miércoles, 1 de noviembre de 2017

Vexilos, pero no banderas

Banderas, estandartes y pendones, todos son  vexilos

Bandera de Sahhdad, antigua Persia (ca. 2040 A.C.) 
quizás la más antigua representación de lo que hoy llamamos "bandera"

Por Miguel Carrillo Bascary

Cuando se lee sobre Historia se mencionan a las banderas como si fuera una sola realidad, pero el vocablo que analizamos es un conjunto muy rico que engloba variedad de conceptos

Por lo general, quienes no tienen conocimientos medianos de Vexilología caen en generalizaciones que derivan a conclusiones erradas. No hay culpa en ello, por que la Vexilología como disciplina autónoma es relativamente reciente.

El término fue propuesto en 1957 cuando a la edad de sus 17 años por el estadounidense Whitney Smith (1940–2016), graduado en Harvard y luego profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Boston.

Whitney Smith
El “padre” de la Vexilología

En 1958, lo difundió en la revista “The Arab World”  (Vol. 5, Nº 10) dando origen a una amplia divulgación que no reconoció fronteras.

Reconstrucción de un vexilo

Esta nueva ciencia estudia los “vexilos”, del latín “vexillum”, vocablo por el que se alude a las insignias que portaban las cohortes romanas, De hecho era una pequeña pieza de tela cuadrada sujeta a una lanza que por su aspecto recordaba una vela de las usadas en las galeras, pero de pequeño formato (unos 40 centímetros en promedio). El segundo término del vocablo proviene de “logos”, “conocimiento” en griego.

A fines del siglo XVIII y a comienzos del XIX los estados se manifestaron en el uso de banderas por lo que fueron consideradas como emblemas de soberanía aunque este carácter no les fuera excluyente.

Sin embargo estas connotaciones persistieron hasta el punto que cuando algunos autores aluden a banderas de entidades no soberanas apelan a eufemismos y las llaman: estandartes; pendones; etc. Eludir el uso del vocablo “bandera” es todo un despropósito desde el rigor de la Vexilología. En este entendimiento erróneo las banderas tendrían preeminencia sobre los vexilos que reciben otros nombres.

El ejemplo más típico de esta tendencia lo constituye la “Bandera Nacional de la Libertad Civil” que como sabemos fue creada por Manuel Belgrano para honrar al pueblo de Jujuy por su sacrificio en la guerra por la independencia. Tan particular emblema fue llamado en aquel entonces “bandera”; sin embargo, los historiadores liberales que no la habían estudiado adecuadamente encontraron una suerte de contradicción: Belgrano había creado la “bandera nacional” de las Provincias Unidas del Río de la Plata pero un año después creó otra, a la que dio el nombre citado. Es evidente que esta aparente contradicción los llenaba de interrogantes, por lo que siguieron dos caminos: a) omitieron en sus obras toda referencia al símbolo y b) dijeron que se tratada de un “estandarte” o de “un simple pendón cívico”, con lo que trataron de minusvalorarlo.

Equivocadas e interesadas referencias muy lejos de la verdad. En mi libro (“La Bandera Nacional de la Libertad Civil. Su historia y su pueblos”, Jujuy, 2015; ítem 9.4) quedó probado cabalmente que esa divisa fue una verdadera “bandera” y, aunque así no fuera, para la Vexilología sería indiferente ya que  “estandarte” o “pendón” son sinónimos.

Objeto de este post

Me propongo señalar que según los cánones de la Vexilología el término “bandera” tiene muchos sinónimos pero entre ellos no pueden distinguirse jerarquías, salvo en un contexto determinado.

En realidad los vexilos pueden identificarse como:
  • bandera;
  • pabellón;
  • enseña;
  • emblema;
  • confalón;
  • banderola;
  • divisa;
  • estandarte;
  • gonfalón;
  • guion;
  • pendón;
  • gallardete;
  • flámula;
  • oriflama;
  • insignia;
  • grímpola;
  • lábaro 
       ...  y seguramente olvido alguno, no sin señalar que diversas lenguas aportan otros términos similares.  Reitero, todos son vexilos.

Entre ellos las precedencias que marca el Protocolo radican en la función que se les asigna en la y costumbres de cada pueblo o estado; pero no está determinada per se en el vocablo utilizado.

Advertimos que varios de estos nombres indican la forma aproximada que poseen (cuadrangular; triangular; farpados; etc.); la manera en que se llevan (enastados; pendientes de una traversa)  o son indicativos de su tamaño (gallardete; banderín).

Guerreros francos con un vexilo en forma de ciervo

Incluso hallamos vexilos que no tienen naturaleza textil, sino que son estatuillas, crines, chapas de metal o madera; su uso y función también se asimila a las banderas y a todos sus sinónimos.

Vexilos mongoles formados con crines de animales

Vexilo en forma de alce, también de origen mongol

Es más, según coincide la mayoría de los autores, es factible que este tipo de vexilos hayan sido las más antiguas representaciones de lo que hoy llamamos banderas. El ejemplo más propio es la llamada “paleta de Narmer” (ca. 3050 A. C.), descubierta en el templo de Horus, Egipto.

Paleta de Narmer, fragmento

 Como vemos un verdadero universo de productos culturales que reciben diversos nombres pero comparten una misma naturaleza.

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