viernes, 14 de abril de 2017

Colores sacros: Jesús Misericordioso

Los dos colores que eligió Jesús

Jesús Misericordioso 
(E. Kazimirowski, 1934) Fuente: http://www.merciful-jesus.com/

Por Miguel Carrillo Bascary
Introducción

El título es por principio desproporcionado, vano, no podemos siquiera imaginar qué colores pudiera llegar a elegir Nuestro Señor para identificarse ante nosotros. Sin embargo, Jesús elige mil caminos para llegarnos, y uno de ellos son los colores.

Un artista puede comprender fácilmente y mucho mejor que nosotros de que manera Dios se revela en los cientos de miles de colores que pueden llegar a existir. Como no somos artistas, no tenemos esa sensibilidad cromática pero los colores de la Naturaleza facilitan que nuestras almas se abran a la infinitud de Dios.

Los amantes de la Vexilología, sentimos que nos sirven de camino a Dios, la diversidad de colores y formas de las banderas que testimonian la dimensión trascendente del espíritu humano en su flamear vivaz contra la bóveda celeste.

Las banderas de Cristo

En un post, que publicamos el año pasado hablábamos de “La bandera de Cristo resucitado(http://banderasargentinas.blogspot.com.ar/2016/03/la-bandera-de-cristoresucitado-por.html), curiosamente fue la nota que más lectores sumó; a quienes no tuvieron la posibilidad de leerlo se lo recomendamos vivamente.
Allí destacábamos que a lo largo de dos mil años los artistas imaginaron a Cristo manifestando su triunfo sobre la muerte y la redención del mundo mediante las banderas que empuña, donde predominan ora el rojo, ora el blanco, pero, estos colores son de elección humana, lógicamente.

                       Rojo Luis Tristán (1580/1585 – 1624)                          Mosaico de autor no conocido por nosotros

Pero en esta Semana Santa que nos lleva a la Pascua de Resurrección dimos con una referencia que permitiría afirmar que Jesús eligió dos colores en particular para revelársenos y proyectar su providencia y misericordia sobre los hombres. Para esto es necesario conocer algunos hechos.

De “sor Faustina” a “Santa Faustina”

 Santa María Faustina Kowalska (1905 - 1938)

Helena Kowalska, nació en Glogowiec, Polonia en 1905. Ingresó como novicia en una congregación religiosa y el 1º de agosto de 1925 adoptó el nombre “María Faustina”. El 25 de mayo de 1933 profesó los votos perpetuos y fue trasladada a la casa conventual de Vilna. Tras una vida ejemplar sor  Faustina murió de tuberculosis, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia (Polonia).
Era una mujer de intensa piedad que a lo largo de su vida tuvo una serie de revelaciones donde Jesús se le reveló con particular intensidad; que ella dejó escritas en su diario (más de 600 páginas manuscritas).

Como en todos estos casos la Iglesia actuó con gran prudencia y realizó numerosas investigaciones hasta que desde el 15 de abril de 1978, la Santa Sede autorizó la práctica de la devoción a la “Divina Misericordia”; también llamada a “Jesús Misericordioso”.

La forma en que Faustina vivió su vida llamó la atención de quienes la conocieron. Cumplido el complejo proceso con que la Iglesia analiza estos casos, se la beatificó el 18 de abril de 1993 y siete años más tarde, verificado el milagro de práctica, el Santo Papa Juan Pablo II la canonizó el 30 de abril del año 2000. Desde entonces podemos referirnos a ella como “Santa Faustina”.

El cuadro pintado a Nuestro Señor

El 22 de febrero de 1931 la Santa tuvo una visión particular a través de la cuál Jesús le encargó que se pintara su imagen tal como ella lo veía en ese momento y también le indicó que al pie del cuadro debía colocarse la inscripción “Jesús, en Ti confío".

Así lo cuenta Santa Faustina en su diario: “Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre su pecho. De la abertura de su túnica, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido.

Después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío’. Deseo que esta imagen sea venerada primero en esta capilla y [luego] en el mundo entero”.

Jesús le señaló además: “Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como mi gloria”.

Faustina quiso cumplir la voluntad de Dios e intentó pintar el cuadro por sus propios medios, pero fracasó por que carecía de conocimientos técnicos y talento artístico.

Beato Miguel Sopoko

Encontrándose ya en Vilna la Santa, su confesor, el padre Michal (Miguel) Sopocko (1878 – 1975), hoy beato, quiso colaborar con el designio manifestado y le encargó pintar el cuadro de “Jesús Misericordioso” al artista lituano Eugeniusz (Eugenio) Kazimirowski (1873 – 1939). La labor se concretó en el término de seis meses durante el cual sor Faustina supervisó la ejecución y aportó las referencias necesarias; se terminó en junio de 1934.

Pese a su empeño y a los esfuerzos del pintor comprometido, la hoy santa vio que el cuadro distaba mucho de la imagen de Jesús que guardaba en su memoria. Hallándose en oración la embargó el llanto y exclamó: "¿Quién será capaz de pintarte tan hermoso como eres en verdad?"; a lo que Jesús respondió: "No en la belleza  del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia".

La devoción a Jesús Misericordioso

Jesús le pidió a Faustina que el retrato fuera expuesto ante los fieles, lo que a juicio de los estudiosos demuestra que aceptó la obra salida de las manos de Kazimirowski y de las indicaciones de la religiosa. Como veremos esto incidirá en las conclusiones del presente post.

Él también le indicó a la Santa que promoviera la “Fiesta de la Divina Misericordia”, a celebrarse por la Iglesia el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; una tarea desproporcionada para una humilde monja. Lo cierto es que aquello considerado imposible a los ojos de los hombres, es natural al poder de Dios y Faustina vio coronado con el éxito su cometido.

La primera vez que se mostró el cuadro fue entre el 26 y el 28 de abril de 1935, coincidiendo con el primer domingo después de Pascua. Más tarde en abril de 1937 se entronizó en la iglesia de San Miguel, en Vilna.

La esencia de la devoción
     Podemos sintetizarla en cinco puntos fundamentales:

1. Confiar en la Misericordia del Señor, quién anunció a Faustina su misericordia para con los pecadores y la fortaleza para los que tratan de vivir el bien; especialmente en la hora de la muerte,

2. La confianza es la esencia de esta devoción y, a la vez, la condición para recibir gracias. Jesús dijo a Faustina: "Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá […] Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión”.

3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona. Al respecto, estas son las palabras de Cristo a Faustina: "Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración”

4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir las gracias prometidas. Jesús explicó a la santa: que si practicamos activamente la misericordia para con nuestros hermanos, Su misericordia se anticipará el juicio de nuestras vidas en particular.

5. El Señor quiere que hagamos una obra de misericordia al día, por lo menos.

El rezo de la novena a la Divina Misericordia


En preparación a la fiesta de la Misericordia, Jesús solicitó el rezo de la novena comenzando el Viernes Santo, que se ofrece cada día por un grupo particular de almas.

Jesús prometió a Sor Faustina: "Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias". Los interesados en conocer y rezar la Novena pueden bajarla desde: http://www.santafaustina.org/devocion/novena.htm

La devoción a “Jesús Misericordioso se ha difundido extraordinariamente en las últimas décadas. Para conocer más sobre ella podemos remitir a: http://www.santafaustina.org/devocion/dev_01.htm

El “Directorio de piedad popular” publicado en la Web oficial del Vaticano dice sobre ella:
“154. […] En nuestros días y a raíz de los mensajes de la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de abril del 2000, se ha difundido progresivamente una devoción particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espíritu que perdona los pecados y devuelve la alegría de la salvación.
[…] Constituye el espacio natural en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor del hombre, debe educarse a los fieles para comprender esta devoción a la luz de las celebraciones litúrgicas de estos días de Pascua. En efecto, "El Cristo pascual es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo viviente: histórico-salvífico y a la vez escatológico".

¿Qué pasó con el cuadro?

Las segunda Guerra Mundial y las persecuciones a los católicos durante los años en que Polonia estuvo bajo el régimen del comunismo soviético implicaron una serie de vicisitudes. En el ínterin se pintaron otras dos copias, aunque una se perdió en un incendio durante el "Levantamiento de Varsovia" (1943).

La otra es obra de  Adolf Hyla (1897 - 1965), fue ejecutada en 1943, para cumplir una promesa de su autor por haber salvado su vida durante la II Guerra. Si bien tomó como modelo una estampa del original, este último tiene valores artísticos muy superiores y es la que se ha difundido por todo el mundo. Fue comenzada en noviembre de 1942 y se terminó en marzo del año siguiente; se la bendijo el 7 de marzo de 1943 y se colocó en la capilla del convento de Cracovia de las Hermanas de la Misericordia. Hyla pintó en 1944 otra imagen similar cuyas dimensiones permitió ubicarla con mayor realce en el retablo.

        Veamos seguidamente ambas imágenes lo que permite compararlas entre sí:


Actualmente el original se encuentra en el “Santuario de la Divina Misericordia”, en Vilna, Lituania.


ROJO Y BLANCO, los colores que eligió Jesús

Ha llegado el momento de volver sobre el titulo que encabeza este particular post. De las mismas palabras de Cristo tomadas por Santa Faustina, resulta que Jesús hizo eligió dos colores para manifestarse, los que emanan de su corazón en forma de dos rayos, tal como están representados en el cuadro.

Estos colores elegidos por Cristo son: el rojo y el “pálido” que podemos traducir como un “blanco” tan vívido que según muestra la imagen se nos presenta a la percepción del ojo con tonalidades celestes que acentúan su blancura.

Otro día, estando Santa Faustina en oración, Cristo se le apareció y le dijo: “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia cuando mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza”.

Estos rayos representan entonces, los sacramentos y todos los dones del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua (recordemos aquí el bautismo de Cristo en el Jordán y tantos otros pasajes de los Evangelios).

La imagen presenta, pues, la inmensa misericordia de Dios que fue revelada plenamente en el misterio Pascual de Cristo y que se realiza en la Iglesia con mayor plenitud a través de los sacramentos.

Jesús Misericordioso
su imagen más difundida (A. Hyla, 1944)

Sobre el culto a las representaciones santas

A las imágenes del Cristo, de la Virgen y los demás santos se debe prestar el debido honor y veneración, no porque contengan en si mismas algo divino que exija ese culto, sino porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan.

Para la Iglesia católica y para muchas otras confesiones cristianas, el culto no es superstición, es lícito y útil para la vida religiosa de los fieles. El hombre tiene necesidad de las cosas sensibles y visibles para elevarse al conocimiento y al amor de las cosas espirituales e invisibles.

La vista de una imagen suscita sentimientos de respeto, veneración, amor y confianza hacia la persona santa que representa y con la que nos pone en contacto espiritual y en intimidad.

Especialmente las imágenes sagradas y milagrosas de los santuarios ejercen un particular influjo en la vida de los hombres, dando un gran fruto espiritual para las almas que alimentan su esperanza y alcanzan de Dios muchas gracias. Quien venera una imagen venera en ella la persona que en ella está representada (Cc. Vaticano II: SC, 126)
Dijo Santo Tomás de Aquino: "El culto a las imágenes religiosas no se dirige a ellas en si mismas como realidades, sino como un camino hacia Dios". (Suma Teológica; 2-2).

Por eso quienes veneran la imagen de Nuestro Señor de la Misericordia, saben que no se dirigen al cuadro sino al mismo Jesús. 

1 comentario:

  1. Tu gran misericordia Jesús Bendito,proteja a mi familia y al mundo entero,amén

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