jueves, 25 de noviembre de 2021

Taller: banderas de escritorio

Detalles que suman y restan

 

Por Miguel Carrillo Bascary

 

En este sencillo taller analizaremos tres casos vinculados a la disposición de las llamadas “banderas de escritorio” o “de mesa”, dispositivos sumamente útiles para el trabajo cotidiano de ceremonialistas y organizadores de eventos.

 

Como casi todo en Vexilología la presencia de estas pequeñas banderas es funcional para indicar la pertenencia de oradores y funcionarios en ambientes reducidos o que justifican una particularización, pero por sobre todo para circunstancias en las que se realizarán fotos o tomas televisivas, lo que incluye la modalidad zoom y aplicaciones similares que se han hecho tan comunes por la pandemia. Asimismo, contribuyen a orientar la ubicación de participantes cuando son varios, facilitándoles que encuentren sus lugares.

 

En otra oportunidad me dedicaré a un análisis orgánico de estas particulares banderas, hoy les propongo que nos centremos en tres problemas concretos.

 

Caso 1 

Corresponde a la fotografía que abre esta nota. Se trata del despacho personal del presidente de una Legislatura de provincia, donde resulta evidente que la bandera argentina está colocada a la izquierda, en contraposición a la regla de la derecha posición que ocupa la gran lámpara. 

En la toma no parece haber nada que justifique esta posición. Con toda lógica, tratándose de un ámbito formal como lo evidencia la referencia y el estilo del mobiliario, por lo que el pequeño vexilo debió colocarse a la derecha de la ubicación de quien ocupe el sillón. 

Caso 2 

En esta toma vemos a un recurrente gobernador que se está dirigiendo a la audiencia desde una mesa de sitio donde, además de la bandera de Formosa que identifica al funcionario la organización dispuso tres elementos netamente funcionales: una copa, una botella de agua (adviertan que está parcialmente oculta por el paño) y un dispensador de alcohol, como impone la pandemia. 

Aparentemente todo muy inocente, sin embargo … lo que podría admitirse desde la óptica de un organizador de eventos, no es si lo analizamos con la perspectiva de un ceremonialista. 

Veamos, la bandera está correctamente presentada y en el lugar que corresponde, a es decir la derecha del expositor. El problema aparece con los otros elementos, ya que si se observa bien la botella y la copa compiten con la bandera por la atención del auditorio. Sus presencias desmerecen la imagen del vexilo, con lo que lo adecuado hubiera sido colocar la botella y la copa sobre la izquierda. 

 Detalle

Se podrá justificar la posición mostrada en el hecho de que, si el expositor es diestro le resultará más fácil tener la copa en ese lugar, un argumento en principio válido, pero a mi juicio no suficiente para justificar que se disminuya el protagonismo que debe tener la pequeña enseña provincial. Mirémoslo desde otro punto de vista, si el orador juzga pertinente apoyar su presentación con la representatividad que le da la bandera, es justo que en contraprestación resigne la comodidad de tener la copa y la botella a su izquierda. 

¿Cómo se pudo proceder? En mi entender se debió colocar no una copa sino un vaso de adecuado tamaño (ni muy grande ni demasiado pequeño) y con buena provisión de agua a la izquierda del funcionario, algo más a su alcance que el dispensador de alcohol. De esta manera se elimina la consabida botellita que tan mal luce en las fotografías y que, además, implica una publicidad algo que corresponde evitar en ámbitos oficial, salvo que la empresa proveedora auspicie el evento. En el caso se tuvo el tino de quitar la etiqueta del envase, un punto para destacar.

Atención, tal proceder implica la necesidad de contar con un auxiliar de protocolo que esté bien atento desde una posición discreta, de manera que si el expositor consume el líquido durante su charla, se pueda acercar con discreción y volver a llenar el recipiente. 

En cuanto al dispensador sanitario, lo natural es que el expositor acuda al mismo al sentarse o al terminar su intervención, cuando se disponga a retirarse, nada justifica que lo use durante su alocución, por este motivo es válido que pueda estar sobre la izquierda, algo más lejos que la copa o vaso, para que no compita con la bandera, reitero. 

Al respecto, veo muy acertado el formato elegido para el dispensador cuya amplia base, en relación a su altura, permitirá operarlo sin necesidad de emplear las dos manos. 

Volvamos ahora a la copa, en principio estos recipientes son muy elegantes y contribuyen a dar una impronta de calidad del ambiente, por lo que llevan todas las de ganar con relación a un vaso. Sin embargo, también hay que considerar otros factores, como por ejemplo que el evento tenga la potencialidad de generar una discusión vehemente entre los participantes, en cuyo caso su menor base de sustentación puede generar inoportunos vuelcos, por algún arrebato del orador. 

También es pertinente conocer las peculiaridades expresivas de los expositores, hay algunos que tienen una gestualidad muy efusiva de manera que cuando se dirigen a la audiencia hacen amplio uso de sus manos, lo que a veces origina que volteen las copas, las que obviamente tienen mucha menos estabilidad que un vaso. He conocido varios oradores que eran “de temer” en estas circunstancias. 

Complementariamente habrá que elegir con sumo cuidado el estilo y la forma del vaso, para que tenga buena estabilidad y que no desmerezca la calidad del ambiente. 

Caso 3 

En el presente vemos a un alto funcionario (1) de la provincia de Tierra del Fuego, acompañado por la bandera nacional y la de su provincia, ambas colocadas a la derecha, lo que es correcto. 

El problema que se evidencia en la errónea disposición de sus paños, ya que si se observa con detenimiento la foto se verá que la de Tierra del Fuego muestra su reverso, un descuido de quien así las dispuso que desnuda su falta de profesionalidad.


Detalle

Otra referencia de interés, en casos donde haya dos banderas a la derecha del expositor, es una opción muy válida colocar la enseña de mayor jerarquía en la posición más cercana al mismo y la de segundo valor a la derecha de esta, pero unos centímetros más retrasada, resaltando así el debido orden protocolar en beneficio de la primera, lo que corresponde reforzar mostrándolas de tal manera que el paño de la segunda quede levemente oculto por el de la principal. 

Esta disposición es muy válida, particularmente cuando se realizan tomas fotográficas o planos televisivos al expositor, ya que ninguna enseña queda expuesta al “recorte” que resulta tan habitual en el manejo mediático de un evento y aquella que tiene precedencia destaca netamente respecto de la otra. 

Un detalle, mínimo pero muy evidente, es el descuido con que se armaron las pequeñas banderas, observen que ninguna está “al tope”, lo que es más acentuado en el caso de la argentina. Más aún, hay otra desprolijidad ínfima en principio, pero que se apreciará con claridad en las fotografías o tomas, se trata de dos pequeñas hilachas, en el vértice inferior del paño. 

Detalle

Aún encuentro otra objeción en la fotografía que estamos analizamos, esta radica en las bases de los mástiles, de evidente desproporción con relación al asta lo que implica una masividad que luce decididamente tosca. 

Conclusión 

Hemos analizado así tres casos prácticos, merecedores de diversas observaciones, algunas más evidentes que otras, pero que en toda circunstancia exponen la profesionalidad del responsable del armado del espacio en presentaciones oficiales de alto nivel y, que además compromete la imagen institucional de la entidad organizadora del evento y de quien eventualmente sea el expositor.

Nota: recojo la observación de uno de nuestros lectores que me indica que el funcionario fueguino no es el gobernador, como originalmente se publicó. También me indica que los colores de la bandera provincial no son los reglamentarios, en lo que corre con razón ya que son mucho más claros que los legítimos, al respecto no destaqué este aspecto por considerar que los tonos claros que muestra el ejemplar podían tener causa en un efecto técnico de la pantalla, lo que suele ser común. Siempre tendré presente el privilegio que me correspondió de ser iniciador de la Ley Nº458 que estableció esta bandera cuyo diseño, elaborado por la arq.  Teresa Martínez, fue establecido por el Decreto Nº1794/ 1999. Así como la enorme emoción de estar presente en su primer izamiento, invitado por la Gobernación de aquél entonces. Asimismo, el diseño del Sol de la bandera argentina no se corresponde con el oficial que fue definido oportunamente por el Decreto Nº1.650/ 2010.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes mi nonbre es miguel en primer termino el caso 3 el sr no es gobernador si no quensu catgo fue en ese momento de secretario de Planificación Estratégica, Ordenamiento Territorial y Hábitat Olaf Jovanovich por otro lado muchas veces pasa y seguramnete el que esta en esta gtan carrera de ceremonial sabe que los medios muchas veces hacen notas a funcionarios sin consultar ubicación o precedencia y uno se éntera cuando sale en los medios con respecto a la bandera Provincial también uno de los detalles seria que no son los colores reglamentarios muchas gracias igual por la apreciación

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  2. Muchísimas gracias por la aclaración, que he recogí como una nota inserta al final del artículo. Agradezco infinito el intercambio con los lectores de este Blog.

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