lunes, 29 de abril de 2019

Banderas de Cristo (cuarta entrada)

Banderas de Cristo resucitado 
#(Ejemplares atípicos)

Detalle de la imagen Nº 1

Por Miguel Carrillo Bascary

Con esta entrada culmina la serie que les dedicáramos a las banderas que evidencian el triunfo de Cristo sobre la muerte.

Imagen 1


A esta antigua y preciosa iluminación contenida en un misal del siglo XIII, llamado “de Enrique de Chichester”, se la designa como “Christ steps from the tomb on to the sleeping body”.

El estandarte de Nuestro Señor es básicamente blanco, pero. Como se observa en el detalle que preside esta entrada, lleva cargado un león rampante, un símbolo que muchas veces las tradiciones antiguas atribuyen a Cristo. Este gran felino es de gules (rojo), lo que también remite al martirio. Sendas guardas en oro y sinople (verde) resaltan la figura. La realeza de Cristo se trasunta además en su túnica cuajada de estrellas y de forro de púrpura real.

Los ángeles celebran su triunfo con música, mientras los guardias duermen, cegados por su falta de fe a la más maravillosa de las noticias de toda la Historia; obsérvese que dos de ellos tienen la tez oscura, referencia a la piel de los infieles sarracenos; otro lleva un yelmo integral que lo cubre, pero su arma es netamente oriental; mientras que la cara del restante soldado es clara, evidencia de la ignorancia del divino mensaje, aún entre los europeos. El soldado de la izquierda sostiene una bandera caudal roja, cruzada por finas líneas blancas, en triángulo, similares a las que utilizaba la pequeña nobleza en aquella época. La pieza se encuentra en la Biblioteca de la Universidad John Rylands, Manchester.

Imagen 2


Este fresco de Giotto di Bondone denominado “Noli ma tangere” se encuentra en la Capilla de la Arena, que recibe este apelativo por haberse construido sobre un anfiteatro romano de ca. 60 A.C., también llamada “de Reginaldo degli Scrovegni”. La pintura puede datarse entre los años 1302 y 1305.

La imagen nos muestra  a Cristo resucitado que se aparece María Magdalena; con su mano izquierda sostiene un originalísimo estandarte de tres farpas despuntadas, con una fina cruz en negro con inscripciones en latín que rezan “VIC/ TOR - MOR/TIS”, proclamando la derrota de la Muerte.

 
Detalle de la bandera

Imagen 3

  

La composición de Giotto parece inspirada en esta iluminación de un antifoniario preservado en la Catedral de Padua, datado aparentemente en 1306 cuya autoría discuten los eruditos. Contrasta con el “Noli ma tangere” en que el estandarte es el clásico blanco y rojo, que se nos ofrece también farpado en tres puntas truncas, pero de una extensión muy superior al que analizamos previamente.

Imagen 4


En la visión del desconocido artista de la escuela alto peruana que ejecutó este “Cristo Resucitado” (1596-1603), que se exhibe en la iglesia de la Compañía de Jesús, en Arequipa, aparece un curioso estandarte farpado bicromático. En él se sintetizan el simbolismo del blanco con todo su significado de alegría y pureza por sobre el rojo del martirio.

El lienzo blanco que viste Cristo está consustanciado con su imagen; mientras que el manto rojizo que lo recubre parece señalar que su oblación en la Cruz es un medio, una transición entre la realidad de Su vida terrena y la eternidad de Su reinado sobrenatural.

Es muy significativa la dualidad que expresan los atributos del estandarte y del ropaje, como señalando la doble naturaleza del Hijo de Dios.

Imagen 5


Una composición compleja por la variedad de personajes es la de Theodoor van Thulden (1606 – 1669), “Jesús resurrecto se aparece a su Madre” realizada en 1642, la que encontramos en el Louvre.

El Salvador dirige toda su atención a María en una escena en la que todos los figurantes manifiestan gran alegría, excepto quizás la Virgen, cuyos labios apenas esbozan una sonrisa mientras que su rosto que parecería expresar alivio al reencontrarse con su hijo.

En lo que es materia de nuestro estudio, el pendón triunfal es portado por un ángel; no termina en una cruz como suele ser común. El paño es de un desacostumbrado color azul, al que el artista ha sabido darle un aspecto aterciopelado que realza su riqueza, así como la filigrana dorada de sus bordes; junto con la pasamanería que lo complementa. Para apreciar la calidad del estandarte puede comparárselo con el manto de Nuestra Señora.

Los querubines acompañan el sentimiento de alborozo ejecutando diversos instrumentos musicales; al tiempo que otros esparcen pétalos de flores; otros más despliegan una cartela que celebra a la “Reina del Cielo”, mientras que otro angelote le quita el velo luctuoso de su cabeza.

Imagen 6


El “Típtico de la Resurrección” flanqueada por San Sebastián, el protomártir, y los apóstoles que asisten a la Asunción, de Hans Memling (1433 - 1494) nos ofrece otra curiosidad: la acostumbrada cruz procesional que Jesús sostiene con su izquierda lleva un paño verdoso, anudado a la base del lábaro, como al descuido. La obra se habría ejecutado hacia 1440; hoy se encuentra en el Louvre.

Imagen 7


El salterio de Rheinau, confeccionado hacia 1289 que hoy se conserva en la Biblioteca Central del cantón de Zurich contiene bellas miniaturas. La que se analiza manifiesta la Resurrección donde, en contraste con otras composiciones del mismo tema, los soldados observan a Cristo con sus ojos bien abiertos.

Un Cristo con reminiscencias bizantinas se presenta saliendo del sepulcro mientras sostiene con su mano izquierda pende un estandarte de color rosa. Podría pensarse que este tono es consecuencia de la decoloración del material empleado, pero si se observa bien el reverso del paño es de un rojo subido, lo que configura la originalidad del color elegido por el artista. Más aún en la superficie del paño carece de la acostumbrada cruz; en él vemos un círculo de un rosa algo más oscuro que parece corresponderse con los discos que componen el marco de la imagen

 
Imagen 8

 

Lucas Cranach, de quién ya comentara otra de sus obras en la entrada anterior nos ofrece aquí “La Resurrección de Jesús”, de gran luminosidad, plagada de delicados detalles.

 Lleva en su mano izquierda una pequeña cruz procesional enclava sobre un asta blanca; de su extremo superior surge un conglomerado de cintas predominantemente blancas finalizadas en peines de flexos dorados; aunque todas ellas parecen estar ligadas a través de otra cinta color rojo. El palo, levemente inclinado aporta notable dinamismo a la escena, que se corresponde con la tapa del sepulcro, casi palpable, inserta entre las grandes masas del segmento inferior de la composición.

Imagen 9


“La Crucifixión”, del Museo de Bellas Artes de Lyon, fue elaborada para la capilla privada del canciller Pierre Séguier por Simón Vouet (1590 – 1649), nos presenta un Cristo en posición triunfal, centro de la composición; sin embargo, compite con su figura la enorme bandera de paño blanco y cruz roja de tipo escandinavo, en donde el brazo horizontal es asimétrico, quedando en posición desplazada hacia el asta. la que vemos rematada con una pequeñísima cruz.

Concluyendo

De esta manera termino el análisis de las banderas que en la concepción de los artistas nombrados habría utilizado Nuestro Señor Jesucristo para manifestar su triunfo sobre la muerte y la esperanza de la vida eterna que nos ofrece a la Humanidad.

Una humilde manera de asociar a este Blog al júbilo de la Pascua, desde la particular visión de la Vexilología. Espero que les haya gustado.

Eso sí, por supuesto que debemos tener presente que atribuir a Cristo una bandera solo es un recurso pictórico al que apelaron los artistas para representar el triunfo por sobre la muerte "el último enemigo que ha sido vencido". 

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