaba su recorrido por las calles de la ciudad rumbo a la Catedral. A su arribo, el Obispo los recibía para comenzar la ceremonia religiosa.

El Alférez Real, ayudado por dos ediles, llevaba el Pendón hasta el Altar Mayor y lo colocaba junto al Evangelio. Luego del canto del Solemne Tedeum, el Alférez y la comitiva regresaban con igual ritual hasta la casa del abanderado donde el Estandarte Real quedaba en exhibición.

Por la tarde se realizaba la procesión del Santo y comenzaban los festejos populares con torneos ecuestres, juegos de distintos tipos, representaciones teatrales y acrobáticas.

Tradicionalmente, las celebraciones se extendían por varios días. Sin embargo, las estrecheces económicas que atravesaba la ciudad impidieron llevar a cabo la habitual corrida de toros que se realizaba tres días después de la celebración al Santo Patrono[13].

La participación de Domingo Belgrano Peri fue recordada en la “Relación de Méritos y Servicios” realizada en 1792 por Miguel Díaz de Antoñana:

“...en el año de mil setecientos ochenta y uno fue electo Regidor el nominado Domingo Belgrano, y sacó el Estandarte Real, costeando la función con todo lucimiento...[14]”.

El 22 de noviembre se presentaron al Cabildo el resumen de los gastos que originaron los festejos

“...se presentaron por los Señores Alférez Real y Diputados para la fiesta y Jubileo de cuarenta horas de Nuestro Glorioso Patrón el Señor San Martín, las cuentas de los gastos ocasionados en una y otra funcion, y vistas por los Señores dijeron que respecto a estar arregladas las aprobaban, y que en consecuencia se libren por el Señor Alcalde de primer voto contra el Señor Tesorero de propios los cuatrocientos cuarenta y ocho pesos tres reales...[15]”.

Si bien no consta en los documentos revisados, era habitual  que el Alférez Real participara en las celebraciones de San Sabino y San Bonifacio y en la octava jornada de Corpus Chisti, en la cual el Cabildo se presentaba como corporación[16].

Fin de la asignación

El 8 de noviembre de 1792, cumplido el año de su nombramiento, Domingo Belgrano solicitó se le libere de su juramento:

“...Se leyó un pedimento del Señor Síndico Procurador General presentado al Señor Teniente de Rey Gobernador Interino pidiendo se le alce el Pleito Hmenaje que tenía hecho como Alférez Real que fue el año próximo pasado, de custodiar el Real Estandarte...”

Signatura abreviada de Don Domingo Belgrano, datada en 1785

El nuevo Alférez sería Isidro José Balbastro:

“...a cuya continuación aparece un Decreto de S. S. en que previene que haciendo el Pleito Homenaje el Señor Regidor Don Isidro José Balbastro se le entregue el Real Estandarte, en cuyo cumplimiento el citado Señor Síndico Procurador exhibió en esta Sala Capitular en manos del Señor Alcalde de primer voto con las ceremonias sumisas de veneración que se deben (a) dicho Real Estandarte...”

Domingo Belgrano presentó el Estandarte en la Sala del Cabildo y con el juramento del nuevo Alférez Real quedó liberado de sus obligaciones[17].

Los Patricios de Buenos Aires

Pasaron los años y en 1806 el Lic. Manuel Belgrano, ahora con treinta y seis años, fue nombrado Sargento Mayor del recientemente creado Regimiento de Patricios, luego de la victoria obtenida por las armas de la Patria en la Primera Invasión Inglesa.

En la tumultuosa votación efectuada el 8 de noviembre, en el Consulado de Buenos Aires, su participación fue esencial para encauzar la elección de los Comandantes. En esa misma jornada decidieron, también por votación, nombrar Patrono Tutelar del Regimiento a San Martín de Tours:

“...los Comandantes del Cuerpo de voluntarios Patricios de esta Capital, exponiendo haber nombrado por Patrono y tutelar al Glorioso Señor San Martín e implorando la protección de este Ilustre Cabildo, solicitan se le permita depositar a su cargo las Banderas (...) y se les tenga presente para los honores que le correspondan en sus funciones, lo mismo que en la guarda del Real Estandarte...”

El 9 de noviembre fueron solemnemente bendecidas en la Catedral de Buenos Aires las banderas de los tres batallones que integraban al Cuerpo de Patricios, junto con la bandera del Cuerpo de Arribeños.

Al día siguiente, vísperas de la celebración del Santo, se realizó el tradicional Paseo del Estandarte Real, pero en esta ocasión, y por vez primera, el pendón estuvo flanqueado por las banderas de las compañías que habían participado en la defensa de la ciudad.

        "Se leyó un oficio de los Comandantes del Cuerpo de Voluntarios Patricios de esta Capital, en que exponiendo haber nombrado por patrono y tutelar al glorioso Señor San Martín, e implorando la protección de este Ilustre Intercesor solicitan se les permita depositar a su cargo las Banderas y fijar el punto de reunión para cualesquier caso en sus Casas Capitulares y se les tenga presentes para los honores que corespondan en sus funciones, lo msmo que en la guarda del Real estandarte que defenderán hasta derramar su sangre. Y los S. S. acordaron se les conteste en el acto, exponiendoles en los terminos mas expresivos que este Cabildo recibe al Cuerpo bajo su protección, admite el depósito de las Banderas y cuenta con él para la defensa del real Estandarte; y mandaron se copien y archiven uno y otro oficio". 

Nuevos tiempos

Luego de la Revolución de Mayo, la “regeneración política” hizo que la celebración, relacionada cercanamente con la monarquía, perdiera el favor de las autoridades. En 1811 el desfile del Real Estandarte se desplazó al 25 de mayo y a su víspera, no teniendo lugar en noviembre como era tradicional. Beruti, en sus “Memorias Curiosas” señalaba:

No salió el paseo del real estandarte por haberse transferido esta función para el 25 de mayo en que se celebra la instalación de la Junta[18]”.

Nunca más desfilaría el Real Estandarte por las calles de Buenos Aires. A principio de 1812 el Primer Triunvirato brindó una fuerte declaración al respecto:

“...Considerando este gobierno que el paseo del estandarte en los pueblos de la América española es una ceremonia humillante, introducida por la tiranía, e incompatible con las prerrogativas de la libertad que ha proclamado y defiende, ha determinado en acuerdo de 11 del corriente, que se suspenda por ahora, y hasta tanto que con las consultas de Vuestra Excelencia y demás autoridades se sustituya al paseo del estandarte una demostración mas digna y análoga a nuestra regeneración civil...”

Pero la fe en el Santo Patrono de la Ciudad no menguaba por estos sucesos políticos. El 24 de enero, Manuel Belgrano empezaba la marcha que lo llevaría, junto a los Patricios, a Rosario y que daría lugar a la creación de la bandera.

Al anochecer de esa jornada harían campamento en San José de Flores y el santo y seña establecido fue: “San Martín y Buenos Ayres” y la respuesta era “Constancia[19]”.

En 1816, Francisco Belgrano, el hermano más querido del Prócer (y su compañero durante su primera estadía en Europa), fue elegido Alcalde de segundo voto en el Cabildo de Buenos Aires. Por propuesta suya, luego de declarada la Independencia, se sustituyó el pendón real por la bandera celeste y blanca de la Patria en las celebraciones al Santo Patrono[20].

“...Hizo moción el Señor Alcalde de segundo voto para que con el objeto de celebrar con la solemnidad y lucimiento posibles la función del glorioso Patrón de eta Ciudad San Martín Obispo, e infundir en los Cívicos y Vecindario las más nobles ideas de devoción y entusiasmo, se acordase, que a imitación de la práctica que se observaba en tiempo de los Reyes de enarbolar el Real Estandarte, y presentarlo al público en las Galerías de Cabildo al toque de las doce en la víspera del día, se ejecute del mismo modo con la Bandera de la Patria, enarbolándose a la misma hora en la ventana de la Torre del mismo Cabildo, que cae a la Plaza mayor, donde debe subsistir dicha víspera y día del Santo, cuyo acto sea inmediatamente precedido del toque de las doce con el badajo de la Campana de dicha Torre, luego que el Reloj acabe de darlas, y solemnizado con la salva de Artillería por la Fortaleza, oficiándose a este fin al Exmo. Señor Director, (...) como se ha practicado este año y apoyada la moción acordaron los Señores de conformidad a ella y que se ponga esta constancia para su inalterable observancia en lo subcesivo...”

Y su “inalterable observancia” ha llegado hasta nuestros días desde su nombramiento como Patrono de Buenos Aires, realizado el 20 de octubre de 1580, pocos meses después de la fundación de la Ciudad.

Hasta aquí esta breve historia que comenzó con el padre del prócer y el estandarte real en tiempos de la colonia y concluyó con su pródigo hijo, la enseña celeste y blanca, que nos legara, y la Patria libre e independiente por la cual se sacrificó hasta ofrendar la vida.


Notas y referencias

[1] Tinta, acuarela y témpera sobre papel, firmada por Pedro Fortuny (26,5 x 37 cm.) Publicado en Narraciones coloniales. Buenos Aires en el siglo XVII. El recobro del Real Estandarte. Ilustró el texto publicado en la Revista Plus Ultra, Nº24 (1918) por B. J. Mallol, quien describe así la imagen: “La escena representa el paseo del Estandarte Real –símbolo y representación del monarca- durante los festejos en Bs. Aires celebrando la proclamación del rey Carlos III. Al centro el Alférez Real montando, un magnífico caballo, enjaezado con bridas de seda, tapafunda, mandil de borlas, gualdrapa de brocato; todo bordado con pasamanería de oro y plata. Bizarramente llevaba el Estandarte del que, a su vera, los dos alcaldes tenían las borlas; cerraba el cortejo otro escuadrón de Dragones.”. Ref.: https://www.hilariobooks.com/producto/el-recobro-del-real-estandarte-circa-1918

[2] LEDESMA, Norma. Don Domingo Belgrano Pérez. Importante comerciante comerciante  rioplatense - https://banderasargentinas.blogspot.com/2025/10/don-domingo-belgrano-perez.html

[3] Profesora y docente, autora de libros y artículos de historia argentina, fundadora del Instituto Belgraniano de la Ciudad de Buenos Aires, ocurrido el 2 de abril de 2019.

[4] Doctor en Química por la Univ. de Bs. Aires, investigador del CONICET, docente universitario, miembro fundador del Instituto Belgraniano de la Ciudad de Bs. Aires.

[5] Publicación original en: Revista Digital de la Asociación Belgraniana de C.A.B.A. Nº16, Noviembre 2021. https://drive.google.com/file/d/1Txe5ySGYOgA9zWW0ccfGI38kkTM7GYIu/preview

[6] Nota del Editor (N.E.): Peri era el segundo apellido del biografiado, quien lo castellanizó como “Pérez” al trasladarse al Río de la Plata.

[7] N. E.: En el Medioevo, el “pleito homenaje” era un solemne juramento que prestaba de manera publica el vasallo ante su señor lo que establecía el vínculo feudal entre ambos.

[8] Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires. Tomo XLIV. Acuerdos de 1781, Cabildo del 6 de agosto, p. 697, foja 192 del documento original.

[9] Acuerdos del Extinguido… Tomo XLIV, Acuerdos de 1781, cabildo del 6 de noviembre, p. 716, foja 14 del libro original.

[10] Actas del Cabildo de Santa Fe de la Vera Cruz. Período XVI a XIX. Tomo XVII B, XVII, pp. 353 a 355 v, 7 de enero de 1808.

[11] Fuente: https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcStMUCSEr6HCvadPEUeRNcZ39DMDOJoP8fg06b3VwwjIISUT7XZ

[12] VANZINI, Marcos Gabriel. Por Buenos Aires con San Martín de Tours. Bs. Aires 2008, ISBN 978-987-1037-79-7.

[13] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, p. 719.

[14] Documentos para la Historia del General Manuel Belgrano. Tomo 1. Instituto Nacional Belgraniano. Bs. Aires. 1982.

[15] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, Acuerdos de 1781, Cabildo del 22 de noviembre, p. 717.

[16] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, Acuerdos de 1781, Cabildo del 23 de mayo de 1782, Libro XLIV, foja 103 vuelta del libro original, p. 65.

[17] Acuerdos del Extinguido … Tomo XLIV, p. 111, foja 161 del libro original.

[18] GÓMEZ, Fernando. La primera década de Fiestas Mayas (1811-1820). Su aporte para la construcción de legitimidad en el Buenos Aires postrevolucionario. Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. 2009.

[19] FITTE, Ernesto (comentador). Diario de Marcha del Coronel Belgrano a Rosario, Instituto Nacional Belgraniano. Bs. Aires. 1995, p. 21.

[20] Acuerdos del Extinguido …, p. 648. Libro LXXIV, Cabildo del 14 de noviembre de 1815, foja 13 vuelta del libro original.

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