Por Miguel Carrillo Bascary
La tarea que estuvo a cargo de la licenciada Cecilia Barrionuevo, experta conservadora que también se desempeña en la “Casa Histórica” de Tucumán y la magíster Olga Sulca, especialista en textiles, quién revista en la Universidad Nacional de Tucumán. Se esperaba poder exhibirla cuando se concretara la celebración, lo que finalmente no ocurrió. Se sumó a ellas la profesora de costura Nicasia Niembro. Los costos del trabajo fueron afrontados por la comunidad franciscana de Tucumán, a estar a los dichos de fray Marcos Porta Aguilar. La ímproba labor de recuperación merece destacarse, en subrayado, como resulta de comparar la foto anterior y la siguiente. El guardián del Convento y las citadas explican el trabajo desde un excelente video que aporta interesantes detalles en:
http://www.losprimeros.tv/nota/106334/VIDEO_Tras_cinco_a%C3%B1os_de_trabajo,_lograron_restaurar_la_bandera_de_San_Francisco.html
Las expertas Barrionuevo y Sulca
en una sesión de trabajo
(Foto de Jorge Olmos Sgrosso,
tomada de “La Gaceta”)
Fue a comienzos del 2014 que el
doctor Juan Pablo Bustos
Thames dedicó a la pieza un estudio que difundió
desde el periódico on line “El Siglo”
(Tucumán) y que más tarde concretó en su libro “La
bandera del templo de San Francisco – La insignia argentina más antigua”
(100 pág, ed. del autor).
Puede accederse a un compendio desde:
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/05/la-bandera-del-templo-de-san-francisco.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/05/la-bandera-del-templo-de-san-francisco_13.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/06/la-bandera-del-templo-de-san-francisco.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/06/la-bandera-del-templo-de-san-francisco_9.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/06/la-bandera-del-templo-de-san-francisco_22.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014_06_01_archive.html
- http://driza.blogspot.com.ar/2014/06/
1. 5. Se busca un mecenas
Cuando finalizó con éxito la
restauración del histórico textil con toda lógica, la Orden Seráfica consideró
que tiene otras prioridades religiosas y sociales que le impiden afectar los
recursos necesarios para costear el contenedor donde la bandera debería
exhibirse en las condiciones necesarias para su debida preservación. Por lo que
ha trascendido, este punto permanece sin definición. Sería de esperar que la
repercusión de la noticia difundida hace pocos días despierte el interés de algún sponsor que concrete
el aporte económico para que la pieza pueda ser mostrada al público.
Desde nuestra óptica, la
inversión puede enmarcarse en el concepto de “responsabilidad social
empresaria”; sería excepcionalmente apreciada por la ciudadanía y,
eventualmente, por aquellos miles que se acerquen a contemplar esta verdadera
reliquia cívica. De esta forma se jerarquizará la colaboración de la empresa aportante;
esperemos que se concrete a la brevedad.
2. Noticia
para nuestros lectores que no son argentinos
2. 1. Creación y evolución de la Bandera argentina (en cuanto a sus
colores)
A esta altura de nuestro
desarrollo, corresponde informar que aquél que es considerado como “creador de la bandera” argentina, Manuel
Belgrano (1770 – 1820), abogado, estadista y militar;
en oportunidad de hallarse de guarnición en la localidad de Rosario (ubicada en
la hoy provincia de Santa Fe), dispuso izar la que el llamó “bandera nacional”.
Así lo que comunicó al gobierno con asiento en Bs. Aires (Primer Triunvirato),
mediante oficio fechado
el 27 de febrero de 1812, cuya parte sustancial dice:
“Excelentísimo Señor: En este momento que son las seis y media de la
tarde se ha hecho la salva en la batería de la Independencia, y queda con la
dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y
la guarnición. He dispuesto para entusiasmar las tropas y estos habitantes, que
se formasen todas aquéllas, y les hablé en los términos de la nota que
acompaño. Siendo preciso enarbolar Bandera, y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los
colores de la escarapela nacional; espero que sea de la aprobación
de V. E. Dios guarde a V. E. muchos años. Rosario, 27 de febrero de 1812” . (Lo destacado nos pertenece)
Este documento oficial que se
conserva en el “Archivo General de la Nación”; prueba de manera objetiva que la primera bandera nacional
tenía por colores el blanco y el celeste; lo que
induce a pensar que el primero predominaba sobre el segundo. Al respecto puede
verse en este blog:
https://banderasargentinas.blogspot.com.ar/search?q=carbonnier
y también:
https://banderasargentinas.blogspot.com.ar/search?q=cuatro+hip%C3%B3tesis
Pese a tan claros términos un sector minoritario de historiadores continúa aseverando que la primitiva bandera usó el “azul”,
ya que Belgrano, luego de particularizar los colores como lo hace en su oficio,
agregó que lo hizo “conforme a los
colores de la escarapela nacional”. Puntualizamos que el decreto que creó
la divisa nacional (18 febrero de 1812) consigna que se: “…reconozca y use, la escarapela
nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la
de los colores blanco y azul celeste”;
en lo que encuentran fundamento a su interpretación.
El argumento de este grupo menor
de la doctrina es forzadamente semántico pues, si se repara bien, Belgrano especificó con suficiente
claridad los colores que usó en su bandera, mientras
que la frase adicionada remite a su causa-origen. Entendemos que esta mención tenía
como objeto ilustrar los fundamentos que el Prócer alegó para proceder como lo
hizo, ya que no contaba con expresa autorización oficial para adoptar una
decisión tan importante como para crear una bandera nacional. Además, si
interpretamos el argumento de esta opinión minoritaria en forma inversa Belgrano
habría incurrido en una auto-contradicción como resulta de considerar las líneas que nos dejó escritas: “blanco
y celeste … conforme a la escarapela”, o sea: “azul-celeste”.
Otra circunstancia que contribuye
a descalificar la mutación del color radica en que el “azul- celeste”, pese a la falta de precisión técnica del término, remite a un “azul
cerúleo” y no al “ultramarino”, que el informe de los científicos del CONICET
asigna a la bandera de San Francisco ya que este último es “un azul oscuro”,
decididamente. Para determina qué se entiende por esta última expresión bastará
consultarlo con un niño, y estar a su respuesta, natural y totalmente
desperjuiciada.
Además, reducir la cuestión a la
confrontar entre el decreto que creó la escarapela y la descripción de Belgrano
implica olvidar
numerosos otras constancias escritas (por ejemplo
el oficio donde el prócer describe la enseña que presentó en Jujuy y en el río
Pasaje) y las que resulta de otras banderas que se han conservado desde
aquellos tiempos; en todas prevalece netamente el uso o la mención del celeste,
como ya vimos.
Personalmente entendemos que la
posición que opta por el azul- celeste es respetable, pero no por ello deja de
ser equivocada. ¿Qué sentido tendría que Belgrano utilizara el término
“celeste” si era de un color azul?
Una importante corriente historiográfica identifica al celeste y blanco con el manto de la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción; de la que era muy devoto el prócer, como se demuestra en numerosos momentos de su vida. Mas aún, su propio hermano Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante del partido de Luján y alcalde mayor de su Cabildo, manifestó: ‘Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de quien era ferviente devoto’ (Confrontar con: http://www.portalunoargentina.com.ar/contenidosver.asp?id=23256&cat=Historias.
Lo propio
menciona el historiador Eizaguirre (6): “José Lino
Gamboa, antiguo cabildante de Luján, juntamente con Carlos Belgrano, hermano
del General, afirmó que: ‘Al dar Belgrano los colores celeste y blanco a la
bandera patria, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, honrar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente
devoto por haberse amparado a su Santuario de Luján’”.
Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción
2. 2. Difusión
La bandera de Belgrano se
difundió aceleradamente entre los patriotas de entonces, aunque de momento no
tuviera aprobación gubernamental. Fruto de las urgencias de un país en guerra se replicó con diversos diseños y
con distintas cargas sobre su paño; al mismo
tiempo que se
emplearon los materiales y tonalidades que había disponibles.
Los ejemplares más antiguos que
se conservan (7) y las descripciones contenidas
en documentos de época destacan el uso del celeste.
Parece que solo las banderas navales adoptaron el
azul porque resiste mejor al sol y a la sal marina; sin
embargo, las cartas patentes (instrucciones) entregadas a tal efecto a partir
de 1815 indican que debían ser celestes y blancas; pero que en la práctica se
habrían empleado con franjas laterales azules. Cuando los corsarios
rioplatenses desarrollaron sus actividades en las aguas cercanas a la América Central,
los patriotas de la región identificaron esos pabellones con el ideal de
libertad, esto hizo que adoptaran el azul y el blanco para sus enseñas, de lo
que deriva la coloración de aquellas que identificaron a: Nicaragua, El
Salvador; Honduras; Costa Rica; la efímera república de Los Altos y, hasta hace
pocos años, a Guatemala. Recién en marzo de 1818 se dictó una norma para que
las banderas de uso naval fueran azul, blanco y azul, con el Sol en el centro
rodeado de estrellas, pero no hay evidencia alguna de su uso en concreto.
2. 3. Origen
del planteo
Por razones que no están
determinadas, entre fines de 1812 y el año 1816 prevaleció el uso de un diseño de bandera celeste, blanca
y celeste en horizontal; que el Congreso General reunido en la “Casa Histórica” de Tucumán el
20 de julio de 1816 oficializó como “bandera menor”
por medio de un decreto supremo que dispone: "Elevadas las Provincias Unidas en Sud
América al rango de una Nación después de la declaratoria solemne de su
independencia, será su peculiar distintivo la
bandera celeste y blanca
de que se ha usado hasta el presente”.
Es muy significativo que el
proyecto debido al diputado Gascón consignara la combinación “azul y blanca”,
pero el texto sancionado consagra el “celeste”; esta variación permite entender
que durante el debate se dispuso la mutación por considerarla pertinente; lo que
es un argumento
capital para los sostenedores del uso de este tono.
Más tarde, por ley del 25 de
febrero de 1818 se le agregó el Sol que hoy luce la divisa nacional, cuando el
mismo Congreso, pero con otra composición, ordenó: ¨(...) Que sirviendo para toda bandera nacional los dos colores blanco y azul en el modo y forma
hasta ahora acostumbrados, sea
distintivo peculiar de la bandera de guerra un sol pintado en medio de ella (...)
Esta referencia al azul es la que genera la
polémica que abordamos.
Entre 1812 y 1818 se apuntan
diferentes documentos que consignan el empleo del “celeste”, en forma mayoritaria (como las “Memorias Curiosas” de Beruti; 8 de mayo de 1813 y 17 de
octubre de 1815 o las numerosas patentes de corso extendidas a partir del 27 de
mayo de 1815) y muy
pocos aluden al “azul”; algunos mencionan el “azul- celeste” (Vgr.: carta de Vigodet al encargado de negocios de España en Río de
Janeiro; octubre de 1813)
2. 4. El
azul y las banderas del tiempo de Rosas
Durante el segundo gobierno de
Juan M. de Rosas en Bs. Aires (1835/ 1852) cuya influencia sostenida con las
armas se extendió al resto de las provincias, se puso en evidencia la visceral
aversión que éste tenía por el celeste que era el color elegido por sus
adversarios, los unitarios. Esto hizo que las franjas celestes de la bandera
fueran reemplazadas por un azul oscuro, como lo testimonia la vista de
numerosas enseñas datadas en tal período.
Poco más tarde, y con total
discrecionalidad se incorporaron lemas políticos; gorros frigios (en realidad son pileos) y se enrojeció
al Sol. En dos cartas que Rosas dejó escrita justificó el oscurecimiento de la
bandera en el uso del término “azul” que surgía del decreto de 25 de febrero de
1818.
Digamos
también que, en contra de lo que muchos creen, durante el periodo rosista no se
dictó ninguna ley o decreto referido a la enseña nacional.
Típica bandera de los tiempos de Rosas
2. 5. 1. La
“cuestión del color”
El 3 de febrero de 1852, la
derrota que sufrió Rosas en Caseros determinó su eclipse político y, consecuentemente,
que se volviera a usar el celeste en las banderas argentinas. Sin embargo; esto
no fue un absoluto porque subsisten reliquias preservadas en los museos donde
se emplean diversas gradaciones del azul y del celeste. Le cuestión, incluso
despertó la polémica entre el principal historiador de finales del siglo XIX, Bartolomé Mitre (1821 – 1906), sostenedor del uso del celeste, con Mariano Pelliza (1837 – 1902) que planteaba la tesis del azul. La puja surgió en 1876 y
dio en llamarse “la
cuestión del color de la Bandera”; la que todavía
persiste con renovados protagonistas.
Concretando, Mitre fundamentó su mención en: el decreto de
creación de la escarapela; el oficio de Belgrano al Triunvirato fechado el 27
de febrero de 1812; el decreto del Congreso de Tucumán de 1816; las “Memorias” del
general José María Paz (8); el color del penacho de los “Patricios”; la bandera de la “Orden de
Carlos III”; el manto de la Inmaculada Concepción de María y, por último, el
cuadro conocido como “el San Martín de la bandera”, retrato pintado bajo
expresas instrucciones del Libertador, donde aparece envuelto en la bandera
celeste y blanca (Bruselas, 1927). A nuestro juicio Mitre pudo mencionar
muchísimos más argumentos, como por ejemplo el retrato que pintó Francois
Carbonnier para el que modeló Belgrano en 1815, allí se observan con toda
claridad dos banderas que son blancas y celestes.
Mariano Pelliza,
indica como argumento para el uso del azul: la ley de 1818 emitida por el
Congreso; por el que –sostiene- se derogó la disposición de 1816, en base al
principio de que “una norma posterior deroga la anterior”.
Quién esto escribe tiene formación como abogado,
desde la misma añadimos que, si se
analiza bien el texto de 1818 se notará la expresión “en el modo y forma
hasta ahora acostumbrados”, desde la Ciencia Jurídica esto permite
interpretar que la aclaración no implica derogación alguna, por el contrario
ratifica la continuidad respecto de la bandera cargada desde entonces con el
Sol (la celeste y blanco). ¿Cómo explicar entonces la mención al azul? La
respuesta es que esta palabra se usó como sinónimo del celeste. Podrá decirse
que esta respuesta es capciosa; a lo que contestamos, que cuando en Derecho se
analiza la aparente contradicción entre dos normas el principio aplicable es
seguir la interpretación que no implique una abrogación; salvo, claro está que
haya una contradicción evidente, que en nuestro caso no la hay. Así lo consagra
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia argentina y lo convalida para
los tratados internacionales la “Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados” (Naciones Unidas, 1969) en su artículo 31.
Además, observamos que la ley de 1818 solo legisla para
la “bandera de guerra”, a la que carga con un Sol; pero deja totalmente
subsistente la “menor” consagrada en 1816. Este
argumento no lo hemos visto reflejado en los cientos de autores que tratan la
cuestión. Creemos que es un detalle de gran importancia.
Pelliza impugna la
tesis tradicional aduciendo que la Heráldica no admite “medios colores” como el
celeste. Acompañan este parecer
José M. Rosa y Agustín de Vedia. Se citan también las memorias de un
protagonista de aquellos tiempos, el general Jerónimo Espejo (9), quien atribuye el azul y el blanco a la bandera
usada por San Martín en el “Ejército de los Andes”, sin embargo esta pieza ha
subsistido y hoy se nos presenta con un diáfano celeste y blanco; conservada en
la ciudad de Mendoza.
Desde entonces, a lo largo de los
años la cuestión se despertó una y otra vez. La polémica subsiste, sin reparar
que diversas leyes y decretos han consagrado la vigencia del celeste y el
blanco como colores prescriptos para la Bandera nacional argentina.
2. 5. 2. Los
cánones de la Ciencia del Blasón
Ampliando una de las razones que invoca Pelliza,
digamos que es veraz que en la Heráldica se emplea el azul (“azur”) y que el
celeste solo se admite en forma verdaderamente excepcional. Este argumento
sigue siendo empleado por quienes sostienen que la Bandera argentina debe ser
de es color.
Por nuestra parte señalamos que la Heráldica es la
disciplina de los escudos, mientras que la Vexilología (estudio de las
banderas) se rige por sus propios
parámetros y que, además, el celeste tiene plena y antigua aceptación (10) en
la confección de banderas.
2. 5. 3. Lo que dicen las normas
Además de lo dispuesto por el decreto supremo del 20 de junio de 1816 y
de su similar de 1818 hay muchas normas que
aluden al color de la Bandera. Ilustramos el panorama con una sintética
recorrida.
Al final, el 25
de abril de 1885, el presidente
Julio Argentino Roca dispuso que las banderas que usara el cuerpo diplomático
argentino en el exterior debían ser azules y blancas.
El 9 de agosto de 1895, el
presidente José E. Uriburu, a pedido del Ejército que consideraba pertinente
estandarizar sus banderas, decretó: “La bandera nacional de guerra para el
uso de los Cuerpos del Ejército de Línea y de la Guardia Nacional será
reglamentaria en la forma siguiente: 1º- Sus colores, azul celeste y blanco,
como lo dispone la Ley de su creación”. Este texto contribuyó a confundir a la situación pues recrea la
ambigua alusión al “azul-celeste”.
Entre el verdadero cúmulo legal referido
a la Bandera argentina sobresalen: los decretos: Nº1027 de 1943; el Nº10.302
de 1944 y el Nº1635 de 1978; que fueron tácitamente
validados por la Ley Nº23.208 de 1985. Más
recientemente, destacamos el Decreto Nº1650 de 2010. Para llegar a la redacción
de este último fue necesario casi una década de estudios, en los que participó
una enorme cantidad de expertos y entidades; allí se definen con precisión técnica
los colores oficiales, utilizando las modernas escalas cromáticas. La normativa
aludida puede consultarse en la Web del “Instituto Belgraniano Nacional” desde
el link: http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/normas-iram/
Desglose de colores según el Decreto Nº1650/ 10
En
cuanto al uso del azul –celeste pueden computarse los reiterados proyecto
presentados por Lorenzo Pepe, que siendo diputado logró el 27 de noviembre de
2001 la media sanción de una ley que así lo estableció, pero cuando pasó al
Senado, las negativas repercusiones que suscitó hizo caducar la iniciativa. Por
entonces se pronunciaron negativamente varias prestigiosas instituciones como la
“Academia Argentina de Ceremonial”; la “Academia Belgraniana”; la
“Confederación de Entidades Patrióticas”; el Instituto Americano de
Investigaciones Jurídicas y Sociales” y, por supuesto el “Instituto Nacional
Belgraniano”.
Es
significativo que la “Academia Nacional de la Historia” abordó el tema en
diversas oportunidades mediante dictámenes fechados el 8 de abril de 1997; el
29 de noviembre de 1999 y el 20 de julio de 2016; en todas
ellas ratificó que los colores de la Bandera nacional argentina son el celeste
y el blanco.
3. 1. El informe científico en cuestión
Tras esta relación histórica
corresponde volver sobre la noticia que motiva este post.
Expliquemos en primer lugar que en
Argentina, el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) es la principal institución del país que se dedica a la investigación;
por lo que, en principio, la noticia evidencia contar con un sólido respaldo científico.
Iso- logotipo de las entidades
comprometidas
De esto resulta que por
iniciativa personal, el doctor Carlos Della
Védova (11), investigador
superior del Conicet obtuvo una
muestra de la histórica bandera y con un equipo integrado por investigadores del “Centro de Química Inorgánica” (Cequinor),
Conicet, Universidad Nacional de
La Plata y de la Universidade Federal de Juiz de Fora (Minas Gerais, Brasil) se
aplicó al objetivo de analizar su composición.
Portada de la publicación
El informe fue publicado en la revista internacional on
line “Chemistru Select Communications”, Nº10, abril 2017, bajo el título “The Colour of the
Argentinean Flag”; bajo firma de los investigadores: Rosana Romano,
Rodrigo Stephani,
Luiz Cappa de Oliveira y el
citado Della Védova. Es accesible desde https://www.researchgate.net/publication/314175748_The_Colour_of_the_Argentinean_Flag también es factible hacer lo propio,
con idéntico texto desde https://www.researchgate.net/publication/314175748_The_Colour_of_the_Argentinean_Flag
Según resulta en
el mismo, las franjas laterales de la bandera existente en Tucumán fueron de color
“azul ultramarino”, ya que se usaron pigmentos derivados del lapislázuli. Para un mejor entendimiento aclaramos, implica que tuvieron un color azul oscuro (12). Cuestión que revivió la polémica iniciada con Rosas;
debatida por Mitre y Pelliza y replanteada en diversos momentos de nuestra
historia, hasta la actualidad.
Desglose técnico de los colores
de la pieza, según el informe Della Védova
Siempre tomando como referencias las
notas periodísticas, el profesor Della Védova destacó que “esta no es la
bandera que izó por primera vez Manuel Belgrano en febrero de 1812 a orillas del Paraná
para distinguir las tropas propias de las enemigas”. Pese
a esta correcta afirmación la noticia se divulgó erróneamente bajo el titular “Descubren el verdadero color de la bandera argentina”, lo cual induce al error, evidentemente. Al respecto, destacamos
que el equipo liderado por Della Védova se limitó a investigar la materialidad
de la pieza y que en ningún momento se propuso polemizar sobre su historicidad;
esto es evidente. Su actitud fue sumamente profesional y prudente.
Profesor Dr. Carlos Della Védova
Por
otra parte hallamos que en una más reciente entrevista al profesor Della Védova
(BBC Mundo - http://www.bbc.com/mundo/noticias-39568901) A la pregunta: ¿Podría esta investigación abrir la puerta para un cambio en la
bandera a la que estamos acostumbrados?, éste respondió: "Es un dato de la realidad. Si nos volvemos a
atener al color que se promulgó en 1818, el color en ese momento era azul.
Puede ser (que cambie), pero eso ya se escapa a nuestra humilde intervención".
Sus expresiones parecerían abrir la posibilidad a una mutación, dando por
válida la ley de 1818; pero bien aclara el dicente que no fue su propósito
buscar tal resultado.
Es
de lamentar que comentarios
hechos a la ligera y repetidos irresponsablemente por otras voces hayan llegado
a valoraciones aventuradas vinculadas a cuál fue el color original de la
primera bandera nacional, hasta el punto que el informe ha sido ideologizado
por algunos; un verdadero despropósito que debe haber sorprendido a los autores
del informe.
3. 2. Un punto
omitido en el informe
Verdaderamente nos llama la
atención que el equipo científico no haya consignado en su informe un aspecto
que debió tener presente: indicar de qué parte en concreto se extrajo la muestra analizada.
Desde la formación de jurista y
de vexilólogo de quien esto escribe, entendemos que debió detallarse ya que
eventualmente podrían varias las conclusiones, si la muestra se tomó del área
que estaba expuesta a la luz o de aquella que permaneció mayormente a salvo de
este agente agresivo. Obviamente la Química podría indicar que eso no incidiría
en las conclusiones, pero reitero, debió haberse tenido presente.
4. REPLICAS POLÉMICAS
4. 1. La posición del “Instituto Nacional Belgraniano”
Éste es una entidad académica
oficial según surge del decreto respectivo
emitido por del Poder Ejecutivo Nacional Nº1435/ 1992, que fija entre sus competencias:
“La colaboración con las autoridades nacionales,
provinciales y municipales y con las instituciones oficiales y privadas a fin
de fijar objetivos de la enseñanza de la vida del Prócer como, asimismo, el
asesoramiento respecto de la fidelidad histórica en todo lo que se relaciona
con la persona del Doctor Manuel Belgrano y el estudio y el registro (…) de esfinges,
distintivos y emblemas”.
Entrevistado su
titular y descendiente del prócer, el licenciado Manuel Belgrano Lastra(https://www.clarin.com/sociedad/ciencia-afirma-color-original-bandera-azul-descendientes-belgrano-celeste_0_BySAKDtal.html), especificó con toda claridad que la noticia
recientemente difundida versa sobre el ejemplar de bandera preservado en el
templo franciscano de Tucumán y no sobre la primera Bandera nacional a la que
se entiende perdida entre las sombras de la Historia.
Recordó también
que hay constancias documentales que aquella bandera originaria fue sin duda
alguna blanca y celeste (no azul) pues así lo informó de su puño y letra el
Prócer al Gobierno de entonces (se refiere al oficio datado el 27 de febrero de
1812) y, finalmente, remarcó que las conclusiones que pudieran extraerse del
estudio realizado a la bandera del templo de ninguna manera corresponde
extenderlas a la enseña que Belgrano izó por primera vez en Rosario.
El “Instituto
Nacional Belgraniano” hace muchos años que fijó su posición sobre el tema. Los interesados pueden acceder a la información
desde:
http://manuelbelgrano.gov.ar/bandera/dictamen-del-inb-sobre-los-colores-de-la-bandera/
4. 2. Otras voces autorizadas
La licenciada Cecilia Barrionuevo que como lo destacamos, restauró la enseña, una vez
conocido el informe Della Védova ha mantenido una muy prudente actitud. En particular
manifestó: “Habría que atender muy bien
el tema de los colores (…) Debemos
consensuar y hacer otro estudio mas profundo respecto de la coloración de la
bandera” y “es un tema que todavía hay que
estudiar”. Así resulta de una
entrevista radial que se le realizara: http://radiomitre.cienradios.com/cientificos-del-conicet-revelaron-el-color-original-de-la-bandera-argentina/
La experta en
restauración de textiles licenciada Paricia Lissa, quien con su equipo tuvo a su cargo restaurar ambas
banderas de Macha (la existente en Bs. Aires y la de Sucre); la “bandera
ciudadana” (hoy en San Juan) y otras enseñas de la época, indica que: ni bien
conoció la noticia escribió al prof. Della Védova pero que hasta el momento no obtuvo
respuesta. Por ahora, observa, que
por el aspecto general que presenta la histórica pieza estima que el color de
sus franjas laterales debió haber sido celeste; quizás teniendo el primero base
índigo, tal como ocurre con las banderas de Macha. Indica también que las sales de estaño que detectaron los investigadores se usaron siempre
como carga de la seda y no como medida de preservación. Finalmente explica que
la cuestión está materia de análisis con su equipo.
El vexilólogo y
diseñador Francisco Gregoric duda
que la bandera de San Francisco haya tenido franjas de azul ultramar; recuerda
que las que aquellas que se han conservado y que tienen este color (principalmente las de la
época de Rosas) lo han mantenido,
opacando su tono pero sin desteñir hasta el grado que presenta la de Tucumán; por
lo que concluye: las que banderas azul oscuro no se decoloran al celeste
(opinión con la que coincide Lissa). Y añade Gregoric, “si esta bandera fue originalmente azul, sería el único caso conocido (y
milagroso) de una bandera que se vuelve "celeste".
Señala también, que en las banderas
históricas en que se empleó el azul este sigue siendo azul” pese al paso del
tiempo y aporta como referencia lo publicado en https://www.si.edu/Encyclopedia_SI/nmah/starflag.htm sobre un ejemplar de enseña de los Estados Unidos datado
en 1813. Tras consultar en Internet apunta, que no existe un solo azul ultramarino sino varios tonos que reciben tal nombre,
por lo tanto considera que la mención contenida en el informe Della Védova es “es
una definición confusa”. Finalmente dice, que el análisis químico-cromático
podría indicar que la tintura usada para la divisa de Tucumán contuviera
pigmentos "azul ultramarino", pero quizás diluidos o mezclados; en su
caso las conclusiones del estudio podrían quedar relativizadas a este respecto.
Otro vexilólogo de
nota, Mario Golman, precisa con gran
realismo que: “en los tiempos de la
Independencia “era todo más precario, sin tantas variantes como hoy día. Se
teñía la tela y listo, no había tiempo para detalles, el tema era luchar por la
Independencia. Por eso comparto aquello de que "el peor error es mirar el
pasado con los ojos del presente".
El ya citado Bustos Thames también expresa su desacuerdo con las conclusiones
del informe de los técnicos del CONICET, en la mayoría coincidimos con él. Para
no cercenarlo consignamos un link donde se publica íntegramente:
Destacamos por nuestra parte, que
tanto las Unión Jack del Reino Unido así como las de Estados Unidos y Francia
empleadas en el siglo XVIII y en la primera parte del XIX, mantienen su coloración oscura como lo
evidencian cientos de ejemplares.
Puntualizando
- La noticia de la investigación encabezada por el
doctor Della Védova versa sobre la bandera que se preserva en el templo de San
Francisco en Tucumán.
- Diversos medios de comunicación han planteado que el
resultado del informe puede extenderse a la bandera original, la izada en
Rosario el 27 de febrero de 1812, lo que de por sí es un error de concepto, no
inocente.
- Las conclusiones que emanan del informe científico
solo tienen valor para la pieza en concreto; o sea, la enseña preservada en el
templo de San Francisco de Tucumán.
- Eventualmente el estudio deberá ser confrontado por
otros de similar seriedad.
- Son numerosísimas las banderas datadas con
anterioridad incluso a 1812 /1813 que siendo azul oscuro o ultramarino han
llegado hasta nosotros sin que ni ninguna hayan virado al celeste verdoso que
tiene hoy la que se encuentra en San Francisco.
- Por su parte el mismísimo general Belgrano consignó
en forma oficial que aquella primera bandera nacional utilizó el color
“celeste”, no el azul y menos aún el “azul ultramarino”.
- Las referencias documentales sobre las banderas de
la época que se usaron en el Río de la Plata y en el Alto Perú, consignan que
eran celestes y blancas; en su inmensa mayoría.
Notas
1- El mismo está dedicado a San Miguel Arcángel
pero se lo conoce simplemente como de “San Francisco”. Quien desee ampliar al
respecto puede ver con provecho un reportaje a su padre guardián realizado en
el 2011 con motivo de cumplirse los 150 años de su consagración http://www.lagaceta.com.ar/nota/457175/informacion-general/templo-san-francisco-museo-donde-se-pasea-historia-tucuman.html
2- Un avance se publicó en 1967 y el trabajo se
completó en su opúsculo “La primera bandera argentina en Tucumán”; difundido
también por la revista de la junta de estudios históricos de esa provincia.
3- Aráoz gobernó Tucumán cuatro veces: del 14 de
noviembre de 1814 al 16 de octubre de 1817; del 12 de
noviembre de1819
al 11 de mayo
de 1821;
del 2 de junio de 1821 al 29 de agosto de 1821; y del 3 de marzo de 1822 a 6 de abril de 1822.
4- Agradecemos a nuestro amigo Francisco Gregoric habernos
proporcionado copia de ambas notas.
5- Estos trabajos se
concretaron gracias al aporte de la Municipalidad de San miguel de Tucumán.
6- Eizaguirre, Juan M., “La Bandera Argentina”. Peuser. Bs. Aires, 1900, página 43.
7- Ambas banderas descubiertas en Macha; la que
perteneció al Ejército de los Andes; la del regimiento de Infantería 7; la de
Estopiñan. Véase “Las banderas de los argentinos” de Juan Manuel
Peña y José Luis Alonso. Ed. Aluar. Bs. Aires, 2009.
8- “Memorias”, tomo I. pág. 44 (edición de 1954)
9- Las memorias de Espejo se finalizaron en 1878 y
se publicaron bajo el nombre “El paso de los Andes”, Imprenta de Mayo. Bs.
Aires, 1882. 420 páginas.
10-
Ejemplo de esto es la bandera de la república de San Marino cuyo origen se
remonta al siglo IX.
11-
Doctor en
Química de la Universidad Nacional de la Plata, investigador del Conicet, premio Konex 2013 a la excelencia
científica y profesor honoris causa de la Universidad Nacional de Tucumán.
12- Asimilable a las
a las banderas usadas entre 1835 y 1852.
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