lunes, 5 de junio de 2023

Banderas y candados

Cuando toda precaución parece poca


Por Miguel Carrillo Bascary

Es deplorable pero la avidez por apoderarse de cualquier cosa llega a extremos inconcebibles hace pocos años. Las calles de Argentina parecen tierra de nadie. Ni las banderas se salvan.

Hoy les ofrezco el singular dispositivo de seguridad concebido por algún creativo artesano rosarino que bien puede contribuir a preservar banderas colocadas en astiles que por su conformación son bastante fáciles de hurtar, ya que basta quitar el palo de su cilindro portador. este tipo de mástiles suele emplearse en los frontis de los edificios públicos y corporativos.

Las fotografías son bastante elocuentes, pero para los más desprevenidos quizás convenga explicar algo.

Consiste en dos aros de metal firmemente soldados (pueden ser también tuercas grandes), uno al porta-bandera y el otro al palo. Colocados en posición conveniente permiten que el brazo de un buen candado los atraviese, con lo que se impedirá la extracción del elemento y del textil.

Detalle

Desde ya que la altura a la quede este cierre ya de por sí dificulta que los “amigos de lo ajeno” puedan palanquear el candado y si este es sólido, el potencial disuasorio puede ser que evite la sustracción. 

Se recomienda utilizar candados recubiertos, para impedir que la filtración de la humedad hacia el interior altere su mecanismo.

Como vemos, la simpleza del dispositivo y su relativamente bajo costo son condiciones que hacen alentar su colocación, en principio.

¡Buena suerte!

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