jueves, 28 de julio de 2022

Banderas indígenas de Chile/ 2: Los pueblos del Norte

Sol, piedra y cerámica 

Bandera de Chile acompañada por una wiphala y la enseña de una comunidad 

Por Miguel Carrillo Bascary 

La caracterización de “pueblos del Norte” de Chile comprende a cuatro grupos: aymaras, atacameños, diaguitas, quechuas y collas. La Ley Nº19.253, sobre “Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas” (1993), dispone en su Artículo 62:


Son aimaras los indígenas pertenecientes a las comunidades andinas ubicadas principalmente en la I Región[1], y atacameños los indígenas pertenecientes a las comunidades existentes principalmente en los poblados del interior de la II Región[2] y, en ambos casos, los indígenas provenientes de ellas.

Estas disposiciones se aplicarán a otras comunidades indígenas del norte del país, tales como quechuas y collas”.

Como se verá, para la Ley, la designación de aymara o aimara, engloba a los quechuas y collas.

Más aún, la interpretación jurídica de la última parte del artículo indica que el enunciado no es taxativo, por lo que abarcaría también a los diaguitas y, eventualmente, a “otras comunidades”.

Si se compara con lo que dice el Proyecto de reforma constitucional hay una evidente evolución en el tiempo que va desde que se sancionó la Ley en el año 1993 y el momento presente. Veamos que propone el Proyecto:

“Son pueblos y naciones indígenas preexistentes los Mapuche, Aymara, Rapa Nui, Lickanantay, Quechua, Colla, Diaguita, Chango, Kawashkar, Yaghan, Selk'nam y otros que puedan ser reconocidos en la forma que establezca la ley”.

A la fecha varios de estos pueblos se han dado vexilos que los representan, pero por un fenómeno de simplificación fáctica bastante extendido es usual que se emplee el emblema aymara, es decir la wiphala, como un símbolo que comprende a todos los pueblos norteños. La distribución de sus poblaciones abarca las regiones chileas de Arica y Parinacota, Trapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, con amplia presencia en las provincias del Norte argentino. Trataremos ahora cada pueblo en particular. 

Aymaras

La mayor parte de los aymara de Chile habitan el extremo Norte del territorio, en regiones de Tarapacá y Arica y Parinacota. En el Censo 2017, hubo unas 157.000 personas que se reconocieron como tales.

El símbolo de identidad aymara, la wiphala[3] (por tomar su grafía más extendida) posee un incierto origen y evidencia una compleja cuestión que atraviesa lo antropológico, lo arqueológico y lo histórico con fortísimas connotaciones ideológicas, ya que se le atribuye representar desde la cultura de Tiahuanaco y el imperio Inca hasta novísimas concepciones propias del esoterismo new age.

Empero, por lo general se le reconoce un origen aymara y se expresa como emblema de una “comunidad emotiva[4]”, por lo que tiene un amplio uso como divisa folklórica. Con propiedad no es una bandera sino un elemento cultural complejo que representa a la cosmogonía andina expresada en un paño, con lo que se constituye propiamente en un vexilo[5].

De hecho he recopilado una veintena de variantes de wiphala[6] y sin dudas que hay muchas otras. La más difundida es la que se muestra seguidamente, lleva los seis colores del espectro solar que se sintetizan en una línea de cuadros blancos en su diagonal céntrica (taypi). Un conjunto al que algunos identifican con el Qullasuyo, región Sur del Tawantinsuyo[7] aunque otros autores rechazan esta asignación. 

La más difundida versión de Wiphala 

Advierto que los significados que se atribuyen a los colores de la wiphala varían según sea el autor o el comunicador, puede afirmarse sin dudas que son polisémicos. Intentaré compendiarlos, por lo que este punto puede parecer sobreabundante o escaso, según la subjetividad del lector:


El color amarillo, corresponde la energía del Sol, al poder vital, a la fuerza, la ley y la alegría, también a la solidaridad. El rojo, alude a la Pachamama, la madre tierra, la identidad ancestral y la sabiduría popular. El naranja, expresa la memoria oral, la cultura, la salud y la medicina. El blanco, se refiere al tiempo, a la ciencia y a la técnica, al desarrollo, al trabajo y a las artes. Mientras que el verde, remite a la naturaleza, a la agricultura y a la economía comunitaria, al trabajo rural y a la minería. En tanto que el azul, representa al espacio cósmico, a la energía, a la chakana (cruz andina), vínculo entre la vida terrenal y el cosmos. Finalmente, el violeta manifiesta al poder comunitario, al orden social y a la ley.

También se constata el uso de una wiphala apaisada, donde el motivo básico se multiplica en una sucesión de espacios semejantes, según se muestra en la fotografía siguiente: 


Wiphala, variante 

El uso de este diseño de 49 cuadros plantea un conflicto de naturaleza política, toda vez que es la segunda bandera del Estado Plurinacional de Bolivia desde que así lo declaró la reforma de su constitución en el 2009[8], si bien su Artículo 6 no la describe la imagen reproducida se impuso de facto.

Asimismo, consta en el cantón de la llamada “bandera de la reivindicación marítima[9], que alude a los departamentos perdidos por Bolivia en la “guerra del salitre” que la enfrentó con Chile (1879-1894), desde 1966 se empleaba como insignia de su Fuerza Naval una versión más clara (azul-mar), con el pabellón de Bolivia en el cantón[10]. 


Bandera de la "reivindicación marítima" y de la Fuerza naval, Bolivia 

Evaluación vexilológica. El tipo de wiphala difundido como símbolo del pueblo aymara posee una innegable originalidad, su colorido atrapa y el significado que se atribuye a sus formas y policromía, si bien no cuenta con referencias documentadas y por ende revista mucho de subjetivo. En general es de muy difícil reproducción, pese a lo cual su difusión es notable, este factor negativo se potencia, tratándose del tipo apaisado. La peculiar forma cuadrada entraña serias dificultades desde la perspectiva del Ceremonial. En si caso lucirá "disminuida" respecto de aquellos vexilos con los que luzca en conjunto. En atención a los cánones de exhibición protocolar igualitaria, el lado de la vaina de la wiphala deberá ser idéntico a de aquellas banderas con las que se presente.

Collas (kollas)

Este pueblo se radica en la región nor-andina, en las provincias de Copiapó y Chañaral, de la región de Atacama y otros espacios aledaños[11], también existen núcleos collas en la región Metropolitana. En el Censo 2017, unas 21.000 personas se identificaron con la etnia.


Bandera colla

La bandera usada por los collas al menos desde el 2017[12], consta de cuatro franjas: cuyo significado es el siguiente:


El color amarillo representa a Tata Inti, Tata Sol; el negro representa a la medicina, la cultura, las ceremonias y los rituales; el blanco corresponde a la pureza, la montaña, la nieve, la cordillera y el color rojo representa la fuerza, el hombre, la sangre y el poder[13]”.

Recientemente se conoció una variante, que incorpora una barra amarilla en el lado del asta[14]. Además, se computa otra versión que muestra los mismos colores, pero dispuestos en damero.


Banderas del pueblo colla, variantes 

Evaluación vexilológica. La simpleza, tanto en los tonos como en las formas, de los diseños analizados es un valor destacado que sin dudas facilitará la reproducción.

Changos

El término abarca a las comunidades costeras comprendidas desde más allá del límite entre Chile y Perú hasta la cuenca del río Elqui, en la región de Coquimbo. También se lo llama pueblo camanchaco o camanchango. En el Censo 2017, unas 4.700 personas manifestaron ser changos. La Ley Nº19.253, sobre “Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas” (1993), en su Artículo 65 bis, explica que:


Son changos las comunidades costeras ubicadas principalmente desde la II a la V Región” (desde las regiones norteñas de Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins, en el centro del país).


Se identifican mediante la wiphala chango que, si bien tiene forma de bandera, es un símbolo complejo que expresa la cultura ancestral. Se adoptó formalmente en el año 2020[15]. Resultó de un procedimiento participativo que a lo largo de tres meses protagonizaron el “Consejo Nacional del Pueblo Chango”, representativo de 30 organizaciones, y el artista plástico Jaime Valderrama quien dibujó los trazos. Su estilo en general remite inmediatamente a las enseñas que utilizan diversas “primeras naciones” radicadas en los Estados Unidos y el Canadá. Expresa un rico simbolismo, donde sobresalen las referencias duales al mar y a los cerros. La infografía que se muestra desarrolla el significado de sus elementos y colores[16].


 

Notas: Las nueve etnias a las que se alude son las que había reconocido el Estado chileno hasta el año 2020. La embarcación es un chinchorro.

Evaluación vexilológica. Se trata de un diseño de agradable policromía, bien contrastada. Los elementos que carga en el círculo central, si bien cuentan con innegable significado cultural resultan demasiado pequeños para poder ser apreciados cuando el paño ondea por efecto del viento, en su versión de ceremonia no presenta demasiado problema.

Diaguitas[17]

Habitan mayoritariamente a lo largo del río Tránsito, cuenca alta del río Huasco, en la región de Atacama; también hay comunidades dispersas en otras zonas, como en Coquimbo. En el Censo 2017, unas 88.500 personas manifestaron ser diaguitas.

En realidad, este término fue impuesto por el imperialismo de los incas para designar a varios pueblos hablantes de la lengua cacán, lo que implicó una fuerte transculturización. Este fenómeno de dominación suele ser soslayado en el relato ideologizado que hoy predomina, se prefiere insinuar la existencia de una suerte de plena armonía entre los pueblos americanos antes de la llegada hispana lo que, por supuesto, está lejos de ser realidad ya que las luchas fueron una constante.


Mayoritariamente en el pueblo diaguita se observa el empleo de dos diseños de banderas[18], como se verá más adelante. Sus atributos expresan una cosmovisión chamánica. El primer vexilo posee un alto nivel de abstracción donde la dualidad Sol/Luna se relaciona con los conceptos de varón/mujer. En la segunda enseña predominan los elementos naturales: el Sol, el algarrobo (su árbol sagrado), el cóndor, la llama, la chinchilla y la ballena en trazos estilizados; también lo usan grupos étnicamente afines que habitan en la República Argentina.

En ambos casos los paños están guarnicionados con el estilo de la alfarería propia de la cultura, sus trazos componen una simetría rítmica a la vista del observador. En cuanto a los colores, ambos vexilos se expresan en el ocre, el rojo y el negro, lo que llama la atención es la falta del blanco.

Un tercer diseño de bandera, mucho menos difundido, reproduce una ornamentación diaguita preincaica que nos explica la Lic. Paola González Carvajal[19].Consiste en una greca de múltiples giros rectangulares en forma de laberinto que producen un efecto cuasi-hipnótico, encerrada entre dos hileras paralelas de cuatro motivos aproximadamente triangulares (¿una serpiente?), todo en rojo y negro sobre fondo blanco. Las excavaciones indican que este motivo corresponde al período preincaico. 


Bandera diaguita, la “hipnótica” 

Pese a mi esfuerzo no he podido clarificar cuál es el diseño de uso más propio como bandera diaguita, que en principio parecería ser el primero, sin restar legitimidad a los restantes. Agradeceré toda información al respecto. 

Entre las comunidades en particular destaco el hermoso diseño de la bandera diaguita-huascoaltina, grupo que habita la cuenca del río Tránsito (región de Atacama). Expresa la economía basada en los camélidos, la agricultura y el vínculo fluvial. En ocasiones el emblema se representa en color borra vino. 


Bandera del pueblo diaguita-huscolatino, variantes de color

Se deje constancia también de la enseña distintiva del “Consejo Nacional Diaguita”, que plantea un excelente contraste entre el rojo y el negro. Circundando al algarrobo ubicado en el centro se observa una sucesión de elementos circulares que expresan las fases de la Luna. Los colores empleados reconocen como antecedente los utilizados en la cerámica excavada en el yacimiento de Yavi, Jujuy, Argentina (ca. 900 a 1530)


Bandera del “Consejo Nacional Diaguita” de Chile

Como expresión de la “diversidad en la unidad” de la etnia, los molle-diaguitas del valle del río Copiapó utilizan una bandera particular que se mantiene dentro de los parámetros cromáticos clásicos y que toma su diseño de una pieza cerámica propia de la cultura de El Molle, en la que puede señalarse un puma y el Sol, trazos que se remontan al período Diaguita II (1.200 a 1.470) 

Bandera molle-diaguita 

Evaluación vexilológica. Los diseños de las banderas analizadas presentan una complejidad elevada. Esto dificulta su reproducción y conspira contra la posibilidad de difundir los emblemas. El color del paños de las dos primeras enseñas también vaticina dificultades para la reproducción correcta.

Lickanantay, licán antai o atacamaeño

Este pueblo se radica principalmente en las comunas de Calama y San Pedro de Atacama, región de Antofagasta, en la cuenca media y alta del río Loa Viejo, Lasana, Cupo, Ayquina, Toconce, Caspana, Chiu Chiu y en el salar de Atacama. En el Censo 2017, unas 30.000 personas manifestaron ser lickanantays.

La falta de un vexilo característico se debería a la diversidad cultural de las comunidades atacameñas, lo que por ahora no derivó en la adopción de un símbolo común, aunque en algunas manifestaciones públicas se acompañan con wiphalas, como las usadas por los aymaras.

Por el momento es factible mostrar la enseña que caracteriza al “Consejo de Pueblos Atacameños”[20], asociación indígena constituido en 1994 por 18 comunidades en la III Región, hoy Atacama-Coquimbo. Su emblema muestra una vasija, cargada sobre un símbolo que no he podido identificar[21], flanqueados ambos por dos mazorcas de maíz y gajos de laurel sobre un fondo blanco azulado, que se traslada al paño, netamente albo. Este tipo de diseño es similar a los usados por muchas de las “primeras naciones” que habitan Canadá y los Estados Unidos, los mismos se centran en sus “grandes sellos” (great seal) sobre un paño de color pleno.

Bandera del “Consejo de Pueblos Atacameños”

Evaluación vexilológica. Como hasta el momento no existiría una bandera representativa de este pueble, cabe hacer reserva al respecto. Desde ya que el tipo de diseño correspondiente a la enseña representativa del Consejo es contraria a los cánones de la Vexilología, por ser de difícil lectura al observador.

Quechuas

Se afirma que los quechuas (quichuas, kechuas o qhishwa, además de otras nominaciones similares) se definen como un pueblo a partir de su lengua, pues sus raíces étnicas son plurales. Las principales comunidades quechuas en Chile se encuentran en la región de Antofagasta, sobre la cuenca del río San Pedro, en el río Loa Superior, en la región de Tarapacá y en otras localidades. El Censo 2017, expresó que unas 34.000 personas dijeron ser quechuas.

En cuanto a su bandera, utilizan mayoritariamente la que identifica a Cusco[22] (Perú), que algunos llaman unancha (signo, estandarte, bandera). Consiste en los colores del arco iris (warkaya kuychi) que representa la evolución del ser humano, un reflejo de la captación de este fenómeno meteorológico que estuvo presente en los estandartes que utilizaron como divisas personales varios soberanos incas.

Bandera quechua de uso en Chile

El diseño simple de estas siete listas de colores fue propuesto como bandera de la ciudad de Cusco en 1973 y se oficializó como tal el 9 de junio de 1978. Desde el año 2001[23], porta como atributo central el escudo que la ciudad adoptó en 1986[24]

Se trata de la “Placa de Echenique”, una fabulosa pieza arqueológica construida en oro, que representa al Sol (Inti) con aspecto felino, aludiendo al jaguar. Sobre su data hay interpretaciones extremas, ya que se ubicaría desde los años 500 hasta el 3.000 a C., en cuyo caso se remontaría a las culturas de Paracas y Chavín. Pese a ser muy similar la enseña no se identifica con la multicolor del colectivo LGTB que, cuando apareció en noviembre de 1978 en ese mismo año, tuvo ocho franjas[25]. 

Evaluación vexilológica. La reproducción de la "Placa de Echenique" en la bandera, desde lo conceptual indica un loable propósito de vincular el presente con un pasado que raya en lo mítico, un propósito atendible, si bien no es histórico. En cuanto a los cánones de la disciplina, dicha reproducción es ciertamente compleja, lo que dificulta la tarea y eventualmente conspira con la difusión del símbolo.


Advertencia. Compuse esta nota en base a fuentes heterogéneas. Algunas de ellas son evidentemente parciales, también podría deslizarse un eventual error de información o de interpretación y, seguramente, omisiones significativas. La premisa fue no “hacer política” ni permear alguna ideología, por lo que se puso todo el esfuerzo para practicar las comprobaciones necesarias. Reitero, en Vexilología se estudian las banderas sin formular juicio respecto de las realidades y valores que expresan.

Agradeceré cualquier información que permita avanzar en el análisis o completar las referencias consignadas, en cuyo caso sería pertinente expresar su origen a fin de considerar incorporarlo a una segunda versión del estudio. 



Notas y referencias

[1] Desde el 2018 se las denomina: Arica y Parinacota y Tarapacá.

[2] Alude a la región de Antofagasta.

[3] Cabe señalar que el término wiphala, se escribe y pronuncia de diferentes maneras, aún en el territorio de Bolivia.

[4] Conf. MAMANÍ, Pablo. La Paz. 2005.

[5] Las más lejanas representaciones de wiphalas obran en queros (vasos) que no se datarían más allá del siglo XVI, si bien algunos creen verlas en textiles prehispánicos. Una referencia olvidada en la bibliografía que trata de la wiphala de las últimas décadas es la que consigna el viajero francés Alcides D’Orbigny al describir la fiesta de San Pedro, en 1830.

[7] LA CRUZ BONILLA, Juan.  Dibujando un Inca. Representaciones visuales de los incas según ilustradores gráficos de Lima Metropolitana (tesis). Pont. Univ. Católica del Perú. Lima, 2016, p.60, informa: “en el año 2011 el Congreso del Perú citando a la Academia Nacional de Historia indicó “El uso oficial de la mal llamada bandera del Tahuantinsuyo es equívoco e indebido. En el mundo prehispánico andino no se vivió el concepto de bandera, que no corresponde a su contexto histórico”. Referencia en: https://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/bitstream/20.500.12404/8165/1/LA_CRUZ_BONILLA_JUAN_DIBUJANDO.pdf

[9] La ley Nº920 (2017) instituyó esta bandera. La misma define el color de su paño como “azul marino, código Pantone 281 C”.

[18] Sobre el arte diaguita recomiendo: GONZÁLEZ CARVAJAL, Paola. Arte y cultura diaguita chilena. Simetría, simbolismo e identidad. Ucayali edit. Santiago de Chile. 2013. Accesible desde: https://www.academia.edu/41173428/ARTE_Y_CULTURA_DIAGUITA_CHILENA_SIMETR%C3%8DA_SIMBOLISMO_E_IDENTIDAD

[19] GONZALEZ CARVAJAL, P. Ob. cit. p. 78.

[21] Se agradecerá cualquier información al respecto.

[22] Por Acuerdo Nº78 de 1990 el Consejo Municipal del Cusco instituyó el nombre de Qosqo (centro/ ombligo) en sustitución del de Cusco, por considerarlo más fiel expresión histórica-lingüística. Empero, en esta nota utilizo su expresión castellanizada, Cusco, tal como lo había definido en 1932 el “XXV Congreso de Americanistas”, reunido en La Plata, Argentina.

[23] Los fundamentos de esta disposición consignan una detallada relación de los antecedentes de la bandera y del escudo del Cusco que son por demás ilustrativos. Referencia: https://www.cusco.gob.pe/wp-content/uploads/transparencia/2021/O.M.2021/O.M.008-2021_DISPONER%20INCLUSION%20DE%20ESCUDO%20EN%20BANDERA.PDF

[24] Acuerdo municipal Nº63/86 A/MC SG-86.

[25] Sumaba una franja rosa por sobre la roja, representativa de la sexualidad, pero solo se mantuvo inicialmente. Desde 1979 se le quitó la turquesa.

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