La bandera desplegada en el Mar de la Tranquilidad
Por Miguel Carrillo Bascary
A cincuenta años del alunizaje del Apolo 11 parece válido recordar dos
imágenes que hoy son patrimonio común de la Humanidad.
La primera es la huella del ingeniero aeroespacial y piloto Neil Armstrong, la primera pisada de un
hombre sobre el polvoriento suelo del Mar de la Tranquilidad; más de 600
millones de personas pudieron apreciarlo “en vivo”.
La segunda es aquella donde Edwin
Aldrin tributa honores a la bandera de los Estados Unidos desplegada en las
inmediaciones del módulo lunar Eagle, con la profunda oscuridad del espacio
como fondo, destacando sobre el desolado horizonte. Allí suspendida de un débil
mástil desplegado, la tricolor norteamericana
proclamó a los ojos del mundo la hazaña tecnológica y la decisión de una nación
de nuestro continente, que auguraba una nueva era en el derrotero de la
Humanidad que supo proyectarse desde el planeta azul que llamamos Tierra hasta
su satélite natural, suspendido en el vacío a unos 384.400 kms. de distancia promedio.
Mucho se ha escrito y seguirá
escribiendo sobre esta última imagen, a partir de que algunos críticos
expresaron sus dudas sobre si el histórico hecho se había producido
verdaderamente o si se trató de un montaje propagandístico para posicionar a
los Estados Unidos en la carrera a la Luna postergando a la entonces llamada
Unión Nacional de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) Hoy sabemos que las evidencias científicas que avalan la
realidad del acontecimiento son abrumadoras, pero para completar esta
faceta del comentario dejo a los interesados algunos de los infinitos enfoques que
pueden hallarse en Internet (1)
La Vexilología y la Luna
Desde la noche de los tiempos los
hombres fijaron su atención en nuestro satélite natural, al que muchos pueblos
divinizaron. A su tiempo la Luna sirvió como símbolo para elaborar muchos escudos, desde ellos pasó a las banderas.
Por caso la vemos hoy en las enseñas de Laos; Nepal; Palau y del Tibet; también
en algunos cantones de Suiza; de otros estados subnacionales y de ciudades.
Figuró también en la primera bandera mirandina, en 1797.
Numerosos pueblos indígenas de toda América incorporan la Luna en sus emblemas
y en Argentina la vemos en las
enseñas de puelches, comechingones y en guñelve
de los araucanos.
Bandera del pueblo puelche
En los recuerdos de la Humanidad vale
rescatar algunos datos vinculados a la segunda fotografía de la que hablamos.
La NASA informa que entre aquella toma
de 1969 y la última misión norteamericana (1972), los astronautas dejaron sobre
la superficie selenita un total de seis
banderas de las “franjas y estrellas”.
Desplegando la bandera
La sencillez asombrosa de la bandera que colocaron Armstrong y Aldrin contrasta
con el multimillonario presupuesto del Programa Apolo; solo habría costado u$s
5,50. La pieza era de nylon y había sido manufacturada por la compañía “Annin
Flagsmakers” fundada en 1847, sobe la que prometemos una nota complementaria de
la presente. Para conocer algo más sobre ella los ansiosos pueden remitirse a https://www.annin.com/about-us.
Saludo militar a la bandera
En el año 2012 el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA mostró que permanecían en pie cinco astiles que habían sido usados para desplegar estas banderas.
Eran los correspondientes a las misiones Apolo 12, Apolo 14, Apolo 15, Apolo 16
y Apolo 17. No ocurrió lo propio con la del Apolo 11 que se habría destruido al
momento de despegar el módulo de alunizaje cuando Armstrong y Aldrin retornaron
a la nave que los trajo de retorno a la Tierra.
Esto pudo verificarse a partir de fotografías tomadas por el LRO, donde
se observaron claramente las sombras que los mástiles proyectaban sobre la
superficie lunar; sin embargo, no se ha
podido comprobar la conservación del cuerpo de esas enseñas. Las fotos referenciadas
pueden visualizarse correctamente en https://es.wikipedia.org/wiki/Lunar_Reconnaissance_Orbiter. Con mayor actualidad puede consultarse: http://mouse.latercera.com/las-banderas-en-la-luna y a la misma NASA, https://www.nasa.gov
La permanencia de esos restos no ha
dejado de sorprender considerando las condiciones extremas de su exposición. Se
estima que las fluctuaciones de temperatura, que van desde los 120 grados
Celsius sobre cero a los 140 grados bajo dicha marca; debieron incidir sobre su
materialidad. Además, si se considera la intensísima
radiación ultravioleta los colores de las banderas han de haberse
degradado, de manera que, si conservan sus “paños” o al menos algún trozo, hoy serían
uniformemente blancos. De esta manera lo representó: el portal principia.io
Desde una perspectiva ecológica esto debería hacer reflexionar a la Humanidad
sobre la supervivencia en el tiempo de los materiales con que aquellas enseñas fueron
confeccionadas.
¿La bandera flameaba?
Obvio que no, ya que la Luna carece de atmósfera por lo que
cualquier brisa es un imposible físico, pero los pliegues que se ven en la
bandera contribuyeron a que muchos pensaran en una superchería.
Al respecto, Annie Platoff, de la Univ.
de Santa Bárbara y destacada experta en la colocación de banderas del programa
Apolo explica que los mástiles usados en
la Luna tienen tres partes:
“… hay
dos secciones verticales y luego la barra transversal horizontal con bisagras
en la parte superior. Una vez que levantaron la bandera, varios factores
hicieron que pareciera que estaba volando. Primero que había arrugas en ella
debido a la forma en que se había guardado, por crea la ilusión de que la
bandera está ondeando. Además, los astronautas no siempre consiguieron que la
barra transversal horizontal se extendiera hasta el final, después de todo,
estaban trabajando con trajes espaciales presurizados con guantes realmente
engorrosos, lo que provocó que el cuerpo de la bandera se amontonara en algunos
lugares. Eso también hizo que pareciera que se estaba moviendo”.
¿Plantar bandera es acto de soberanía?
Las banderas tienen como función
marcar una posición y desde esta afirmación, de conformidad con una inveterada
tradición puede decirse que representan
a la soberanía del pueblo al que identifican. Es así, que durante la era de
los descubrimientos la nación que colocar su enseña en una tierra vacante o,
agreguemos, en aquella que estaba ocupada por civilizaciones de menor
desarrollo relativo, certificaba que tomaba
posesión de la misma y la
incorporaba a su dominio. Con este simple acto se excluía a las apetencias
de otras potencias a su altura. La Historia señala muchísimas experiencias al
respecto, aunque el acto del aventurero se limitara solo a eso: “plantar bandera”, como se decía.
Colón toma posesión del Nuevo Mundo
En plena carrera espacial las Naciones
Unidas auspiciaron la celebración de varios convenios internacionales vinculados
con la temática. El más importante de ellos es el: “Tratado sobre los
principios que deben regir las exploración y utilización del espacio
ultraterrestre, incluso la luna y otros cuerpos celestes” o “Tratado del Espacio Ultraterrestre”,
como también se lo conoce.
Se transcriben sus dos primeros artículos que proscriben de que algún estado pueda
apropiarse de la Luna u otro cuerpo celeste:
“Artículo I.- La exploración y utilización del espacio
ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, deberán hacerse en
provecho y en interés de todos los países, sea cual fuere su grado de
desarrollo económico y científico, e incumben a toda la humanidad.
El espacio
ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estará abierto para
su exploración y utilización a todos los Estados sin discriminación alguna, en
condiciones de igualdad y en conformidad con el derecho internacional, y habrá
libertad de acceso a todas las regiones de los cuerpos celestes.
El espacio
ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estará abierto a la
investigación científica, y los Estados facilitarán y fomentarán la cooperación
internacional en dichas investigaciones.
Artículo II.- El espacio ultraterrestre, incluso la
Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación
de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera”.
Entró en vigor el 10 de octubre de 1968, casi un año antes que el primer alunizaje. Hoy suman
107 los estados partes, entre ellos las principales potencias espaciales como
Estados Unidos, Rusia, China, Japón y los miembros europeos de la Agencia
Espacial Europea (ESA), así como otras potencias espaciales emergentes: Brasil, Corea;
India, Israel e incluso México. La república Argentina
lo ratificó por medio de la Ley Nº17.989, de 1968 (http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/205000-209999/208688/norma.htm)
Desde esta perspectiva en 1969 la superficie lunar no era res
nullis, tierra vacante, por lo que no es válido que los Estados Unidos hubieran
generado derechos de soberanía territorial a partir del descenso de la Apolo
11.
Un rojo banderín
Además de lo expuesto interesa contar
que la misión Apolo 11 llevó hasta la Luna otro vexilo, un banderín con mejor
propiedad. Se trata de aquel que representa al Club Atlético Independiente, de Avellaneda, provincia de Bs. Aires,
Argentina. Este club es un múltiple campeón de torneos internacionales de
futbol (17), por lo que se lo llama "Rey de Copas". Su camiseta es roja con vivos blancos, lo que justifica que su equipo sea denominado como los “Diablos rojos”. Meses antes de la partida de Apolo 11 la dirigencia
de la institución hizo socios honorarios
a los tres astronautas y les envió sus correspondientes carnets y un
banderín; en lo que hoy se conocería como una inspirada acción de marketing.
El carnet de asociado a Independiente
Armstrong respondió muy amablemente
aceptando la distinción y cuando en octubre de 1969 visitó Argentina hizo saber que había llevado el banderín
hasta la Luna, como un amuleto para la buena suerte. Ignoramos la forma que
tuvo ese banderín pero aquí les presento uno, propio de aquella época:
Hoy algunos critican que Estados Unidos haya desplegado su bandera en
el Mar de la Tranquilidad y no la del
planeta Tierra. Considero que esta manifestación es totalmente anacrónica.
En primer lugar, Estados Unidos tenía todo el derecho de hacerlo por tratarse de una
verdadera empresa de ese pueblo.
En segundo, por cuanto entonces no había ninguna bandera que
representara al género humano ni al planeta. Tampoco la hay en la
actualidad. Es cierto que a lo largo de los años se han propuesta varios
diseños como tales, pero hasta el momento ninguno logró el consenso necesario.
La más difundida es la propuesta que
hizo en 1973 el pacifista norteamericano John
McConnell, donde figura una imagen del planeta obtenida por la NASA.
Diseño original de McConnell
Versión definitiva
Pero también hubo intentos anteriores. Posiblemente que puede considerase como el
primer emblema de la Humanidad es el que propuso otro norteamericano, el pastor
metodista William Van Kirk, desde 1913 y que más tarde aprobó el “Congreso
Universal de la Paz”.
Les acompaño algunos diseños, a título
de ejemplo:
George Dibbern - 1940 Jean-Sylvain Delroux - 1070
James Cadleen - 1970 Pedro Quesada López -2008
David Bartolomew - 1996 María Bonet - 2011
Johnn Sherrington - 2012 Social Enterprises - 2017
La propuesta de la NASA
Lo paradójico de la cuestión es que en septiembre de 2015 la mismísima NASA
lanzó su propuesta de “bandera para la Tierra”. Da que pensar que hubiera
ocurrido si esta iniciativa hubiera existido en 1969; de todas maneras, la
cuestión se actualizará cuando se concrete la llegada del primer hombre a Marte,
ya que este sería el declarado propósito
que inspiró al proyecto.
La idea es que todo país que llegue a un cuerpo celeste extra planetario lo haga en
nombre de la Humanidad y que lo manifiesta con el empleo de esta bandera.
Fue diseñada por el artista sueco Oskar Pernefeldtm como un proyecto de
graduación para la “Beckmans College of Design”, quien así explica su
significado:
“Centrado
en la bandera, los siete anillos forman una flor, un símbolo de la vida en la
Tierra. Los anillos están vinculados entre sí, lo que representa cómo todo en
nuestro planeta, directa o indirectamente, está conectado. El campo azul
representa el agua, que es esencial para la vida, y también cómo los océanos
cubren la mayor parte de la superficie de nuestro planeta. Los anillos
exteriores de la flor forman un círculo que podría ser visto como un símbolo de
la Tierra como planeta y la superficie azul representaría al Universo”.
Notas
(1) https://misterioresuelto.com/index.php/2016/11/20/por-que-ondea-la-bandera-en-la-luna y https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/07/120730_curiosidades_banderas_sobre_la_luna_bd
(2) Fuente, Juan Pablo Vasconcellos,
de El Oriente.net: http://www.eloriente.net/home/2015/07/21/aguila-en-el-mar-de-la-tranquilidad-oaxaqueno-en-la-luna-por-juan-pablo-vasconcelos
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