viernes, 27 de noviembre de 2020

El extraño caso de Ostende

Una bandera de 3 lados

Histórica bandera del balneario de Ostende 

Por Miguel Carrillo Bascary

La imagen define la historia e identidad de Ostende. Su forma y composición, aún para quienes la conocen no deja de llamar la atención. Como estamos entrando al verano del hemisferio Sur parece pertinente analizarla.

Ostende x 2

El nombre despierta sensaciones marinas, nos habla de las extensas playas; de la belle époque; donde la alta sociedad vacacionaba respirando los aires salobres, en la costa de Bélgica, cercanías de Brujas. Fue fundada en 1445 y su puerto ubicado sobre el Mar del Norte le dio cierta prosperidad. A mediados del siglo XIX se la conocía como como una “estación de baños” status que mantiene, aunque ya no sea tan exclusiva como antaño.

La plata de Ostende, Bélgica, en 1897 y su bandera local 

Pero esta entrada se refiere a “otro Ostende”, que se ubica en Argentina. Fue en su origen una costa medanosa de la provincia de Bs. Aires, a unos 300 kilómetros de la Capital, barrida por los vientos; frente a un mar inmenso. Ahí nació Ostende a comienzos de 1913.

Europa aún vivía en la belle epoque; las bicicletas hacían furor entre las jóvenes; los hombres usaban traje de tres piezas y los varoncitos vestían como “marineritos”; poco faltaba para que la I Guerra Mundial estallara en drama y sangre. Argentina acababa de festejar la gran fiesta del centenario, era una potencia en ascenso a nivel mundial, pero pesadas nubes se delineaban en su horizonte social.

En la inmensidad de una pampa el ferrocarril del Sud abrió un camino hacia el desolado litoral marítimo, corría 1908. Al año siguiente dos aventureros Ferdinand Robette (belga) y Agustín Poli (italiano), formaron una sociedad que proyectó establecer un balneario estilo europeo. Compraron una fracción tierras, mejor dicho, de dunas y delinearon una urbanización muy ambiciosa bajo parámetros higienistas para el placer de los veraneantes; quizás germen de un desarrollo mayor.


Vista general de la urbanización (la fecha señala el nacimiento de la rambla) 

Un mayor detalle 

Puede decirse que el primer hito fue la “Rambla Sur” cuyos restos, varias veces cubiertos por la arena fueron definitivamente desenterrados entre 1992 y 1993; mudo testigo de los sueños de aquellos pioneros.

Restos de la histórica rambla 

En diciembre se inició la construcción de un gran hotel de unas 80 habitaciones y todas las comodidades que exigiría la selecta clientela a la que aspiraba servir. Colonos japoneses afincados en las cercanías aportaron la mano de obra. Un pequeño tren especial vinculó al hotel con la estación donde terminaba la línea que llevaba a la capital Federal. Un muelle permitía recibir insumos.

El Hotel en sus inicios

Los primeros años fueron duros. Varios factores se sumaron para que el proyecto no llegara a buen puerto: primero fue el estallido de la Guerra Mundial que hizo que sus propulsores volvieran a Europa; luego, fue el viento y la arena lo que provocó que Ostende corriera serio riesgo de desaparecer engullido por la Naturaleza. Sin embargo, tuvo la simpatía de la sociedad porteña y recibió numerosos visitantes distinguidos. Los años 30 y 40 fueron sus tiempos de su mayor esplendor. Mucha de aquella magia todavía se conserva que el original “Termas Hotel”, sigue prestando sus servicios bajo el nombre de “Viejo Hotel Ostende”.

El "Ostende Hotel"

En 1943 comenzó otro proyecto cercano, Pinamar que con los años prevaleció y que ha llegado a convertirse en eje de un conglomerado turístico, muy lindo e importante. Cincuenta años después fue reconocido como cabecera del partido de su nombre, abarcando Valeria del Mar, Cariló, Montecarlo; Mar de Ostende y …, por supuesto, Ostende. En conjunto suman unas 26.000 habitantes permanentes (Censo 2010).

Puede advertirse la altura de las dunas con relación al Hotel 

Cercana al Hotel, sobre la playa, se levanta una modestísima construcción prefabricada en maderas que es considerada la primera residencia de veraneo de la localidad. que en los años 30 mandó construir para su esposa y familia el ex presidente de la Nación Arturo Frondizi.

"La Elenita", de la familia Frondizi

Ostende en sus banderas

La Vexilología nos enseña que las banderas pueden tener innumerables formas, aunque la mayoría sean rectangulares (alguna vez explicaré por qué); aunque en Europa y Asia pueden verse algunas que a los verdaderamente extrañas. Es posible que la de Ostende sea la única bandera triangular en Latinoamérica; hecha la salvedad respecto de los usos náuticos, donde abundan.

Diversas formas de banderas

El ventoso 6 de abril de 1913, el emblema de Ostende flameó por primera vez. Sus colores remiten a la ensaña patria argentina; al límpido cielo y a la espuma del mar, aunque también podemos ver reflejados en ellos a los trajes de baño de los caballeros de entonces. Una gran “O” dorada, particularizó el futuro que auguraban los visionarios empresarios. Por esas cosas del destino, este paño triangular quedó como testimonio vexilológico del hermoso proyecto que no pudo ser.

Si tuviéramos que caracterizarla podemos decir que es una pieza histórica. Así se la muestra en el museo local, acompañando al escudo que debió ostentar la frustrada ciudad.

Imagen que se muestra en el Museo Histórico local

Su blasón tiene mucho para decirnos, fue diseñado en el estilo naturista, propio de fines del siglo XIX. Tiene forma germánica, de los que se usaban en las justas medievales, con un recorte para permitir mayor maniobrabilidad a la lanza. Su campo carga un mar sereno; una canoa de pesca sobre la que se recuesta plácidamente una joven rubia, apenas cubierta por un lienzo celeste, notable premonición de los bikinis. En su mano derecha sostiene una caracola. Tan “lanzada” imagen, a principios del siglo XIX, nos habla de libertad (en todo sentido); pero también de un tranquilo un contemplar a la Naturaleza. Todo sobre un paisaje marino, con un cielo sereno y un Sol, rojizo, poniente, recordando que Ostende puede traducirse como “puerto del Oeste”; lo que indica el nombre del balneario belga.

El blasón diseñado para la ciudad de Ostende 

Por timbre, una muralla, emblema de la ciudad que aspiró a ser. En la ornamentación la bandera local; un delfín y dos aves marinas (¿gaviotas?) en vuelo. Por lema puede leerse el nombre de “Ostende” inscripto sobre típico aro salvavidas rosáceo.

Un conjunto insinuante de ejecución compleja a nuestros ojos, demasiado elaborado pero acorde a los usos de la época. En sí mismo constituye un elemento publicitario que lució en los prospectos destinados a promocionar la ciudad balnearia que nacía.

Escudo de armas de la ciudad de Ostende, Bélgica

Si lo comparamos con el blasón de la ciudad belga es imposible no observar cierta influencia en el diseño elegido por los emprendedores. Eso sí, lo flanquean una ninfa oceánide y un tritón; mientras que otros atributos heráldicos definen la impronta histórica del burgo.

Bandera de Pinamar  

Como Ostende integra Pinamar, la bandera del partido nos habla de los dos colores que predominan allí.


Nota: dedicado a mis amigos Ana María y Juan José Staffieri.


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