miércoles, 30 de abril de 2025

El primer haka en Buenos Aires

Orgulloso legado del pasado rioplatense

Imagen referencial

Por Miguel Carrillo Bascary

Quienes gustan del rugby saben con lujo de detalles que el haka es una danza ritual que antecede a las presentaciones del seleccionado de Nueva Zelandia. Una muestra de identidad que es una señal de respeto, al contrario, a quien se valora digno de la puja, por esto también es un desafío a confrontar en buena lid. Paralelamente es un reto que celebra la vida y la comunidad con la naturaleza.

Es propio de las culturas polinesias y existen varios tipos que, con algunas diferencias coreográficas, plasman las herencias regionales, de Fidji, Tonga y Samoa.

En particular se destaca la antigüedad del haka, aunque solo en las últimas décadas fue captado por el deporte.

Clarificados estos conceptos podría citarse que el primer haka anterior a un partido entre los Al Blacks y Los Pumas ocurrió el 30 de octubre de 1976 (cualquier diferencia al respecto será bienvenida[1]).

Hasta acá lo que guarda la crónica deportiva, pero recorriendo polvorientos anaqueles de libros aparece el que puede considerarse el primer haka que se representó en el Buenos Aires de 1824. Sí, ¡1824!”

No se trata de una oscura referencia, está documentalmente comprobado por un testigo de aquellos lejanos tiempos el fundados del “British Packet and Argentine News” que se editó en Buenos Aires entre 1826 y 1859 bajo responsabilidad de Thomas George Love, quien escribió un relato de viaje por el país titulado “Cinco años en Bs. Aires”[2], de él tomo la cita.

Ahí se explica que el ejecutor del haka fuera el jefe maorí Tipahee Cupa, quien con su rostro cubierto de “mokos”, nombre con que habitualmente se mal traduce como “tatuaje” sorprendió notablemente a la sociedad porteña.

Refiere la crónica que:

“… al serle solicitado interpretaba danzas guerrearas neozelandesas

“Tiene unos 40 años y una extraordinaria fuerza; su extravagante aspecto y rostro tatuado le hacían seguir de mucha gente por las calles de Buenos Aires”.

Quedan documentados así los primeros hakas que hubo en la capital argentina.

No se trataba de un nativo isleño capturado, sino de la experiencia de un jefe maorí que arrostró con inusitado valor la aventura de viajar a la capital de Imperio inglés para requerir armas modernas que compensaran la desigualdad de fuerzas que implicaba que una tribu cercana las poseyera.

El relato contiene otras jugosas referencias por lo que los invito a leerlo. Como se observará destaca el respeto que la crónica destaca al jefe nativo algo realmente poco habitual en el periodismo británico del siglo XIX.

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