miércoles, 16 de abril de 2025

El segundo Manuel Belgrano

Contemporáneo del que conocemos


Manuel Belgrano Pérez [1] - Manuel Belgrano Cabral (1802-1839)[2]]

Por Miguel Carrillo Bascary

El relato de viajes titulado “Cinco años en Buenos Aires. 1820-1825”, es una jugosa crónica que pinta la vida en el Río de la Plata en la segunda década del siglo XIX. Debemos esta obra a quien solo se identifica como “Un Inglés”. No sería otro que George Thomas Love, editor del periódico "The British Packet and Argentine News" que circuló en idioma inglés en esa ciudad desde 1826. Con este antecedente extraemos de sus páginas la referencia a un Manuel Belgrano, que no es el prócer a quien debemos la creación de la Bandera nacional, pero que registra un estrecho vínculo familiar con su distinguido pariente. La cita es la siguiente:

En el Colegio de Buenos Aires, los alumnos reciben clases de todas las ramas de los clásicos. No tienen la ventaja de contar con profesores, como en Oxford, Cambridge, Eton, Westminster y el resto de nuestras escuelas públicas; profesores cuyo talento no solo honra a su país, sino a la humanidad en general. Algunos estudiantes han desarrollado un talento considerable.

Un miembro más joven de la familia Belgrano, Manuel, escribió una obra de teatro basada en ‘La Virgen del Sol’, que se representó con éxito; también ha adquirido conocimientos de inglés y actualmente trabaja en la oficina del Cónsul Británico”.

El citado es Manuel Belgrano Cabral, sobrino de su ilustre homónimo. Nació en la ciudad de Buenos Aires, aunque no hay precisión sobre el año, en cierta fuente se dice que en 1803, en otra que al año siguiente y hay quien consignan que en 1808.

Al practicar las verificaciones del caso se halló que el portal Family Search[3] da como fecha de nacimiento el año 1803, sin otro dato. Empero, en el asiento correspondiente a su padre, se reproduce el empadronamiento de la familia practicado en 1809[4], en el que Manuel acusa 7 años de edad, de lo que cabe deducir que habría visto la luz en 1802.

 

Este segundo Manuel Belgrano fue abogado y literato de vasta cultura, pero también se comprometió activamente con la realidad política de su tiempo.

Sin embargo, antes de referirnos a él interesa aludir al autor de sus días, el coronel José Gregorio Belgrano (1762-1823)[5], hermano del general Belgrano, quien manifestó una temprana vocación militar, ya que ingresó muy joven como cadete (portaestandarte) en el cuerpo de milicias de caballería de Buenos Aires. Adquiridos los conocimientos básicos tuvo que abandonar las filas para encargarse de los negocios familiares en Potosí; no olvidemos que su progenitor, Domingo Belgrano, era un fuerte comerciante con intereses en todo el Virreinato del Río de la Plata. En 1786 volvió a su ciudad natal y se reincorporó a la misma unidad. En 1803 alcanzó el grado de capitán graduado, al par que se lo promovió al Estado Mayor de Buenos Aires (1804). Combatió en las Invasiones Inglesas (1806-1807). Participó del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 y votó por la deposición del virrey. En 1811 fue ascendido a teniente coronel graduado y se lo nombró segundo sargento mayor de la guarnición. Intervino en la represión de los “Patricios[6]”, en lo que se conoce como el “Motín de las Trenzas” ocurrido el 6 de diciembre de ese año. En 1815 se lo confirmó en esa comisión, donde se mantuvo hasta 1819, cuando se lo ascendió a coronel graduado. En 1823 enfermó, debió apartarse del servicio y falleció el 27 de diciembre de ese mismo año. En 1801 José Gregorio se había casado con Casiana Cabral y Gutiérrez de la Bárcena, quince años menor, con la que tuvo 9 hijos. Justamente Manuel, a quien se dedica esta nota, fue su primogénito.

Casiana Cabral, con dos de sus nietos (Imagen: AGN) 

Como su ilustre tío, Manuel Belgrano Cabral aprendió las primeras letras en el Real Colegio de San Carlos de Bs. Aires. Posteriormente estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires, donde accedió al título de abogado. Vicente Cutolo[7] nos dice que ejerció la abogacía en el foro porteño “adquiriendo reputación por su honradez en el manejo de las causas confiadas a su patrocinio”. Paralelamente, su excelente inglés le permitió trabajar para el consulado del Reino Unido y enseñar el idioma, en la citada universidad.

Además de esta faceta profesional, puede decirse que el espíritu de este Manuel Belgrano era muy inquieto, particularmente con referencia a las letras. El 6 de noviembre de 1821 se contó entre los fundadores de una sociedad literaria secreta, que tomó el nombre “Valeper” y que se fundó en el domicilio de Manuel. Se discute si la asociación tenía carácter masónico o si adoptó la metodología propia de las logias como una medida de prudencia, atento las convulsiones de la época. Para referenciar la inserción social de nuestro referenciado vale citar a otros de los miembros iniciales de la entidad, entre los que se contó su propio cuñado, Martín Diego Alcorta (médico, filósofo y docente; 1801-1842) que estaba casado con María Josefa Belgrano y Cabral (1810-1887). También: Valentín Alsina (jurista y literato; 1802-1869), Juan Crisóstomo Lafinur (educador y poeta; 1791-1824), quien presidió la entidad; Ireneo Portela (médico; 1802-1861); Ruperto Godoy (más tarde constituyente en 1853 y gobernador de San Juan, su provincia; 1803-1873) y Francisco Pico (hijo del militar que colaboró activamente con el general Belgrano durante su campaña al Alto Perú; 1805-1875). Esta pléyade se inscribió dentro de los primeros románticos que actuaron en nuestro país, un movimiento que eclosionará en la llamada “Generación del 37”.

Manuel escribió la tragedia en cinco actos “Molina”, ambientada en los primeros años de la conquista hispana. Sus personajes son “Ataliva”, rey de Quito; “Molina”, oficial español, quien se enamora de “Cora”, virgen del Sol. Su género es una transición entre el pseudo clasicismo y el romanticismo[8].

Escrita en versos endecasílabos, fue impresa en 1823 con dedicatoria a Bernardino Rivadavia, por entonces ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del gobernador bonaerense Martín Rodríguez (1820 y 1824), lo que no sorprende dado que recién arribado de Europa estaba profundamente influido por el liberalismo y el movimiento de la Ilustración. Por esto fomentó la actividad de la sociedad “Valeper”, la que no integró posiblemente por ser de una generación mayor a la del resto de sus miembros. Además, no olvidemos que Rivadavia era gran amigo del general Belgrano, pese a las notorias diferencias que mantuvo con este, de manera que parece natural que apoyara a un joven tan prometedor. Por otra parte, dedicar una obra a un poderoso siempre fue buen recurso para cimentar un esperado éxito en las Artes. Seguidamente consta el tenor de esa dedicatoria:

 

La pieza se estrenó en medio de gran expectativa el 25 de mayo de 1824, lo cual es muy significativo. Evidentemente ayudó la naturaleza de su temática; la crónica indica que alcanzó un gran éxito. Como pieza literaria sus méritos pueden ser relativos, pero bien lo destaca Ricardo Rojas, “Molina” fue una de las primeras tragedias de la cultura argentina.

Portada de la obra

Manuel cultivó la veta dramática no solo bajo el formato teatral, también lo hizo en la poesía y en la sátira, lo como era habitual tendencia por entonces, por la que los intelectuales buscaban acercarse el pueblo llano.

Comprometido con sus ideales liberales y unitarios, advirtiendo Manuel el cariz tiránico que encarnaba Juan Manuel de Rosas desde la gobernación de Bs. Aires, tuvo una activa participación en el complot que procuró desalojarlo del poder. Se trató de lo que la historiografía llama la “conspiración de Maza”, con referencia a uno de sus cabecillas, el coronel Ramón Maza; otra de las figuras enroladas en el intento fue Juan Galo de Lavalle. Descubierto, el complot Maza fue asesinado por la Mazorca[9] y Belgrano se internó en la provincia de Bs. Aires para no ser apresado; algo más tarde, en un barco francés pudo exilarse en Montevideo. Fiel a sus ideas retronó a Bs. Aires y formó parte de la revolución de los “Libres del Sur” que procuró derrocar a Rosas, pero que fue ahogada en sangre. Belgrano se había enrolado como oficial de la “Legión Argentina” que estuvo al mando del general Martín Rodríguez; sin embargo, no llegó a combatir ya que no se encontraba en Dolores donde estalló (7 de noviembre de 1839), partió hacia allí pero todo había terminado cuando llegó a esa ciudad. Temiendo ser tomado por los rosistas Manuel retornó a Montevideo, ya estaba enfermo, y falleció catorce días más tarde, el 26 de diciembre de 1839.

Queda así reseñada la vida y los antecedentes de este otro Manuel Belgrano. Tuvo en común con su destacado homónimo: haber cursado la carrera en Derecho, poseer un notable nivel cultural, su decisión por impulsar los valores del liberalismo y la promoción humana; también su compromiso con la realidad política, hasta el punto de arriesgar la vida por sus ideales. Su existencia quedó trunca cuando aproximadamente contaba unos 35 años, mucho había dado en tan corto espacio temporal.

Sin dudas que, al llegar a la casa de nuestro Padre común, el otro Belgrano, Manuel Joaquín del Corazón de Jesús, le habrá salido a su encuentro para estrecharlo en un gran abrazo.


[1] Litografía de Solá, Sesé y Cia. La Plata. Imagen tomada de: https://buenosaires.gob.ar/noticias/aniversario-del-nacimiento-de-manuel-belgrano

[6] Se referencia su biografía a partir de: “Belgrano”, Mario Belgrano. Inst. Nacional Belgraniano. Bs. Aires. 2006; accesible desde: https://inbelgraniano.cultura.gob.ar/media/uploads/site-40/multimedia/biografia_de_belgrano.pdf

[7] Era comandante del regimiento su hermano Manuel, posteriormente brigadier y reconocida como "padre de la Patria".

[8] “Nuevo diccionario biográfico argentino”. Ed. Elche. Tomo 1, p. 395. Bs. Aires, 1968.

[10] Se trataba de la “Sociedad Popular Restauradora”, una agrupación de incondicionales y fanáticos rosistas, el brazo clandestino del gobierno. Se caracterizó por perseguir a los opositores. En la actualidad calificaríamos a sus miembros como parapoliciales.

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