Razón de una tradición
Por Miguel
Carrillo Bascary
Al aproximarse las Fiestas
Patrias es natural que en algunas escuelas o instituciones se programe entregar/ recibir una nueva Bandera
nacional. En esta nota aporto algunas referencias
para planificar el acto y se
explica el origen de la tradición que lo inspira.
Digamos para empezar, que
la legislación argentina no ordena la forma en que se debe presentar una nueva bandera de ceremonia. Sobre las de izar
me expresaré en otra oportunidad.
Este silencio autoriza diversos
procedimientos, a condición de que
la pieza no se vea afectada en su dignidad ni quede desplazada en la atención
de los presentes. Advierto esto ya que en la práctica proliferan circunstancias
que contravienen los principios indicados, con lo negativo que esto resulta.
En todos los casos se la
entrega/ recepción se concretará en una ceremonia
formal, con la participación de la comunidad con la que la enseña se
caracterizará. Generalmente se integrará en el acto donde se conmemore una
fiesta patria u otra o circunstancia especial como, por ejemplo: en la fecha
que recuerde la inauguración de una escuela, el aniversario de la institución,
el 2 de Abril y similares. La ocasión es un excelente medio para reflexionar en
lo que significa nuestra Bandera, fortalecer la identidad común y afianzar los
valores inherentes.
Las siguientes líneas también podrán
aplicarse cuando se trate de una Bandera Nacional de la Libertad Civil, de
las enseñas provinciales, de ciudades o pueblos. Igualmente, con respecto a las
de otros países, lo que ocurrirá cuando
la escuela lleve su nombre, o se trate de una institución referenciada con
aquellos; en estos casos la actividad será en una fecha vinculada con dicho
estado o con el establecimiento en sí mismo, ya que no corresponde en una
fiesta patria.
En consecuencia, se definen dos formas básicas para el acto: la bandera se podrá entregar armada en su asta o plegada. Eventualmente es factible que se presente contenido en un cofre vidriado.
En ningún caso
abullonada o encestada, una manera que se reserva para las enseñas de izar.
Nos detendremos ahora en analizar
cómo proceder cuando la pieza se
presente plegada.
Según la tradición, lo más
solemne será hacerlo sobre una bandeja
de plata, pero no es imprescindible que sea de este material, bastará con
que tenga la debida dignidad. Hasta que la entrega se consume la fuente estará
depositada sobre un tapete que recubrirá una mesa apropiada.
Origen
Es interesante referenciar
la génesis de esta usanza, que nos
remite al 5 de enero de 1817, cuando el general San Martín presentó la bandera
que debía guiar al Ejército de los Andes en su campaña libertadora.
Afortunadamente contamos con un relato minucioso que nos dejó el general Gerónimo Espejo[1],
por entonces joven oficial. En sus célebres memorias, publicadas con el nombre
de “El Paso de los Andes[2]”
nos comparte sus vivencias, de las que extraemos
lo pertinente:
“La
columna hizo alto al llegar a la esquina del convento de San Francisco
(noroeste de la plaza), para esperar que saliera del templo Nuestra Señora del Carmen,
patrona electa, y escoltada como prescribía el ceremonial. Salió la procesión
encabezada por el clero secular y regular, presidiéndola el Capitán General,
acompañado del Gobernador Intendente, del Cabildo, los empleados y los más
distinguidos ciudadanos, siguiendo majestuosamente la marcha hasta la iglesia
Matriz[3],
donde en un sitial cubierto con un
tapete de damasco[4], estaba doblada la bandera sobre una
bandeja de plata. En este momento, entró al templo una guardia de honor al
mando de un capitán, compuesta de piquetes de las compañías de granaderos de
los cuatro batallones de infantería y un abanderado que se situó en la nave del
costado del Evangelio[5].
(…) el General San Martín se levantó de su asiento y subiendo al presbiterio[6]
acompañado de dos edecanes, tomó la
bandeja con la bandera y la presentó al preste (sacerdote) Este la bendijo
en la forma del ritual (…) El General por
su mano amarró la bandera en el asta, y colocándola de nuevo en el sitial
volvió a tomar su asiento (…) y luego, tomando la bandera, se acercó al perfil
de la plataforma, donde en alta y comprensible voz pronunció las siguientes
palabras : - SOLDADOS: ESTA ES LA PRIMER BANDERA QUE SE HA LEVANTADO EN AMÉRICA-,
la batió[7]
por tres veces cuando las tropas y el pueblo respondían con un VIVA LA PATRIA,
rompieron dianas las bandas de música, de cajas y clarines, y la artillería
hizo otra salva de 25 cañonazos. El General entregó la bandera al abanderado para
llevarla a su puesto, (…)”
Se
advierte que la iconografía con la
que distintos artistas han intentado representar la ceremonia, incluso la
imagen que abre esta nota, adolece de diversos errores a la luz del testimonio
del general Espejo.
La cita nos ofrece varias
referencias que podrían adaptarse a
nuestra realidad al momento de planificar la ceremonia.
Por ejemplo, en la
provincia de Jujuy se estila presentar una bandera sobre un característico poncho[8] local.
La enseña también puede mostrarse en la caja con que los fabricantes suelen presentar sus productos.
En este caso, jamás, debería
hacerse con la tapa colocada, el
vexilo debe verse con toda claridad, no solo para destacar la dignidad del
símbolo, también porque de lo contrario pareciera que lo entregado es una
pizza.
Una empresa en particular ofrece
cajas con visor que permiten
observar la pieza; es una solución creativa; aunque en siempre será preferible
que en el acto se presente el vexilo habiéndose retirado la tapa.
Se advierte que, si en la
misma caja se acompaña la corbata y/o el
tahalí, conviene colocar estos elementos bajo el paño, para que no tapen el
bordado del Sol.
Cuando la bandera venga en
una bolsa de material transparente,
lo adecuado será quitarla previamente.
En cuanto al tapete
En 1817 se usó una pieza de damasco, textil de calidad que habitualmente es rojo pero que bien pudo ser de otro color, como dorado, blanco, bronce, verde, naranja o azul.
No lo aclaró Espejo, pero la tradición consagra el uso del colorado.
Obviamente que este tipo
de tela tan fino puede no estar disponible, en cuyo caso la opción más general
será emplear una de color blanca,
sin estampado alguno, o bien, puede ser un género
azul oscuro, gris o negro, para que la bandera destaque con toda nitidez. Otro
material habitualmente utilizable es el terciopelo.
Si fueran varias las banderas a entregar se ubican sobe una misma mesa procurando resaltarlas debidamente.
Jamás de los jamases se utilizará una bandera para recubrir la mesa del caso. De hecho, servirse del símbolo nacional para estos menesteres u otro parecido es, objetivamente, una supina falta de respeto.
Tras la recepción …
Recordando lo ocurrido en
1817 durante el acto se podrá armar la
enseña colocándola en el asta que le estuviera destinada[9].
La operación la protagonizará el/la titular
del establecimiento o entidad, con la ayuda de una o más personas. En el
trámite se evitará que el paño toque el piso. Advertimos que el
procedimiento puede presentar su complejidad por lo que conviene ensayarlo
previamente. Posteriormente dicha autoridad entregará el conjunto al abanderado quien estará acompañado de los escoltas.
Obviamente que la Bandera argentina
es conocida por todos, pero si fuera la Bandera Nacional de la Libertad Civil,
la de una provincia, ciudad o pueblo, es factible que esto no ocurra y que
exista una cierta curiosidad al
respecto. En consecuencia, la persona que recibió la pieza bien podrá desplegarla, para que aprecie el
diseño, lo hará preferentemente con ayuda de un tercero y luego la plegará para
colocarla en su caja o la bandeja.
Observaciones finales
Será elemental precaución asegurarse que la bandera se corresponda exactamente con el modelo oficial. Nada más patético que constatar que no es así.
Recordemos que las características
técnicas de la Bandera Oficial de la Nación están reguladas en el Decreto
Nº1.650/ 2010.
De mostrarse la bandera en
su caja corresponderá estar atento para
que el Sol “mire” a los presentes o al objetivo de la cámara. Es bastante
usual que se encuentre invertido o torcido y esto afecta a la solemnidad del
momento.
Si estuviera previsto hacer
bendecir el símbolo, el sacerdote lo
hará con el mismo enastado, en su caja o sobre la bandeja, nunca con el paño desplegado sobre la mesa. De ser varios
ejemplares, es factible que el acto litúrgico sea conjunto.
Finalmente, es fundamental señalar que un correcto dispositivo de ceremonial evidencia la imagen institucional de la entidad o escuela que lo protagonice. Es factible que cualquier desliz pueda ser percibido por los presentes, pero esto no quedará ahí; debido a la cultura de la imagen en que vivimos, cada filmación, cada registro fotográfico puede divulgarse por las redes proyectándose hasta el infinito.
[1] Nació en Mendoza en 1801 y falleció en Bs. Aires en 1889. Los
interesados en su biografía tienen una síntesis a su alcance en: https://liceoespejo.edu.ar/lmge/biografia-del-general-espejo/
[2] Google Books aporta la versión virtual de esta interesantísima obra, que los
interesados podrán leer o bajar íntegramente https://books.google.com.ar/books?id=Caw923yhBSQC&printsec=frontcover&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false
[3] El templo matriz es el más antiguo de la ciudad.
[4] El damasco es un tipo de tejido de sarga o raso de seda, que se prepara
formando dibujos característicos su anverso es brillante y mate el reverso.
Toma su nombre de la ciudad de Damasco, por ser una producción originaria en el
Medio Oriente.
[5] A la derecha del altar, izquierda de los fieles que participan de la
ceremonia.
[6] El presbiterio es la parte del templo en donde se ubica el altar
mayor, el lugar destinado a las ceremonias litúrgicas más significativas.
[7] El batir la bandera era una forma de proclamar la investidura que
caracterizaba al vexilo.
[8] Ley Nº6.100; https://boletinoficial.jujuy.gob.ar/?p=132758
[9] Es un requisito obvio que el asta y la moharra sean las
reglamentarias, conforme al Decreto Nº1.650/ 2010.
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