martes, 18 de abril de 2017

El celeste de la primera Bandera argentina

Una cuestión que apasiona

 

Por Miguel Carrillo Bascary


La tarea que estuvo a cargo de la licenciada Cecilia Barrionuevo, experta conservadora que también se desempeña en la “Casa Histórica” de Tucumán y la magíster Olga Sulca, especialista en textiles, quién revista en la Universidad Nacional de Tucumán. Se esperaba poder exhibirla cuando se concretara la celebración, lo que finalmente no ocurrió. Se sumó a ellas la profesora de costura Nicasia Niembro. Los costos del trabajo fueron afrontados por la comunidad franciscana de Tucumán, a estar a los dichos de fray Marcos Porta Aguilar. La ímproba labor de recuperación merece destacarse, en subrayado, como resulta de comparar la foto anterior y la siguiente. El guardián del Convento y las citadas explican el trabajo desde un excelente video que aporta interesantes detalles en:

http://www.losprimeros.tv/nota/106334/VIDEO_Tras_cinco_a%C3%B1os_de_trabajo,_lograron_restaurar_la_bandera_de_San_Francisco.html

 

Las expertas Barrionuevo y Sulca en una sesión de trabajo

(Foto de Jorge Olmos Sgrosso, tomada de “La Gaceta”)

 

Fue a comienzos del 2014 que el doctor Juan Pablo Bustos Thames dedicó a la pieza un estudio que difundió desde el periódico on line “El Siglo” (Tucumán) y que más tarde concretó en su libro “La bandera del templo de San Francisco – La insignia argentina más antigua” (100 pág, ed. del autor).

 


Puede accederse a un compendio desde: 

 

1. 5. Se busca un mecenas

 

Cuando finalizó con éxito la restauración del histórico textil con toda lógica, la Orden Seráfica consideró que tiene otras prioridades religiosas y sociales que le impiden afectar los recursos necesarios para costear el contenedor donde la bandera debería exhibirse en las condiciones necesarias para su debida preservación. Por lo que ha trascendido, este punto permanece sin definición. Sería de esperar que la repercusión de la noticia difundida hace pocos días despierte el interés de algún sponsor que concrete el aporte económico para que la pieza pueda ser mostrada al público.

Desde nuestra óptica, la inversión puede enmarcarse en el concepto de “responsabilidad social empresaria”; sería excepcionalmente apreciada por la ciudadanía y, eventualmente, por aquellos miles que se acerquen a contemplar esta verdadera reliquia cívica. De esta forma se jerarquizará la colaboración de la empresa aportante; esperemos que se concrete a la brevedad.

 

 

2. Noticia para nuestros lectores que no son argentinos

 

2. 1. Creación y evolución de la Bandera argentina (en cuanto a sus colores)

 

A esta altura de nuestro desarrollo, corresponde informar que aquél que es considerado como “creador de la bandera” argentina, Manuel Belgrano (1770 – 1820), abogado, estadista y militar; en oportunidad de hallarse de guarnición en la localidad de Rosario (ubicada en la hoy provincia de Santa Fe), dispuso izar la que el llamó “bandera nacional”. Así lo que comunicó al gobierno con asiento en Bs. Aires (Primer Triunvirato), mediante oficio fechado el 27 de febrero de 1812, cuya parte sustancial dice:


“Excelentísimo Señor: En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho la salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He dispuesto para entusiasmar las tropas y estos habitantes, que se formasen todas aquéllas, y les hablé en los términos de la nota que acompaño. Siendo preciso enarbolar Bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional; espero que sea de la aprobación de V. E. Dios guarde a V. E. muchos años. Rosario, 27 de febrero de 1812”. (Lo destacado nos pertenece)

 

Este documento oficial que se conserva en el “Archivo General de la Nación”; prueba de manera objetiva que la primera bandera nacional tenía por colores el blanco y el celeste; lo que induce a pensar que el primero predominaba sobre el segundo. Al respecto puede verse en este blog:

https://banderasargentinas.blogspot.com.ar/search?q=carbonnier y también:

https://banderasargentinas.blogspot.com.ar/search?q=cuatro+hip%C3%B3tesis

 

Pese a tan claros términos un sector minoritario de historiadores continúa aseverando que la primitiva bandera usó el “azul”, ya que Belgrano, luego de particularizar los colores como lo hace en su oficio, agregó que lo hizo “conforme a los colores de la escarapela nacional”. Puntualizamos que el decreto que creó la divisa nacional (18 febrero de 1812) consigna que se: “…reconozca y use, la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de los colores blanco y azul celeste”; en lo que encuentran fundamento a su interpretación.

 

El argumento de este grupo menor de la doctrina es forzadamente semántico pues, si se repara bien, Belgrano especificó con suficiente claridad los colores que usó en su bandera, mientras que la frase adicionada remite a su causa-origen. Entendemos que esta mención tenía como objeto ilustrar los fundamentos que el Prócer alegó para proceder como lo hizo, ya que no contaba con expresa autorización oficial para adoptar una decisión tan importante como para crear una bandera nacional. Además, si interpretamos el argumento de esta opinión minoritaria en forma inversa Belgrano habría incurrido en una auto-contradicción como resulta de considerar las líneas que nos dejó escritas: blanco y celeste … conforme a la escarapela”, o sea: “azul-celeste”.

 

Otra circunstancia que contribuye a descalificar la mutación del color radica en que el “azul- celeste”, pese a la falta de precisión técnica del término, remite a un “azul cerúleo” y no al “ultramarino”, que el informe de los científicos del CONICET asigna a la bandera de San Francisco ya que este último es “un azul oscuro”, decididamente. Para determina qué se entiende por esta última expresión bastará consultarlo con un niño, y estar a su respuesta, natural y totalmente desperjuiciada.


Además, reducir la cuestión a la confrontar entre el decreto que creó la escarapela y la descripción de Belgrano implica olvidar numerosos otras constancias escritas (por ejemplo el oficio donde el prócer describe la enseña que presentó en Jujuy y en el río Pasaje) y las que resulta de otras banderas que se han conservado desde aquellos tiempos; en todas prevalece netamente el uso o la mención del celeste, como ya vimos.

 

Personalmente entendemos que la posición que opta por el azul- celeste es respetable, pero no por ello deja de ser equivocada. ¿Qué sentido tendría que Belgrano utilizara el término “celeste” si era de un color azul?

 

Una importante corriente historiográfica identifica al celeste y blanco con el manto de la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción; de la que era muy devoto el prócer, como se demuestra en numerosos momentos de su vida. Mas aún, su propio hermano Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante del partido de Luján y alcalde mayor de su Cabildo, manifestó: ‘Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto’ (Confrontar con: http://www.portalunoargentina.com.ar/contenidosver.asp?id=23256&cat=Historias. 


Lo propio menciona el historiador Eizaguirre (6): José Lino Gamboa, antiguo cabildante de Luján, juntamente con Carlos Belgrano, hermano del General, afirmó que: ‘Al dar Belgrano los colores celeste y blanco a la bandera patria, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, honrar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto por haberse amparado a su Santuario de Luján’”.

 

Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción

 

2. 2. Difusión

 

La bandera de Belgrano se difundió aceleradamente entre los patriotas de entonces, aunque de momento no tuviera aprobación gubernamental. Fruto de las urgencias de un país en guerra se replicó con diversos diseños y con distintas cargas sobre su paño; al mismo tiempo que se emplearon los materiales y tonalidades que había disponibles.

 

Los ejemplares más antiguos que se conservan (7) y las descripciones contenidas en documentos de época destacan el uso del celeste.

 

Parece que solo las banderas navales adoptaron el azul porque resiste mejor al sol y a la sal marina; sin embargo, las cartas patentes (instrucciones) entregadas a tal efecto a partir de 1815 indican que debían ser celestes y blancas; pero que en la práctica se habrían empleado con franjas laterales azules. Cuando los corsarios rioplatenses desarrollaron sus actividades en las aguas cercanas a la América Central, los patriotas de la región identificaron esos pabellones con el ideal de libertad, esto hizo que adoptaran el azul y el blanco para sus enseñas, de lo que deriva la coloración de aquellas que identificaron a: Nicaragua, El Salvador; Honduras; Costa Rica; la efímera república de Los Altos y, hasta hace pocos años, a Guatemala. Recién en marzo de 1818 se dictó una norma para que las banderas de uso naval fueran azul, blanco y azul, con el Sol en el centro rodeado de estrellas, pero no hay evidencia alguna de su uso en concreto.

 

 

2. 3. Origen del planteo 

 

Por razones que no están determinadas, entre fines de 1812 y el año 1816 prevaleció el uso de un diseño de bandera celeste, blanca y celeste en horizontal; que el Congreso General reunido en la “Casa Histórica” de Tucumán el 20 de julio de 1816 oficializó como “bandera menor” por medio de un decreto supremo que dispone: "Elevadas las Provincias Unidas en Sud América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y blanca de que se ha usado hasta el presente”.

 

Es muy significativo que el proyecto debido al diputado Gascón consignara la combinación “azul y blanca”, pero el texto sancionado consagra el “celeste”; esta variación permite entender que durante el debate se dispuso la mutación por considerarla pertinente; lo que es un argumento capital para los sostenedores del uso de este tono.

 

Más tarde, por ley del 25 de febrero de 1818 se le agregó el Sol que hoy luce la divisa nacional, cuando el mismo Congreso, pero con otra composición, ordenó: ¨(...) Que sirviendo para toda bandera nacional los dos colores blanco y azul en el modo y forma hasta ahora acostumbrados, sea distintivo peculiar de la bandera de guerra un sol pintado en medio de ella (...)

 

Esta referencia al azul es la que genera la polémica que abordamos.

 

Entre 1812 y 1818 se apuntan diferentes documentos que consignan el empleo del “celeste”, en forma mayoritaria (como las “Memorias Curiosas” de Beruti; 8 de mayo de 1813 y 17 de octubre de 1815 o las numerosas patentes de corso extendidas a partir del 27 de mayo de 1815) y muy pocos aluden al “azul”; algunos mencionan el “azul- celeste” (Vgr.: carta de Vigodet al encargado de negocios de España en Río de Janeiro; octubre de 1813)

 

 

2. 4. El azul y las banderas del tiempo de Rosas

 

Durante el segundo gobierno de Juan M. de Rosas en Bs. Aires (1835/ 1852) cuya influencia sostenida con las armas se extendió al resto de las provincias, se puso en evidencia la visceral aversión que éste tenía por el celeste que era el color elegido por sus adversarios, los unitarios. Esto hizo que las franjas celestes de la bandera fueran reemplazadas por un azul oscuro, como lo testimonia la vista de numerosas enseñas datadas en tal período.

 

Poco más tarde, y con total discrecionalidad se incorporaron lemas políticos; gorros frigios (en realidad son pileos) y se enrojeció al Sol. En dos cartas que Rosas dejó escrita justificó el oscurecimiento de la bandera en el uso del término “azul” que surgía del decreto de 25 de febrero de 1818.

 

Digamos también que, en contra de lo que muchos creen, durante el periodo rosista no se dictó ninguna ley o decreto referido a la enseña nacional.

 

Típica bandera de los tiempos de Rosas

 

2. 5. 1. La “cuestión del color”

 

El 3 de febrero de 1852, la derrota que sufrió Rosas en Caseros determinó su eclipse político y, consecuentemente, que se volviera a usar el celeste en las banderas argentinas. Sin embargo; esto no fue un absoluto porque subsisten reliquias preservadas en los museos donde se emplean diversas gradaciones del azul y del celeste. Le cuestión, incluso despertó la polémica entre el principal historiador de finales del siglo XIX, Bartolomé Mitre (1821 – 1906), sostenedor del uso del celeste, con Mariano Pelliza (1837 – 1902) que planteaba la tesis del azul. La puja surgió en 1876 y dio en llamarse “la cuestión del color de la Bandera”; la que todavía persiste con renovados protagonistas.

 

Concretando, Mitre fundamentó su mención en: el decreto de creación de la escarapela; el oficio de Belgrano al Triunvirato fechado el 27 de febrero de 1812; el decreto del Congreso de Tucumán de 1816; las “Memorias” del general José María Paz (8); el color del penacho de los “Patricios”; la bandera de la “Orden de Carlos III”; el manto de la Inmaculada Concepción de María y, por último, el cuadro conocido como “el San Martín de la bandera”, retrato pintado bajo expresas instrucciones del Libertador, donde aparece envuelto en la bandera celeste y blanca (Bruselas, 1927). A nuestro juicio Mitre pudo mencionar muchísimos más argumentos, como por ejemplo el retrato que pintó Francois Carbonnier para el que modeló Belgrano en 1815, allí se observan con toda claridad dos banderas que son blancas y celestes.

 

Mariano Pelliza, indica como argumento para el uso del azul: la ley de 1818 emitida por el Congreso; por el que –sostiene- se derogó la disposición de 1816, en base al principio de que “una norma posterior deroga la anterior”.

 

Quién esto escribe tiene formación como abogado, desde la misma añadimos que, si se analiza bien el texto de 1818 se notará la expresión “en el modo y forma hasta ahora acostumbrados”, desde la Ciencia Jurídica esto permite interpretar que la aclaración no implica derogación alguna, por el contrario ratifica la continuidad respecto de la bandera cargada desde entonces con el Sol (la celeste y blanco). ¿Cómo explicar entonces la mención al azul? La respuesta es que esta palabra se usó como sinónimo del celeste. Podrá decirse que esta respuesta es capciosa; a lo que contestamos, que cuando en Derecho se analiza la aparente contradicción entre dos normas el principio aplicable es seguir la interpretación que no implique una abrogación; salvo, claro está que haya una contradicción evidente, que en nuestro caso no la hay. Así lo consagra la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia argentina y lo convalida para los tratados internacionales la “Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados” (Naciones Unidas, 1969) en su artículo 31.

Además, observamos que la ley de 1818 solo legisla para la “bandera de guerra”, a la que carga con un Sol; pero deja totalmente subsistente la “menor” consagrada en 1816. Este argumento no lo hemos visto reflejado en los cientos de autores que tratan la cuestión. Creemos que es un detalle de gran importancia.

 

Pelliza impugna la tesis tradicional aduciendo que la Heráldica no admite “medios colores” como el celeste. Acompañan este parecer José M. Rosa y Agustín de Vedia. Se citan también las memorias de un protagonista de aquellos tiempos, el general Jerónimo Espejo (9), quien atribuye el azul y el blanco a la bandera usada por San Martín en el “Ejército de los Andes”, sin embargo esta pieza ha subsistido y hoy se nos presenta con un diáfano celeste y blanco; conservada en la ciudad de Mendoza.

 

Desde entonces, a lo largo de los años la cuestión se despertó una y otra vez. La polémica subsiste, sin reparar que diversas leyes y decretos han consagrado la vigencia del celeste y el blanco como colores prescriptos para la Bandera nacional argentina.


2. 5. 2. Los cánones de la Ciencia del Blasón

Ampliando una de las razones que invoca Pelliza, digamos que es veraz que en la Heráldica se emplea el azul (“azur”) y que el celeste solo se admite en forma verdaderamente excepcional. Este argumento sigue siendo empleado por quienes sostienen que la Bandera argentina debe ser de es color.

Por nuestra parte señalamos que la Heráldica es la disciplina de los escudos, mientras que la Vexilología (estudio de las banderas) se rige por sus propios parámetros y que, además, el celeste tiene plena y antigua aceptación (10) en la confección de banderas. 

 

2. 5. 3. Lo que dicen las normas

 

Además de lo dispuesto por el decreto supremo del 20 de junio de 1816 y de su similar de 1818 hay muchas normas que aluden al color de la Bandera. Ilustramos el panorama con una sintética recorrida.

 

Al final, el 25 de abril de 1885, el presidente Julio Argentino Roca dispuso que las banderas que usara el cuerpo diplomático argentino en el exterior debían ser azules y blancas.

 

El 9 de agosto de 1895, el presidente José E. Uriburu, a pedido del Ejército que consideraba pertinente estandarizar sus banderas, decretó: “La bandera nacional de guerra para el uso de los Cuerpos del Ejército de Línea y de la Guardia Nacional será reglamentaria en la forma siguiente: 1º- Sus colores, azul celeste y blanco, como lo dispone la Ley de su creación”. Este texto contribuyó a confundir a la situación pues recrea la ambigua alusión al “azul-celeste”.

 

Entre el verdadero cúmulo legal referido a la Bandera argentina sobresalen: los decretos: Nº1027 de 1943; el Nº10.302 de 1944 y el Nº1635 de 1978; que fueron tácitamente validados por la Ley Nº23.208 de 1985. Más recientemente, destacamos el Decreto Nº1650 de 2010. Para llegar a la redacción de este último fue necesario casi una década de estudios, en los que participó una enorme cantidad de expertos y entidades; allí se definen con precisión técnica los colores oficiales, utilizando las modernas escalas cromáticas. La normativa aludida puede consultarse en la Web del “Instituto Belgraniano Nacional” desde el link: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/normas-iram/

 

Desglose de colores según el Decreto Nº1650/ 10

 

En cuanto al uso del azul –celeste pueden computarse los reiterados proyecto presentados por Lorenzo Pepe, que siendo diputado logró el 27 de noviembre de 2001 la media sanción de una ley que así lo estableció, pero cuando pasó al Senado, las negativas repercusiones que suscitó hizo caducar la iniciativa. Por entonces se pronunciaron negativamente varias prestigiosas instituciones como la “Academia Argentina de Ceremonial”; la “Academia Belgraniana”; la “Confederación de Entidades Patrióticas”; el Instituto Americano de Investigaciones Jurídicas y Sociales” y, por supuesto el “Instituto Nacional Belgraniano”.

 

Es significativo que la “Academia Nacional de la Historia” abordó el tema en diversas oportunidades mediante dictámenes fechados el 8 de abril de 1997; el 29 de noviembre de 1999 y el 20 de julio de 2016; en todas ellas ratificó que los colores de la Bandera nacional argentina son el celeste y el blanco.

 

3. 1. El informe científico en cuestión

 

Tras esta relación histórica corresponde volver sobre la noticia que motiva este post.

 

Expliquemos en primer lugar que en Argentina, el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) es la principal institución del país que se dedica a la investigación; por lo que, en principio, la noticia evidencia contar con un sólido respaldo científico.

 


Iso- logotipo de las entidades comprometidas

 

De esto resulta que por iniciativa personal, el doctor Carlos Della Védova (11), investigador superior del Conicet obtuvo una muestra de la histórica bandera y con un equipo integrado por investigadores del “Centro de Química Inorgánica” (Cequinor), Conicet, Universidad Nacional de La Plata y de la Universidade Federal de Juiz de Fora (Minas Gerais, Brasil) se aplicó al objetivo de analizar su composición.

 

Portada de la publicación

 

El informe fue publicado en la revista internacional on line “Chemistru Select Communications”, Nº10, abril 2017, bajo el título “The Colour of the Argentinean Flag”; bajo firma de los investigadores: Rosana Romano, Rodrigo Stephani, Luiz Cappa de Oliveira y el citado Della Védova. Es accesible desde https://www.researchgate.net/publication/314175748_The_Colour_of_the_Argentinean_Flag también es factible hacer lo propio, con idéntico texto desde https://www.researchgate.net/publication/314175748_The_Colour_of_the_Argentinean_Flag

 

Según resulta en el mismo, las franjas laterales de la bandera existente en Tucumán fueron de color “azul ultramarino”, ya que se usaron pigmentos derivados del lapislázuli. Para un mejor entendimiento aclaramos, implica que tuvieron un color azul oscuro (12). Cuestión que revivió la polémica iniciada con Rosas; debatida por Mitre y Pelliza y replanteada en diversos momentos de nuestra historia, hasta la actualidad.

 

Desglose técnico de los colores de la pieza, según el informe Della Védova

 

Siempre tomando como referencias las notas periodísticas, el profesor Della Védova destacó que “esta no es la bandera que izó por primera vez Manuel Belgrano en febrero de 1812 a orillas del Paraná para distinguir las tropas propias de las enemigas. Pese a esta correcta afirmación la noticia se divulgó erróneamente bajo el titular “Descubren el verdadero color de la bandera argentina”, lo cual induce al error, evidentemente. Al respecto, destacamos que el equipo liderado por Della Védova se limitó a investigar la materialidad de la pieza y que en ningún momento se propuso polemizar sobre su historicidad; esto es evidente. Su actitud fue sumamente profesional y prudente.

 

Profesor Dr. Carlos Della Védova

 

Por otra parte hallamos que en una más reciente entrevista al profesor Della Védova (BBC Mundo - http://www.bbc.com/mundo/noticias-39568901) A la pregunta: ¿Podría esta investigación abrir la puerta para un cambio en la bandera a la que estamos acostumbrados?, éste respondió: "Es un dato de la realidad. Si nos volvemos a atener al color que se promulgó en 1818, el color en ese momento era azul. Puede ser (que cambie), pero eso ya se escapa a nuestra humilde intervención". Sus expresiones parecerían abrir la posibilidad a una mutación, dando por válida la ley de 1818; pero bien aclara el dicente que no fue su propósito buscar tal resultado.

 

Es de lamentar que comentarios hechos a la ligera y repetidos irresponsablemente por otras voces hayan llegado a valoraciones aventuradas vinculadas a cuál fue el color original de la primera bandera nacional, hasta el punto que el informe ha sido ideologizado por algunos; un verdadero despropósito que debe haber sorprendido a los autores del informe.

 

 

3. 2. Un punto omitido en el informe

 

Verdaderamente nos llama la atención que el equipo científico no haya consignado en su informe un aspecto que debió tener presente: indicar de qué parte en concreto se extrajo la muestra analizada.

 

Desde la formación de jurista y de vexilólogo de quien esto escribe, entendemos que debió detallarse ya que eventualmente podrían varias las conclusiones, si la muestra se tomó del área que estaba expuesta a la luz o de aquella que permaneció mayormente a salvo de este agente agresivo. Obviamente la Química podría indicar que eso no incidiría en las conclusiones, pero reitero, debió haberse tenido presente.

 

 

4. REPLICAS POLÉMICAS

 

4. 1. La posición del “Instituto Nacional Belgraniano”

 

Éste es una entidad académica oficial según surge del decreto respectivo emitido por del Poder Ejecutivo Nacional Nº1435/ 1992, que fija entre sus competencias: La colaboración con las autoridades nacionales, provinciales y municipales y con las instituciones oficiales y privadas a fin de fijar objetivos de la enseñanza de la vida del Prócer como, asimismo, el asesoramiento respecto de la fidelidad histórica en todo lo que se relaciona con la persona del Doctor Manuel Belgrano y el estudio y el registro (…) de esfinges, distintivos y emblemas”.

Entrevistado su titular y descendiente del prócer, el licenciado Manuel Belgrano Lastra(https://www.clarin.com/sociedad/ciencia-afirma-color-original-bandera-azul-descendientes-belgrano-celeste_0_BySAKDtal.html), especificó con toda claridad que la noticia recientemente difundida versa sobre el ejemplar de bandera preservado en el templo franciscano de Tucumán y no sobre la primera Bandera nacional a la que se entiende perdida entre las sombras de la Historia.

Recordó también que hay constancias documentales que aquella bandera originaria fue sin duda alguna blanca y celeste (no azul) pues así lo informó de su puño y letra el Prócer al Gobierno de entonces (se refiere al oficio datado el 27 de febrero de 1812) y, finalmente, remarcó que las conclusiones que pudieran extraerse del estudio realizado a la bandera del templo de ninguna manera corresponde extenderlas a la enseña que Belgrano izó por primera vez en Rosario.

 

El “Instituto Nacional Belgraniano” hace muchos años que fijó su posición sobre el tema. Los interesados pueden acceder a la información desde:

http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/dictamen-del-inb-sobre-los-colores-de-la-bandera/

 

4. 2. Otras voces autorizadas

 

La licenciada Cecilia Barrionuevo que como lo destacamos, restauró la enseña, una vez conocido el informe Della Védova ha mantenido una muy prudente actitud. En particular manifestó: “Habría que atender muy bien el tema de los colores (…) Debemos consensuar y hacer otro estudio mas profundo respecto de la coloración de la bandera” y “es un tema que todavía hay que estudiar”. Así resulta de una entrevista radial que se le realizara: http://radiomitre.cienradios.com/cientificos-del-conicet-revelaron-el-color-original-de-la-bandera-argentina/

 

La experta en restauración de textiles licenciada Paricia Lissa, quien con su equipo tuvo a su cargo restaurar ambas banderas de Macha (la existente en Bs. Aires y la de Sucre); la “bandera ciudadana” (hoy en San Juan) y otras enseñas de la época, indica que: ni bien conoció la noticia escribió al prof. Della Védova pero que hasta el momento no obtuvo respuesta. Por ahora, observa, que por el aspecto general que presenta la histórica pieza estima que el color de sus franjas laterales debió haber sido celeste; quizás teniendo el primero base índigo, tal como ocurre con las banderas de Macha. Indica también que las sales de estaño que detectaron los investigadores se usaron siempre como carga de la seda y no como medida de preservación. Finalmente explica que la cuestión está materia de análisis con su equipo.

 

El vexilólogo y diseñador Francisco Gregoric duda que la bandera de San Francisco haya tenido franjas de azul ultramar; recuerda que las que aquellas que se han conservado y que  tienen este color (principalmente las de la época de Rosas) lo han mantenido, opacando su tono pero sin desteñir hasta el grado que presenta la de Tucumán; por lo que concluye: las que banderas azul oscuro no se decoloran al celeste (opinión con la que coincide Lissa). Y añade Gregoric, “si esta bandera fue originalmente azul, sería el único caso conocido (y milagroso) de una bandera que se vuelve "celeste".
Señala también, que en las banderas históricas en que se empleó el azul este sigue siendo azul” pese al paso del tiempo y aporta como referencia lo publicado en https://www.si.edu/Encyclopedia_SI/nmah/starflag.htm sobre un ejemplar de enseña de los Estados Unidos datado en 1813. Tras consultar en Internet apunta, que no existe un solo azul ultramarino sino varios tonos que reciben tal nombre, por lo tanto considera que la mención contenida en el informe Della Védova es “es una definición confusa”. Finalmente dice, que el análisis químico-cromático podría indicar que la tintura usada para la divisa de Tucumán contuviera pigmentos "azul ultramarino", pero quizás diluidos o mezclados; en su caso las conclusiones del estudio podrían quedar relativizadas a este respecto.

Otro vexilólogo de nota, Mario Golman, precisa con gran realismo que: “en los tiempos de la Independencia “era todo más precario, sin tantas variantes como hoy día. Se teñía la tela y listo, no había tiempo para detalles, el tema era luchar por la Independencia. Por eso comparto aquello de que "el peor error es mirar el pasado con los ojos del presente".

El ya citado Bustos Thames también expresa su desacuerdo con las conclusiones del informe de los técnicos del CONICET, en la mayoría coincidimos con él. Para no cercenarlo consignamos un link donde se publica íntegramente: 

        Destacamos por nuestra parte, que tanto las Unión Jack del Reino Unido así como las de Estados Unidos y Francia empleadas en el siglo XVIII y en la primera parte del XIX,  mantienen su coloración oscura como lo evidencian cientos de ejemplares.

 

 

Puntualizando

 

- La noticia de la investigación encabezada por el doctor Della Védova versa sobre la bandera que se preserva en el templo de San Francisco en Tucumán.

 

- Diversos medios de comunicación han planteado que el resultado del informe puede extenderse a la bandera original, la izada en Rosario el 27 de febrero de 1812, lo que de por sí es un error de concepto, no inocente.

 

- Las conclusiones que emanan del informe científico solo tienen valor para la pieza en concreto; o sea, la enseña preservada en el templo de San Francisco de Tucumán.

 

- Eventualmente el estudio deberá ser confrontado por otros de similar seriedad.

 

- Son numerosísimas las banderas datadas con anterioridad incluso a 1812 /1813 que siendo azul oscuro o ultramarino han llegado hasta nosotros sin que ni ninguna hayan virado al celeste verdoso que tiene hoy la que se encuentra en San Francisco.

 

- Por su parte el mismísimo general Belgrano consignó en forma oficial que aquella primera bandera nacional utilizó el color “celeste”, no el azul y menos aún el “azul ultramarino”.

 

- Las referencias documentales sobre las banderas de la época que se usaron en el Río de la Plata y en el Alto Perú, consignan que eran celestes y blancas; en su inmensa mayoría.

 

Notas

1- El mismo está dedicado a San Miguel Arcángel pero se lo conoce simplemente como de “San Francisco”. Quien desee ampliar al respecto puede ver con provecho un reportaje a su padre guardián realizado en el 2011 con motivo de cumplirse los 150 años de su consagración http://www.lagaceta.com.ar/nota/457175/informacion-general/templo-san-francisco-museo-donde-se-pasea-historia-tucuman.html  
2- Un avance se publicó en 1967 y el trabajo se completó en su opúsculo “La primera bandera argentina en Tucumán”; difundido también por la revista de la junta de estudios históricos de esa provincia.
3- Aráoz gobernó Tucumán cuatro veces: del 14 de noviembre de 1814 al 16 de octubre de 1817; del 12 de noviembre de1819 al 11 de mayo de 1821; del 2 de junio de 1821 al 29 de agosto de 1821; y del 3 de marzo de 1822 a 6 de abril de 1822.
4- Agradecemos a nuestro amigo Francisco Gregoric habernos proporcionado copia de ambas notas.
5- Estos trabajos se concretaron gracias al aporte de la Municipalidad de San miguel de Tucumán.

6- Eizaguirre, Juan M.,La Bandera Argentina”. Peuser. Bs. Aires, 1900, página 43.

7- Ambas banderas descubiertas en Macha; la que perteneció al Ejército de los Andes; la del regimiento de Infantería 7; la de Estopiñan. Véase “Las banderas de los argentinos” de Juan Manuel Peña y José Luis Alonso. Ed. Aluar. Bs. Aires, 2009.
8- “Memorias”, tomo I. pág. 44 (edición de 1954)
9- Las memorias de Espejo se finalizaron en 1878 y se publicaron bajo el nombre “El paso de los Andes”, Imprenta de Mayo. Bs. Aires, 1882. 420 páginas.
10- Ejemplo de esto es la bandera de la república de San Marino cuyo origen se remonta al siglo IX.
11- Doctor en Química de la Universidad Nacional de la Plata, investigador del Conicet, premio Konex 2013 a la excelencia científica y profesor honoris causa de la Universidad Nacional de Tucumán.
12- Asimilable a las a las banderas usadas entre 1835 y 1852.

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