domingo, 19 de mayo de 2019

Una desconocida bandera federal y un justo homenaje

Una desconocida bandera federal


La bandera en análisis

Por Juan Manuel Peña y José Luis Alonso

Reproducimos aquí un ensayo de dos eximios vexilólogos de Bs. Aires, Juan Manuel Peña y José Luis Alonso, a quienes ya presentamos en otros post de este Blog. Ellos tuvieron la posibilidad y dedicación de recorrer la mayor parte de los repositorios del país recopilando las reliquias de banderas y en este caso nos presentan esta interesante pieza que había escapado a su relevamiento. El trabajo que se difunde fue originalmente publicado en la “Revista de Historia Militar” N°7, Buenos Aires, 2016

Sea esta entrada un afectuoso reconocimiento hacia Juan Manuel Peña que nos dejó el pasado 15 de marzo, con quien esperamos reunirnos oportunamente en la Casa de Nuestro Padre. Al final de este post publicamos una breve referencia sobre su trayectoria profesional, lamentamos no poder consignar el enorme perfil de su bonhomía este consta a quienes nos consideramos sus amigos y, por qué no sus discípulos. Queda para todos los vexilólogos la gran obra que lleva la firma de Juan Manuel. 

Juan Manuel Peña

Un cariñoso abrazo para José Luis, su hermano en el afecto, coautor de este interesante artículo.  

José Luis Alonso

Nota: nos permitimos destacar algunos términos del ensayo original para señalar ciertos aspectos a la consideración de los lectores.

"El hallazgo de una bandera federal olvidada se lo debemos en este caso, a la restauradora Licenciada Patricia Lissa, del Museo de Arte Hispano-Americano “Isaac Fernández Blanco, quién la rescató de un viejo arcón de ese repositorio; la que perteneció a la colección del fundador de la entidad [1]. La enseña representa una parte de la memoria argentina y es el precoz símbolo de toda una época.

Al examinarla, encontramos que la bandera hallada es de gran tamaño, mide 1,88 cm. de largo y 1,35 cm. de alto. Sus dimensiones son compatibles con las izadas en cuarteles y puntos fortificados Esta confeccionada en lanilla, las franjas superior e inferior no son de color azul turquí, sino de color azul, casi negro, mientras la central, originalmente blanca, presenta un color grisáceo. Las diferencias en los colores no pueden ser menos que atribuidos al paso del tiempo y al polvo depositado en la trama de su tejido. Los tres segmentos que la componen, son de igual de tamaño y presenta, en su anverso, cuatro gorros frigios, en color rojo, montados sobre venablos de igual color, en los cuatro ángulos de la enseña. El Sol de color rojo, hoy empalidecido y ubicado en el centro de la franja central, ostenta una corona radiante de 34 rayos ondulados y un rostro casi borrado. Los gorros y Sol han sido pintados sobre la tela. No tiene leyendas alusivas a los unitarios ni a la Federación, como eran obligatorias en las banderas oficiales, años más tarde. Alrededor del Sol, ostenta una leyenda, hecha con sellos, en tinta negra, procedimiento no infrecuente en la época, que indica su origen, “Batallón de los Restauradores” (sic) y no la palabra completa “Restauradores”.

Detalle del atributo central

Con fecha 16 de junio de 1835 puede observarse en el Registro Oficial del Gobierno de Buenos Aires de ese mismo año, Boletín Número 6, Libro 14, apartado del Ministerio de Guerra y Marina, página 165, la “Orden del Día” donde se reglamenta la creación de un nuevo regimiento que se llamó “Restaurador[2].

¡VIVA LA FEDERACIÓN!
           "Buenos Aires, junio 16 de 1835. Año 26 de la Libertad, 20 de la Independencia, y 6 de la Confederación Argentina

Baja de oficiales y creación del Batallón “Restaurador”.
Lista de integrantes del Batallón “Defensores”, castigados por haber participado en la causa nacional de la Federación los unos y haber traicionado los otros…y todos los acusados son dados de baja de la lista militar recogiéndose los despachos y enrolados en la clase de soldados del cuerpo”.

La nómina de los sancionados incluía 4 capitanes, 3 tenientes primeros, 5 tenientes segundos y 10 subtenientes. A continuación, la Orden del Día, establecía la desaparición del mencionado batallón del ejército de la Confederación Argentina:

“En el mismo acuerdo ha dispuesto el Excelentísimo Gobierno, que el enunciado cuerpo de Defensores se llame en adelante Batallón Restaurador y que las compañías de que se compone sean dotadas con los oficiales siguientes…”

Los oficiales asignados se hallaban en las Compañías: de Granaderos: el capitán José Narbona y el teniente 1° Alejandro Arenales; Primera: el capitán Bautista Giles y el teniente 1° Francisco Obregal; Segunda: el capitán Romano Odisio y el teniente 1° Mariano Odisio; Tercera: el capitán graduado de sargento mayor Hilario Rodríguez y el teniente 1° Manuel Altolaguirre; Cuarta: el capitán Santiago Romero y el teniente 1° Juan Domingo Montaña; de Artillería: el capitán: José Antonio Barbarin y el teniente 1° Daniel Capdevilla; Abanderado: Francisco Barrera

La mencionada orden también describía el uniforme establecido para el nuevo batallón:

“El uniforme de la tropa del Batallón Restaurador será una chaqueta grana con vivos blancos, pantalón azul obscuro, sombrero redondo con penacho punzó. La compañía de línea perteneciente a este cuerpo, podrá usar también pantalón blanco y gorra azul con vivos y manga encarnada en los días de parada. Las diferencias que tendrá el uniforme de los jefes y oficiales, se ordenara después de el Comandante del Cuerpo. Lo que se comunica al ejército para su inteligencia y demás fines. Firmado: Agustín de Pinedo” [3].

El firmante, era un general argentino que había tenido una larga y meritoria carrera desde 1804, y que se desempeñaba en junio de 1835 como ministro de Guerra y Marina, cargo que ocupó durante toda la gestión de Juan Manuel de Rosas.

Al frente de la nueva unidad, compuesta por hombres de color, fue puesto el por entonces coronel Agustín Ravelo[4], antiguo combatiente en el ejército del general Juan Lavalle, y quién luego de la batalla de Navarro, librada el 9 de noviembre de 1828, en la cual fueron derrotadas las fuerzas de Manuel Dorrego, pasó a servir en las filas del partido Federal. Ravelo se desempeñó como comandante militar de San Nicolás de los Arroyos y en el año 1833 participó activamente en la llamada “Revolución de los Restauradores”, que finalmente llevó nuevamente al poder a Juan Manuel de Rosas en 1835. El comandante del nuevo batallón, permaneció a las órdenes del gobierno rosista y al frente de sus hombres combatió en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, siendo posteriormente dado de baja.

Como 2° jefe del “Restauradores” fue designado el teniente coronel Manuel Macedonio Barbarín [5] “Calabali”, de origen africano, antiguo guerrero de las luchas por nuestra independencia y perteneciente al partido federal, en cuyas filas participó en los sucesos revolucionarios de 1833, durante los cuales actuó como 2° jefe del regimiento “Defensores”, pasando a  servir en el recientemente formado batallón hasta su muerte en 1836.

El cuartel del Regimiento “Restaurador” se encontraba en Buenos Aires, en la calle Defensa entre Méjico y Chile en el llamado “Cuartel de los Restauradores” , siendo conocido también como “ de los negros”[6]. La bandera que hemos descripto es, sin duda, la enseña que flameó allí.

Durante los años 1837 y en los primeros meses del año siguiente, en la sede de esta unidad funcionó un tribunal militar, donde se juzgaron y condenaron aproximadamente 25 hombres acusados de deserción. Lo llamativo es que mientras otros cuerpos realizaban la misma función sobre el personal que revistaba en ellos, en el “Restaurador” se procesaron y enjuiciaron hombres provenientes de los regimientos: “N° 2 y 6 de caballería”, del escuadrón de “Carabineros de Línea”, de los “regimientos N° 3, 4 y 6 de Infantería de Campaña”, del “regimiento de Dragones”, y soldados del “Fuerte Independencia”, del “Azul”, y del “Fuerte de Federación”.

El origen diverso de los sujetos juzgados hace suponer, que las instalaciones del “Restaurador”, fueron utilizadas como penal militar. La sentencia era leída al condenado frente a las tropas en formación del regimiento Restaurador, en presencia del coronel jefe del cuerpo, oficiales, sargentos y cabos y se acompañaba de la formal advertencia que, en caso de reincidencia, los capturados serían fusilados inmediatamente.

De las 25 causas examinadas, todas correspondían a causas de deserción. Las sanciones impuestas, eran someter al culpable a un “recargo” de su permanencia bajo banderas, que oscilaba entre 3 y 6 años, que podía o no cumplirse en el regimiento del condenado. Esta pena iba acompañada, en todas las causas, de la aplicación de azotes, castigo habitual y reglado en las ordenanzas de los ejércitos de la época, cuyo número oscilaba, según los atenuantes o agravantes, entre un mínimo de 150 a 300.

Todas las actas que daban cuenta de lo cargos, condena y castigos aplicados fueron firmadas por el coronel Agustín Ravelo, el teniente coronel Manuel Barbarín, y otros 13 oficiales, entre los que figuran Juan Bautista Giles, Valentín Casado, Joaquín Herrera, Francisco Barrera y José M. Narvona. Entre las actas halladas se hallan 3 condenas a muerte, recaídas en reincidentes.

Juan Manuel de Rosas, con su conocida vocación de detalle para todos los actos de su gobierno, ordenó y reguló con exactitud la confección de banderas argentinas con los colores azul turquí en la franja superior, que es el color azul más oscuro, algunos dirían casi negro, blanco en el centro y azul turquí en la franja inferior, siendo las tres franjas de igual anchura. Estas enseñas tenían leyendas diversas contra los miembros del partido Unitario del tipo de “Mueran los salvajes unitarios”, “Viva la Confederación Argentina”, “Federación o muerte”, etc. y ostentaban en los cuatro ángulos de las mismas, un gorro frigio de color rojo, color por otra parte como es sabido, afín con la causa federal, montados sobre picas. En el medio de la franja central blanca mostraban generalmente un escudo de la Confederación Argentina o un sol en color rojo, con rayos flamígeros, con rostro, como puede verse en las que se han conservado hasta nuestros días.[7] Además de las leyendas que denostaban a los enemigos políticos del régimen, tenían también en alguna de sus franjas la pertenencia a un Regimiento; por ejemplo “Batallón Provincial”, “Patricios de Buenos Aires”, etc. Algunos de estos pabellones pueden verse en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires.

La primera bandera de este tipo, fue entregada por Rosas al coronel Vicente González, el famoso “Carancho el Monte”, el 23 de marzo de 1836, precisamente en el pueblo de San Miguel del Monte, localidad ubicada a 110 kilómetros de Buenos Aires, cerca del cual Rosas era propietario de la estancia “Los Cerrillos” y donde estaba alojado su “Regimiento Colorados de Monte”, diciéndole en una carta anexa:

"He entregado al Coronel una hermosa bandera que debe remitir a Ud. en primera oportunidad, con el correspondiente oficio. Esta es para los días de celebridad en ese punto. Sus colores son blanco y azul oscuro, con un sol colorado en el centro y en los extremos el gorro punzó de la libertad. Esta es la bandera nacional por la ley vigente. El color celeste ha sido arbitrariamente y sin ninguna fuerza de ley introducido por las maldades de los unitarios. Se le ha agregado un letrero de “¡Viva la Federación” ¡Vivan los federales!, ¡Muera los unitarios!"

Hasta marzo de 1836 puede afirmarse que las banderas federales no tenían los aditamentos que Rosas menciona en su carta a González.

Las características de la bandera del “Batallón de los Restauradores” permiten datar su confección antes de marzo de 1836, según hemos relatado, durante la primera época del gobierno de Juan Manuel de Rosas, seguramente entre los años 1833 a 1836 y probablemente sea la más antigua de las que conservan.

Referencias

[1] Comunicación de la Licenciada Patricia Lissa a los autores. Años 2014 y 2015.
[2] Registro Oficial de la Provincia de Buenos Aires. Vol. 14- páginas 165 167-168-169. Archivo General de la Nación. Secc. Gobierno de Rosas. 25-4-1.
[3] Yaben, Jacinto R. Biografías Argentinas y Sudamericanas. T. IV. Editorial Metrópolis. Buenos Aires.
[4] Ibídem.
[5] Yaben, Jacinto R. Biografías Argentinas y Sudamericanas. T. I. Editorial Metrópolis. Buenos Aires.
[6] Bottini Caride, Atilio. Antiguos cuarteles de Buenos Aires. Todo es Historia. Año V, N°51 julio 1971. Buenos Aires.
[7] Peña Juan M. y Alonso, José L., Las banderas de los Argentinos.200 años de historia. Edición de Fate-Aluar, Buenos Aires, 2010.

Archivos: A.G.N : Secc. Gobierno de Rosas. 25-4-1. Buenos Aires

Repositorio:  Museo de Arte Hispano-Americano Isaac Fernández Blanco, año 2015

Bibliografía:

Celesia Ernesto H. Rosas. Aportes para su historia. T. I y II. Edit. y Librería Goncourt. Buenos Aires 1969
Comando en Jefe del Ejército. Reseña Orgánica del Ejército Argentino. t. I. Círculo Militar. Buenos Aires 1967
De Lellis, Juan C. Las banderas de Rosas. Todo es Historia. N° 19, noviembre. Buenos Aires. 1969.
Peña Juan M. y Alonso, José L. Las banderas de los argentinos- 200 años de historia. Edición de Fate-Aluar, Buenos Aires, 2010
Prando, David. Símbolos de las banderas de Rosas. Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. N° 38 enero- marzo 1995. Buenos Aires
Ramos Mejía José M. Rosas y su tiempo. T. I y II. Ed. O.C.E.S.A. 1952.  Buenos Aires.

JUAN MANUEL PEÑA

Contador Público (Univ. de Bs. Aires)
Magister en “Historia de la Guerra”, Escuela Superior de Guerra del Ejército Argentino
Miembro del “Instituto Nacional Newberiano”
Integrante del “Grupo de Historia Militar” de la Academia Nacional de la Historia.
Miembro de la “Sociedad Española de Vexilología”
Conferencista
Corresponsable del blog “Surcos en la Historia” https://surcosenlahistoria.wordpress.com
Coautor de más de sesenta artículos sobre temas históricos en diversas publicaciones del país y del exterior, y de los libros: Ingleses en el Paraná 1845: Vida y cartas del Almirante Bartolomé J. Sullivan; El año de la sangre. 1860-1865; Historias casi desconocidas de la Historia Argentina; La Vuelta de Obligado y la victoria en la Campaña del Paraná; Las Banderas de la Guerra Civil Española 1936-39 y, por supuesto, su monumental “Las banderas de los argentinos”, obra fundamental para la Vexilología argentina y mundial, cuya portada se reproduce en homenaje.


MCB

2 comentarios:

  1. Estoy interesado en consultar el libro "la BAnderas de los Argentinos"
    ¿donde puedo comprarlo?
    Gracias

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  2. Estimado: esta excepcional obra no ingresó en el circuito comercial. Era entregada por las empesas que la porodujeron como regalo institucional. He visto que en los mercados electrónicos suele ofrecerse. Te la recomiendo calurosamente, ojalá que tengas la suerte de adquirirla

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