Por Miguel
Carrillo Bascary
El general Manuel Belgrano
tenía una innata percepción
de la psicología social, esto le hizo comprender que solo mediante imágenes
y con el ejemplo de su conducta personal podía llegar al alma de un pueblo
mayormente iletrado para inspirarle el ideal de la emancipación.
La Historia afirma que Belgrano
creó la Bandera Nacional, un hecho que los argentinos asumimos con mucha
emoción y una verdad que afirman los eruditos.
Excepto para quienes habitan la provincia de Jujuy, es mucho menos conocido que a Belgrano también se le debe la
Bandera Nacional de la Libertad Civil; símbolo patrio histórico que, de
hecho, es la segunda enseña nacional. Así lo reconoció la Ley Nº 27.134 en el
año 2015. Su origen y trayectoria está fundamentados en sólidos documentos. La misma es también la que identifica a esa provincia norteña.
En realidad, el Prócer fue un múltiple creador de banderas. De su inspiración y voluntad surgieron nada menos
que ocho; que se individualizan y reseñan más adelante.
Las dos mencionadas alcanzaron evidente
trascendencia. Sobre las otras los estudiosos no especializados caen en
confusiones que se trasmiten a la sociedad y provocan no pocas contradicciones.
Como consecuencia de las azarosas circunstancias de los primeros años del
período revolucionario, no se han
conservado ejemplares de nuestras primeras enseñas, excepto la Bandera
Nacional de la Libertad Civil. Para reconstruirlas solo contamos con
descripciones de diferente tenor lo que dificulta la tarea y en algunos casos se
prestan a interpretaciones disímiles.
Valga como ejemplo anecdótico
que, un amigo, muy exagerado él, me señaló cierta que vez, que sobre la
disposición el diseño de nuestra primera bandera ha corrido tanta tinta que su
caudal compite con el río Paraná.
No deja de extrañar que Belgrano
nunca se atribuyó ser creador de la Bandera Nacional, como hoy se lo caracteriza;
más aún, tampoco sus contemporáneos hacen referencia a este rol. Lo propio
ocurrió en las numerosas ceremonias fúnebres que se le tributaron al cumplirse
el primer año de su deceso.
Si bien Belgrano dejó escrito y
rubricado cómo fue la enseña que izó en Rosario, los términos con que lo
hizo suscitan interpretaciones diversas. Lo mismo ocurre con otras descripciones
de las banderas que se le atribuyen.
El Instituto Nacional Belgraniano, al que me honro de pertenecer,
entiende que las dos banderas que aparecen en el retrato que el artista
Carbonnier pintó al prócer en su presencia, son prueba suficiente de que la enseña primigenia de nuestra nacionalidad
era de dos franjas horizontales, blanca la superior y celeste la inferior.
Entre las banderas cuya creación se atribuye a Belgrano, hay una pieza casi ignorada por la
Historiografía, cual es aquella que entregó a Ntra. Sra. de la Merced junto con
su bastón de mando, como acción de gracias por el triunfo en la batalla de
Tucumán.
Las corrientes historiográficas y
las ideologías latentes, contribuyen a enturbiar el panorama. Por ejemplo:
a los autores de cuño liberal les resulta poco digerible que Belgrano haya
proyectado la bandera del eventual “Reino Unido de las Provincias Unidas del
Río de la Plata; Chile y Perú”.
El sistema escolar promovió por generaciones un relato simplista; acrítico y hasta almibarado sobre los hechos que definieron la creación de la bandera. Se trató
de presentar al símbolo como una herramienta
de cohesión en el complejo proceso de integración de la masa inmigratoria
llegada al país. Así, se prefirió construir un relato unidireccional, bajo una
visión seudo mesiánica que en nada condice con los hechos.
Esta entrada presenta un avance
sobre un estudio que tengo en pleno desarrollo. Para caracterizar las
imágenes se usa el código FIVA (Federación Internacional de Asociaciones
Vexilológicas) y se aporta un marco de referencia básico de cada pieza.
En consecuencia, fueron ocho
banderas las que se originaron en la inspiración de Belgrano.
Existen además dos banderas de incierta datación que algunos autores
atribuyen a Belgrano. Ambas fueron descubiertas en el año 1883 aunque el hallazgo se divulgó dos años más tard. Se hallaron en la capilla dedicada
a Santa Teresa, en el paraje de Titiri, cercano al poblado de San Pedro Macha
(hoy provincia de Chayanta, departamento de Potosí; Bolivia).
En base a vagos testimonios de dos pobladores del lugar y otras referencias circunstanciales, el sacerdote que las encontró arrolladas, formando una suerte de marco a dos pinturas religiosas, interpretó que habrían pertenecido al ejército comandado por el general Belgrano quién las habría hecho esconder para evitar que fueran capturadas por tropas realistas luego de la batalla de Ayohuma. En su momento, la hipótesis fue admitida sin mayor crítica ni rigor histórico y con ello quizás se perdió la posibilidad de contar con elementos de mayor objetividad.
En base a vagos testimonios de dos pobladores del lugar y otras referencias circunstanciales, el sacerdote que las encontró arrolladas, formando una suerte de marco a dos pinturas religiosas, interpretó que habrían pertenecido al ejército comandado por el general Belgrano quién las habría hecho esconder para evitar que fueran capturadas por tropas realistas luego de la batalla de Ayohuma. En su momento, la hipótesis fue admitida sin mayor crítica ni rigor histórico y con ello quizás se perdió la posibilidad de contar con elementos de mayor objetividad.
La primera presenta dos franjas celestes fue entregada a la República
Argentina en 1896 y hoy se preserva en el Museo Histórico Nacional; durante
muchos años se la sindicó como la “bandera de Ayohuma”.
A la otra se le atribuyó originalmente haber pertenecido a una unidad
miliciana formada en el Alto Perú que combatía bajo las órdenes de Belgrano.
Quedó en Bolivia; constituye la pieza principal del Museo “Casa de la
Libertad” de Sucre y se la conoce como “bandera de Macha”. En 1957 el investigador Augusto Fernández Díaz consideró que esta era la
enseña que Belgrano izó en Rosario el 27 de febrero de 1812 y que la otra
correspondía a la que ondeaba en el Fuerte de Bs. Aires, que Rivadavia envió a Belgrano con orden de sustituir a la primera.
La crítica histórica no ha probado esta hipótesis, antes bien se ha
desmentido que la celeste-blanca y celeste fuera la empleada en el Fuerte, ya
que en éste se usaba la roji-gualda española, por tratarse de una
plaza marítima. Empero, la leyenda ha divulgado estas interpretaciones, que
algunos admiten sin mayores elementos de prueba.
En definitiva, no hay seguridad alguna de que estas banderas
correspondan a unidades que alguna vez estuvieron bajo las órdenes de Belgrano;
tampoco que hayan ondeado en la batalla de Ayohuma; ni que se las haya
escondido en Titiri luego de la derrota. Menos aún que la blanca-celeste y
blanca haya sido la que el prócer mandó componer e izar en Rosario. Tampoco
puede negárseles todo valor; de hecho, su antigüedad evidente invita a
considerarlas como reliquias históricas de data indeterminadas.
Contradice la hipótesis que Belgrano haya convocado a los dispersos en
Ayohuma (14 de noviembre, 1813) agitando la bandera del ejército y que en dos
cartas a San Martín fechadas el 25 de febrero y el 6 de abril de 1814, donde le
encomienda emplear la que" en medio de tantos peligros" ha conservado. En consecuencia, es obvio que si la preservó no se perdió en aquella batalla.
Admiro su trabajo, soy muy apasionado de éstos detalles y como docente de geografía me interesa mucho aprender ésto. Me tomé el atrevimiento de citar su blog en mí vídeo y también cité información del mismo. Le dejo mí blog y el vídeo en cuestión. Gracias por compartir semejantes detalles sos un genio.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/bKvFBTj18tg
http://jonatanmontesgobelet.blogspot.com/2020/06/bandera-nacional-argentina-antecedentes.html?m=1
Muchas gracias
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