Los dos colores que eligió Jesús
Jesús Misericordioso
(E. Kazimirowski, 1934) Fuente: http://www.merciful-jesus.com/
Por Miguel Carrillo Bascary
Introducción
El título es
por principio desproporcionado, vano, no podemos siquiera imaginar qué colores
pudiera llegar a elegir Nuestro Señor para identificarse ante nosotros. Sin embargo, Jesús
elige mil caminos para llegarnos, y uno de ellos son los colores.
Un artista
puede comprender fácilmente y mucho mejor que nosotros de que manera Dios se
revela en los cientos de miles de colores que pueden llegar a existir. Como no
somos artistas, no tenemos esa sensibilidad cromática pero los colores de la Naturaleza
facilitan que nuestras almas se abran a la infinitud de Dios.
Los amantes de
la Vexilología, sentimos que nos sirven de camino a Dios, la diversidad de
colores y formas de las banderas que testimonian la dimensión trascendente del espíritu
humano en su flamear vivaz contra la bóveda celeste.
Las banderas de Cristo
En un post,
que publicamos el año pasado hablábamos de “La bandera de Cristo resucitado”
(http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/2016/03/la-bandera-de-cristoresucitado-por.html),
curiosamente fue la nota que más
lectores sumó; a quienes no tuvieron la posibilidad de leerlo se lo
recomendamos vivamente.
Allí
destacábamos que a lo largo de dos mil años los artistas imaginaron a Cristo
manifestando su triunfo sobre la muerte y la redención del mundo mediante las banderas
que empuña, donde predominan ora el rojo, ora el blanco, pero, estos colores son de elección humana,
lógicamente.
Pero en esta
Semana Santa que nos lleva a la Pascua de Resurrección dimos con una referencia
que permitiría afirmar que Jesús eligió
dos colores en particular para revelársenos y proyectar su providencia y
misericordia sobre los hombres. Para esto es necesario conocer algunos hechos.
De “sor Faustina” a “Santa Faustina”
Santa María Faustina Kowalska (1905 - 1938)
Helena Kowalska, nació en Glogowiec, Polonia
en 1905. Ingresó como novicia en una congregación religiosa y el 1º de agosto
de 1925 adoptó el nombre “María Faustina”. El 25 de mayo de 1933 profesó los votos perpetuos y fue trasladada a la casa
conventual de Vilna. Tras una
vida ejemplar sor Faustina murió
de tuberculosis, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia (Polonia).
Era
una mujer de intensa piedad que a lo largo de su vida tuvo una serie de
revelaciones donde Jesús se le reveló con particular intensidad; que ella dejó
escritas en su diario (más de 600 páginas manuscritas).
Como
en todos estos casos la Iglesia actuó con gran prudencia y realizó numerosas
investigaciones hasta que desde el 15 de abril de 1978, la Santa Sede autorizó
la práctica de la devoción a la “Divina Misericordia”; también llamada a “Jesús
Misericordioso”.
La
forma en que Faustina vivió su vida llamó la atención de quienes la conocieron.
Cumplido el complejo proceso con que la Iglesia analiza estos casos, se la beatificó
el 18 de abril de 1993 y siete años más tarde, verificado el milagro de práctica,
el Santo Papa Juan Pablo II la canonizó el 30 de abril del año 2000. Desde
entonces podemos referirnos a ella como “Santa
Faustina”.
El cuadro pintado a Nuestro Señor
El 22 de
febrero de 1931 la Santa tuvo una visión particular a través de la cuál Jesús le encargó que se pintara su imagen tal como
ella lo veía en ese momento y también le indicó que al pie del cuadro debía colocarse
la inscripción “Jesús, en Ti
confío".
Así lo cuenta Santa Faustina en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al
Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para
bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre su pecho. De la abertura de su túnica, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro
pálido.
Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta
una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío’. Deseo que
esta imagen sea venerada primero en esta capilla y [luego] en el mundo entero”.
Jesús le
señaló además: “Prometo que el alma que
venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la
victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la
defenderé como mi gloria”.
Faustina quiso cumplir la voluntad de Dios e intentó
pintar el cuadro por sus propios medios, pero fracasó por que carecía de conocimientos técnicos
y talento artístico.
Beato Miguel Sopoko
Encontrándose ya en Vilna la Santa, su confesor, el padre Michal (Miguel) Sopocko
(1878 – 1975), hoy beato, quiso colaborar con el designio manifestado y le encargó
pintar el cuadro de “Jesús Misericordioso” al artista lituano Eugeniusz (Eugenio)
Kazimirowski (1873 – 1939). La labor se concretó en el término de seis
meses durante el cual sor Faustina supervisó la ejecución y aportó las
referencias necesarias; se terminó en junio de 1934.
Pese a su empeño y a los esfuerzos del pintor
comprometido, la hoy santa vio que el cuadro distaba mucho de la imagen de
Jesús que guardaba en su memoria. Hallándose en oración la embargó el llanto y exclamó:
"¿Quién será capaz de pintarte tan
hermoso como eres en verdad?"; a lo que Jesús respondió: "No
en la belleza del color, ni en la del
pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia".
La devoción a Jesús
Misericordioso
Jesús le pidió a
Faustina que el retrato fuera expuesto ante los fieles, lo que a juicio de los
estudiosos demuestra que aceptó la
obra salida de las manos de Kazimirowski y de las indicaciones de la religiosa. Como veremos esto
incidirá en las conclusiones del presente post.
Él también le indicó a la Santa que promoviera la “Fiesta de la Divina Misericordia”, a celebrarse por la Iglesia el
primer domingo después de la Pascua de Resurrección; una tarea desproporcionada para una humilde monja. Lo
cierto es que aquello considerado imposible a los ojos de los hombres, es
natural al poder de Dios y Faustina vio coronado con el éxito su cometido.
La primera vez que se mostró el cuadro fue entre el 26
y el 28 de abril de 1935, coincidiendo con el primer domingo después de Pascua.
Más tarde en abril de 1937 se entronizó en la iglesia de San Miguel, en Vilna.
La esencia de la devoción
Podemos sintetizarla en cinco puntos
fundamentales:
1.
Confiar en la Misericordia del Señor, quién anunció a Faustina su
misericordia para con los pecadores y la fortaleza para los que tratan de vivir
el bien; especialmente en la hora de la muerte,
2. La
confianza es la esencia de esta devoción y, a la vez, la condición para
recibir gracias. Jesús dijo a Faustina: "Las
gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la
confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá […] Ningún alma que ha invocado mi misericordia
ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión”.
3.
La misericordia define nuestra actitud ante cada persona. Al respecto, estas
son las palabras de Cristo a Faustina: "Exijo de ti obras de misericordia
que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en
todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy
tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la
palabra; y la tercera, la oración”
4.
La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir las gracias
prometidas. Jesús explicó a la santa: que si practicamos activamente la
misericordia para con nuestros hermanos, Su misericordia se anticipará el
juicio de nuestras vidas en particular.
5. El
Señor quiere que hagamos una obra de misericordia al día, por lo menos.
El rezo de la novena a la Divina Misericordia
En preparación
a la fiesta de la Misericordia, Jesús solicitó el rezo de la novena comenzando el Viernes Santo, que se ofrece cada
día por un grupo particular de almas.
Jesús prometió
a Sor Faustina: "Durante este novenario concederé a las almas
toda clase de gracias". Los
interesados en conocer y rezar la Novena pueden bajarla desde: http://www.santafaustina.org/devocion/novena.htm
La devoción a “Jesús Misericordioso se ha difundido
extraordinariamente en las últimas décadas. Para conocer más sobre ella podemos remitir
a: http://www.santafaustina.org/devocion/dev_01.htm
El “Directorio de piedad popular” publicado
en la Web oficial del Vaticano dice sobre ella:
“154. […] En nuestros días y a raíz de los mensajes de
la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de abril del 2000, se ha
difundido progresivamente una devoción particular a la misericordia divina
comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espíritu que perdona los
pecados y devuelve la alegría de la salvación.
[…]
Constituye el espacio natural en el que se expresa la acogida de la
misericordia del Redentor del hombre, debe educarse a los fieles para
comprender esta devoción a la luz de las celebraciones litúrgicas de estos días
de Pascua. En efecto, "El Cristo pascual es la encarnación definitiva de
la misericordia, su signo viviente: histórico-salvífico y a la vez
escatológico".
¿Qué pasó con el cuadro?
Las segunda Guerra Mundial y las
persecuciones a los católicos durante los años en que Polonia estuvo bajo el
régimen del comunismo soviético implicaron una serie de vicisitudes. En el ínterin
se pintaron otras dos copias, aunque una se perdió en un incendio durante el "Levantamiento de Varsovia" (1943).
La otra es obra de Adolf Hyla (1897 -
1965), fue ejecutada en 1943, para cumplir una promesa de su autor por haber
salvado su vida durante la II Guerra. Si bien tomó como modelo una estampa del
original, este último tiene valores artísticos muy superiores y es la que se ha difundido por todo
el mundo. Fue comenzada en
noviembre de 1942 y se terminó en marzo del año siguiente; se la bendijo el 7
de marzo de 1943 y se colocó en la capilla del convento de Cracovia de las
Hermanas de la Misericordia. Hyla pintó en 1944 otra imagen similar cuyas
dimensiones permitió ubicarla con mayor realce en el retablo.
Actualmente el original se encuentra en el “Santuario de
la Divina Misericordia”, en Vilna, Lituania.
Quienes deseen conocer más sobre la historia
de la obra podrán consultar: https://ladivinamisericordiadejesus.jimdo.com/historia-del-cuadro-de-jesus-misericordioso/; http://www.misericordia-divina.com/informacje_hisz.htm; http://forosdelavirgen.org/4172/las-dos-versiones-del-cuadro-jesus-de-la-misericordia/;
y también, muy especialmente: https://www.aciprensa.com/noticias/divina-misericordia-esta-es-la-verdadera-historia-de-la-imagen-23837/
ROJO Y BLANCO, los colores que eligió Jesús
Ha llegado el momento de volver sobre el titulo que
encabeza este particular post. De las mismas palabras de Cristo tomadas por
Santa Faustina, resulta que Jesús hizo eligió
dos colores para manifestarse, los que emanan de su corazón en forma de dos
rayos, tal como están representados en el cuadro.
Estos
colores elegidos por Cristo son: el rojo y el “pálido” que podemos traducir
como un “blanco” tan vívido que según
muestra la imagen se nos presenta a la percepción del ojo con tonalidades
celestes que acentúan su blancura.
Otro
día, estando Santa Faustina en oración, Cristo se le apareció y le dijo: “Los dos rayos significan la Sangre y el
Agua. El rayo pálido simboliza el Agua
que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de
las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi
misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por
la lanza”.
Estos rayos representan entonces, los sacramentos y
todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua (recordemos
aquí el bautismo de Cristo en el Jordán y tantos otros pasajes de los
Evangelios).
La imagen presenta, pues, la inmensa misericordia de
Dios que fue revelada plenamente en el misterio Pascual de Cristo y que se
realiza en la Iglesia con mayor plenitud a través de los sacramentos.
Jesús
Misericordioso
su imagen más
difundida (A. Hyla, 1944)
Sobre el culto
a las representaciones santas
A las imágenes del Cristo, de la Virgen y los demás
santos se debe prestar el debido honor y veneración, no porque contengan en si
mismas algo divino que exija ese culto, sino porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan.
Para la Iglesia católica y para muchas otras confesiones
cristianas, el culto no es superstición,
es lícito y útil para la vida religiosa de los fieles. El hombre tiene
necesidad de las cosas sensibles y visibles para elevarse al conocimiento y al
amor de las cosas espirituales e invisibles.
La vista de una imagen suscita sentimientos de respeto,
veneración, amor y confianza hacia la persona santa que representa y con la que
nos pone en contacto espiritual y en intimidad.
Especialmente las imágenes sagradas y milagrosas de los
santuarios ejercen un particular influjo en la vida de los hombres, dando un
gran fruto espiritual para las almas que alimentan su esperanza y alcanzan de
Dios muchas gracias. Quien venera una
imagen venera en ella la persona que en ella está representada (Cc.
Vaticano II: SC, 126)
Dijo Santo Tomás de Aquino: "El culto a las imágenes
religiosas no se dirige a ellas en si mismas como realidades, sino como un
camino hacia Dios". (Suma Teológica; 2-2).
Por eso quienes veneran la imagen de Nuestro Señor de la
Misericordia, saben que no se dirigen al cuadro sino al mismo Jesús.
Tu gran misericordia Jesús Bendito,proteja a mi familia y al mundo entero,amén
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