lunes, 30 de noviembre de 2020

Equívoca demostración de pesar

La Bandera Nacional que no debió cubrir un ataúd

La Bandera argentina cubriendo un ataúd

Por Miguel Carrillo Bascary

Hace unos días falleció en un accidente de helicóptero uno de los más importantes banqueros argentinos. Como toda muerte, la noticia es muy lamentable pero no deja de ser un acontecimiento que se desarrolló en el ámbito privado, aunque haya tenido la lógica repercusión en el sector empresarial.

Al difundirse la crónica del sepelio fue una sorpresa general conocer que el ataúd fue cubierto por la Bandera nacional, lo que fue señalado como un verdadero despropósito; para otros debió ser cosa válida.

Estas opiniones encontradas me llevan al presente comentario.

Es costumbre universal propia del ceremonial mortuorio que se cubra el ataúd con la bandera nacional solo en caso de que se trate de un héroe; de una persona caída en el cumplimiento de su deber para con la sociedad; de una alta autoridad electa por el pueblo; de un monarca o miembro de la aristocracia vinculada o de una personalidad merecedora del reconocimiento generalizado de toda la sociedad. Desde la perspectiva local un ejemplo reciente es el de Maradona.

No es el caso del banquero fallecido quien, sin disimilar su importancia como empresario, solo era conocido en el limitado mundo de los grandes negocios, por ende, su muerte no provocó un pesar público, simplemente por tratarse de un desconocido para la mayoría de los argentinos.

Corresponde señalar que, en Argentina, el uso de la bandera oficial en ceremonias fúnebres no está regulado por ninguna norma; con excepción de que sean miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad y solo en las circunstancias expresamente reglamentadas. Como otra fuente de Derecho, la costumbre reserva el homenaje de cubrir con la bandera un ataúd a los casos expresados.

Lo ocurrido con el banquero no constituye en sí mismo un agravio a la Enseña patria, como alguno ha llegado a decir, pero a todas luces que no se adecua a la circunstancia del caso analizado. Cumplo en destacarlo.

Para mayor referencia, la Bandera patria es obviamente una representación de la Nación Argentina, no se trata de un complemento decorativo ni de un atributo válido para caracterizar honrar a una personalidad que no revista las condiciones antedichas. En todo tipo de demostraciones, además que prudente, su uso tiene que ser restrictivo, por toda lógica.

Volviendo a la realidad por la que atravesamos, es oportuno recordar a los cientos de miembros del personal de la Sanidad y de otros servicios esenciales que en los últimos meses ofrendaron sus vidas en el silencioso cumplimiento de sus deberes.

No conozco que la Bandera de Belgrano, San Martín y de todos los argentinos haya cubierto sus ataúdes. ¡Quisiera que hubiera sido así! Se lo merecían. Ellos no tuvieron honores pero les aguarda el premio eterno a su entrega.

En lo particular, mis oraciones en sufragio del fallecido y mis condolencias a la familia del empresario.

A quienes se equivocaron en los reconocimientos al empresario desaparecido, me permito pedirles una sincera reflexión. Hemos de tratar de no banalizar a nuestra Bandera ya que representa, nada más, ni nada menos, que a toda la Nación no a un sector particular de quienes tenemos el orgullo de ser argentinos.

La soledad de nuestra Bandera y de un ataúd





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