miércoles, 12 de agosto de 2020

Temas prácticos de Ceremonial: Planchado de banderas

Destalles que se ven

Planchando una Ikurriña

Por Miguel Carrillo Bascary

En otra nota me explayé sobre las razones que justifican lavar una bandera; un tema que aparece en todo taller de Ceremonial, a la que me remito: http://banderasargentinas.blogspot.com/2015/10/lavado-de-banderas-si-o-no-todo-un.html Hoy quiero referirme sobre otra operación tan discutida como necesaria, el planchado de una enseña.

El porqué del planchado

Cuando se desarrollan actividades de capacitación referidas a banderas suele presentarse una pregunta que podemos calificar como “una verdadera cuestión clásica”, ¿las banderas se planchan?

La respuesta invariable es “sí, cada vez que sea necesario”, dicho con todo énfasis.

El principio rector es que el paño de una bandera debe presentarse siempre en las mejores condiciones posibles.

Exhibir una bandera arrugada o que presente los pliegues propios de haber estado dolada, desmerece a la pieza y por lo tanto se hace necesario plancharla.

La operación no afecta la dignidad del símbolo, todo lo contrario, contribuye a realzarlo.

La buena presentación ante todo

Consideraciones fácticas

Las banderas de ceremonia tienen paños de trama densa cuya naturaleza favorece que se mantengan lisos; más aún cuando el textil es doble.

En ocasiones, particularmente cuando se usan astiles, suelen emplearse enseñas similares a las de ceremonia que poseen ligeros paños de fibras sintéticas, que son muy propensas a que se marquen los pliegues, lo no hace un buen efecto. Esto se pone en evidencia en las siguientes fotografías:

Banderas de posición ligeras; observar cómo se deslucen por sus dobleces
(no digamos nada de la incoherencia que se exhibe en materia de precedencias)

En este toma blanco y negro se observa mejor los pliegues

Por su parte, las banderas de izar, que también se construyen en textiles ligeros para favorecer el flameo son muy sensibles a las arrugas y pliegues. Si bien, estas son mucho menos advertibles cuando están izadas, ya que se encuentran a una distancia importante de quién las observa desde el suelo.

Esta bandera de Aruba muestra dobleces pronunciados

Unas y otras son merecedoras de lucir lo mejor posible.

Esto justifica también, que algunos paños grandes se llevan extendidos, sostenidos por diversos portadores:


Para preservar las buenas condiciones de una enseña de ceremonia será adecuado enrollar bien el paño al asta, antes de introducirlo en su funda, y retirar esta última con delicadeza cuando se extraiga la pieza.

 Una operatoria muy cuidada

Otra, que no podemos recomendar, para nada
Se hace evidente que el paño quedará comprimido en forma irregular
con lo que se generarán arrugas de importancia

Detalles prácticos

Las banderas de ceremonia se lavan “a seco”; de no hacerlo así el frotado a mano las manos o el centrifugado de un lavarropas harán que los hilos metálicos que contenga el bordado destruyan el género. Otros tipos de enseñas podrán higienizarse a mano o bien en lavarropas, doméstico o industrial, según el tamaño que tengan y el tipo de textil de que se trate; cada uno demanda de una técnica particular que habrá que aplicar para evitar que se afecte la bandera. 

Desaconsejo totalmente que para el secado se use la función de centrifugado ya que la pieza quedará muy marcada. Veamos un ejemplo:


En consecuencia, luego de lavar un paño será elemental colgarlo con bastante agua para que al escurrir naturalmente se facilite su alisado.

Otro accesorio muy práctico para uso de las reparticiones de Ceremonial,  permite acondicionar varias banderas a la vez luego de un lavado. Este secador a vapor tiene forma de armario; lo que será particularmente útil cuando se deban procesar banderas para exhibir en astiles.


Cuando se trate de banderas de ceremonia con numerosas costuras; bordados o que sean de doble paño, será bueno utilizar un secador portátil, como los de uso doméstico para la cabellera. Servirá para repasar los sectores donde pueda haber quedado algún rastro de la humedad del lavado. De esta forma se evitará la formación de hongos y alejará la posibilidad que se den condiciones que favorezcan el herrumbre de los hilos metálicos que puedan haberse usado en los bordados; en las anillas y en el sector de la vaina o refuerzos.


El planchado (o “el hierro”, como se dice en algunas regiones) no siempre es una operación sencilla; todo usuario sabe lo conveniente que es utilizar un buen apresto o al menos un humidificador lo que hará que las fibras queden más dúctiles y flexibles.


Se preferirá usar una plancha a vapor, que disminuirá la abrasión de la superficie del textil, algo particularmente delicado de las piezas que lleven costuras o bordados.

Las planchas comunes se usan haciendo una presión mayor y a la larga esto incide sobre las costuras, un sector crítico de las banderas

Otro factor es el tamaño. Cuanto mayor es la superficie de un paño, más complicado será alisarlo. Siempre hay que cuidar que el paño no arrastre y se ensucie. Para evitarlo puede hacerse descansar la pieza sobre una o más sillas manteniendo la superficie alejada del suelo. Una opción será concretar la tarea colocando la tabla de planchado sobre una superficie alfombrada de manera que si el paño es muy grande quede depositado allí, lo que, además de preservar el textil, evitará el prurito permitir que durante la manipulación la bandera toque el piso.

Cuando se dispongan las banderas de posición utilizando pies, cenefas y otro tipo de mastelero, lo adecuado será chequear su condición con suficiente tiempo, para acondicionarlas si fuera imprescindible. Una práctica siempre aconsejable, consiste en revisar los paños en el mismo lugar en que se exhibirán y someterlas a un repaso final, si fuera menester.

Último repaso antes de un evento; el trabajo en equipo facilita la operatoria

Para esto, existen en el mercado dispositivos que pueden usarse con ventaja para alisar banderas armadas, evitando tener que desmontarlas. Se los llama “plancha vertical a vapor” o “vaporera”, un equipo que no debe faltar en ninguna oficina de Ceremonial. Un ojo profesional y la correspondiente pasada asegurarán un lucimiento impecable.

Son de sencilla tecnología, la elección puede variar. Bastará un dispositivo de mano, de fácil transporte, que cuenta con una batería para calentar el agua y expulsar el vapor; muy útil cuando las piezas son pocas y cuando las banderas deben disponerse en un sitio lejano a la base del servicio.

Pero si las piezas son numerosas hay equipos de mayores prestaciones, que disponen de un depósito de agua de varios litros. Como estos demandan una conexión eléctrica no olvidar llevar a otras locaciones un cable prolongador que permita operarlos.



Lo dicho hasta aquí también se aplica a las corbatas.

Una última observación, en un equipo de Ceremonial que se precie debería haber al menos dos miembros capacitados en la conservación; lavado; planchado y presentación de banderas.

Ampliaremos con ejemplos en una próxima oportunidad.

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