martes, 31 de diciembre de 2024

El 31 de Diciembre

Una jornada de expectante reflexión

Por Miguel Carrillo Bascary

La piedad popular del pueblo católico registra interesantes prácticas para el último día del año. Algunas se relacionan con una actitud de agradecimiento a Dios por los beneficios y gracias recibidos. Es así que en ciertas regiones celebra el Te Deum (1) “como expresión comunitaria de alabanza y gratitud”. Otras se vinculan con un sentido de arrepentimiento por los pecados cometidos, tanto de acción como de omisión, en una inflexión del tiempo festivo que plantea el periodo de Navidad.

En algunas comunidades monásticas y de otro tipo se dedica la jornada a la reflexión y al silencio, un lapso de serenidad que se concrete con la suspensión de labores, y, particularmente, con la adoración al Santísimo Sacramento que al efecto se expone en iglesias y capillas.

Estas perspectivas han sido tomadas por la sociedad secularizada ya que en muchos lugares las ocupaciones se reducen al mínimo y muchas veces se establece un “día no laborable” en el que la actividad oficial es alcanzada por un asueto “extraordinario” y muchos patrones conceden una licencia especial a sus empleados o, al menos, dispone suspender el trabajo durante alguna hora, en donde se aporta un refrigerio en común o se concreta un anticipado brindis.

En el ámbito familiar se dedica espacio a los preparativos culinarios que demanda la vigilia del primer día del año y, de ser posible, se procura un descanso previendo que la celebración adviniente ocasionará una trasnochada. A medida que avanza la última vuelta del reloj se multiplican las tareas de quienes tienen un rol más activo en las celebraciones manducatorias, mientras que los afortunados que resulta eximidos pueden dedicarse a un repaso mental sobre los logros y pesares que deja el año que se va. También hay un lógico espacio para el recuerdo de los ausentes, ya sea por causa de un circunstancial alejamiento o por haber fallecido.

Ha perdido vigencia en muchas regiones una costumbre centenaria, la del festejo con pirotecnia, aunque permanece muy arraigada en otras. Es indudable la emoción atávica que despierta, pero también son plurales las desgracias que acarrea, sin olvidar el espanto que provoca en los autistas de lo que lentamente vamos tomando conciencia.

La sociedad de consumo no puede desmentirse y la ocasión es propicia para retribuir atenciones enviando obsequios, particualarmente a clientes y otras relaciones vinculadas al comercio.

De la mano de la tecnología digital hoy se suma una nueva práctica social: el intercambio constante de mensajes e imágenes apropiados a través de todas las redes. Algunos serán repetitivos y despersonalizados, otros trasuntarán simpatías, no faltarán aquellos de compromiso y en otros, seguramente los más numerosos, se manifestarán sinceros afectos y buenos deseos.

En una vívida imagen, se evidencia así el eterno "corsi e ricorsi", expresión latina que indica el transcurrir de la Humanidad en una permanente sucesión de ciclos, como lo expresa el pensar del filósofo Giovambattista Vico (1668-1744), fundador de la Semiótica y sistematizador del método en la investigación histórica.

(1) https://es.catholic.net/op/articulos/15602/te-deum.html#google_vignette

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