jueves, 17 de noviembre de 2022

La iconografía de Rosas e ideario popular

Mimética y consideración social

Por Miguel Carrillo Bascary

En el culto cívico que algunas sociedades tributan a sus líderes se los presentas con atributos que 3expresan su singularidad, bien que por paradoja suele apelarse a representaciones enclavadas en las tradiciones o adaptando su figura a obras de reconocidas de terceras personas.

Un caso paradigmático es el de Juan Manuel de Rosas, nacido en Bs. Aires como Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio, el 30 de marzo de 1793. Miembro de una reconocida familia del Río de la Plata fue un latifundista que gobernó la provincia de Bs. Aires de 1829 a 1832 y de 1835 a 1852, tiempo en el cual ejerció también la representación internacional de la Confederación Argentina. Como cabecilla del llamado partido federal fue el “hombre fuerte” de Argentina hasta su caída en la batalla de Caseros, a manos de una alianza opositora conducida por otro caudillo federal, Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos. Rosas, se acogió al amparo de un navío de bandera británica surto en el puerto de Bs. Aires y se exiló en Inglaterra, donde falleció en Southampton, el 14 de marzo de 1877. Durante su segundo gobierno el culto a su personalidad por parte de un importante sector popular fue una impronta objetivamente demostrada[1]. Sus partidarios lo ensalzan como defensor de la soberanía nacional ante acciones agresivas de Inglaterra y Francia, así como la reivindicación de los tradicionales valores hispano-criollos. Sus detractores no trepidan en caracterizarlos como un sangriento tirano que dilató dos décadas la sanción de una constitución que hubiera limitado su poder y a su régimen como un totalitarismo asentado en la suma del poder público que le asignó una Legislatura adicta. Si bien en las últimas décadas la antinomia ha perdido la virulencia que se conoció en la segunda parte del siglo XIX y casi todo el XX, la figura de Rosas define una verdadera grieta en la memoria de los argentinos.

Primeras imágenes

Más allá de las circunstancias personales lo que me interesa es analizar la perspectiva iconográfica a partir de las muy similares imágenes que abren esta nota. “San Miguel derrota a Satanás”, como se la denomina habitualmente, es un óleo sobre tabla pintado por el gran Rafael Sanzio en 1518, por encargo de su mecenas, Lorenzo de Medici. Hoy se encuentra en el Museo del Louvre. La segunda es una pintura sobre tela datada aproximadamente en 1840 que se preserva en el Museo Histórico de Buenos Aires “Cornelio Saavedra[2]”. La correspondencia es absoluta, más allá de las obvias diferencias técnica, por supuesto.

Si se considera que el ser vencido por San Miguel encarna a todo el mal, la representación de Rosas lo refleja en la serpiente de siete cabezas con que se conceptúa a “la anarquía”, que a su vez vendría a ser “fuente de todos los males”. En cuanto a Rosas, el segundo artista procuró mimetizarlo con los atributos del número 1 entre los arcángeles.

Segundo grupo de imágenes 




Como innegable imagen fuente encontramos el retrato del emperador “Luis Felipe, enarbolando la bandera tricolor (de Francia) en las barricadas durante la Revolución de 1830”, que obra en una colección privada, donde la figura idealizada del monarca contrasta frente a las barricadas parisinas. En el caso de las otras dos, ambas captan a Rosas como centro de la atención, pero con un contexto autónomo que lo sitúa en el entorno de su actuación, Bs. Aires.

La primera es obra de autor anónimo, pero la imprimieron los Talleres Lemercier en Parías, figura impresa en Rosas se muestra como síntesis de los dos soportes de su poder. A su derecha, el ejército y una estructura que correspondería al Fuerte de Bs. Aires pero que no refleja su aspecto real, mientras que a su izquierda encontramos al pueblo, caracterizado con las siluetas de construcciones que nada tienen que ver con el paisaje urbano porteño. Entre las piernas se observa un perfil de iglesias, que tampoco se corresponden con las de esa ciudad. Estas discordancias dan que pensar que la imagen fue elaborada en el Viejo Mundo, ya que su autor evidentemente desconocía la realidad porteña del periodo histórico al que nos remitimos.

En la última imagen se toma como fondo la estructura de la Recova, un centro comercial construido en tiempos de la colonia, que durante el gobierno de Rosas aún existía en la plaza principal de la ciudad de Bs. Aires. También vemos la “Pirámide de Mayo erigida al conmemorarse el primer aniversario del pronunciamiento del 25 de mayo de 1810, cuando se formó el primer gobierno patrio en la hoy República Argentina. Esta referencia no es anecdótica, el artista presenta a Rosas identificado con el desarrollo del comercio, simbolizado en la Recova y en los valores revolucionarios objetivados en el monumento, que además suma varias banderas. La leyenda de la cartela que se desprende de la bandera reza “RESTAURÓ LAS LEYES”, mientras que en es escudete colocado a sus pies hay una dedicatoria al retratado, a quien se identifica con su apelativo formal.

Por lo demás, la pose, el uniforme y la bandera de ambas representaciones de Rosas son idénticos al modelo del emperador francés. Acoto que en aquellas, los paños muestran franjas de azul oscuro tal como se utilizó la bandera argentina en época rosista, ya que el personaje odiaba al celeste por entender que identificaba al partido unitario.

Por supuesto, que la presencia de las banderas de Francia y de la Argentina en manos de sus referentes los sindica como encarnación de la soberanía popular que los encumbró y como abanderados de sus respectivas patrias en las circunstancias históricas que les tocó vivir.

Típico ejemplo de una bandera de 1845, hoy en el Museo Hist. Nacional


[1] Sobre el tema puede verse: Capasso, Verónica. El discurso visual durante el régimen rosista: imbricaciones entre lo público político y lo privado. Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata (http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/40943/Documento_completo.pdf?sequence=1&isAllowed=y)

[2] Recopilada por Pradère, Juan A. Juan Manuel de Rosas. Su iconografía. Editorial Oriente. Bs. Aires. 1970.

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