A contramano de la tendencia
Por Miguel
Carrillo Bascary
Hoy, 13 de agosto, es el “día internacional de los zurdos”, según
lo promovió a partir de 1976 la entidad Left-Handers
International, como forma de visibilizar esta condición que abarca a poco
más del 10% de la población mundial. A partir de 1992 la decisión alcanzó
trascendencia planetaria.
Como en cualquier
circunstancia de la vida el ser zurdo
plantea una atención particular en las relaciones propias del Ceremonial
que los profesionales de la disciplina deben atender para cumplir con toda la
prudencia que ello demanda.
La temática es tan obvia
que pareciera no requerir tratamiento, pero esto no exime de algunas puntualizaciones.
En el armado de las mesas de un panel será pertinente
disponer diferenciadamente la copa y el agua de los integrantes zurdos. Para
esto los organizadores deberán
informarse previamente sobre la condición de los integrantes. Nada más
incómodo que ver a un zurdo volcar la copa, colocada a su derecha. Lo mismo
vale para disponer los cubiertos, copas
y vajilla accesoria en una mesa formal.
Igualmente procede en el caso del saludo militar y, particularmente, en lo que es la operatoria del sable, cuando así corresponde.
En el Ceremonial Escolar la principal observación radica sobre un zurdo abanderado. De más está decir que
jamás debe llevar la bandera sobre su izquierda, aunque esto pueda provocarle
incomodidad. Será un gravísimo error pensar que el símbolo debe adecuarse al
portador. Lo básico, lo elemental, indica que un zurdo debe contar con una instancia de capacitación intensa hasta
que pueda adquirir la habilidad motora necesaria para llevar y maniobrar con el
vexilo enastado.
Es patético ver las dificultades que suelen enfrentar los zurdos cuando no cuentan con este factor adquirido. Al respecto quien debe colaborar en su capacitación es el docente de Educación Física, nadie mejor capacitado para dirigir el entrenamiento del caso.
No debe olvidarse tampoco
la capacitación de los escoltas zurdos
ya que lo natural será que estén en condiciones de reemplazar al abanderado
titular en caso necesario.
Un adecuado entrenamiento
contribuirá a dar seguridad subjetiva
a quienes deben desempeñar estas funciones, con esto se contribuirá a favorecer
su actitud.
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