jueves, 6 de noviembre de 2025

"Flags in New York"

Plural identidad

Por Miguel Carrillo Bascary

La fotografía que abre esta nota recorrió el mundo mostrando al nuevo alcalde de Nueva York enmarcado por un sobrio dispositivo de ceremonial formado por seis banderas: a la extrema derecha se veía a la clásica Star-Spangled Banner, acompañada de otras cinco, poco conocidas por quienes no viven en los Estados Unidos.

En la correspondiente al distrito (borough) de Manhattan, corazón de la "Gran Manzana", destaca el azul, blanco y naranja, una clara reminiscencia de los orígenes neerlandeses de la ciudad[1]. Carga el paño el gran sello de la ciudad que se originó en 1915, aunque su versión actual data de 1977. El blasón, monocromo en azur, referencia las aspas de un molino, dos castores y dos toneles; como tenantes, un colono europeo y un nativo americano. La cifra “1625” remite al año en que la original Nueva Ámsterdam fue reconocida como capital de las colonias neerlandesas que originaron la actual ciudad de Nueva York. El lema “The seal of the new city of Borax”, explicita al emblema, que aparece laureado; por timbre, un águila americana. Por la impostancia que reviste este vexilo se emplea como emblema de la ciudad entera.

La bandera del consolidado urbano de Queens, trifranjada en celeste, blanco y celeste, remite a las armas de Willem Kieft (1597-1647), oriundo de los Países Bajos y primer gobernador en el lugar, quien en 1683 adquirió el territorio al pueblo lenapes, de la etnia algonquina[2]. La combinación cromática se referencia con la evoción por la Virgen María que caracterizó a la familia de tal estirpe. 

Kieft

En el centro del paño campea un emblema formado por un tulipán naranja y una rosa Tudor, entrelazadas. Aquél representa a los primeros colonos en el territorio y la segunda a los de origen británico que los sucedieron. Todo rodeado por a un wampum circular símbolo labrado con caparazones de moluscos, con el que los aborígenes registraban tratados de compraventa y alianzas, materializando así a la cultura originaria. En el cantón superior derecho, el lugar de honor, consta el perfil de una corona real británica, remembranza de Catalina Enriqueta de Braganza (1638-1705), princesa de la corona portuguesa y reina consorte de Inglaterra, como esposa de Charles the II. La cifra “1898” expresa el año en que Queens quedó comprendido en el Estado de Nueva York.

 

La enseña del Bronx data de 1912, es básicamente, la oficializada por la República de las Provincias Unidas de los Países Bajos. Carga el escudo que al parecer usaba Jonas Bronck (1600-1643), originario de esa nación, pero con raíces escandinavas, propietario de la región que tomó su nombre, "Broncksland", en el siglo XVII. Un águila americana mirando hacia el Oeste, se interpreta como homenaje a quienes dejaron el Viejo Continente para llegar y poblar América. La leyenda “ne cede malis” puede traducirse del latín como “no ceder al mal”.

La bandera oficial de Staten Island tiene una estructura que es muy habitual en la Vexilología de los Estados Unidos. Sobre un paño liso lleva aplicado el gran sello local, según fuera rediseñado en el año 2017. Destaca en él la figura de una amazona (la propia Isla) en actitud vigilante, pero pacífica, representación de la estratégica posición que ocupa en el estuario del río Hudson. Navegando en el mismo aparece el “Half Moon”, navío capitaneado por Henry Hudson, quien fue el primero que reconoció el cauce fluvial que hoy lleva su nombre en 1609, razón por la que esta cifra se destaca en la corona del blasón, junto con la de “1898”, indicativa de cuando Staten Island se incorporó al Estado de Nueva York. También se observa una pequeña falúa usada por los pescadores de ostras, antiguo oficio de muchos pobladores, con lo que se representan los orígenes históricos de su pueblo.

Brooklyn se identifica con un vexilo blanco, que lleva en el centro su escudo oficial en el que se muestra a Temis, diosa de la Justicia (Iustitia) que porta unos fasces, su atributo personal y de la fuerza de la ley. Está compuesto por seis varas que aluden a las seis ciudades que originalmente formaron el distrito. En la corona del blasón se lee una expresión en holandés antiguo que podría traducirse como "La unión hace la fuerza".

Referencias: 1) Manhattan; 2) Brooklyn; 3) Queens; 4) Bronx y 5) Staten Island.


[1] Emplea el naranja, no el rojo, en alusión a la dinastía de Orange.

[2] A quienes los ingleses denominaron “delaware”.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Banderitas, una solución digna

Cuando lo ideal queda lejos

Ceremonial práctico

Por Miguel Carrillo Bascary

Quienes nos dedicamos al Ceremonial y a la organización de eventos solemos encontrar un grave problema si se trata de armar un dispositivo donde deben estar presentes las banderas de diversas naciones o provincias.

Ocurre que esto demanda contar con ejemplares idénticos de pies, astas y moharras (terminales) para presentar las banderas de sitio lo que implica un alto costo, además de que no siempre se dispone de la variedad necesaria de paños acordes al requerimiento.

En tiempos donde se multiplican los foros multilaterales esto adquiere un carácter capital.

Desde estas líneas les propongo considerar una opción muy práctica e infinitamente menos costosa. Además, es de sencilla aplicación.

La misma consiste en utilizar banderitas de escritorio, con la ventaja de que debido a sus dimensiones se trasuntarán en su totalidad en las fotos o filmaciones que se hagan a los oradores, al par que expresarán a sus respectivos países. Téngase en cuenta que la presentación de banderas de sitio hace que el gran público no perciba con facilidad la relación de nacionalidad del expositor. 

En el recinto puedan hallarse ejemplares de sitio de la bandera del estado anfitrión (en nuestro caso la Nacional argentina) y, eventualmente, la de la provincia o estado subnacional local.

Las banderillas pueden disponerse en el punto central de la mesa ubicada en el estrado o en la posición de cada orador extranjero, al tiempo que la de Argentina, acompañada o no por la de la provincia local, pueden instalarse con referencia al principal participante de esta nacionalidad. En su caso se instalará a la derecha de la persona indicada.

Cuando se coloquen agrupados será imprescindible hacerlo sobre un pequeña cenefa sin olvidar de colocar los vexilos conforme al orden de precedencias que sea pertinente.

 

Obviamente se requiere que las piezas deberán ser de idéntica confección y que se presenten con mastilillos y bases de igual condición, en estos casos no se requerirá el uso de corbatas. Si se quiere acentuar la buena presentación puede adicionarse un galoncillo dorado pendiente del pico.

Lo ideal será que los mastilcillos sean de metal, no de madera. Darán a la escena mejor prestancia.

Claro está que el procedimiento indicado resultará escaso, si se tratara de un foro de gran formalidad, pero eventualmente permitirá sortear con altura las dificultadesque surjan en los eventos más cotidianos.

Como vemos, cuando se dificulta la adecuada presentación de vexilos pertenecientes a múltiples naciones, el uso de banderas de mesa resulta una solución factible y digna.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Escudo argentino: ¿Azur o Celeste?

Cómo y porqué el escudo argentino es celeste y blanco


                              De azur                                                               En celeste

Por Miguel Carrillo Bascary

La pregunta es un clásico para quienes se interesan en la Heráldica y en la evolución histórica del Escudo nacional argentino. En esta nota aporto elementos para resolver el interrogante en forma decisiva.

Introducción al tema

Se sabe que en Heráldica el color azul se traduce en un esmalte que se denomina “azur”, mientras que el celeste no es considerado[1].

En este punto corresponde aportar alguna información para quienes no sean argentinos. El escudo de esta Nación surgió por decisión de la Asamblea General Constituyente que se reunió en Bs. Aires a comienzos del año 1813. Lamentablemente se ignora el texto que lo implementó ya que las actas de la corporación se perdieron. Lo que se conoce de su actuación es por referencias contenidas en fuentes periodísticas y documentos, esto condiciona el análisis y, entre otros temas, impide conocer de qué manera se dispuso.

Se conserva el escudo que la Asamblea lució en el frontis del edificio del Consulado de Bs. Aires, donde sesionaba, actualmente está en el Museo Histórico Nacional[2]. La pieza conserva su pintura original pero el paso del tiempo ha virado su tonalidad, de manera que no permite identificar cual fue el preciso color del cuartel superior.

Existen numerosos testimonios del sello que la Asamblea usó para legalizar sus despachos y que aplicó en la documentación emanada del cuerpo, tanto con tinta como sobre lacre y que se reprodujo en numerosas publicaciones impresas de la época. Lo propio ocurre con el Poder Ejecutivo que, por disposición de la anterior usaba el mismo sello[3]. 

Sello en lacre  y su imagen monocroma 

Analizando la estructura de estos sellos es fácil de advertir que el artífice que lo confeccionó apeló al sistema del jesuita Pietra Santa para plasmar las características del diseño. Efectivamente, en esas imágenes se observa que el cuartel superior del blasón está representado por un rayado horizontal, lo que equivale al “azur” heráldico, conforme la codificación del caso. Por su parte, el inferior es totalmente liso, lo que indica que el metal “plata” o blanco, como se lo menciona comúnmente. Los restantes elementos de no muestran indicación alguna de su naturaleza, con lo que la Heráldica señala que van “en sus colores”, es decir conforme a lo que la generalidad de las personas tiene internalizado.

Primeros tiempos

Hay otras imágenes contemporáneas que reproducen el escudo de la Asamblea. Es la pintada en la Bandera Nacional de la Libertad Civil y en el escudo de la escuela para la ciudad de San Salvador de Jujuy, que dispuso dotar el general Belgrano a mediados del año 1813. Ambos se conservan en la “Casa de Gobierno” de la provincia jujeña. Cabe suponer que el prócer ordenó la reproducción teniendo como modelo los despachos oficiales sellados por la Asamblea y el Directorio[4], por lo que mandó pintar en azur y plata (azul y blanco)[5].

                             La bandera y el escudo de la Escuela de la Patria    

A partir de las investigaciones de Julio Luqui Lagleize María Cristina D’Andrea[6] se puso en valor la bandera del Regimiento 7 que compabtió en el Alto Perú y que también inegró las fuerzas que comandó San Martín. Sus características permiten datarla ca. 1813. Actualmente está en el Museo Histórico de Montevideo. Como se obseerva el escudo que carga en su centro es celeste y blanco.

 

La Vexilología aporta otro testimonio bajo la forma del escudo contenido en la bandera del Ejercito de los Andes que el general San Martín hizo preparar en vísperas de su partida para libertar a Chile (enero de 1817). El lábaro se conserva en el memorial que le está dedicado, en la ciudad de Mendoza. En este caso se empleó el celeste.

Anarquía iconográfica

Perdida la documentación original, como se dijo, cada artífice que procuró reproducir el Escudo se consideró en libertad para disponer según su criterio. Son numerosísimas las imágenes concebidas muchos años después que todavía se conservan, La iconografía aporta algunas en monocromo y otras en color. En promedio se advierte un decidido predominio del celeste, lo que desde ya constituye una anomalía para la heráldica. La pluralidad de diseños del Escudo Nacional es inconmensurable, varía en cada uno de sus detalles. Esta diversidad que no pudo ser contenida ni cuando el Gobierno nacional intentó establecer un único modelo.

Interesa señalar que el 5 de marzo de 1885 el Ministerio de Relaciones Exteriores[7] emitió una circular destinada a los cónsules del país en el exterior. Esta directiva no resulta de aplicación general, sino que se limita a los destinatarios de la comunicación. En ella se expresaba:

El escudo será pintado con los colores y atributos que dispuso la Soberana Asamblea de 1813. Es de forma oval, azul en sus dos cuarteles superiores y blanco en los dos inferiores”.

La referencia a dos cuarteles parece derivar que la pica y el gorro se extendían en todo el largo del eje de la figura. Más allá de esta curiosidad, se anota la preferencia por el azul sobre el celeste.

Una norma fundamental

Fue el Decreto emitido el 24 de mayo de 1907, por el presidente José Figueroa Alcorta la norma que decidió la cuestión sobre si en el blasón nacional debía figurar el azur o el celeste[8]. Este es su tenor:

La sola lectura de la norma permite dilucidar que consagra oficialmente el celeste para el Escudo nacional argentino. 

Ese decreto se elaboró sobre la base de los estudios del Dr. Estanislao Zeballos, erudito jurisconsulto, que fuera ministro de Relaciones Exteriores de Figueroa Alcorta entre noviembre de 1906 y junio de 1908, quien además ocupó otros numerosos cargos públicos. Esta condición explica suficientemente la emisión del Decreto en comentario. Su investigación  fue publicada en el año 1900 bajo el título: “La Bandera y el Escudo Nacional[9]”, en su obra Zeballos intenta compatibilizar la clásica definición del azur que define la Heráldica y la inexistencia de una denominación para el celeste, a este fin lo denomina como “azur ligero”. La publicación tuvo carácter oficial.

Estos antecedentes permiten afirmar que la decisión oficial fue, de carácter político, aunque sin ninguna connotación ideológica, simplemente fue coherente con su sólido fundamento histórico, avalado por una tradición que por entonces era casi centenaria.  

Ratificación

Con este antecedente y considerando otras referencias válidas para conformar la imagen del símbolo fue que el Decreto Nº10.302/ 1944 definió la representación oficial del símbolo. Pese a todo hasta el momento persiste lo aleatorio de su composición[10].

De esta manera, se convalidó el celeste para el campo superior del blasón, pero como la norma no contiene una descripción técnicamente precisa subsiste la aleatoriedad respecto de su tono exacto. El diseño que se tuvo a la vista cuando se emitió el decreto se perdió en los meandros administrativos, por lo que solo se disponen de algunas imágenes contemporáneas a la época. La que se adjunta evidencia el paso del tiempo, intentando rescatar su aspecto original se la presenta remasterizada, por caracterizarla de alguna manera.

  
Imagen elaborada por      
Francisco Gregoric      

Por su parte, el diseño de la Bandera Nacional tampoco contaba con un modelo patrón confore a la técnica moderna. Al aproximarse el bicentenario de la Revolución de Mayo se constituyó una comisión multidisciplinaria que trabajó por más de diez años para arribar a un consenso. La seriedad de la tarea lo demandaba, de sus conclusiones emergió el Decreto Nº1.650/ 2010 que bajo la norma técnica IRAM-DEF D 7677, especificó que el celeste debía corresponderse con lo previsto en su artículo 3.4.1 y el Anexo B según el catalogo Pantone. De esta manera siguiendo lo dispuesto por el Decreto de 1904, que mantiene toda su vigencia, el celeste con que debe representarse el campo superior del Escudo nacional es el que corresponde a la Bandera Oficial de la Nación en la forma en que lo definió el Decreto Nº1.650/ 2010.

Conclusión

- De esta manera, queda respondido el interrogante que titula esta nota.

- El Escudo Nacional argentino debe representarse siempre en celeste y blanco, lo que es coherente con los usos y costumbres más extendidos en cuanto a la forma en que se lo ha representado en la Historia.


Notas y referencias:

[1] Se anota que, a pesar del dogma enunciado la Heráldica aporta numerosas excepciones fácticas, lo que se deja señalado.

[2] En algún momento se dudó de su autenticidad interpretando que pudo pertenecer al Correo, hoy la crítica histórica la acepta en forma mayoritaria.

[3] Decreto del 13 de marzo de 1812. Registro Oficial, Tomo I, p. 205

[4] El sello no se conserva, pero según toda evidencia fue confeccionado en madera por el grabador Juan de Dios Rivera Túpac Amaru (Cuzco, 1760-Bs. Aires 1843), siguiendo las instrucciones que recibió de la Asamblea.

[5] Un tratamiento exhaustivo en Carrillo Bascary, Miguel “El Azul crepúsculo en la Bandera de la Libertad Civil. Manifestación de la Heráldica en la visión de Belgrano” (https://banderasargentinas.blogspot.com/2018/09/el-azul-crepusculo-en-la-bandera-de-la.html)

[6] https://fiav.org/wp-content/uploads/2021/06/ICV21_17-Luqui.pdf

[7] La circular no figura en el Registro Nacional, fue publicada en el Tomo II, p. 106 del “Diccionario Legislativo” de Augusto Carette y Carlos Attwell. Bs. As. 1913.

[8] La norma puede consultarse en el Registro Nacional del año 1907, tomo II - p. 11, o en el Boletín Oficial de la República Argentina: https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/11419325/19070529?busqueda=1

[9] Noticia sobre el mismo en Carrillo Bascary, Miguel. “El Escudo y los Colores Nacionales” (argentinos) https://banderasargentinas.blogspot.com/2016/05/el-escudo-ylos-colores-nacionales.html.  Puede accederse a la obra de Zeballos desde: https://es.wikisource.org/wiki/El_escudo_y_los_colores_nacionales#1

[10] Al respecto puede verse: Miguel Carrillo Bascary, “Cuando la incoherencia oficial asombra e induce al error (https://banderasargentinas.blogspot.com/2022/06/cuestion-que-se-las-trae-los-simbolos.html). También, de Francisco Gregoric:  “Modelo incorrectos del Escudo Argentino” (http://banderasargentinas.blogspot.com/2017/02/uso-de-modelos-incorrectos-del-escudo.html

domingo, 26 de octubre de 2025

Vexilología Arqueológica

Desarrollo de la terminología

Vexilo romano, siglo III, encontrado en Egipto,
hoy en el Museo Nacional Pushkin, Moscú (mide 47 x 50 cm)

Por Miguel Carrillo Bascary

En enero del año 2024 di a conocer “Subdivisiones de la Vexilología. La riqueza de la diversidad[1]”, donde ensayo una taxonomía de la disciplina. En particular caractericé a la Vexilología Arqueológica como aquella “rama que trata de los vexilos preservados en yacimientos y objetos de culturas desaparecidas”. Hoy considero que esa visión debe ampliarse en los términos que acá concreto.

Para esto partiré de la forma con que el Real Diccionario de la Lengua Española ilustra sobre el término “arqueología”, diciendo que es "la ciencia que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos[2]”.

Aplicando ese concepto, la Vexilología Arqueológica tendría como objeto de conocimiento:

“…los vexilos producidos por las sociedades del pasado y sus culturas, a través del análisis de sus vestigios, obtenidos a todas las fuentes posibles, particularmente las que constan en textos e imágenes y de las piezas materiales que subsisten”.

Su método consistiría en la reflexión a través de la inducción y la deducción de sus caracteres culturales, materiales y funcionales.

En este punto hay consenso en la comunidad erudita de la especialidad enque el hito inicial de la Vexilología fue el 1º de octubre de 1961[3] cuando se publicó el primer número del “Flag Bulletin” concebido por Whitney Smith en colaboración con Gerhard Grahl. Tal como lo definió la “Federation of Vexillological Associations” (FIAV)

Sin soslayar la subjetividad de tal fecha, la trayectoria seguida por el estudio de los vexilos admitirá que hay un antes y después de la sistematización inspirada por Smith, que dio origen a la disciplina, tal como hoy se la conoce y que tomó como origen del nominativo a los vexillum de la Antigua Roma.

 

Fresco en una tumba de Paestrum, Italia (ca. 408 a.C.)

Por esta causa, entiendo que desde entonces (1961) comenzó el período histórico de la disciplina, mientras que el anterior bien puede calificarse como su etapa pre-histórica, que abarcará los vexilos sin mayor conexión con aquellos que trascendieron de la fecha bisagra. Para intentar ser más claro presentaré algunos ejemplos característicos.

En consecuencia, será materia de la Vexilología histórica el estudio de las banderas que, de una u otra manera, mantienen una presencia real desde 1961 hasta el presente, lo que incluye a sus precedentes, la normativa, las imágenes y las costumbres vinculadas. Los ejemplos típicos son las enseñas de los estados que componen la comunidad internacional.

Se encuadrarían en la Vexilología Arqueológica el análisis de los vexilos emanados de las manifestaciones culturales previas a 1961, es decir los que no guardan relación con el presente, ni con el pasado cercano, y que, por lo tanto, sus fuentes son imperfectas, su trayectoria no es clara o presenten imágenes disociadas, descripciones parciales, trazos o colores dudosos, y otras características similares. Como ejemplos: los que pertenecieron a las hordas tártaras, los sasánidas, la bandera de las hadas del clan McLeod[4], o las de los reinos africanos extintos antes de la fecha de quiebre.

Braolauch shi, bandera del hada Titania (Escosia)

Reconstrucción hipotética, según RootOfallLight

Los períodos revolucionarios aportan muchos casos de este tipo ya que las descripciones son imperfectas y es usual que no existan imágenes, como ocurre con algunos de las banderas de provincias argentinas.

Bandera a la que se atribuye ser de La Rioja (Argentina) durante el gobierno del caudillo Facundo Quiroga, ca. 1823
(Imagen elaborada por Francisco Gregoric)

Empero, más allá de la disquisición planteada la distinción nunca puede dogmática, habrá cantidad de oportunidades donde un vexilo podrá caracterizarse como un “vexilo-arqueológico” cuando se lo haya olvidado o sobre cuyo conocimiento solo hay mínimas referencias. Para un ejemplo puede verse: “Antigua bandera corporativa de la IAME. Un vexilo que no fue[5].

Como toda disciplina que se nutre del pasado las conclusiones que aporte la Vexilología Arqueológica serán netamente inestables, ya que cualquier hallazgo tendrá el potencial de cambiarlas. Además, la perspectiva de estudio se verá influida por la cultura del intérprete, con sus múltiples implicancias y estos factores lo acercarán a las realidades, materiales y conceptuales, del vexilo cuyos restos o rastros sea objeto de análisis.

Estimo que los párrafos reseñados bastan para introducir la temática en el amplio mundo de las visiones que nos ofrece esta particular rama de la Vexilología. Queda propuesto y esbozado el concepto, al par que invito a los colegas vexilólogos a considerarla como una herramienta del saber propio de la temática.

sábado, 25 de octubre de 2025

Bandera invertida, momento difícil

Desisdia y responsabilidad

Por Miguel Carrillo Bascary

El motivo de esta nota: destacar un gravísimo error cometido, señalar responsabilidades y vivenciar en qué poca consideración se tiene a los símbolos oficiales.

Lo concreto: la colocación en forma invertida de la bandera provincial de Santa Fe (Argentina)

Bandera de la provincia de Santa Fe en su correcta posición

La sensación: una profunda pena.

Los afectados: el pueblo de la provincia de Santa Fe (Argentina) y su gobierno, representados en esa bandera.

El lugar: un jerarquizado ámbito público de una importante ciudad de la provincia.

El momento: un significativo acto cívico, con presencia de autoridades, fuerzas vivas y vecinos.

Lo cierto: pese a la gravedad del hecho, desde mi humilde parecer y sin perjuicio del criterio judicial eventualmente llamado a intervenir, no se trató de un “ultraje" que podría haber dado lugar a una acción pública, ya que el Artículo 222 del Código Penal de Argentina que tipifica el delito, demanda que haya un dolo evidente, una intención clara de mancillar el símbolo. Considero que en el caso hubo una falta objetiva de la responsabilidad inherente a los involucrados.

Los responsables objetivos:

a) el/la docente que estuvo a cargo de la delegación que representó a la comunidad educativa del establecimiento; él o ella es a quien mayor responsabilidad tiene.

b) quienes armaron la bandera en la oportunidad.

c) la abanderada, que debió advertir el error. Téngase en cuenta que la niña se encuentra cursando el último año del nivel secundario y, que si consideramos la fecha del acto, ya debía haber participado de las ceremonias con que en Argentina se celebran las principales fechas patrias, de tal forma que contaba con experiencia en la función.

d) el/ la directora/a del establecimiento, quién en tal carácter debió preparar adecuadamente a su cuerpo docente y a la abanderada de la institución para que desempeñaran adecuadamente sus funciones.

e) los organizadores del acto que, siendo tan evidente la falta cometida, quienes debieron intervenir para que la abanderada no subiera al estrado en estas condiciones o, consumada su presencia, debeieron acercársele y darle la orden de que se retirara transitoriamente para colocar correctamente la bandera en el asta, para más tarde reintegrarse a la posición inicial.

El responsable mediato: el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe, que desde hace años omite incluir el ceremonial de los símbolos patrios en la currícula de la carrera docente y que tampoco aporta instancias de actualización y perfeccionamiento en la materia.

La impotencia: la de quien firma esta nota ya que, de haber obedecido a un primer impulso, tendría que haberme destacado de entre el público, atravesar el espacio central de la ceremonia y encarar a la abanderada para pedirle que rectificara la posición del paño, lo que por, sobre todo, habría causado un importante trauma a la joven, además de generar un verdadero escándalo dado el marco en que se desarrollaba el acto.

La enseñanza: se hace evidente que quienes se desempeñan en funciones de responsabilidad deben contar con la capacitación suficiente para hacerlo; no fue el caso de los involucrados en el bochorno. Cuantos más conocimientos debe tener el funcionario, mayor debe ser su atención para que no se “deslicen” este tipo de cosas. De existir, se podría haber intervenido antes de que la escuadra que portaba la bandera invertida accediera al estrado en que se posicionó frente al público y a las autoridades.

Medidas de prudencia, con humildad y sincero deseo de que no se malinterpreten mis palabras, me permito aconsejar que, así como se asignan diversas responsabilidades a los miembros del equipo que representa a una institución o del que organiza la actividad, es adecuado confiar en un colaborador específico que controle la forma de presentación de los abanderados y escoltas, ANTES de que se hagan presentes en el escenario y que, además, cumplan un protocolo de intervención para el caso que ocurra una irregularidad tan evidente como la expuesta. También: que en los guiones de la ceremonia se incluyan las ordenes necesarias para que las escuadras se desplacen en tiempo y forma, las que incluirán las moniciones adecuadas para que posicionen correctamente la bandera que portan. Obsérvese que en la fotografía se advierte que la escuadra escolar antecede a las banderas de unidades pertenecientes a las fuerzas de seguridad presentes, lo que infringe la precedencia protocolar.

Mi respeto: para los colegas implicados en el hecho, razón que me lleva a no identificar las circunstancias del caso y; agrego: destacar que considero a estas puntualizaciones como una corrección fraterna, al igual que aquellas que oportunamente recibí yo de otros colegas de mayor experiencia.

La esperanza: que este tipo de errores no se repitan.