domingo, 13 de abril de 2025

¿Escarapela o banderita?

Pequeña historia de una opción

Por Miguel Carrillo Bascary

Las escarapelas se impusieron como emblema de nacionalidad en el siglo XVIII, como forma de distinguir en el fragor del combate a la tropa propia de la enemiga. Era necesaria establecerlo ya que por entonces no existía el concepto de uniformes diferenciados de cada país. En consecuencia, eran distintivos militares que, habitualmente se llevaba sobre en el sombrero y se construían en tela de colores, que se atribuían a cada nación o región.

Cuando con la Revolución Francesa surgió el ejército popular, se difundió extraordinariamente el gorro rojo que usualmente sumó una escarapela tricolor de forma redonda; desde entonces también los civiles comenzaron a usarla prendida al pecho, a la altura del corazón o en el pelo, las mujeres. Más tarde desapareció el bonete y quedó la cucarda. 

Foto: Santiagonostalgico/ Flick

A principios del siglo XIX las escarapelas redujeron su tamaño y se las comenzó a construir con mostacillas o chapa de metal pintada; al par que se divulgaron ampliamente entre los civiles. Paralelamente se difundieron las llamadas “divisas”, inspiradas en las cintas que reproducían las medidas de la imagen de una Virgen, santo o santa, que gozaban de popularidad den los santuarios. Por entonces las hoy muy comunes, medallitas, tenían un costo estaba fuera de las posibilidades de los peregrinos.

Medidas de la imagen de Ntra. Sra. del Pilar, Zaragoza

Siempre según el precedente de las medidas, las divisas incluyeron: lemas, siglas, figuras de todo tipo y hasta perfiles de gobernantes. En Argentina las divisas federales y unitarias marcaron una época, particularmente trágica.

Divisa federal - Confederación Argentina, ca. 1840

Cuando los uniformes nacionales se universalizaron en los ejércitos la escarapela pasó a ser un complemento esencial e, incluso, trascendió del ropaje y se pintó en los equipos militares. No sorprendió entonces que pasara a los tanques y aún a los aviones[1]; un uso que persiste hasta hoy, pese a que la tecnología permitiría prescindir de ellas ya que no se necesita visualizar ningún elemento para identificar a la propia tropa.

Biplano Nieuport, Aviación Francesa, I Guerra Mundial

Blindado MC 36 - Guerra Española

El advenimiento de la educación sistemática en escuelas públicas determinó que se estableciera el uso de escarapelas como distintivo común tanto para los cursantes como para los docentes, particularmente durante las fiestas patrias. Esto se positivizó a través de normas que impusieron su uso obligatorio. La industrialización permitió preparar escarapelas en gran número, tanto en metal como con textiles, en una enorme cantidad de diseños. De esta manera la escarapela trascendió los ámbitos de la castrenses y escolares para expandirse en todas las clases sociales, más allá de la actividad que realizara el portador.

Su sencillez, bajo costo y forma aleatoria son factores que caracterizan al emblema, mientras que aseguran su popularidad.

Como reflejo de este fenómeno, los funcionarios gubernamentales adoptaron la escarapela en sus atuendos. De esta manera evidenciaron su nacionalidad y el orgullo de representarla. En los varones, las escarapelas siempre fueron muy simples y se acomodaron en las solapas, hasta el punto que muchos trajes aún hoy llevan un ojal sobre el lado izquierdo, que originalmente se les destinó. Por parte de las damas la creatividad de su vestir permitió fantasías en forma de lazos, piedras, esmaltes, flores, etc.; generalmente como broches decorativos.

Entre tanta variedad también aparecieron pequeñas banderitas. Un ejemplo clásico, al menos para la cotidianeidad argentina, es el suntuoso broche que lució por primera vez Eva Duarte de Perón, primera dama del país, en acto en que se juró la Constitución Nacional de 1949. La fabricó con zafiros y brillantes por la afamada casa de joyeros Oscar Heyman Hnos. de origen ucraniano, afincados en Nueva York desde 1912 Esa joya en particular fue adquirida a la firma Van Cleef & Arpels, de la que Heyman era proveedora. Se la denominó “Sol de Mayo”.

"Sol de Mayo", 1948/ 1849

Este tipo de realizaciones ya era bastante común a fines del siglo XIX, confeccionadas en metal esmaltado en colores. El estilo art nouveau les dio un sofisticado impulso. Vale recordar que Heyman confeccionaba diminutas banderas de E. Unidos y del Reino Unido con pedrería engarzada en oro y platino desde el año 1917; son verdaderas joyas, de alto costo. Otros artistas siguieron el ejemplo.

Primeras creaciones de Heyman

Más allá de la sofisticación informada el uso de banderitas como broches para la mujer y de solaperos para los hombres se ha desarrollado con preponderancia en las últimas décadas. Esto marca una disociación entre la clásica escarapela en forma de botón, cuadrado o incluso triángulo, de neto origen militar con las banderitas que abundan en la actualidad.

Luis Caputo (Min. Economía, Argentina) - George Biden (Presidente de E.U.)

Claro está que aquellas que tiene la naturaleza de verdaderas joyas quedan relegadas a las grandes recepciones o a ocasiones especialísimas, pueden alcanzar precios superiores a la decena de miles de dólares.

Otro diseño de Heyman que bien puede oficiar de escarapela argentina

Nada impide que en otras circunstancias menos solemnes se empleen banderitas esmaltadas o confeccionadas con piedras o cristales industrializados; bien sean estáticas o flameantes, a gusto del usuario.

Con origen en los estados Unidos, como tendencia hoy predomina al uso de banderitas por sobre el de las escarapelas, aunque estas tienen gran aceptación den Latinoamérica.

De una forma u otra tanto las escarapelas como las banderitas demuestra a propios y extraños la nacionalidad de su portador o portadora.

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