jueves, 19 de noviembre de 2020

Armando el pesebre 3/ Belénes en pandemia

¿Cómo y porqué adecuarlos?

Un pesebre en pandemia, reflejo de nuestra actualidad y esperanza renovada 

Por Miguel Carrillo Bascary

La Navidad en pandemia

La Navidad 2020 se presenta a un mundo sumergido en el drama de la pandemia que enfrenta a la Humanidad con su propia contingencia. Este mal evidencia la transitoriedad de nuestras vidas frente a la aparición de esa pequeñísima partícula que llamamos virus.

No será ni la primera ni la última Navidad en la que una enfermedad planetaria condicionará las tradiciones con que solemos festejarla. Lo que es una verdad insoslayable radica en que los 7.700 millones de humanos que hoy pueblan el planeta no registran memoria vital de un evento similar.

Por esta razón, la parafernalia de costumbres, comidas, bebidas y todo tipo de ceremonias que con pasmosa diversidad ofrece cada cultura se verán ciertamente modificadas.

Despojada la Navidad de muchos de sus componentes adventicios y condicionada en las formas externas con que se manifiesta, es factible que para muchos recobre su sentido primario, esto es celebrar la encarnación del Hijo de Dios en la pequeñez del Divino Niño acabado de nacer. Un misterio con que la revelación nos informa que, en ese pesebre de Belén y en un momento histórico concreto, se presentó al mundo el Emanuel, como una sola persona, dotado de una verdadera naturaleza divina y de otra humana, igualmente verdadera. O bien, dicho de otra manera, como verdadero Dios y verdadero hombre.

No pretendo abundar acá sobre el significado de la Navidad, solo intento avocarme al terreno que me resulta conocido, es decir, el simbolismo entrañable de esa composición plástica que en algunas naciones se llama “pesebre” y en otras, “belén”.

Desde que San Francisco de Asís presentó la primera recreación estilizada del misterio de la Navidad, el pesebre mantiene su mensaje de alegría; como evidencia de sencillez y de pureza, alentando la esperanza sobre nuestras historias particulares ante el cambio de año civil que se avecina.

En 2016 compartí en este Blog mis experiencias sobre la costumbre universal de armar los belenes y hoy resulta muy válido recordarlo, como referencia para quienes pudiera interesar (ver nota al pie).

Más allá de lo dicho, vuelvo al común presente, donde la pandemia es parte de nuestra realidad y no parece oportuno que la representación del Nacimiento ignore las preocupaciones de la hora. No se da la espalda a las durezas de la vida, corresponde asumirlas desterrando el facilismo de negarlas.

De esto tratan las reflexiones que comparto, las que definirán los conceptos consecuentes. 

Desde la perspectiva de la edad

No olvidemos que el Santo Francisco creó su primer belén para manifestar la magnífica noticia evangélica al espíritu sencillo de los campesinos de su entorno. De esto se hoy se hacen eco los niños, con sus espíritus plenos de pureza y abiertos al asombro.

Los que a la fecha transcurrimos la madurez o el ocaso de su vida, cargados de los años vividos; aquellos que enfrentan el futuro desde sus proyectos aniquilados; quienes experimentan las tenazas dolorosas de la enfermedad; la opresión de la soledad o transitan situaciones límites; las víctimas de la guerra, del hambre, de la ignorancia, de la violencia, de la incomprensión y de las injusticias; al llegar la Navidad inevitablemente nos retrotraemos a esos primeros años, donde mirábamos arrobados las figuras que representaban al Niño Jesús; a su Madre; a San José, los pastores y reyes; mientras los coros angélicos proclamaban “Os ha nacido en la ciudad de David el Salvador que es el Cristo, el Señor” (Lucas 2; 11).

Precisamente, pensando en los niños de hoy, considero que los belenes/ pesebres podrían captar la realidad donde estos comienzan a conocer la dureza de ciertos aspectos de la vida. Por eso entiendo que cabría reflejar las conductas sociales marcadas por la pandemia, en el armado de los pesebres, como un mensaje propedéutico particularmente dirigido al presente de los niños.

Pautas para adecuar su armado 

Sin más preámbulos entonces, sugiero como oportuno y pertinente que, cuando próximamente se armen los pesebres consideremos representar a algunas de sus figuras con cubre bocas, al igual que se nos pide por razones sanitarias. Veamos de qué manera:

·      Los pastores y los reyes magos; sus servidores y cualquiera otra figura humana debería mostrarse con cubre boca/barbijo o máscara, según se denomina a este objeto en nuestras diversas sociedades. Aquí se resaltará el sentido solidario que entraña el uso del adminículo y la responsabilidad hacerlo, como una muestra de amor para con nuestros semejantes.

·      Lo mismo vale para el San José, en tanto que, como celoso custodio del Niño Jesús, se nos antoja que habría sido el primero en cumplir con las previsiones sanitarias. Esto servirá para resaltar la responsabilidad paterna en la observancia de los cuidados necesario y como modelo del acatamiento a los preceptos que regulan la vida en sociedad.

·      En cuanto a la madre del Salvador, la Virgen María, vale lo mismo que lo dicho para José pero, para diferenciarla, cabría hacerlo con un rasgo distintivo que nos permita sentirla más cercana, como que también somos sus hijos (Juan 29; 16). Para esto propongo que su tapa boca sea transparente, como también al algunos de uso cotidiano. Lo observado puede servir de disparador para que los niños reflexionen en lo especialísimo del vínculo entre Cristo y nuestra Madre Común; así como en la enorme dimensión del amor materno/filial; al par que concitará la observancia de María como modelo de entrega a Dios.

·      Como seres espirituales es obvio que no corresponde que los ángeles lleven sus “bocas” cubiertas. Con esto se podrá ilustrar a los pequeños sobre su naturaleza inmaterial y explicarles que, si bien los representamos como figuras humanas aladas se trata de un convencionalismo cultural.

·      Como un reflejo de la realidad actual, donde los bebés no usan cubre boca y como certificación patente de la divinidad del Niño, tampoco se lo debe presentar cubierto. De esta forma se reforzará el concepto del poder y de la eternidad del Niño Jesús; protagonista de la historia; vencedor del demonio; la muerte y de todo mal.

·      La otra prevención sanitaria con validez universal es el distanciamiento social, que también cabría respetar en la preparación de los belenes. Para esto bastará distanciar las figuras, de tal modo que los niños adviertan la diferencia respecto de las presentaciones de años anteriores. Eventualmente podría reflejarse el concepto de “burbuja”, con lo que los Reyes podrían agruparse entre sí, al igual que los pastores. De entre las conductas sanitarias que se nos requieren, el distanciamiento social posiblemente sea el que más nos cuesta y el que menos entendemos; por lo que la ocasión será buena para patentizar la necesidad de observar la conducta; con todo lo que esto implica, particularmente, la responsabilidad social para con los otros.

·      Otro detalle propedéutico, no sin reconocer su evidente anacronismo, sería la opción de colocar entre los partícipes alguna figura ataviada como médico o personal sanitario. De esta forma se patentizará el sacrifico de los profesionales que velan por la salud de los millones de afectados por la pandemia. También se podrían sumar otros participantes, que en su carácter de “personal esencial” coadyuvan a la presente situación, incluso a riesgo de sus vidas. 

En cuanto a la ejecución

Atención, no toda figura del belén admitirá la colocación de cubre bocas. Se evitará hacerlo con aquellas que por sus características sean de naturaleza patrimonial, particularmente las de antigua data, ya que podría dañarse su pintura o ciertos detalles del dorado a la hoja que tienen algunas.

Por lo demás, el aditamento puede confeccionarse con facilidad recortando una etiqueta autoadhesiva blanca, de esas que se usan para tareas escolares o prepararlo con una cinta plástica. Para el que use la Virgen bastará un fragmento de celofán o cinta traslúcida engomada, si la pieza fuera pequeña; en el caso que tenga un tamaño algo mayor puede improvisarse también con un recorte de plástico transparente.

La preparación de las figuras es una tarea que se presta como actividad lúdica de la que podrán participar hasta los más pequeños. Un factor de integración familiar que cabe capitalizar.

Cuando se trate de un belén instalado en un espacio público; en la vidriera de un negocio o en algún sector de un centro comercial, la presentación de las figuras pertinentes con cubre bocas cumplirá el mismo objetivo ejemplificador que el que se ha popularizado presentando los monumentos y estatuas con estos adminículos. 

Terminando

La diversidad de situaciones; disponibilidad de piezas; amplitud de espacio y otro sinnúmero de circunstancias determinarán variantes a la propuesta. En la composición de los pesebres la creatividad siempre ha sido la regla.

Por supuesto que lo fundamental será explicar a los niños las razones que inspiran estas innovaciones respecto del clásico modelo de pesebre, para lo que adaptará el lenguaje y se buscará hacerlo con formas accesible a sus realidades particulares. Para cumplir esta delicada función ¿qué mejor que los padres y eventualmente, los abuelos?

Lo propio ocurrirá con los referentes de otros conjuntos sociales en donde se presenten pesebres. Por ejemplo: municipios; parroquias; merenderos; establecimientos escolares que se encuentren habilitados y similares.

Cabrá comunicar el mensaje desde el asumir las duras circunstancias del presente proyectándolas en la dimensión de esperanza que implica la venida del Salvador a la historia humana y a nuestras historias particulares.

Obvio que la habitual composición del pesebre sin dudas que será la opción mayoritaria pero las referencias previas parecen oportunas para acompañar las circunstancias de la vida en el presente.

Nota:

Posición de las figuras en el pesebre navideño: http://banderasargentinas.blogspot.com/2016/12/posicion-de-las-figuras-en-el-pesebre.html

El “Niño Dios” ¿se coloca en el pesebre o se espera hasta Navidad?: http://banderasargentinas.blogspot.com/2017/12/el-nino-dios-se-coloca-en-el-pesebre-o.html

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