Bandera Nacional de la Libertad Civil, símbolo patrio histórico
Imagen del modelo patrón, confeccionado por Francisco Gregoric
Hace ya diez años, el 29 de abril del año 2015 se
aprobó la Ley 27.134[1]
que reconoció a la Bandera Nacional de
la Libertad Civil como “símbolo patrio histórico” de la República
Argentina.
La enseña fue entregada
por el general Manuel Belgrano como reconocimiento
al pueblo jujeño por el sacrificio y méritos de guerra en las batallas de Tucumán
y Salta, tal como lo expresó el prócer. El acontecimiento se dio en la solemne
ceremonia cumplida en la ciudad de San Salvador de Jujuy, el 25 de mayo de 1813,
así quedó asentado en el libro capitular y en las comunicaciones con que
Belgrano informó al Gobierno. Otros numerosos documentos avalan su
autenticidad.
Esta es la única enseña
que ha llegado hasta el presente que probadamente estuvo en manos del prócer.
Por esto es una reliquia cívica de
primera magnitud, digna de la veneración de los argentinos. En virtud de la
ley que se cita, es el cuarto símbolo de
la Nación argentina, sumándose a la nómina que integra junto a la Bandera,
el Escudo y el Himno.
Interesa señalar que la “libertad civil” a la que alude su
designación equivale al moderno concepto del “estado de derecho”, un principio básico de la democracia. Implica
que las autoridades deben cumplir su gestión conforme a la Constitución y a las
leyes, respetando los derechos fundamentales de las personas (los llamados
“derechos humanos”).
Pocos días antes de
aquella histórica jornada, el Cabildo de Jujuy solicitó a Belgrano que le facilitara
la bandera de su Ejército para conmemorar con mayor lucimiento el tercer
aniversario de la formación del Primer Gobierno Patrio. El prócer accedió y,
paralelamente, mandó componer una
segunda enseña, de paño totalmente blanco, con las armas que usaba la
Asamblea General Constituyente pintadas en su centro. En el Archivo de la
provincia de Tucumán se conservan los
recibos de lo que se pagó por la tela y la pintura, en ambos casos con la
firma de Belgrano que autorizó las erogaciones. Aquel 25 de mayo de 1813 el paño fue bendecido y paseado por la ciudad,
recibiendo un total reconocimiento popular. Había nacido la bandera Nacional de la Libertad Civil, como se consignó en el acta capitular en donde se hizo constar la conación.
El pueblo de Jujuy atesoró
la pieza hasta el presente. Inicialmente se conservó en el Cabildo, luego pasó
a la iglesia matriz, de allí a la Legislatura y al despacho de los gobernadores.
En 1927 se la depositó en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno y desde el año
2021 se preserva con las debidas condiciones técnicas en el centro de interpretación que le está
dedicado, donde la visitan miles de argentinos. El histórico Regimiento de
Infantería de Montaña 20 “Cazadores de los Andes” le presta simbólica custodia.
Las penurias por las que debió pasar el símbolo en sus primeros años afectaron
los extremos del paño, por eso se lo recortó en algún momento no precisado,
entre el fin del siglo XIX y comienzos del XX.
En el año 2021 finalizó el
complejo proceso de intervención que
permitió estabilizar la estructura de la pieza para minimizar los efectos del
paso del tiempo; estuvo a cargo de la Lic. Patricia Lissa y de su equipo de
expertas. La tarea verificó que el escudo está pintado al temple de caseína,
sin ninguna capa de preparación previa; la tela mide 135 cm de alto por 141,5
cm de ancho. Es de raso de seda blanco que, con el paso del tiempo, se muestra
de un tono marfileño. Lo componen tres franjas de género cosidas entre sí, en
paralelo al eje del blasón. Para su debida conservación se la colocó sobre otra
tela que le aporta un soporte material adicional. El gorro de la Libertad del
blasón termina en una mascaypacha,
emblema de poder del Inca; en la actualidad cabe interpretar que simboliza el
aporte de las culturas originarias a la construcción de la gran Patria
Americana. Mientras que el lemnisco, que cierra los gajos vegetales, es de
color rojo. El Sol muestra un rostro humanizado que esboza una sonrisa, único
caso de entre los cientos de representaciones tempranas del símbolo, lo que
podría interpretarse como un gesto de optimismo en el alba de la nueva nación.
Interesa señalar que la Ley 27.134 surgió de un proceso
participativo plural. El anteproyecto fue elaborado y presentado al
Congreso Nacional por el Dr. Miguel Carrillo Bascary, vexilólogo e historiador,
miembro de número del Instituto Nacional Belgraniano que, por decisión de su
titular, el Lic. Manuel Belgrano, auspició su trámite, con el apoyo de sus
filiales de Jujuy, de Rosario y de otras entidades. Más de 5.000 firmas de
particulares se sumaron al pedido. Los entonces senadores por Jujuy, Liliana
Fellner, Gerardo Morales y Walter Barrionuevo, promovieron la media sanción de
la ley, mientras que los representantes de esa provincia hicieron lo propio en
la Cámara de Diputados, con lo que la iniciativa quedó sancionada.
La bandera se presentó oficialmente en la provincia de Jujuy el día 23 de agosto de 2015, durante el gran desfile cívico militar con que habitualmente se conmemora el Éxodo Jujeño. En la oportunidad unos 4.300 gauchos y gauchas desfilaron montados en su homenaje.
La Ley 27.134 determina que la Bandera de la Libertad Civil acompañe con carácter optativo a la Enseña Nacional y que merece los mismos honores que esta, a la que reconoce precedencia. En la versión de ceremonia el escudo que la caracteriza puede estar indistintamente bordado o impreso en el anverso, lleva una corbata con los colores nacionales, evidenciando su condición. La norma define un modelo patrón para el diseño de todas sus reproducciones; la imagen vectorial fue elaborada a partir de la pieza original por el experto Francisco Gregoric, también miembro de número del Instituto Nacional Belgraniano.
Desde la aprobación de la
Ley el uso de la Bandera Nacional de la Libertad Civil se fue extendiendo a lo
largo y ancho del país, como que en el año 2019 se izó en la Base Decepción
(islas Orcadas del Sur) y el 29 de enero del 2020 en la Base Belgrano II
(Antártida Argentina). Su presencia
destaca en los recintos de sesiones de la Cámara de Diputados y en el Senado
de la Nación, en el Salón de Acuerdos de la Corte Suprema, despachos oficiales,
entidades de similar naturaleza, asociaciones civiles, escuelas, agrupaciones
gauchas, universidades y muchas otras. Por iniciativa del diputado Dr. Miguel
Tito, las provincias reunidas en el Parlamento del NOA (Nor Oeste Argentino), por
Resolución LR 091 del año 2012, la reconocieron como “símbolo patrio histórico”,
anticipando lo que luego dispuso la ley nacional. En este proceso, el Instituto
Nacional Belgraniano, el de Jujuy y otras muchas de sus filiales se distinguen
como activos difusores de la
historia, del ceremonial y del uso de esta histórica bandera.
En 1994, la enseña legada
había sido reconocida como bandera
oficial de la provincia de Jujuy mediante la Ley 4.816[2],
aprobada a partir de la iniciativa del Dr. Miguel Carrillo Bascary. Su versión
de ceremonia tiene una corbata, celeste, blanca y celeste, lleva bordado: “23
de agosto de 1813”, en alusión al Éxodo Jujeño, y “18 de noviembre de 1834”,
fecha en que la provincia de Jujuy asumió su autonomía en plenitud. La
normativa prevé que los escolares de la provincia le presten promesa de
fidelidad al llegar cada 25 de mayo. En el año 2013 la Ley 5.772[3],
fijó su modelo patrón, que luego adoptó la ley nacional, y estableció pautas
para su Ceremonial.
En definitiva, al cumplirse una década de la vigencia de la Ley 27.134, bien vale traer a la memoria que lo ordena su Artículo 6º:
“La Nación Argentina reconoce con gratitud los esfuerzos del pueblo de la provincia de Jujuy, que cumplió cabalmente con el legado belgraniano, preservando hasta la actualidad la bandera que el prócer le confió en la histórica jornada del 25 de mayo de 1813”.
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