viernes, 29 de julio de 2022

Deplorables condiciones

Desidia, responsabilidad y sus causas

Por Miguel Carrillo Bascary 

El título que abre esta nota procura sensibilizar sobre las condiciones en que se exhiben las banderas, como se verá de esta selección de fotografías la mayor parte de tan lamentables situaciones tiene por objeto a las que se muestran sobre astiles.

Según indica la experiencia estos destratos tienen varias causas, sin perjuicio de alguna otra que se me escapa circunstancialmente: 

  • Cotidianeidad. Ocurre que la reiterada visión por efecto de la costumbre hace perder perspectiva al sujeto de la omisión. Podría resumirse con las siguientes palabras: tanto se ve que se termina por no ver.
  • Ausencia de un rol de tareas. La falta de inclusión de las banderas en un rol de mantenimiento, particularmente en reparticiones publicas o entidades, deriva en el abandono de aquellas que se encuentran colocadas por lo que quedan a merced de los factores meteorológicos, hasta que alguien lo advierte por pura casualidad y manda retirarlas o cambiarlas.
  • Falta de supervisión. La persona que debería velar por las debidas condiciones de exhibición de una bandera no cumple con su función, de tal modo que un subordinado descuidado medra con la situación.
  • Indiferencia. Esto es grave, pero demasiado común. Evidencia que no se llega a percibir la importancia del símbolo.
  • Polución ambiental. Ambientes con un alto nivel de polución acortan la vida útil de las banderas precipitando su degradación material.
  • Olvido. Suele ocurrir que se embanderan las fachadas en vísperas de las Fiestas Mayas al terminar las celebraciones patrióticas (estoy hablando de Argentina) hasta que con el paso del tiempo su integridad se desvanece.
  • Factores meteorológicos. La acción de la luz solar y en ocasión de nieve, lluvias o viento fuerte se producen daños en los embadurnamientos que a veces no implican la degradación material de la pieza pero que afectan las debidas condiciones de exhibición, como por ejemplo cuando se suelta alguna de las cintillas que la vinculan al astil. O, cuando alguna ráfaga de viento la enrolla sobre el tope del mástil o astil.
  • Intencionalidad ideológica. ¡Sí! También este factor incide en el debido lucimiento de las banderas ya que hay personalidades que en un equívoco ejercicio de su libertad de pensamiento trasladan sus concepciones a cuanto la rodea hasta el punto de sustituir con su voluntad las disposiciones vigentes y el respeto del pensamiento que sustentan dichas disposiciones y los usos y costumbres vigentes. Se registran casos en que las banderas, en tanto que tienen naturaleza de símbolos se muestran con total desidia o se banalizan.
  • No te metás. Muchas personas de buena voluntad que advierten este tipo de deficiencias en principio se molestan con toda razón ante el destrato que afecta el símbolo máximo de la Nación, sin embargo, más allá de manifestar su disgusto con alguna otra, no trasladan la queda al responsable.

Constataciones varias. A título de ejemplo bastan las fotografías siguientes:







 

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