Un día histórico, por donde se lo mire
Por Miguel
Carrillo Bascary
Ya en la última década del
siglo XIX la ciudad de Rosario venía
luchando por su autonomía institucional
que le permitiera romper con injustos lazos que obstaculizaban su explosivo
desarrollo. Hasta se llegó a planear dividir de provincia de Santa Fe para
darle realidad, por tres veces había sido declarada capital federal de la República y por otras tantas esas leyes
fueron vetadas.
Un poco de Historia
Recordemos que Rosario no tuvo fundador pero que ya
registraba pobladores en la zona 1825, fecha en que se nombró a un alcalde para
todo el Sur de la actual provincia de Santa Fe y el Norte de Bs. Aires, aunque
en esta extensa zona no hubiera ningún núcleo urbanizado.
En 1730 se creó una parroquia que poco más tarde se
puso bajo la advocación de Nuestra señora del Rosario, a quien originalmente se veneró en un humildísimo
rancho. En su derredor se comenzaron a radicar pobladores y así, se construyó
una capilla de paredes de adobe y techo de paja que levantaron unos 250
vecinos, quienes el 3 de mayo de 1773
recibieron a la imagen histórica de Nuestra Señora que habían encargado en
la ciudad de Cádiz. Es la misma ante la que oró el prócer Manuel Belgrano en
sus repetidas visitas al poblado, la que todavía se reverencia en la Catedral
local. Ya por 1814 la comunidad sumaba poco más de 700 personas.
En 1823 una ley de la provincia designó a Rosario como
pueblo, en el que habitaban unas
1.000 almas. Las circunstancias históricas determinaron que el 5 de agosto de
1852 la provincia de Santa Fe reconoció
a Rosario como ciudad, que ya contaba con unos 3.000 avecinados. Desde
entonces el desarrollo socioeconómico fue
realmente explosivo, hasta el punto que en 1895 había más de 90.000
rosarinos, que en 1914 fueran 222.000 y que, en 1926, superaran los 400.000[1].
Pese a esta realidad
Rosario se vio limitada por diversos motivos externos y por algunas
contradicciones propias. Por unos pocos meses, entre 1933 y 1935
contó como autonomía plena y llegó a dictar una carta orgánica, pero la intervención
federal a la provincia canceló la experiencia.
Sin embargo, la llama de las aspiraciones autonómicas
continuó encendida. Desde diversos sectores se cumplió con este cometido,
pero fue en los claustros universitarios donde brilló a despecho de los
vendavales políticos. No pudo darse con la reforma constitucional santafesina
en 1962, se creyó llegada la oportunidad con el recupero de la democracia en
1983, aunque la coyuntura no lo posibilitó. Cuando la reforma de la Constitución Nacional de 1994 incluyó en su texto el
artículo 123 que reconocía la plenitud de la autonomía a todos los municipios,
con lo que pareció el fin del calvario para Rosario. Fuera de los lindes
provinciales hubo municipios que no llegaban a sumar 10.000 y, que iniciaron su
vida autónoma. Sin embargo, el egoísmo
de algunos sectores políticos, empeñados en preservar sus privilegios, frustró una y otra vez la legítima demanda
de las ciudades santafesinas, a
despecho del ineludible mandato de la Constitución que languideció por tres
décadas.
Los intendentes de Rosario, Horacio Usandizaga, Héctor Cavallero, Hermes Binner,
A. Bonfatti, Miguel Lifschitz, Mónica Fein y Pablo Javkin asumieron el rol de paladines de la causa. En igual sentido, muchos
integrantes de la dirigencia local también asumieron su protagonismo. Finalmente, la reforma de la Constitución Provincial que operó en el curso del 2025
abrió la puerta a la plenitud autonómica.
En la fecha de hoy, 3 de diciembre de 2025, el Intendente municipal, Dr. Pablo Javkin, promulgó
la Ordenanza Nº10.850 que proclama y
reafirma la plena autonomía que desde 1994 se venía demorado y que el
pasado 28 de noviembre sancionó el Concejo Municipal en pleno. De esta forma Rosario comenzó a ejercerla en lo
institucional, en lo político, en lo administrativo y en lo económico-financiero.
Una perspectiva más amplia del momento
En el acto cumplido, el
Dr. Javkin recordó a varios de los muchos rosarinos (de alma y de nacimiento) que
bregaron por el objetivo que toda la ciudad reclamaba. Así, se mencionó a Nicasio Oroño, Lisandro de la Torre, Luis
Lamas, Miguel Culaciati y Luis C. Carballo, aunque la nómina puede
extenderse a varias decenas.
Lo acompañaron una
apreciable cantidad de políticos y referentes sociales de la mayor parte del
arco ideológico (no de todo), en un conjunto
pluralista que aunó a representantes del trabajo, la empresa, el comercio, de
la Iglesia Católica y de otras confesiones religiosas. También de la educación,
la vida cultural, servidores públicos, fuerzas de seguridad e instituciones del
tercer sector, con el acompañamiento del cuerpo consular y de algunos herederos
de las asociaciones que testimonian el intenso aporte de las colectividades extranjeras que dieron
lo suyo para formar el Rosario de hoy. Entre los presentes pudo verse a caracterizados cultores de la historia de
la ciudad y miembros de instituciones que cultivan su legado cívico.
En lo personal tuve bien presente a mis mentores en la docencia
universitaria, los doctores Adolfo
Rouzaut, René Balestra y Norberto Martínez Delfa quienes predicaron la
autonomía de Rosario desde la Facultad de Derecho de la Univ. Nacional de
Rosario. De ellos recibí la posta que, en mi hora y por más de treinta años, sostuve
en la cátedra que me honra haber ocupado en esa Casa de altos estudios, la que
oportunamente me había formado como abogado y docente, hoy devenido en
historiador.
De símbolos y presencias
El acto tuvo una dimensión concreta en el esbozo que se reseñó, pero también contó con
una perspectiva simbólica de hondo
significado. Me detengo en este punto atento a la naturaleza semiótica de
este Blog.
El ámbito resultó
inmejorable ya que se concretó al pie del Mástil
Mayor del Monumento Nacional a la Bandera, que señala el preciso lugar en
que se izó por primera vez nuestra
Enseña Patria, nacida en el entonces poblado de la capilla del Rosario, el
27 de febrero de 1812, nada menos que por decisión de uno de los próceres
paradigmáticos de la argentinidad, Manuel
Belgrano.
El izamiento de nuestra Bandera
nacional, plasmó en lo alto el manto
celeste y blanco de Nuestra Señora, patrona y fundadora de la hoy ciudad autónoma,
como lo reconocieron una ley provincial y varias normas municipales.
Al decreto de promulgación de la ordenanza lo suscribió el Intendente
Javkin utilizando un bolígrafo que desde hace tres décadas se utiliza en
ocasiones solemnes en la “Galería de Honor de las Banderas de América”. El
folio estaba depositado sobre una mesa tallada con motivos prehispánicos[2]
plasmados por el arquitecto Ángel Guido,
preclaro hijo de esta ciudad y creador del Monumento a la Bandera.
A su lado se hallaba el sencillo tintero que supo usar el gobernador
provincial Nicasio Oroño[3].
Un texto original de la tesis doctoral que escribiera Lisandro de
la Torre[4]
propiciando la autonomía de los municipios.
El ejemplar auténtico de
la carta orgánica que se dio Rosario en
1933, que se conserva en el Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”; a su lado la lapicera indicada.
También se hallaban dos medallas alusivas al bicentenario y al tricentenario de Rosario[5].
A un lado se hallaba una enorme reproducción del encabezamiento de
la Ordenanza. A su pie se veían las rúbricas de numerosas autoridades y, al
terminar el acto se invitó a todos los presentes a sumar su firma, conformando
así un testimonio único que se
preservará para las futuras generaciones de rosarinos.
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Como queda expuesto el pasado de Rosario estuvo presente, realzando
la proyección a un futuro que labrarán los rosarinos, para ellos, para la
provincia y para la Nación.
[1] El Censo Nacional 2022 contabilizó para Rosario 1.020.000 habitantes.
[2] Fue construida para exhibir el libro de visitantes ilustres al
Monumento a la Bandera, habilitado el 20 de junio de 1957, cuando se inauguró
el memorial.
[3] Pertenece al patrimonio del “Museo de la Ciudad”, fue donado en 1981
por Elsa Vionnet de Vergara Oroño y Gregorio Vergara Oroño. Es de hierro
fundido y vidrio, su propietario original lo utilizaba en su estancia “La
Joaquina” (Entre Ríos). Oroño gobernó la provincia entre 1865 y 1868.
[4] Se tituló “El Régimen Municipal” y se presentó en 1888. Con ella su
autor se doctoró en la Universidad de Buenos Aires.
[5] La más antigua fue elaborada pot el Taller. La más reciente, las hizo acuñar el “Círculo Numismático de Rosario”, segun diseño de Jorge Motta, Fernando López y el diseñador gráfico Tux.












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