viernes, 11 de octubre de 2024

Insignias presidenciales/ Nota 3

Otros emblemas representativos

 

Por Miguel Carrillo Bascary

Esta es la tercera parte de la serie Insignias presidenciales que comenzó abordando el bastón y la banda presidencial[1] y continuó tratando los vexilos representativos del primer mandatario[2].

En este análisis se considerarán otros elementos que la tradición iguala a los mencionados, aunque la caracterización de alguno puede prestarse a polémica. Lo notorio es que sobre la mayoría solo hay información inorgánica o la misma es poco clara.

4.- Marcha presidencial

En Argentina se atribuye este carácter a la “Marcha Ituzaingó[3]” que se halló entre el bagaje de los vencidos en la batalla de este nombre librada el 20 de febrero de 1827, en el marco de la guerra que enfrentó a la Argentina con el Imperio de Brasil.

La pieza es de autor desconocido, aunque algunos se la atribuyen a Pedro I, emperador de Brasil; se estima que pudo haberse reservado para exaltar el triunfo de sus tropas de haberse dado la victoria, lo que obviamente no ocurrió.

Se emplea tradicionalmente como insignia institucional del primer mandatario argentino desde que se estrenó en 1827, en ocasión de la conmemoración del 25 de Mayo de 1810.

Se la interpreta en los actos oficiales donde participa el Presidente de la Nación, para rendir honores a su investidura, indica tanto su llegada como su partida. También se ejecuta en otras oportunidades. Su uso está regulado de manera sumaria en el Reglamento de Ceremonial del Ejército Argentino (RCE; Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021) y en el Reglamento de Ceremonial de la Fuerza Aérea Argentina (RCFAA; art. 67, 1º).

Versión: https://www.youtube.com/watch?v=Tub253l06RY

Entre 1946 y 1959 fue sustituida por la “Marcha San Lorenzo[4]”. Algunos estiman que el precedente justificaría que sustituya “Ituzaingó” si así lo dispone el Presidente de la Nación.

5.- Collar de la “Orden del Libertador San Martín”

La institución es una reminiscencia de las órdenes nobiliarias que solían establecer los monarcas para distinguir a los miembros de su círculo íntimo y que, en ocasiones extendían a otros monarcas o dignatarios extranjeros. En consecuencia, el rey revestía la condición de “gran maestre”; por carácter transitivo en un régimen democrático a esta función la desempeña el Presidente de la Nación o el primer ministro. En muchos estados ordenes de este tipo que gozan de gran predicamento. En Argentina estos reconocimientos se emplean particularmente en el ámbito de las relaciones internacionales.

El Decreto Ley Nº16.628/ 1957 creó la “Orden del Libertador San Martín” para distinguir a “funcionarios, civiles y militares, extranjeros que merezcan el honor y reconocimiento de la Nación”. Los grados e insignias se reglamentaron por Decreto Nº16.643/ 1957[5]. La condecoración que singulariza al gran maestre solo se usa en plenitud en las reuniones del Consejo de la corporación y en las ceremonias donde se incorporan nuevos miembros.

6.- El “Sillón de Rivadavia”

Algunos autores lo incluyen entre los emblemas presidenciales. Acá corresponde informar a los lectores que no sean de nacionalidad argentina que Bernardino de la Trinidad González Rivadavia[6], tal su nombre completo, fue el primer argentino que desempeñó el cargo de Presidente de la Nación, entre 1826 y 1827. No hay registro de que haya empleado algún sitial en especial.

Referencialmente se computa el que Rivadavia donó a la Universidad de Bs. Aires, entidad que se habilitó durante su mandato, y que empleó en la ceremonia de apertura, más tarde quedó reservado a los rectores de la Casa hasta que su evidente deterioro lo relegó al Museo Histórico Nacional, donde se encuentra, es de caoba y tiene brazos cortos. También existe el asiento que el mismo Rivadavia regaló el Cabildo eclesiástico de Bs. Aires cuando terminaba su mandato, luego lo emplearon varios presidentes en las ceremonias religiosas. Según la información disponible se encuentra en el museo de la Catedral.

En consecuencia, esto del “sillón de Rivadavia” es una figura simbólica, sin basamento material, por la que se alude al cargo de Presidente de la Nación. Existen otros sillones que usaron los presidentes en el pasado que tienen carácter histórico, entre ellos el que utiliza el primer mandatario en su despacho de Casa Rosada que usó Roca en 1885[7] uno anterior se conserva en el Museo de la misma, data de 1861 y fue empleado por Santiago Derqui (1860-1861).

Sillones existentes en el Museo Histórico y en el Museo Casa Rosada

Sillón del despacho presidencial

7.- Escolta presidencial

Desde antiguo los dignatarios de mayor rango contaron con un cuerpo de guerreros seleccionados que lo acompañaban y que le aportaban un servicio de seguridad personal, al par que resaltaban su presencia ante los súbditos como expresión del poder. Muchos cobraron merecida fama, aunque en algunos casos desarrollaron formas patológicas, como ocurrió con la Guardia Pretoriana durante el imperio romano. La función de escolta persiste en la actualidad y, además, asume actividades ceremoniales de gran predicamento. Por lo general usan uniformes muy llamativos propios de tiempos pasados, como una manera de expresar las tradiciones.

Granaderos en los pasillos de la casa Rosada

En Argentina, el servicio de la Escolta Presidencial también puede considerarse como un emblema del primer mandatario; inapropiadamente algunos la llamen “guardia presidencial”, lo que implica confundir el cuerpo con una de sus funciones. Además, tiene a su cargo prestar honores al primer mandatario en diversos tipos de ceremonias, tanto en la cotidianeidad de la residencia de Olivos como en la sede del Poder Ejecutivo, la “Casa Rosada”, sita en la ciudad de Bs. Aires. Este cuerpo militar de elite es el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, cuyo nombre recuerda a ese gran argentino a quien deben su libertad: Argentina, Chile y el Perú. Es amplísima la bibliografía que existe sobre la historia del cuerpo, por lo que los interesados podrán acudir a la misma.

La unidad se formó en 1812 como un cuerpo de caballería para actuar en la guerra por la independencia americana y se disolvió en 1828, ya consumado el objetivo. Fue recreada por decisión del presidente Julio Roca (1898-1904) por medio del Decreto del 25 de mayo de 1903 y se la dotó del uniforme que originalmente diseñó el general José de San Martín; seis años más tarde el presidente Figueroa Alcorta (1906-1910) tomó al cuerpo como su custodia personal, condición que persiste en la actualidad. Tuvo su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo, provincia de Santa Fe (3 de febrero de 1813). Participó en la toma de Montevideo (1814) y en las campañas al Alto Perú, Chile, el Perú y Ecuador. En la guerra con el Brasil (1825-1828) donde Granaderos fue escolta del general del ejército en operaciones, Carlos M. de Alvear. Algunos de sus efectivos participaron en el Operativo Independencia contra la guerrilla marxista que se llevó a cabo en Tucumán (1975-1977). Tiene asiento oficial en Palermo, ciudad de Bs. Aires.

El Ceremonial de Ejército prevé que la unidad también será hará presente en el velatorio y durante la ceremonia de inhumación del fallecido Presidente de la Nación, a la que se sumarán cadetes de los institutos de formación militar (RCM, art. 4.036)

Velatorio del presidente Menem

En la hipótesis de que el Presidente visite una localidad donde no pudiera disponer de su escolta natural, se constituirá un elemento a tal fin con otras tropas al mando de un oficial, la que quedará como guardia de honor apostada en su alojamiento, colocándose dos centinelas en la puerta de acceso del alojamiento del funcionario (RCM, art. 4.026)

Dicho Reglamento prevé diversos dispositivos para rendir los honores prescriptos al Presidente de la Nación; por ejemplo: cuando se hallen unidades formadas (RCM, Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021). Lo propio ocurre con el Ceremonial Fuerza Área, que ordena dispositivos especiales de honor al Presidente de la Nación en su artículo 71 y 72. En particular se desarrollan los “honores en vuelo” (arts. 85 a 89). También en los ceremoniales de Gendarmería Nacional y Prefectura Marítima, hay normas particulares aplicables a la presencia y acompañamiento del Presidente de la Nación.

8.- Honras fúnebres presidenciales

Además de lo tratado precedentemente, hay otras honras que pueden considerarse atributos inmateriales que se trasuntan en ceremonias de variado tipo

De fallecer un Presidente de la Nación, se encuentre o no en ejercicio, se emitirá un decreto que establezca el “duelo nacional”, esto implicará que la Bandera Oficial de la Nación se coloque a media asta por el término que se establezca, en todo el territorio nacional, en las legaciones diplomáticas del país y en las embarcaciones.

El Ceremonial militar universal prevé las salvas de artillería y/o de fusilería como una forma de rendir honores a los jefes de estado y de gobierno (RCM; Anexo 4, arts. 4.024 y 5.021). Las salvas son series de disparos consecutivos, con una cadencia constante, sin bala, tradicional forma de saludo o de rendición de honores. En Argentina, la normativa dispone 21 salvas, cuando el féretro de un Presidente de la Nación llega al peristilo, al recinto en donde se cumplirá la inhumación o donde se depositarán sus restos mortales (RCE, art. 4.041).

Una vez finalizadas las palabras de despedida del último orador un corneta ejecutará el toque de silencio de reglamento. (RCE, art. 4.043)

9. Quinta de Olivos

Es la principal residencia del Presidente de la Nación por lo que constituye un atributo más que le corresponde en razón de su investidura.

Residencia presidencial en Olivos

Originalmente fue un predio suburbano que perteneció a Miguel de Azcuénaga, uno de los vocales del primer gobierno patrio. En el año 1854 mandó construir allí una gran residencia el hijo del citado, su arquitectura se debe a Prilidiano Pueyrredón. Los descendientes donaron el predio a la Nación en el año 1918. Ocupa un solar de unas 30 hectáreas, en Olivos, partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires. Numerosos presidentes de la Nación y sus familias han habitado el lugar. Se la declaró “monumento histórico nacional” por medio del Decreto Nº1.842/ 2013[8], cuyos fundamentos aportan una sintética historia de la mansión.

10. Marca de la Presidencia de la Nación

Este elemento comunicacional es relativamente reciente en la práctica del Ceremonial, solo se remonta al año 1999.

Desde el portal oficial del Estado se accede al “Manual de marca institucional de Presidencia de la Nación Argentina[9]” que la define en logotipos, paletas de colores y piezas de comunicación y también se expresan los lineamientos para aplicarla.

No debe confundirse con el “logo de gestión de gobierno” que adopta cada mandatario para caracterizar visualmente su accionar. En este Blog se difundió un estudio sobre el que emplea el actual primer mandatario[10].

Puede ampliarse al respecto en: https://www.direcciondemarcas.com/post/la-marca-gobierno-en-la-argentina

El caso del Vicepresidente

Por imperativo del sistema de sucesión presidencial que define la Constitución argentina algunos de estos atributos corresponderán también al Vicepresidente de la Nación, cuando ocupe transitoriamente la primera magistratura, y aún de otro ciudadano que quede a cargo del Poder Ejecutivo en caso de que opere la “Ley de Acefalía” Nº25.716.



No hay comentarios:

Publicar un comentario