sábado, 19 de enero de 2019

Un proyecto utópico y su olvidada bandera

1919 - La primera Bandera de la Raza



Por Miguel Carrillo Bascary

Puede sorprender, pero la imagen no corresponde a una de las decenas de banderas que identifican las múltiples tendencias de la diversidad sexual, como puede parecer. Tampoco es una variante más de la Wilphala (de las que ya llevo contabilizadas ¡24!). Hecha esta aclaración entremos en tema.

Hace unos días daba a conocer un pequeño ensayo sobre la “Bandera de la Raza” creada por Ángel Camblor a instancias de Gabriela Mistral, en 1933. Ver: http://banderasargentinas.blogspot.com/2019/01/una-bandera-injustamente-olvidada.html

"Bandera de la Raza" creada por Camblor (1932-1933)

Nuestro objeto en análisis

Hoy quiero comentar sobre la reseña que nos aportara el investigador Manuel Vicente Sánchez Moltó que se refiere a “otra bandera de la Raza”, surgida en 1919 y que llegó a tener aprobación oficial.

Don Manuel no debería necesitar presentación, pero para abreviar, podemos señalarlo como un hispanista de ley, con particular especialización en Cervantes y todo lo que se le refiera; así como en la rica historia de la región de Henares, como que es “cronista oficial” de Alcalá; archivista; y, también, reconocido filatelista. Mucha de su producción puede verse en la Red.

Debemos a Sánchez Moltó haber rescatado del olvido una primera “Bandera de la raza” que no es otra que aquella con que abro esta entrada, aunque su versión completa incorpora un gran escudo que sintetiza una peculiar versión de los blasones de veinte naciones de América, centrando un gran escusón con las armas de España; por timbre un yelmo y por lema una cartela en plata (blanca) que reza “TODO POR LA RAZA”, en gules (rojo).

"Bandera de la Raza" ideada por Spada (1919)

He aquí la imagen que reproduce “Banderas” Nº27, órgano oficial de la “Sociedad Española de Vexilología”, publicado en junio de 1988, hace veinte años ya.

Observación crítica al diseño elegido

Los escudos americanos

Los países comprendidos en ese gran escudo son, por lógico orden alfabético: Argentina; Bolivia; Brasil; Colombia; Chile; Costa Rica; Cuba; Ecuador; El Salvador; Guatemala; Honduras; México; Nicaragua; Panamá; Paraguay; Perú; Puerto Rico; Rep. Dominicana; Venezuela y Uruguay.

Detalle ampliado del escudo

En realidad, son apócopes de escudos, cada uno reúne los principales elementos de los oficializados, pero con una expresión plástica del autor que resulta muy subjetiva.

Lo curioso es que en el blasón se expresan un orden, que resulta totalmente reñido con la Heráldica, para el que no encuentro explicación más que la arbitrariedad del diseñador; o eventualmente, la importancia política que por entonces tenía las naciones involucradas. El desarrollo es el siguiente: Argentina, México, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Guatemala, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, Honduras, Ecuador, Cuba, Colombia, Uruguay, El Salvador, un escudete que a criterio de Sánchez Moltó representaría a Puerto Rico, Panamá, República Dominicana y Costa Rica.

El dilema
Detalle ampliado del cuartel de discutida representación

En cuanto al escudete no identificado pero atribuido por Sánchez Moltó a Puerto Rico, me permito discrepar. A mi criterio se trata de Haití, opinión que sustento con la palmera coronada de un “gorro de la Libertad” (que algunos llaman frigio), atributos principales del escudo de armas de la república de Haití, primera nación independiente de América Latina.

Modelo del escudo empleado a fines del siglo XIX

Diseño actual del escudo de Haití

En consecuencia, si consideramos que en 1919 el resto de los hoy estados del continente estaban bajo dominio extranjero, excepto claro está de los Estados Unidos, nos estaría “faltando” Puerto Rico; aunque para justificar a los autores de la composición apuntamos que la isla Borinquén estaba considerada entonces una dependencia administrativa de Washington a consecuencia de la ocupación posterior a la guerra con España.

De lo expuesto sorprende la inclusión de Brasil y, agrego, de Haití; lo que nos hace entender que la composición expresa a la América Latina y no a Hispanoamérica; con lo que se diferencia netamente de la segunda “Bandera de la Raza”, objeto de mi anterior comentario.

 
Representación cartográfica de Hispanoamérica

Sobre el yelmo

Sánchez Moltó entiende que la pieza simboliza a “los conquistadores españoles”. También me permito disentir sobre el punto. Es verdad que para la Heráldica la figura remite a “los caballeros”; pero en la imagen se representa una pieza con su celada abierta, un claro símbolo de la realeza. Esto podría confirmarse si tuviera certeza del metal propio del elemento; supongo que ha de haber sido en oro, lo que indicaría que ese yelmo representa nada más, ni nada menos que al monarca español.


Aquí vale recordar que América no fue colonia de España sino una posesión personal de la Corona de Castilla, con lo que la pieza recordaría esta circunstancia con referencia a las naciones contenidas en el blasón.

El escusón de España

Apunta también el investigador alcalaíno, que el escusón representativo de España posee una curiosa composición, donde faltan las armas de Navarra y de Granada, al par que presenta “importantes alteraciones” ya que la Cruz y el León aparecen en gules (rojo) sobre campo de oro “amarillo”.

Analizando la borrosa fotografía de la que dispongo correspondiente al escudo en cuestión, no puedo adentrarme en consideraciones cromáticas pero, efectivamente, el escusón es mezquino con respecto blasón hispano, tal como lo observó Sánchez Moltó.

En suma, hay demasiados errores en el emblema, por lo que me cuesta entender que esta bandera haya tenido aprobación oficial, al menos en lo que a España respecta.

Valores vexilográficos

- Desde la óptica de la disciplina, esta primera “Bandera de la Raza” no evidencia mayores méritos en materia de diseño. El escudo que carga, sin entrar en detalles, es una verdadera abominación; resulta inentendible para el observador y como veíamos contiene varios defectos heráldicos.

- El minúsculo yelmo emplumado se desluce totalmente en comparación al tamaño blasón; y, hablando de dimensiones, la figura que carga el paño también me parece desproporcionada ya que cubre la mayor parte de la superficie.

- Otra falencia es la falta de explicación de los colores elegidos; al menos Sánchez Moltó no lo informa. Se me antoja que, siguiendo el criterio expresado en el blasón, de representar los escudos de todos los países, la lógica diría que en las cinco franjas Spada quiso representar los colores presentes en la totalidad de las banderas del Continente y de España.

Se me hace evidente que el autor no tenía facilidad para estas cosas.

Origen de la iniciativa

El mejicano Sixto Spada fue el factotum de este emblema y del “Himno de la Raza”, cuya designación oficial es “Todo por la raza”, que lo complementaba. Para este último contó con la colaboración del poeta español Francisco Quer de Barceló, que compuso la letra de la canción. Ampliaré sobre ellos en el próximo apartado.

Agrega Sánchez Moltó que la iniciativa fue dada a conocer “en portada y a todo color” por “Hispanoamérica”, suplemento de la revista “La Crónica”, editada en San Francisco (California), en octubre de 1919.

Esta publicación, se nos explica, fue fundada el 18 de abril de 1914 por el mejicano J. de la Fuente y el peruano Santiago Silva. El órgano apoyaba por entonces al Partido Liberal de México y con sus ediciones sostuvo la formación de la “Liga de la Raza Ibero-Americana”, sobre la que no encontré ninguna referencia. La revista estaba a cargo de Guadalupe Morales (director editorial) y Julio C. Arce, su propietario, ambos mejicanos.

Estas escuetas referencias nos permiten caracterizar al proyecto de Spada y a él mismo con la ideología liberal, en el sentido que por entonces se entendía, fundamentalmente laicista, lo que se refleja también en el apoyo que recibió de la mayoría de los gobiernos que habrían apoyado la consagración del símbolo, donde esta ideología tenía fuerte protagonismo político.

El autor y compañía

Spada había nacido en Azcapotzalco (México, D.F.), en 1892; aunque otra fuente señala que esto ocurrió en 1890. Era hijo de Jacobo Spada Bozzoni (*1861, de profesión carpintero) y de Marietta Zuliane Zanatta (*1872- +1912); evidentemente inmigrantes de origen itálico.

Esto no revela que cuando concretó su iniciativa solo tenía 27/ 29 años de edad, cursó estudios en Medicina, pero también tenía conocimientos musicales, lo que explica la composición de la partitura del “Himno de la Raza”.

A esto agregó dos marchas para pianoforte denominadas en conjunto, “¡A Trento! En Trieste”, que hizo publicar en Padua (1915); quizás mediante la intervención de algún familiar o amigo de la familia residente en Italia. Esta obra tuvo un considerable impacto en la emotividad de Italia, ya que aquella región le había sido cercenada por la ocupación concretada por el Imperito Austro-húngaro durante la Primera Guerra Mundial, lo que transformó la “cuestión del Trentino" en un tema de reivindicación nacional, algo similar a lo que es Gibraltar para España; Alsacia, para Francia o las islas Malvinas, para Argentina. Al finalizar la conflagración las tropas italianas ingresaron en Trento, el 3 de noviembre de 1918.

El compromiso de Spada con aquella causa de la patria de sus padres, nos habla de una personalidad comprometida, más allá de sus ocupaciones cotidianas.


Es evidente la intensa actividad de Spada por aquellos años donde se registra también haber publicado “Los dioses de la humanidad” (La Prensa, 1917); lamentablemente no he encontrado otras referencias sobre nuestro referenciado. Mucho agradeceré recibir alguna información que lo ilustre.

En cuanto al responsable de la letra del himno, Quer de Barceló, nació en Zaragoza (España) hacia 1870, fue conocido por su seudónimo “Barcello”, nada más puedo aportar.

Lo que pasó más tarde

Sánchez Moltó nos señala que, Spada se dirigió formalmente a todos los gobiernos implicados planteándoles los símbolos que acuñara y demandando su adopción.

Nos agrega que obtuvo respuesta positiva de “once países: España, México, Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá, El Salvador, Chile, Ecuador, Cuba y, sorprendentemente: Puerto Rico.

Lamentablemente nuestro citado no abunda en mayores consideraciones sobre el acontecer histórico posterior de esta compleja enseña.

Vemos que en la propuesta planteada, el llamado ciclo de los símbolos se frustró: hubo una propuesta; existió una aceptación, incluso se trasuntó en su oficialización (en nada menos que once estados), pero es evidente que no llegó a enriquecerse por actos posteriores, de donde con los años se transformó en una bandera olvidada más.

Cabe destacar el particular reconocimiento de Don Manuel Vicente Sánchez Moltó por haber rescatado este interesante emblema de las brumas del pasado.

Hoy, con estos modestos comentarios, solo quise poner en valor este lejano antecedente de los afanes por establecer un símbolo conjunto de los comunes vínculos entre España y América, o lo que es igual, entre América y España.

Addenda: 

La maravillosa oportunidad de enriquecer el conocimiento general a partir de poder compartirlo queda evidenciada una vez más en el aporte que realizó el amigo annual1920.21@gmail.com que al tomar conocimiento de la nota de mi autoría me remitió una excelente imágen de la publicación que reprodujo la imagen de la bandera diseñada por Spada. Fue difundida por la revista “Hispano-Americana” del 12 de octubre de 1819, que por entonces dirigía Julio Arce.

Si la analizamos ser verá que las apreciaciones formuladas más arriba:




2 comentarios:

  1. Buenas tardes D. Miguel, tengo acceso a una foto en color de esa bandera, la "Bandera de la Raza" ideada por Spada (1919). Si le interesa dígame un correo electrónico y se la envío desde España.
    Un saludo

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  2. Con todo gusto Annual1921 podría ser miguelcarrillobas@gmail.com

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